lunes, 30 de diciembre de 2013

Una advertencia para nada subliminal con ribetes de amenaza directa

Acorralados

Por: J. Julio Cross Frias

Las recientes declaraciones del Presidente de Venezuela Nicolás Maduro, una advertencia para nada subliminal con ribetes de amenaza directa, me recuerdan un episodio de nuestra historia que significó el inicio de una serie de eventos que involucionaron funestamente durante más de medio siglo y que creíamos ingenuamente culminados el 30 de mayo del 1961. 

Me refiero a la advertencia a principios del siglo 20 del Presidente de los E.U. Theodoro Roosevelt a las potencias Europeas que hacían aprestos militares para intervenirnos en cobro forzoso por deudas en cesación de pagos. Teddy Roosevelt advertía a esas potencias Europeas que una intervención militar en cualquiera de las ex colonias europeas en américa, sería considerado como un acto de guerra contra los E.U. 

Esta advertencia, conocida históricamente como el Corolario Roosevelt de la Doctrina Monroe evitó esa intervención armada pero propicio la posterior intervención administrativa de nuestras aduanas para que los E.U. pudieran cobrarse su acreencia originada en el pago a las potencias Europeas. Todos conocemos los resultados de ese engendro que se originó en la incapacidad de pagar nuestras deudas como consecuencia del saqueo, que al igual que en el pasado reciente, se cometía con el producto de las mismas.

No tengo dudas que las declaraciones del Presidente Maduro contienen una amenaza velada por el caramelo envenenado del acuerdo con Petrocaribe, pues entiendo que en estos tiempos no hay espacio para amenazas militares extraterritoriales, salvo que se trate de grandes potencias que se respetan y consultan entre sí.
 
Lo que mueve a indignación y a reflexión profunda es la total y absoluta incapacidad del país, tal y como ocurrió a principios de siglo, y de sus gobernantes de dar una respuesta contundente a esa flagrante intervención en los asuntos domésticos de nuestro país, por parte de un gobernante de otro Estado que se siente en capacidad de narigonearnos, porque sabe que estamos a su merced por una deuda fruto de una “ayuda” envenenada y peor administrada, que desde sus inicios se sabía el propósito imperialista de la misma.

Dije peor administrada porque los beneficios del diferimiento del 50% de la factura de Petrocaribe, en lugar de utilizarse en causas productivas, como establecía el acuerdo, fueron pesimamente mal utilizados en causas degradantes que van desde la virtual abolición del bipartidismo, hasta la promoción de las peores prácticas de gobernabilidad con su secuela de corrupción y degeneración social.

Esta declaración del Presidente de Venezuela viene a ser solo la última señal del acorralamiento geopolítico que por el tema haitiano padece nuestro país ante la mirada apática e irresponsable de todas las autoridades nacionales que sucedieron a Trujillo, que no han advertido o no han querido advertir por estar muy ocupados con sus agendas particulares, el colonialismo invertido o por succión inducida a que está siendo sometida la patria de Duarte, Sanchez, Mella y
Gregorio Luperón

 Luperón demostrando así que nuestra diplomacia está castrada y que la enorme inversión que incurrimos para participar en Cumbres Presidenciales y otros conclaves internacionales solo ha servido para la promoción personal de los participantes.


Esta desgracia nacional es la que impide que en un acto de vergüenza y de rescate a la pisoteada Soberanía Nacional se le responda digna y contundentemente al Presidente venezolano, con un solo grito: Republica Dominicana para los Dominicanos y para ser compartida con todos los ciudadanos del mundo que cumplan con nuestro ordenamiento jurídico.

El gobierno debe repatriar a todos los haitianos ilegales

http://hoy.com.do/senadora-denuncia-hay-plan-internacional-rd-desaparezca/

Senadora denuncia hay plan internacional para que República Dominicana desaparezca


Senadora Sonia Mateo
Senadora Sonia Mateo.
 
Tras advertir que hay un plan internacional para que la República Dominicana desaparezca, la presidenta de la comisión de Frontera del Senado, Sonia Mateo, dijo ayer que las autoridades deben repatriar a todos los haitianos y demás extranjeros que viven aquí de manera ilegal.

La representante de Dajabón sostuvo que el plan anti-dominicano cuenta incluso con el apoyo de sectores internos que procuran la condena internacional del país por alegados maltratos a los haitianos. Afirmó que muchos haitianos cometen crímenes y otros delitos aquí porque entienden que este territorio les pertenece.

Atribuyó el alto índice delincuencial entre los haitianos a que Haití es una nación donde la mayoría de la población no tiene nivel de educación y formación adecuados. “Pero esos haitianos que están ilegales deben, por lo menos, mandarlos a su país para que se legalicen allá y luego vengan con sus pasaportes visados”, dijo la congresista.

El Gobierno haitiano ha tomado la determinación de desmantelar la Soberanía Dominicana con el apoyo de Venezuela


A la luz del pensamiento de Juan Bosch




Por Manuel NÚÑEZ Asencio


 Para Juan Bosch  las naciones necesitan una identidad, que las ponga a salvo de sus opresores  nacionales e internacionales. 

