domingo, 22 de abril de 2018

Ángel Miolán: De Héroe a Villano

Angel Miolán: 
El patriarca injuriado

Juan Bosch y Angel Miolán en el 1961


          •      Por SEBASTIAN DEL PILAR SANCHEZ

El  domingo 28 de noviembre de 1965 el consejo nacional de disciplina del PRD decidió expulsar de sus filas al veterano dirigente perredeísta Ángel Emilio Miolán Reynoso, acusado de haber violado la línea política de la organización durante la Guerra de Abril de ese año.

La decisión causó revuelo, pues era un dirigente excepcional que en numerosas ocasiones había puesto en peligro su vida, luchando por la libertad, la democracia y el bienestar del pueblo dominicano.
Para el ciudadano común resultaba difícil comprender la conversión de héroe a villano de este dirigente que había sido el vocero de la conocida “Comisión de la Libertad” que llegó al país desde el exilio el 5 de julio de 1961 a organizar el partido blanco, aprovechando  el ambiente de libertad restringida que él contribuyó a crear después de la muerte de Trujillo.
  
Era totalmente inexplicable su separación del PRD, donde se había desempeñado como su presidente elegido en su primera convención nacional, efectuada el 21 de octubre de 1961 en el cine-teatro Ozama de la ciudad capital.

Pues en este partido…no sólo había sido su principal organizador, sino que se le consideraba -por su inagotable capacidad de trabajo- como el estratega del triunfo alcanzado por sus candidatos en las elecciones del 20 de diciembre de 1962, incluido Juan Bosch.

Juan Bosch, Enrique Cotubanamá Henríquez,
Juan Isidro Jiménez Grullón y Angel Miolán en Cuba en 1948

Miolán estuvo en la presidencia del PRD hasta el 25 de octubre del año 1964, cuando fue sustituido por Bosch en la tercera convención nacional ordinaria que hizo  esta entidad en su casa nacional, en el sector de Gascue, estando ambos exiliados en Puerto Rico.
En ese evento su nombre no fue presentado a ningún cargo directivo, se le marginó totalmente de la dirección política, con lo cual quedaba en evidencia su pésima relación con el líder del partido.

Su camaradería con Bosch se había resquebrajado. El deterioro de esa antigua amistad, de manera discreta comenzó  a manifestarse con la inauguración del gobierno perredeísta que no le confirió puesto ejecutivo, ni asesoría en una sola de las tantas oficinas del Estado, como es costumbre en quienes dirigen el partido oficialista en la República Dominicana. 

Se puede decir sin exagerar que en ese gobierno fue tratado con cierta indiferencia, y que el partido bajo su mando fue ignorado, disminuido y conducido a la inactividad; hasta el punto que cuando Bosch fue derrocado, los locales partidarios -por orden suyas- operaban sólo como escuelas.

 Las contradicciones internas

El juicio contra el antiguo dirigente perredeísta se llevó a cabo durante la mañana del 28 de noviembre de 1965 en su local de la avenida Independencia esquina Cervantes; exactamente, donde funciona la sede principal del Partido de la Liberación Dominicana.
En ese lugar estaban presentes unas 150 personas, entre dirigentes, militantes, periodistas y unos cuantos curiosos, pero el inculpado inexplicablemente brillaba por su ausencia; aunque más tarde explicaría -en declaración pública- que no asistió a dicho juicio porque no fue notificado, negándosele el sagrado derecho a la defensa.

Miolán calificó de “vagas e inconsistentes las imputaciones falaces  en su contra, fruto -según su apreciación-  de la calumnia y la mentira de sus acusadores”, quienes habrían apelado al uso de armas indecorosas para atacarle, en “muestra típica del canibalismo político con que algunos estaban prostituyendo las normas de altura y dignidad del partido del pueblo”.

