jueves, 25 de junio de 2009

Recordando mis viejos Amigos...

Rememorando...(El Listín costaba 5 cheles)
Ayer me comentaba un gran amigo, lo conocí iniciándose en su profesión de comunicador social al inaugurarse el novedoso diario El Siglo, del cual yo fui editor, un editor muy particular pues comencé un año antes de ver la luz publica este innovador diario que revolucionó el diarismo dominicano con un extraordinario diseño y una excelente impresión en una moderna rotativa sueca Sorna de 16 cuerpos que nos permitía imprimir 4 colores en 48 paginas tamaño Standard, gracias a un distribuidor o torre que reenviaba las paginas del cuerpo #16 al #1 sin ningún inconveniente permitiendo color en el tiro y retiro de los pliegos, esta tecnología conmovió a los dueños de los periódicos existentes.

Este amigo que estaba encargado de dos páginas o secciones “Religión”, novedosa por su contenido y tratarse de un tema tabú que pocos redactores se atrevían y tenían la capacidad de tratar y trabajar sobre este tema tan atrevido y delicado que le había hasta costado el poder a un Juan Bosch al inicio de la apertura democrática luego de la caída de Rafael Leonidas Trujillo Molina, esta página sello la caída de Bienvenido Álvarez-Vega del periódico “El Siglo” en parte por el liderazgo y vinculación con la iglesia protestante o cristiana y que a pocos días de ver la luz este diario, se publicó una información que se hacía eco de la inconformidad de los parroquianos o feligreses de la parroquia Santísima Trinidad del S.J. Lautico García, que por primera vez un periódico se atrevía a darle cabida a una muestra de protesta de un sacerdote católico de la dimensión del jesuitas Lautico. Y por otro lado una dinámica pagina “La Capital”, que recogía los reclamos de la enorme ciudad de Santo Domingo de Guzmán que tenía cercano a los 300 kilómetros cuadrados, al fraccionarla el PRD nos dejó en menos de 90 kilómetros cuadrados.

En esa época y a instancia mia “echamos” un pleito con unos vivos que aprovechándose del descuido de las “autoridades edilicias” y que el recodo que unía la Ave. Luperón con la Ave. Las Palmas se había convertido en un basurero, extendieron su verja en un triangulo que de seguro era parte de la zona verde del distribuidor del “kilómetro 9” de la Duarte y lo usurpaban como solar o garaje de camiones y equipos pesados, al salir nosotros de El Siglo cerraron la calle y se cojieron o adueñaron del “solar” sin papeles algunos y después que averigüen y construyeron un enorme y moderno edificio, como han hecho en muchos casos militares, policías, políticos y nuevos ricos “enllavados” con las autoridades de paso.

Arrastraba la experiencia de haberme iniciado en noviembre de 1962 en lo sería la reaparición del Listín Diario el 1 de agosto de 1963, de la mano de don Rafael Herrera, don Moisés Pellerano L.P., fue una gran experiencia laborar con don Jaime Lockward, Armando Álmanzar, Pablo Rosa, Tafneli, Diodoro Danilo Vicioso, Ernesto Puello Bello, “Ban Ban” Langa Mota, Susana Morillo, Aleyda Fernández, Pedro René Contín Aybar, Giovanni Ferrúa, Carlos Esteban Deive, Humberto Soto Ricart, Pablo Golibart, Marcio Veloz Maggiolo, Silvio Herasme Peña, Virgilio Alcántara, Luis Reyes Acosta, Luis González Fabra, Alejandro Paniagua Ortíz, Santiago Estrella Véloz, Antonio García Valoy, Eduardo Lockard, Eladio Guzmán (Güico), Eladio Guzmán (Lalín), Ciriaco Landolfi, Juan José Ayuso, Ramón de Jesús Lora, Luis Ovidio Sigarán, Manuel Severino, Félix Acosta Núñez, Pedro Caba, Pedro Gil Iturbides, Manuel Zorribas (corrector de pruebas, un portugués que llegó al país a la Marina de Guerra para hacer unas maquetas de sus navíos para la Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre en 1954 y se aplatanó) y mi gran amigo don Agustín (José Agustín Concepción Susana) criticaba a don Rafael y a mi porque aparecía en las páginas del Listín mi nombre sin H en su columna "Gazapos".
(no puedo olvidar a los dos mensajeros internos Tornillo y Ramoncito, el que prestaba a rédito) de seguro que se me olvidan muchos de los compañeros de la redacción del Listín en la 19 de marzo de esa primera camada, después ingresaron el hoy director del Listín Diario Miguel A. Franjul Bucarelly, Milciades Ubiera (como corrector de página y llegó a Jefe de Redacción), Octavio Mata Vargas, Marino Mendoza, José Romero Rojas, Napoleón Alburquerque, Francisco Álvarez Castellanos, Napoleón Leroux, Julio Pimentel Baralt. Julián Cabrera, Guillermo Gómez, Santiago Gómez, Rafael Rodríguez Gómez, Renán Pujols, Guillermo Perallón, Fabián Cabrera, Hugo Izalguéz, Antonio García Valoy, Augusto Obando Ramírez, Miguel Guerrero, Don Francisco Comarazamy, Emely Tueni, Pedro Caro, Julio César Montolío.