 Requieren de prosperidad, que le lleve felicidad a su pueblo. Exigen que su existencia tenga un sentido, para aprender a amar su
Juan Bosch
historia y a sus héroes. Reclaman libertad para desplegar plenamente sus capacidades. Necesitan líderes que amen a su país, que crean en su porvenir, que defiendan su soberanía.   Y, sobre todo, que mantengan inalterables los resultados históricos que   han fabricado su Independencia.  Las enseñanzas de ese  gran maestro han sido pisoteadas por las generaciones actuales. Su gran propósito político que era  completar la obra de Juan Pablo Duarte quedó perdido en el bulevar de los sueños rotos.

¿Por qué se ha producido semejante desviación? ¿A qué se debe  que aquellos llamados a honrar su pensamiento hayan tomado otros derroteros?.

En estos días de la Navidad, buscando explicación al comportamiento de aquellos  que se habían  definido como discípulos de Juan Bosch,  he releído uno de sus grandes libros Crisis de la democracia de América en la República Dominicana (1964). He examinado  cómo juzga  Bosch a la gran masa humana de los grandes partidos que han gobernado el país. Concretamente, el Partido Reformista, ahora PRSC y el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), y desde luego, esas valoraciones alcanzan hoy al propio Partido de la Liberación Dominicana   . Todos constituidos por elementos de  las diferentes capas de la clase media, de la cual hace un cabal diagnóstico de sus profesionales, de sus periodistas, de sus intelectuales y comerciantes. Llega a la conclusión de que el pueblo dominicano ha sido víctima de sus debilidades nacionales de una forma impresionante. Todas esas enseñanzas han  sido  echadas en la hoguera, cuando  los enemigos jurados de D. Juan  han conquistado el corazón de los dirigentes de su partido. He aquí en unas cuantas observaciones del examen  que   hace Bosch de las masas que pueblan los partidos políticos dominicanos. (Obras Completas, T. XI Cp. VII págs. 74-78, SD, CPEP, 2009).


1.   La clase media que constituye el mando de los partidos políticos, carece de sentido patriótico.  La clase media dominicana es ante todo un grupo social inconforme consigo mismo; que no se estima, no se aprecia; odia el país en  el cual vive o ha nacido, y si no lo odia no sabe amarlo” , (…) La falta de sentido patriótico de la clase media dominicana, en conjunto, es algo desolador. Uno no puede comprenderlo.
Juan Pablo Duarte y Diez
Yo, por lo menos, no puedo entender que no se ame a la patria como no puedo entender que no se ame a la madre.

Me digo que esa ausencia de amor a la propia tierra se debe a su inseguridad, a su insatisfacción, a la angustia en que viven los dominicanos de clase media, pero no lo acepto. Sin amor es imposible hacer algo creador. La gallina, que es considerado el más cobarde de los animales domésticos, se lanza como una pequeña fiera emplumada sobre el que se acerque demasiado a sus polluelos. El amor hace fuertes a los débiles y valientes a los cobardes”.

2.   Esa clase media no ha superado la visión del colonizado y desprecia a su país. Para esa gente, el dominicano es haragán, es cobarde y es ladrón; y cuando hay un momento crítico en la vida del país, en los hogares, en las esquinas, en los cafés, unos y otros se preguntan cuándo van los americanos a actuar; inventan noticias de que llega “la flota”, del que el Presidente dijo tal cosa o tal otra—se refieren no al Presidente de la República Dominicana sino de los Estados Unidos---.”
“Con las excepciones lógicas, comerciantes, profesionales, militares, sacerdotes, periodistas, hombres y mujeres carecen de dignidad patriótica porque les falta ese ingrediente estabilizador y creador que se llama amor; amor a lo suyo, a su tierra, a su historia, a su destino. En esta última palabra se halla la clave de su actitud: la clase media dominicana, que vive sin un presente estable, no tiene fe en su destino; no cree en él y por tanto su vida como grupo no tiene finalidad.”

3.  En este grupo humano no hay ideales ni principios ni valores.” Los dominicanos medios no han establecido una escala de valores morales; no tienen lealtad a nada, ni a un amigo ni a un partido ni un principio ni a una idea ni a un gobierno. El único valor importante es el dinero porque con él pueden vivir en el nivel que les pertenece desde el punto de vista social y cultural; y para ganar dinero se desconocen todas las lealtades”.

4.  Las virtudes nacionales están en la gran masa popular.
Ahí están el amor a los suyo, a su tierra, a su música, a su comida; la lealtad a los amigos, a los partidos, a ciertas ideas simples pero generosas. Esto no significa que no haya una porción de esa masa popular que no sea así. En todos los casos los sectores sociales no actúan en bloque monolíticamente; y así como en la clase media hay un número que ha reaccionado contra su falta de fe, de sus carencias de amor al país, así en la masa popular hay  un grupo que actúa como descastado social, sin más actividad emocional que la primitiva de las bestias; comer, dormir, reproducirse.”

Así veía Juan Bosch, ese escultor de hombres,  a la sociedad dominicana. Probablemente sus juicios severísimos no eran del todo objetivos. De la clase media ha salido lo peor y lo mejor del país. El propio Bosch  nos dice lo siguiente:
“La clase media dominicana era muy pequeña cuando se lanzó a establecer la República en 1844; era todavía pequeña cuando combatió a España en 1863 para restaurar la República. ¿Por qué ahora no tiene fe en su país?”.