Ante su ausencia del juicio, y en señal aparente de respeto a sus derechos, el consejo de disciplina del PRD designó como abogado de oficio a Juan Onofre Holguín, quien más que su defensor, parecía ser el auxiliar del fiscal y presidente del comité del distrito del PRD, doctor Máximo Lovatón Pittaluga, pues había sido comisionado por la alta dirección del partido para airear las faltas a la disciplina interna que atribuían al veterano dirigente político.

El plan contra el expresidente del PRD se hizo público mucho antes de la convención de 1964, pero la intención en realidad no era tanto expulsarlo, sino aplacar su resistencia a ser relevado de modo provisional por el viejo luchador antitrujillista  Máximo Ares García (don Pasito), cuando Miolán alegaba que su mandato como principal ejecutivo del partido culminaba el 21 de octubre de 1966.
La rebeldía de este dirigente aumentó con la celebración de dicha convención  y su sustitución por el profesor Bosch en la presidencia del PRD, provocando  que el comité  del distrito volviera a considerar el apremio de someterlo al consejo disciplinario.

Pero lo que rebosó la copa, o colmó la paciencia de Bosch y los altos mandos del PRD fue un documento publicado el 11 de noviembre de 1965 en los diarios nacionales, firmado por el influyente comité provincial de Santiago, presidido por el distinguido empresario farmacéutico Germán Polanco, que llamaba a la unidad interna y a la reedición del binomio Bosch-Miolán, considerando el éxito que obtuvo en la dirección de  la campaña electoral de 1962.

El documento abogaba por la celebración de una convención en un plazo de 90 días para sustituir a los miembros del comité ejecutivo nacional, por ser supuestamente sectarios e incompetentes, además de un plan de trabajo que sacara al partido de la postración en que  se encontraba.

Este manifiesto conmovió a Bosch y a la élite partidaria, ya que no esperaban tal desafío, acompañado de una crítica severa a su inactividad política, al decir que el perredeísmo no estaba hecho para el letargo y  era necesario movilizarlo y prepararlo a todo vapor, a fin de  obtener la mayor de  las victorias en las elecciones de 1966.

Este documento advertía además que mientras los perredeístas estaban con los brazos cruzados, Balaguer no perdía su  tiempo y organizaba sus tropas para la lucha comicial; subrayando que el PRD tenía derecho a enorgullecerse con sus hazañas, pero le estaba prohibido dormirse en sus laureles. 

El manifiesto de Santiago estaba además firmado por dirigentes emblemáticos como José Saúl Petitón, secretario general del comité provincial;  Félix María Santos, secretario de actas y correspondencias; Ramón Evangelista Jorge, secretario de asuntos electorales; y Rigoberto Núñez, secretario de asistencia social.
También Miguel Antonio Rodríguez, secretario de asuntos  campesinos; José Apolinar Polanco, secretario de relaciones públicas; Evelio Pérez Molina, secretario de cultura y propaganda, y Antonio Jiménez, secretario de organización.

A esa posición se sumaron de inmediato los dirigentes de los subcomités de los ensanches Libertad y Román, y de los barrios Pueblo Nuevo, El Congo, El Egido, España, Los Pepines, Villa Belén, Hoyo de Lima, Baracoa y La Otra Banda.
Igualmente, los comités municipales de San José de las Matas, Mao, Castañuelas, Villa Vásquez, Navarrete, Jánico, Guayubín, Esperanza, San Pedro de Macorís, Puerto Plata, Luperón, Sosúa, Pimentel, Castillo y Salcedo.

Para evitar que la euforia miolanista se extendiera por todo el país, obligando a variar sus planes, la alta dirección del partido aplicó medidas represivas a varios de los firmantes, obligándolos a retractarse,  evitando ser sancionados y expulsados de su organización.
 