Al iniciarse la Revuelta y luego la Guerra Patria de abril, comencé a trabajar en el periódico “Patria” con Ramón Alberto Ferreras Manuel (el chino ferreras, mi director en el periódico 1J4 en el que colaboraba en las páginas centrales más famosas “Conozca los Calié”), Alfredo Manzano, Alberto Malagón, José Israel Cuello y Manuel María Caminero (a) Yulin, al mismo tiempo laboraba en La Nación bajo la dirección del doctor Alfonso Ovalles Martínez (un acicalado abogado que al terminar la revolución nunca más volví a ver), junto a Virgilio Alcántara, Luis Ovidio Sigarán, Manuel Severino, Luis González Fabra y Tavito Amiama (no, Amiama Castro, que fuimos compañeros en la Dirección de Turismo) un experto fotograbador que había laborado en este diario de Trujillo desde su fundación, con el pude aprender un poco de fotograbado, que erróneamente las personas llamaban Cliché que era un proceso fotopolímero que se pasaba a cartón para la matriz de impresión, ademas apreciar el excelente y organizado archivo fotográfico que existía en este diario del cual Amiama era un celoso guardián, razón principal de su presencia.

Después me enteré que al asumir el poder Joaquín Balaguer al pasar todas sus maquinarias y activos de la Editora La Nación (que murió reclamando su propiedad el brillante periodista Julio César Martínez) a la Secretaria de Estado Educación, Bellas Artes y Cultos, Rafael Bonilla Aybar, Pedro Álvaro Bobadilla, Mario Bobea Billini, Robinson Ruiz López, Pedro Gil Iturbides, Santiago Rey Perna y José Enrique Piera Puig habían trasladado todos los valiosos archivos de la Editora La Nación, S. A., no se sabe donde.

Recuerdo una “peña” en la calle Félix María Ruiz en la casa del poeta Ramón Lacay Polanco o Néstor Caro junto a intelectuales de esa época en la que yo participaba regularmente, en plena campaña de Joaquín Balaguer laborando para la “Revista Visión” de Danilo Vicioso Contín, “canchanchan” y protegido del comodoro Francisco Javier Rivera Caminero, de ese grupo salió Néstor Caro, jefe de presa del Palacio Nacional (que era como se llamaba el Director de Información, Prensa y Publicidad de la Presidencia y ahora se llaman Voceros o Spiker –que se oye más bonito- de la Presidencia de la República, regularmente con el rango de Secretario de Estado sin Cartera, y que no sabemos si cobra su jugoso salario como Director General, como Secretario de Estado o por los dos cargos ) en el primer gobierno de Balaguer en 1966.

Había trabajado en la Revista ¡Ahora! y el Nacional de ¡Ahora!, con el doctor Molina Morillo, Orlando Martínez y Freddy Gatón Arce, luego formé parte del equipo fundador con Virgilio Alcántara del periódico Hoy en 1982.

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