 Los mayores ejemplos de abnegación, de entrega, sacrificio y heroísmo fueron llevados a cabo por jóvenes de clase media. De ese sector social  surgieron  decenas de jóvenes  que se inmolaron el 14 de junio de 1959 para ponerle punto final a una dictadura que se había enseñado contra el pueblo dominicano;  fueron hombres y mujeres de clase media los que se alzaron en Las Manaclas para defender la Constitución y la legalidad en 1963; y pertenecían a esos grupos sociales los que  protagonizaron la defensa de la nación invadida en 1965 por un poder extranjero,  y  los cientos de jóvenes, que, en defensa de ideales redentores, dieron sus vidas por una patria mejor. Esos matices no eran ignorados por Juan Bosch.

En 1973, para escapar a los problemas que le planteaba un partido sin ideales, sin rumbo político y sin proyecto renunció al PRD y  fundó el Partido de la Liberación Dominicana. Creó los círculos de estudios; les desmenuzó a cada uno de los militantes las menudencias de la historia dominicana, del Caribe y de América. La condición de miembro, solo era adquirida cuando se era capaz de constituir comités patrióticos. De este modo, se organizaba un partido de dirigentes y de cuadros. Le colocó como tarea fundamental llevar a cabo el sueño de Juan Pablo Duarte. Es decir, salvaguardar la Independencia y evitar caer en el atolladero. Ésa era la solución que había columbrado para enfrentar los problemas de la patria.

Al abordar el problema  haitiano nunca perdió de vista el aspecto histórico ni las realidades geopolíticas ni los desafíos que nos trasunta la vecindad con el país más empobrecido del continente. He aquí sus observaciones:
·      La presencia de Haití en la parte occidental de la isla Española equivalió a una amputación del porvenir.
 “Los dominicanos sabemos que a causa de que Haití está ahí, en la misma isla, no podremos desarrollar nunca nuestras facultades a plena capacidad; sabemos que un día u otro, de manera inevitable, Haití irá a dar a un nivel al cual viene arrastrándonos desde que hizo su revolución”. (O.C. Cp. XVII, págs...201-209).

En la crisis que se produjo en 1963,   Duvalier se había propuesto eliminarlo y desató contra el Presidente Bosch  todo un oropel de hostilidades que lo llevaron a atacar la Embajada dominicana. El Gobierno respondió con una movilización de tropas. Las relaciones quedaron mutiladas, pero la sangre no llegó al río. Bosch no permitió que Haití humillara al país ni consintió que mellara nuestra soberanía.  Tampoco se dejó seducir por aquellos poderes económicos  que ambicionan  ejercer una hegemonía en Haití.  

 “El día que los dominicanos hagan la conquista de Haití—si ello fuere posible alguna vez—lo que harían sería comprar a precio alto los problemas de Haití para sumarlos a los problemas dominicanos.”

El Gobierno haitiano ha tomado la determinación de desmantelar la soberanía dominicana,  como una forma de resolver las frustraciones de un Estado fallido. Para los dominicanos lo único indiscutible es su capacidad de autodeterminación y su independencia de Haití.

Pero, he aquí, que desde el trono del Estado se promulga un decreto, el
Danilo Medina Sánchez
327/13,  para poner en práctica la La Ley de Migración del 2004 y los dispositivos de la Sentencia TC168/13 que constituye un retorno al pasado, que nos lleva a una circunstancias muy parecidas a 1822, anterior a la fundación de La Trinitaria. Al refrendar este decreto, el Presidente se ha olvidado del fundamento histórico de nuestras relaciones, ni siquiera se ha detenido en calcular las consecuencias de esa decisión.

 Primero, desborda el lindero temporal para el cual fue concebido como apéndice de la ley del 2004 (art. 2).  Segundo, se contrapone a la Sentencia proponiendo regularizar a todo el que llene un formulario por hallarse en el país, sin documentos de ningún tipo (art. 12). De este modo, se constituye un efecto llamada que hará reventar todas las oficialías civiles y oficinas creadas por el Ministerio de Interior. Tercero, a todo el que esté enfermó se le aplicará una regularización inmediata (art. 30). Así  nos llenaremos de enfermos del país más insalubre del continente. Esto hará saltar en pedazos el sistema de salud del país y estaremos expuestos a una importación de enfermedades que dañarán la salud de los dominicanos. Cuarto, una vez cumplido el plazo de gracia (18 meses) para los que se acojan al Plan de Regularización, podrán aplicarse prórrogas indefinidas. Quinto, en caso de que la solicitud de regularización le sea denegada la persona afectada puede apelarla ante los tribunales de la República. Dicho en otras palabras: se trata de convertir la propia soberanía nacional en algo litigioso. Imagínense que 30 o 40 mil haitianos apelen contra una decisión administrativa. Si los abogados de esos ilegales interponen recursos judiciales podrían paralizar totalmente la justicia. A partir de la aplicación del Plan de Regularización quedan totalmente suspendidas las repatriaciones para todos los que llenen el formulario.

Puedo asegurarle, Señor Presidente, que la batalla contra la miseria, contra el desempleo, la delincuencia  contra el analfabetismo, contra las enfermedades y contra la desesperanza la tendremos irremisiblemente perdida con este decreto 327/13.  No es posible progresar importando problemas que nos hundirán como nación y destruirán nuestra Independencia nacional.

Presidente Medina, en ningún caso, el profesor Juan Bosch aprobaría que se confiase la solución de los problemas dominicanos a la intervención de un poder extranacional.  “nosotros no podíamos atar nuestra conducta a la de ningún gobierno extranjero, por amistoso que se mostrara con nosotros”. Es mucho más provechoso para el país dejarse aconsejar por Juan Bosch, que someterse a las manipulaciones y chantajes de los empleados de la United States Agency for International Development (USAID) y de otras agencias que operan bajo la mascarilla de la sociedad civil.

domingo, 29 de diciembre de 2013

Haiti no ha dejado de ser, en muchos aspectos, un peligro para la República Dominicana.