Ángel Miolán al centro con traje negro junto a dirigentes
el exilio en la Habana Cuba-
Asimismo, el comité del distrito decidió apresurar el juicio contra Miolán, agregando a su expediente la imputación de haber observado una conducta desleal a los principios del partido durante la guerra civil de 1965, al solicitar la intervención de la  Organización de Estados Americanos (OEA), mediante una acción multilateral en el plano diplomático (no militar) que detuviese -por la abrumadora cantidad de civiles muertos- el genocidio producido por las tropas del general Antonio Imbert  con su “operación limpieza” en la zona norte de la capital, a mediados de mayo de 1965.

Miolán estaba en Puerto Rico en ese momento y la visión que tenía era que se estaba produciendo una verdadera masacre en suelo dominicano; por lo cual se trasladó a Venezuela, visitando allí al presidente Raúl Leoni y a su ministro de relaciones exteriores y futuro jefe de Estado, Jaime Lusinchi, quienes eran sus amigos personales y con quienes conversó en torno a los acontecimientos de Santo Domingo, resaltando ante ellos la hegemonía de las fuerzas democráticas en las filas constitucionalistas y convenciéndolos  de hacer algo que pusiera fin a la referida matanza.

Miolán conocía muy bien a Venezuela, porque su vida en el exilio discurrió entre ese país y México, acumulando en ambos lugares muchos afectos y relaciones políticas de alto nivel, que contribuyeron a incrementar la solidaridad con la causa constitucionalista, ya que por iniciativa suya se formó un comité coordinador de los partidos de la izquierda democrática que hizo un vigoroso pronunciamiento en apoyo a la Revolución de Abril.

De acuerdo a Miolán, Bosch estaba detrás del comité del distrito en esta acusación, pues sostenía que “un asunto  de ese calibre sólo podía caminar dentro de las estructuras vigentes del perredeísmo, contando con el visto bueno del profesor”.
Decía también Miolán que “ningún dominicano consciente puede creer que el compañero Bosch esté desvinculado de la iniciativa del comité  del distrito”, advirtiendo “que éste cargaría con la mayor parte de la grave responsabilidad histórica del deterioro que pudiera producir en la unidad del PRD”. 

Otras imputaciones

 A Miolán se le cuestionaba por fomentar el grupismo en la relación de su partido con la Federación Nacional de Hermandades Campesinas (FENHERCA), una organización muy poderosa que contaba con unos 3 mil dirigentes en todo el territorio nacional y que representaba a un millón doscientos mil personas.
Esa entidad era un brazo político del partido blanco, al igual que la central sindical de trabajadores dominicanos FOUPSA-CESITRADO, y era dirigida por el exdiputado César A. Roque Taveras y el licenciado Eduardo Stormy Reynoso Sicard, que ocupaban los puestos de presidente y secretario general, respectivamente.
Otros dirigentes eran Julio Landrón Melo, secretario de organización; Juan Cosme Penzo, secretario de bienestar social; Jesús María Mella, secretario de asuntos económicos; Pedro Encarnación Cáceres, secretario de finanzas; y Sally Macdonia Acosta, secretaria de actas y correspondencias.

A Miolán también se le acusaba de apadrinar en el exilio una organización de seccionales perredeístas que había objetado el “Pacto de Río Piedras” que el 30 de enero de 1965 firmaran el profesor Juan Bosch y el doctor Antonio Rosario, en representación del PRD y el Partido Revolucionario Social Cristiano, para  luchar por la vuelta a la constitucionalidad sin elecciones.

En ese grupo miolanista participaban el expresidente del Senado, doctor Juan Casasnovas Garrido; la exsenadora Thelma Frías; Virgilio Gell, exjefe del cuerpo de ayudantes del presidente Bosch; Nicolás Garrido, Luis Lezcano, Roberto Farías y Julio Mejía.

Según el referido expediente, Miolán habría violado los estatutos de su partido, incurriendo en supuesta delación y sustentando opiniones que iban en contra de sus intereses morales, políticos y materiales.