28 Diciembre 2013
Haití sí ocupó Santo Domingo en 1822 
 
Por JUAN DANIEL BALCACER 
 

En un artículo aparecido en una publicación digital identificada como “Bookmanlit”, con sede en Miami, titulado “Haiti never occupied the Dominican Republic: Time to Put The Myth Aside” (“Haití nunca ocupó la República Dominicana: es hora de poner el mito a un lado”), sus autores incurren en flagrantes manipulaciones históricas y acusan al Gobierno dominicano de propagar el aludido mito a fin de presentar a Haití como una nación beligerante contra el pueblo dominicano. 

Sostienen, además, que la “clase dominante” dominicana supuestamente infunde entre sus connacionales animosidad y prejuicio racial contra los haitianos, cosa que, según alegan, se ha puesto de manifiesto a través de la Sentencia 168-13 recientemente evacuada por el Tribunal Constitucional.
La República Dominicana fue proclamada Estado soberano e independiente de los haitianos el 27 de febrero de 1844. Todo el mundo sabe que desde 1822 a 1844 el pueblo dominicano estuvo sometido al gobierno haitiano y que fue de esa dominación que la comunidad de la parte española de la isla de Santo Domingo decidió primero separarse, para luego crear un Estado nación libre e independiente de toda dominación extranjera.

Nada más enterarse los gobernantes y legisladores haitianos de la época del triunfo del movimiento
independentista, optaron por no reconocer el derecho que le asistía a los habitantes de la parte española de la isla para constituirse en una nación soberana, como lo habían logrado los propios haitianos en 1804, sino que, por el contrario, decidieron invadir militarmente la recién creada República con el propósito de aniquilarla y nueva vez someter al pueblo de Santo Domingo al dominio haitiano.

Entre 1844 y 1856 tuvo lugar la Guerra dominico-haitiana que, a lo largo de cuatro o cinco campañas militares consistió, en el enfrentamiento permanente entre diferentes gobiernos haitianos que insistían en recuperar la parte del Este y la resistencia heroica de los gobiernos dominicanos que repelieron con éxito las tentativas haitianas para restablecer la “una e indivisible” tal y como consignaba su Constitución desde los tiempos de Toussaint.

En este punto conviene hacer algunas precisiones de carácter histórico para refutar las distorsiones en que incurren, acaso de manera involuntaria, los autores del referido artículo. Sostienen que Jean Pierre Boyer, en 1822, no invadió la parte del Este de la isla, porque el Santo Domingo español, es decir, el pueblo dominicano, ya era parte integral del Estado haitiano y, consecuentemente, Haití no podía invadirse a sí mismo. Nada más falso.

Si bien es cierto que en 1795, mediante el Tratado de Basilea, España cedió a Francia la parte española de la isla de Santo Domingo, no lo es menos la circunstancia de que cuando en 1801 Toussaint Louverture unificó la isla en nombre de Francia, obró sin contar con la anuencia de Napoleón Bonaparte quien tan pronto tuvo oportunidad envió una imponente expedición armada, al mando de su cuñado el general Leclerc, para que recuperara la isla de Santo Domingo.

Es verdad que Leclerc no pudo recuperar la isla completa, pero no menos cierto es que la parte
española quedó bajo control de los franceses desde 1803 hasta 1808 cuando se produjo la revolución de La Reconquista, que acaudilló Juan Sánchez Ramírez. Los autores del mencionado artículo omiten adrede que en 1814, por virtud del Tratado de París, Francia retrocedió a España su antigua posesión de la parte del Este de la isla de Santo Domingo, de suerte tal que para 1822, cuando Boyer invadió la parte española de la isla, hacía ocho años que los dominicanos españoles habían dejado de ser posesión o colonia francesa.

Se trató pues de una invasión porque, a despecho de que hubo algunas cartas de individuos aislados, sobre todo del Cibao, solicitando la intervención de Boyer ante el hecho consumado del proyecto independentista de José Núñez de Cáceres, lo cierto es que la comunidad dominicana había decidido separarse de España y constituirse en Estado independiente. Boyer, en consecuencia, al proceder como lo hizo no respetó el deseo del colectivo dominicano, que estaba a tono con los movimientos secesionistas de las antiguas posesiones españolas en lo que hoy es América Latina, y violó el sagrado derecho del pueblo de Santo Domingo a su emancipación definitiva de un país extranjero.
El ensayo citado también presenta al pueblo haitiano como el auténtico propietario de la isla de Santo Domingo, cuyos legisladores, en un acto de generosidad, después de 1867 excluyeron de su Pacto Fundamental el Artículo que hablaba de “la isla de Haití” con el propósito de no continuar representando una amenaza para sus “nuevos vecinos”, los dominicanos. Entre otras cosas, concluye, en que la cuestión territorial fue definida mediante el Tratado de 1929.

La cuestión territorial es otra historia que data desde los lejanos tiempos coloniales, cuando todavía no asomaba en el horizonte de América el Estado haitiano, y la isla era compartida por la colonia del Santo Domingo francés, en la parte Occidental, y por la colonia del Santo Domingo español, en la parte del Este. Sabemos que en plena revolución de los esclavos del Santo Domingo francés, Toussaint Louverture, hacia 1794, ocupó las poblaciones dominicanas de Hincha, Las Caobas, San Rafael y San Miguel de la Atalaya que eran una prolongación del Valle de San Juan.

Al proceder de esa manera, el Libertador de los Negros desconoció lo estipulado por el Tratado de Aranjuez de 1777 respecto del territorio que correspondía a ambas comunidades. Sin embargo, a partir de entonces la línea trazada por el tratado de Aranjuez quedó algo indefinida, aun cuando las autoridades dominicanas no reconocieron el derecho de posesión de la República de Haití sobre las referidas poblaciones que, con el devenir del tiempo, fueron absorbidas geográfica y culturalmente en el decurso del período 1822-1844.

Andando el tiempo, y luego de la última campaña militar de la Independencia nacional, que tuvo lugar en 1856, el Estado dominicano se vio compelido a reconocer lo que de hecho ya había devenido en una situación “de jure”. Así las cosas, cuando en 1874 se suscribió el primer Tratado dominicano-haitiano, la ocupación de los territorios que anteriormente habían pertenecido a los dominicanos, ahora en poder del Estado haitiano, quedaron oficializados, por decirlo así, más allá de la línea de Aranjuez.

No obstante, el reconocimiento formal de esa apropiación territorial en que paulatinamente incurrieron los haitianos tuvo lugar en 1929 a raíz del Tratado Vásquez-Bornó cuando, mediante este instrumento jurídico, fueron definitivamente traspasadas las tierras que nuestros vecinos de Occidente ocuparon totalmente desde 1856. Fue menester incluso modificar la Constitución dominicana, en su Artículo 3, sobre la conformación del territorio nacional.

Como puede constatarse, cuanto antecede es parte de lo que reseñan de manera objetiva algunos de los textos escolares y académicos de la República Dominicana en torno de las relaciones dominico-haitianas de mediados del siglo XIX y parte del siglo XX. Nada de eso es mito ni narrativa de ficción inventada por la “intelligentsia” dominicana ni por la llamada “clase dominante” nacional, como se afirma en el artículo de marras, con supuestos fines de presentar una imagen distorsionada del pueblo haitiano, por lo que conviene concluir afirmando que Haití sí ocupó y sometió a su dominio al pueblo de Santo Domingo entre 1822 y 1844; y que Haití sí invadió militarmente el territorio nacional durante la llamada Guerra dominico-haitiana, que duró desde 1844 hasta 1857.

sábado, 28 de diciembre de 2013

El gobierno trama un palo asechao en alianza con traidores y con la complicidad del gobierno Venezolano

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Denuncia plan perverso aprovechando festividades Navidades y Año Nuevo
 
Manuel Núñez Asencio
El doctor Manuel Nuñez Ascencio, expuso en una entrevista la situación que se está viviendo actualmente en República Dominicana, con los grupos que pretenden vender la soberanía del país, “esta situación no debe sorprender a nadie ya que esta mala práctica se ha venido realizando desde los gobiernos de Pedro Santana y Ulises Heureaux”.
El pueblo dominicano, ha tenido que soportar tres grandes traiciones, la primera fue en 1861, encabeza por el gobierno de Pedro Santana, cuando en un proceso violento, anexó el país a
Pedro Santana Familia
España. El segundo acontecimiento fue en 1888, cuando Ulises Heureaux, con su dictadura provoco serios problemas económicos que lo condujeron a la búsqueda de emisiones montarías desenfrenadas y grandes prestamos que lesionaron la nacionalidad, esto trajo como consecuencia la primera intervención norteamericana al país.
En Venezuela comenzó a fraguarse la mayor demostración de decadencia política de estos tiempos. Por tercera vez, en los 169 años de Independencia, el propio gobierno dominicano ha claudicado, al darle poderes al intervencionismo internacional para que tutele la aplicación de la sentencia 168/13, el doctor Núñez Asencio fhizo sus pronunciamientos a través del programa radial “Dejando Huellas” que produce y conduce Onorio Montas por Dominicana FM y Radio Santo Domingo AM,  insistió que la primera claudicación de la historia se produjo en 1861, cuando el General Pedro Santana, tras doce años de guerra con Haití y ante las amenazas realizadas años antes por Souloque de encabezar la madre de todas las invasiones, le traspaso la soberanía a España.
La segunda rendición del Estado se produjo cuando el General
Ulises Hilarión Heureaux Lebert
Ulises Heureaux, tras haber llevado al país  a la bancarrota en su alocada carrera de préstamos, hubo de ceder el control de las aduanas, primero a la Westendort, compañía Holandesa. Y, finalmente a la Santo Domingo Improvement, emporio estadounidense. Recuperar la soberanía de las aduanas nos llevo más de medio siglo. Fue la tarea de una generación extraordinaria de hombres que lograron, primero la desocupación estadounidense en 1924, tras ocho años de guerrillas y opresión extranjera. Luego, una vez recuperado el control del Gobierno, se obtuvo el control de los ingresos económicos del Estado en 1941 con el tratado Trujillo-Hull.
Nuñez Ascencio denuncio el plan perverso que están tramando los grupos anti dominicanos, que  “se están aprovechando que la gente esta entregada a la chercha navideña, a la parranda, porque ellos piensan que van a engañar a 10 millones de personas, metiéndonos gato por liebre durante las fiestas y después despertaremos con la resaca de año nuevo, con situaciones nuevas, no previstas, no anunciadas y desconocidas para todos”.
Recordó que el decreto 327 en su artículo 2 y 37 destruye el marco jurídico el cual fue concedido el reglamento para los inmigrantes hasta el 2004, ya que la ley establece como deben entrar los extranjeros a la República Dominicana, para ser reconocidos, para ser legalizados, no puede haber una ley especial que le exija papeles a los haitianos.
Otro de los aspectos negativos que emite el decreto 327, según explico Manuel Nuñez, es que el nuevo reglamento no le da ninguna facultad, ni competencia a la Dirección General de Migración, para las decisiones que se tomaran en cuanto a los asuntos migratorios en el país, dijo que es absurdo como se pretende nombrar dentro de este órgano un instituto dirigido por la señora Florinda Rojas, para la promoción y ejecución de los estudios de migración, ósea, que la Dirección de migración, solo será un sello gomigrafo para firmar papeles, una vez se implemente este instituto dentro de esa institución del Estado.
El articulo 12 plantea que las personas que se van a regularizar, bastara con que llenen un formulario y que digan cualquier nombre, y es que al ampliar 7 años mas del proceso abarcaría a los haitianos que entraron después del terremoto, lo que es absurdo y abusivo para la nación dominicana, porque con esta aplicación se reventarían todas las oficialías del país.