La pieza acusatoria estaba apoyada por diversos documentos que fueron presentados en el juicio; entre ellos, recortes del diario El Mundo, de Puerto Rico, de la revista Bohemia y el diario The New York Journal. 
Los acusadores de Miolán también presentaron una cinta magnetofónica contentiva de declaraciones suyas, enjuiciando  la relación de Bosch y los dirigentes de izquierda durante la guerra civil.

Los principales críticos de Miolán eran el distinguido médico imberteño Segundo Armando González Tamayo, quien había desempeñado el puesto de vicepresidente de la República en el gobierno de Bosch y Jacobo Majluta Azar, su ministro de Finanzas.

También figuraba, el jefe del buró sindical del partido blanco, Manuel –Chichí- Eusebio Puello, quien no compareció al juicio, pero envió su excusa.

González Tamayo y Majluta conocían muy bien a Miolán, ya que a su llegada al país el 5 de julio de 1961, tras 25 años de exilio, ambos le presentaron sus saludos a su entrada al hotel Comercial -frente al parque Independencia- donde se hospedó en sus primeros días en Santo Domingo.

48 horas más tarde, Miolán en compañía de Ramón A. Castillo, secretario de organización del PRD, formalizó el ingreso de estos dos jóvenes a su partido, para pasar -casi de inmediato- a formar parte del comité ejecutivo nacional, presidido por Miolán, en su calidad de secretario general, cargo que era entonces el más alto del partido.

En ese organismo González Tamayo ocupó el puesto de presidente del consejo nacional de disciplina, para saltar desde ahí a la encumbrada posición de vicepresidente; mientras Majluta se encargaba de la secretaría de organización, de donde pasó a ser ministro de Finanzas del gobierno de Bosch.

DEPORTADOS

Otro dato que no se debe perder de vista es que el 31 de septiembre de 1963, seis días después del golpe de Estado, Miolán, González Tamayo y Majluta, quienes tenían varios días detenidos, fueron deportados en el mismo avión rumbo a Puerto Rico y no se puede descartar que durante ese amargo viaje hicieran referencia a las causas que provocaron el golpe de Estado, diciendo Miolán algo que lo indispusiera con sus compañeros de infortunio.

Aunque Miolán decía no sentirse apenado por tener entre sus críticos a estos hombres que fueron sus grandes amigos, en una entrevista que concedió al diario El Caribe dos días después del juicio, lamentó el daño que se le hacía a los anhelos de unidad dentro del PRD en un momento en que el pueblo necesitaba estar unido para afrontar las grandes tareas del país.
También manifestó que el único crimen que había cometido dentro del partido era “no bajar la cabeza obedientemente y atreverse a discrepar de las opiniones del profesor Bosch”.

Pero indicó que el PRD era su casa y de ahí no lo sacaría nadie; por lo cual seguiría en esa entidad como “un simple ciudadano, un simple soldado del perredeísmo, trabajando por la unidad del partido y  por los intereses del pueblo”.

Agregó que continuaría luchando desde el litoral perredeísta para que las libertades públicas fueran efectivas. También,  por la seguridad ciudadana, la justicia social y el  desarrollo de la economía nacional, para acabar el hambre, la miseria, la ignorancia y las enfermedades, y por el rescate de la soberanía nacional, mancillada por la presencia de tropas extranjeras en el suelo patrio.

Miolán prometió no hacer nada que pudiera dividir a su partido y luchar por  el cumplimiento de su misión histórica como fuerza rectora del destino del pueblo dominicano.

Incluso rechazó los rumores que lo situaban cerca del doctor Joaquín Balaguer, entonces candidato presidencial del Partido Reformista para las elecciones que se iban a celebrar el 1ro. de junio de 1966, aunque indicó que era innegable el aumento de sus posibilidades de triunfo en esos comicios.

Dijo también que no podía evitar que se rumorara que era el jefe de campaña política de éste, como tampoco que se le sindicara como un individuo de pensamiento marxista.