https://soundcloud.com/dejando-huellas/entrevista-a-manuel-n-ez

viernes, 27 de diciembre de 2013

Los perfiles profundos que fueron perfilando nuestra cultura e identidad


Raíces de Gen-Libre

                                                                                                       
Por Fernando Casado


 Conmociones profundas, labraron a golpes de martillo, el perfil de nuestro rostro cultural e identidad. Paso a saltos, fueron particularizando, delineando sutilmente nuestra musculatura social, acentuando, en el tiempo, sus rasgos de caracterización diferenciada. Estructurando, cincelando, y finalmente, conjugando la fortaleza visceral de nuestra escultura idiosincrásica y el espíritu auténtico del ser dominicano. Rasgos, más allá de lo físico hacia su quintaesencia, alimentaron y germinaron su coherencia virgen, cuasi-escondidos, desde una brumosa génesis Pre-Temporal. Poca atención hemos dedicado a tomar en cuenta el valor, cualitativamente determinante de todas las circunstancias. ¿Porque somos lo que somos y como somos? Perdemos la perspectiva y confunde, pero es un recurso “malicioso” con que la propia naturaleza, instintivamente, nos impulsa y enfrenta al compromiso intrínseco de ir transformando, cincelando, depurando y esculpiendo, ineludiblemente, nuestro hombre, nuestra familia, nuestra sociedad y nuestra nación del futuro. 31 años de dictadura, lastimaron el lecho de la fe y socavaron una autenticidad que hubo de costar siglos, delinear en su esencia y fisonomía propias. Estamos obligados a resaltar lo que la prisa de la Conquista perdió de vista o, penosamente, no acertara siquiera a valorar.

Los rasgos y caracteres con que la naturaleza ha marcado la quintaesencia profunda del hombre, se delatan, imponen y manifiestan, en las grandes crisis. Ese “Algo”, crecido más allá de lo personal. Ignorado e insospechadamente latente, dormitando en lo profundo de uno mismo. Lo trascendentemente visceral, lo que, inevitablemente, explica la fuerza metálica comprometida que diferencia naciones, individuos, razas o tribus, y en un momento dado, se manifiesta y confirma en los arquetipos que dan el paso y trascienden. Los hombres a quienes la historia no tendrá con qué pagar su sacrificio o ejemplo y cuya siembra regalada queda prendida en la testa de los pueblos, trátese ya de Héroes rotundos o Cristos anónimos.

          Un primer síntoma de esta elocuencia, asoma en Hatuey. Sobrehumano! Hay un ¡No! de principios instintivos, primitivos, que ha sembrado los ecos en su actitud indómita, imperceptiblemente
atesorados en nuestros conductos genéticos. Quemado vivo sin proferir una sola queja, marca un valor inconcebible, de principios cultivados desde lo profundo del instinto. El torrente hierve incendiario en las pupilas de Hatuey, Caonabo, Guarionex, Anacaona, Bohechio, Cotubanama y erupciona desorbitada y flameante en Enriquillo.

Aun con su verga genética aborigen, el “Cacique” Enriquillo era, culturalmente, un ¡criollo!  Su excepcional inteligencia había sido educada, moldeada y formada a la española, asumiendo conocimientos en el uso de las armas. Mientras tanto, sus viscerales concepciones morales y de tradición permanecieron intactas, y aquella percepción intuitiva de su herencia cultural taina, lo capacitó para enfrentar y vencer al Conquistador. Conocía sus debilidades. Su estrategia de lucha durante 14 largos años, crearon, de hecho, una Nación Aborigen al margen de la conquista y demostró el Genio latente en las inteligencias y valores de la raza, bullente y magnético, en la transformación de la sociedad múltiple que habríamos de ir consolidando, inevitablemente, hacia el futuro.