Esa observación la hizo para que se recordara que no sólo era un luchador democrático que a los 22 años de edad estaba complotando para matar a Trujillo, en el año 1934; sino que también,  quince años más tarde, el 21 de enero de 1939 estaba participando junto a Bosch, Enrique Cotubanamá Henríquez y otros dirigentes antitrujillistas en la formación  del PRD en la casa del doctor Virgilio Mainardi Reyna, en el distrito de Marianao, La Habana, Cuba.

También quería recordar entonces que en 1942 se le confió la responsabilidad de dirigir la secretaría de asuntos obreros del PRD, donde se mantuvo hasta el año 1950, cuando pasó a ocupar  la secretaría general, cargo superior de la organización.

Miolán era un individuo tan avanzado dentro del PRD, que a causa de sus planteamientos, poco después de su llegada al país en 1961, observó desde su despacho en la casa nacional el embate ideológico contra su persona de la  esposa de su antiguo aliado Nicolás Silfa; pues doña Lucy, junto a varios seguidores de su marido, escenificó una violenta protesta frente a la casa nacional, en la cual acusaba a Miolán de ser comunista, sacando a colación que en la década del 50 había sido colaborador cercano de Vicente Lombardo Toledano, candidato presidencial del Partido Popular Socialista, de México.

Claro que ese expediente no fue incorporado por los acusadores de Miolán en los aspectos negativos que salieron a flote en el juicio realizado, porque no era conveniente referirse a su vínculo con hombres de izquierda.

Por último se debe subrayar la posición de Miolán sobre la Revolución de Abril, pues estimaba que había sido un triunfo moral del pueblo, aunque fracasara -desde su punto de vista- la tesis de la vuelta a la constitucionalidad sin elecciones.  

Miolán entendía que el “movimiento revolucionario no fue organizado por nadie, pues estos fenómenos no son hechuras ni de políticos ni de grupos ni de partidos, sino que nacían de las contradicciones políticas, económicas y sociales que quebrantaban violentamente el cuerpo social”.

También creía que en el desenlace de  la Guerra Abril habían sido determinantes los factores de “la deshonestidad, la inmoralidad y la arbitrariedad del gobierno de facto”, para generar el descontento popular que devino en la sublevación militar y la lucha armada.

Consideró que “lógicamente el golpe de Estado del 24 de abril si obedeció a un planeamiento y a una organización, pero una cosa fue ese hecho y otra bien distinta, aunque ligada a la primera, la guerra revolucionaria que se inició el 24 de abril del mismo mes”.

De acuerdo a Miolán, el profesor Juan Bosch había sido el inductor del golpe del 24 de Abril; pero creía que no le cuadraba el “título de líder de la guerra, ni de ideólogo de la misma, en razón de que estuvo ausente del teatro de los acontecimientos”
Manifestó que “Caamaño como otros, si fueron héroes militares, así como JottinCury y otros sí fueron ideólogos y pudieron serlos por una razón de presencia física en el escenario de los hechos”.

Esta tesis de Miolán  sobre la Guerra de Abril era considerada por Bosch como contraria a los principios de su partido, por lo cual perjudicó durante largos años la imagen del patriarca nativo de la provincia de Dajabón.

Miolán  estuvo retirado de la vida pública hasta la noche del 30 de enero de 1967, cuando el presidente Balaguer, en virtud del decreto No.  927, expedido el día 27anterior, lo juramentó en su gabinete como secretario de Estado sin cartera y titular  de la Dirección General de Turismo.

En esa posición demostró que era un gerente exitoso, logrando instalar la primera escuela turística en el país y contribuyendo  a que aprobaran varias leyes de regulación, incentivo y financiamiento del Turismo, y venciendo la incredulidad de muchos dominicanos que aún viendo el crecimiento de la hotelería y la industria turística en diversos puntos del país, llegamos alguna vez a corear: “¿Y los turistas dónde están? ¡En la cabeza de Miolán!”.

Este hombre tuvo dos largos períodos de exilado, y durante el gobierno del Triunvirato vivió la pesadilla de ver desde su exilio en Puerto Rico cómo se le negaba la entrada al país a su esposa, doña Carmen Palacios, quien vino a ver a don Rafael Miolán, su padre, gravemente enfermo en su casa en la calle Marcos Adón esquina 26 del sector de Villa Juana.

Por suerte se le reconoció en vida como el “Padre del Turismo Dominicano” y el PRD de manos del doctor José Francisco Peña Gómez, lo atrajo de nuevo a sus filas, para restaurar plenamente su imagen y venerar su figura, logrando que se le eligiera en 1986 como senador por la provincia de Dajabón y luego como presidente ad-vitam del partido blanco.


   22 abril, 2018


jueves, 19 de abril de 2018

¡Ay Tana!, la Maricutana/ ¡Ay Tana!, la Maricutana/ Me picó una avispa/...

La Maricutana de Reyes Alfau


Fue un arreglista muy sutil, profundo, y al mismo tiempo simple. Profundo porque demostraba gran conocimiento armónico y excelente concepto acerca de cómo escribirle
a los instrumentos; y sencillo, porque sus ideas las asimilaba cualquier persona aun sin tener conocimiento de música. Al escuchar las grabaciones de los artistas que interpretaron su música podemos darnos cuenta del inmenso caudal de sentimientos y conocimientos que impregnaba este genial músico a sus trabajos. Fue saxofonista, gran compositor que a través de sus letras supo poner muy alto al país, puesto que sus canciones fueron interpretadas por destacadas figuras nacionales y extranjeras.


Formó parte del grupo de esas excepcionales estrellas, que
con sutalento innato dio un brillo especial a nuestra música.
Su virtuosismo era tan grande que tenía la osadía de poder

orquestar de un día para otro un repertorio. Radhamés Reyes Alfau era conocido por su sentido del humor, su responsabilidad y su excelente trabajo. Su trabajo fue ampliamente en Puerto Rico, país en el que vivió durante muchos años. Allí trabajo con Bobby Capó, Gilberto Monroig, Yolandita Monje, Nidia Caroy El Gran Combo.




Por: José Del Castillo Pichardo

Onorio Montás –quien creció en el barrio de San Juan Bosco junto a su querida madre y hermanos- lo recuerda perfectamente en los años 50,cuando el saxofonista, director y arreglista de planta de La Voz Dominicana residía en la avenida Francia esquina Rosa Duarte. En un edificio de cuatro apartamentos, Reyes Alfau vivía en la segunda planta. Allí, en el silencio de la noche de una ciudad que cenaba a las siete, se recogía a las diez para arrancar a las siete del día siguiente, practicaba el saxofón y armaba sus arreglos este músico de oficio. Introvertido lo recuerda el memorialista, concentrado en lo suyo. Debajo, en la primera planta, ocupaba un apartamento la familia de Fantina Sosa –quien estudiaba entonces en el Colegio María Auxiliadora y practicaba el piano en las tardes, la hermosa y talentosa madre de nuestra Tania Báez. Un músico de la San José rentaba otro de los apartamentos.

En el vecindario, el buen amigo Manolín Peña, los Dipp, Pappaterra, Perallón, Plinio Pina Peña, los Muñoz, las Perrota, los Catrain Bonilla, Monina Solá, los Aybar Castellanos, Luis Chanlatte Baik, los Caro, Bonetti, Mario Medina, los Schotborgh, Vilalta, Mejía, D’Alessandro, Cordero, Gazón, los de la Casa Vapor. Johnny Morales, mi compañero de colegio. El Hospital Internacional, una institución pionera y meritoria. La Cruz Roja y el Banco Nacional de Sangre. Los colegios Don Bosco y Ma. Auxiliadora. A Onorio le parecía un banilejo, blanco con su pelo negro brilloso y sus bigoticos bien arreglados. Caminaba –todos caminábamos, hasta Trujillo lo hacía en su caminata diaria por la Gómez y el Malecón- por las calles del barrio rumbo a su centro de trabajo, llevando debajo su portafolio de arreglos musicales. La casa de Víctor Ruiz, saxofonista de la San José residente en la calle San Juan Bosco, era punto de encuentro de Reyes Alfau, Papa Molina y el trompetista Manolo Pacheco. 