El Dr. Chanca, quien arribara con Colón en el segundo viaje. Testigo de la destrucción del “La Navidad” por Caonabo, afirma, luego de presionar e insistir examinar físicamente a un Guacanagarix negado, que éste, había engañado al Descubridor, que su pierna “herida” estaba sana y que debió ser fusilado. ¿Hasta dónde es verdad el “supuesto” enfrentamiento entre aborígenes en “defensa” de españoles? ¿Porque desaparece voluntariamente Guacanagarix del escenario y no progresa aquella “supuesta” incondicionalidad amistosa? ¿Quién pudo traducir los hechos, del idioma taino al español, si aquellos fueron exterminados totalmente, sin constancia testimonial posible, ante el desconocimiento de la lengua indígena y éstos de la española.

Sería ignorante desarraigar o ignorar, en el alma anciana de esta primera sociedad que surgiera en el Nuevo Mundo desde 1492, el
sentido forzosamente autodependiente, orgánicamente diferenciado y viceralmente amarrado al vientre de su propia tierra y naturaleza, que fue conformando y transformando el basamento cualitativo de aquella sociedad “criolla”, en la coherencia de nación y pueblo que somos hoy.
Del Caonabo indómito al invencible Enriquillo y la primera
rebelión de Negros en la orilla de la  Nueva Historia; de los sacudimientos ambivalentes de Roldan hacia un espacio justo para españoles y aborigenes, a las Devastaciones de Osorio que dieron origen a Monte-Plata y Bayaguana y las desobediencias desafiantes criollas a las órdenes del Rey, a las luchas por desalojar la piratería tortuguera y las ocupaciones culpables de nuestro territorio. En los ducados sacrílegos de un ladrón de mares y saqueador de iglesias como Francis Drake, al espanto asustadizo de Penn y Venables, hasta la sangre santiaguera derramada en una guerra ajena, defendiendo el corazón de este sueño del desamparo indiferente y los acosos golosos del pillaje francés aventurero, hasta los imperdonables y catastróficos Tratados Malditos de subastadores sin consciencia, de pueblos históricos y fronteras sangrantes, como si aquellos fuésemos bestias y no seres humanos, que enfermaran al delirio aquella primitiva negritud beligerante, que no ha sido capaz de despertar de su terca pesadilla canibalesca. El desvarío aberrante, que para ser “primero de los negros” o “primero de los blancos” importara el color del pellejo y no las profundidades de un liderazgo de inteligencia coherente de propósitos patrióticos constructivos, de fertilidad colectiva para cultivar y florecer la conciencia visceral de una verdadera inteligencia de Nación.

 La historia nos ha ido haciéndonos más capaces, osados y conscientes. Sin proponérnoslo, hemos devenido en una sociedad atípica en este Caribe tumultuoso. Es evidente que somos un pueblo de inteligencia, un brazo histórico diferente al resto. Los liderazgos pueden equivocarse. Los pueblos no. El precio a pagar es demasiado caro. Es lo que nos ha ayudado a reencontrar el camino, cada vez que algún liderazgo enceguecido ha perdido las huellas y la luz envanecida en el camino.

El sentido singular de “Nación” se percibe, sensible y espontáneo, en la piel histórica de nuestras actitudes. La “Corona” ordena las “Devastaciones” (1605). Abandono de las poblaciones del norte y traslación hacia áreas cercanas a la capital. Hubieron de ser violentados y forzados a obedecer la voluntad cesárea del “Rey”. La pregunta es: Cuando el “Criollo” enfrentaba negado estas órdenes “Reales”, ¿cómo pensaba intrínsecamente, como español o como dominicano? 
Tenemos el deber ineludible de despejar nuestra fascinante esencia del pre-nacer, brumosa  e irresponsablemente olvidados de un principio remoto ineludible. Un extraño rasgo particular que nos excepciona del resto del entorno. Retos imponderados que nos atan a “civilizaciones” desconocidas, lagunas dormidas detrás del telón de la simpleza aborigen, fuerza genética virginal latente, del pueblo que somos hoy en día, inevitable coyuntura de flexión y ritmo diferente en este drama de simpleza tortuosa del Caribe.

Muestras objetivas, atestiguan un fascinante escenario de vitalidad arqueológica real. Marcio Velóz Maggiolo y la dedicación enamorada de los monjes tranquilos del Museo del Hombre descubrieron, en cuevas de los farallones del Mirador y zonas cercanas a Macorís, masas esféricas compactadas de tierra y restos alimenticios triturados. El análisis científico del C-14 determinó su antigüedad y origen en civilizaciones nómadas remotas, anteriores a los llamados Siboneyes localizados en el extremo oeste de la isla de Cuba.

“Hay evidencia también de una temprana presencia de gente de avanzada cultura que difieren de los Arawacos. La primera de tales indicaciones son los elaborados trabajos de Irrigación que fueron vistos en y cerca de la región de Xaragua en el árido suroeste de Española”. Estos estaban en uso de los nativos a la llegada de los españoles, pero eran considerados como de construcción antigua”. (Carl Sauer, “The Early Spanish Main” p.64).

El dato toma dimensión trascendente en un párrafo de la obra “Before Columbus”, Cyrus H. Gordon, p.38-39, donde afirma, involucrando en ello a los antiguos fenicios: “Una más que información de contacto transatlántico está disponible en la “Historia” de Diodorus de Cicilia, que vivió en la primera centuria antes de Cristo. Diodorus (5:19:1-5) adelanta contando de una vasta “isla” en el océano muchos días hacia el oeste fuera de las costas de África. Mucho de ésta es montañoso pero es favorecida también con hermosas planicies”… ”Una colección de relatos de la antigua Grecia es titulada “Acerca de Cosas Maravillosas Escuchadas” y atribuida a Aristóteles”… “La sección 84 de la colección tiene que ver con una “isla” con ríos navegables descubiertos por los Cartagineses”… “El elemento ríos navegables es significativo porque al oeste de África no hay ríos navegables hasta Haití (La Española, FC.), Cuba y el Continente Americano”…”Como hemos ya señalado la única gran masa de tierra al oeste de África con ríos navegables es América (comprendidas algunas grandes islas en el Caribe). Diodorus menciona que en la “isla” hay gentes con hogares bien construidos y arboledas y jardines irrigados. Si su información es correcta”, estos habitantes de América (en tiempos Fenicios) deben haber sido civilizados y poseedores de avanzada agricultura y arquitectura”.

La presencia de argumentos arqueológicos físicos, históricamente comprobados, nos da créditos suficientes para asumir nuestra “Española” como una de las lógicas opciones de asentamientos ancianos y contacto pre-histórico en el camino, que en algún momento detuvieran sus pasos y dejaran plasmadas herencia y huella. 

Gordon aclara que: “la  gente del Viejo Mediterráneo usaba el término “isla” para denominar cualquier masa de tierra que pudiera ser alcanzada por mar --aun enormes continentes— como era natural para marineros que, alcanzando alguna costa, no podían decir si habían arribado a una gran isla o todo un continente”.

“Un segundo elemento lo constituyen las “Minas Viejas de San Cristóbal”:

… terreno minero en el cual Colón creyó reconocer las minas de Salomón. Los Arawacos desconocían el excavar por oro, como Guarionex señalara, ni ninguna otra manera de obtenerlo excepto entresacar pepitas. Ni estaba su cultura orientada hacia la posesión de oro”.

¿Quiénes excavaron y dejaron como bocas abiertas a la historia esas inevitables cuevas en las minas de San Cristóbal? ¿Quiénes aplicaron aquella técnica arcaica “desconocida” para el aborigen? ¿Con que elementales o artesanales herramientas? ¿Qué uso daban al oro? ¿Dominaban la orfebrería? ¿Hacia adonde apuntaba su “mercado”?  

Carl Ortwin Sauer en su obra “The Early Spanish Main” (p.64), bajo el título “Non-Arawak Remains” ausculta otro de los grandes enigmas fascinantes de nuestra atesorada arqueología pre-histórica, citando a Schomburgk:

“En 1851 Sir Robert Schomburgk visitó las Montañas del Cibao, como ellos entonces aun propiamente llamaban, entrando por el camino de Jarabacoa hacia el Valle de Constanza. En el valle de Constanza encontró extensos trabajos aborígenes de defensa, varios cientos de pies de paredes de más de seis pies de altura y lo que el consideró ser túmulos de tumbas en número de más de mil. También habían allí muchas piezas verdosas (greenstone F.C.), extrañas a la región. Veinte años después, William Gabb hizo el primer y aun virtualmente el único estudio geológico de la Cordillera Central, expresando sobre Constanza: “Por los vestigios que aun existen es evidente la ubicación de un antiguo pueblo aborigen de no poca importancia”. Terraplenes varios cientos de pies en extensión, similares a aquellos encontrados en el Valle del Mississippi, son aun visibles, en un buen estado de preservación, cubierto en lugares por árboles de dos pies en diámetro”. Ambos personajes eran observadores de mérito. Los terraplenes, infortunadamente, no fueron descritos más detalladamente, ni lo fueron los “túmulos”. Los escasos informes no sugieren ninguna característica de pueblos Arawacos. Que los túmulos pudieran haber sido los montones de tierra de un gran conuco se hace improbable por la abundancia en ellos de piezas de Jade (Greenstone, FC.) extrañas al área—una piedra preciosa la cual ha sido ampliamente apreciada y exhibida, mostrándose en horizontes arqueológicos en diferentes partes del Nuevo Mundo. Si bien son en verdad túmulos, ellos difieren de las conocidas costumbres de enterramientos Arawacos.

 – (Sven Loven, “Origins of the Tainan Culture, West Indies)--: “Nunca ha sido encontrada una particular necrópolis (Grupo de sepulturas pre-históricas, F.C.) ni ningún túmulo sobre una tumba excavada”. Refiriéndose a las prácticas de enterramientos Arawacos en general. (p. 544) } --.
Schomburgk continuó a través de la cordillera central hacia la cuenca de Maguana. Cerca del pueblo de San Juan de la Maguana se dirigió al Cercado de los Indios, el cual él midió como teniendo una circunferencia de 2,270 pies, situada en una sabana y formada por rocas grandes de granito pesando desde 30 hasta 50 libras. Estas habían sido amontonadas dando la apariencia de un camino de 21 pies de anchura. Los cantos de roca, él considera, habían sido llevados hasta allí desde alguna corriente cercana (río o arroyo, F.C.). El gran círculo de piedra, en su opinión, no es probable haber sido construido por los Indios con quienes los Españoles tropezaron, ni están tales corrales identificados en otros lugares con asentamientos Arawacos.

El sistema de irrigación, cavidades mineras, terraplenes, circunvalación de piedras, y presumidas sepulturas pre-históricas con túmulos sepulcrales, señalan la presencia de otro grupo pariente que el Arawaco y de este modo era interpretado por los nativos. La materia está aguardando ser estudiada