El feliz autor de La Maricutana que le encantaba a mi madre, nació en Mao en 1923,
Radhamés Reyes Alfau
recibiendo formación académica con los maestros Emilio Arté y Gabriel del Orbe.
 En la versión de la rumbosa orquesta de Napoleón Zayas, resuena esa Tana, la Maricutana de mi niñez lejana. “No vuelvo a pescar/ una noche clara/ Se me fue la liza/ después de agarrarla/¡Ay Tana!, la Maricutana/ ¡Ay Tana!, la Maricutana/ Me picóuna avispa/ me picó una araña/ A que no me pica/ la Maricutana”. Y yo veo a Fefita graciosa y juguetona, bailándola, cantándola, dando palmadas alegres, regocijándose con Tana, la Maricutana. En actuación para su pequeño, que era yo. Interpretada por todo el mundo, Damirón y Chapuseaux, Billo Frómeta, Alberti, Morel, Solano, Toño Rosario, Toros Band, Juan Colón & Manuel Tejada. Beltrán, Joseito Mateo, Benny Moré, Francis Santana.

Reclutado por La Voz Dominicana en la que actuó como saxofonista de la Orquesta Melódica y donde creó la Orquesta de Saxofones que dirigió, su talento lo llevó –como a Bienvenido Bustamante y a Papa Molina- a formar parte del exclusivo elenco de arreglistas de esa empresa. “Su virtuosismo era tan grande que tenía la osadía de poder orquestar de un día para otro un repertorio. Esta hazaña la hizo cuando arregló ocho canciones. En eso, indudablemente, que era un genio”, nos refiere Rafael Solano, quien compartió con Reyes Alfau la producción del Lp conmemorativo del 75 aniversario de E. León Jiménez, en la que participó también como orquestador el trompetista Héctor de León (Cabeza). En La Voz Dominicana, me observa Fabio Herrera Roa, armó una producción especial de merengues con la participación de Isidoro Flores, las Hermanas Cruz y Tavito Peguero, en la que destacan los audaces acoplamientos de los metales, particularmente los trombones.

Un hito inicial en su carrera internacional fue el exitoso portafolio de arreglos que se llevó Alberto Beltrán a La Habana en 1954. Todas composiciones dominicanas que grabaría con la Sonora Matancera: Aunque me cueste la vida de Kalaff, El Negrito del Batey de Díaz y Guzmán, Todo me gusta de ti de Estévez, Ignoro tu existencia de de la Mota, Te miro a ti de Bodden, Enamorado de Balcácer y El 19 del propio Reyes Alfau. Con los conjuntos de Fellito Parra y Casino, Beltrán llevaría al acetato los boleros Nuevas Ansias y Te doy mi amor, así como el merengue La amanezca, de nuestro autor. Con una orquesta dirigida por Billo Frómeta ensamblada por Bebo Valdés en La Habana, grabó Alberto Beltrán en 1958 Fiesta Cibaeña y A tu lado, ambos temas de Reyes Alfau.

Anunciado por los metales vibrantes de la Sonora y acompasado por el piano rítmico de Lino Frías, con su voz de pregón dulcero, Tiburón Beltrán disparaba la lírica de Reyes Alfau: “Oye/ lo que quiero decirte/ fechas hay en la vida/ que nunca podemos/ jamás olvidar/ Esa/ lo sabes alma mía/ la llevaré prendida/ en mi ser como ayer/ Aquel 19 será/ el recuerdo que en mí vivirá/ Ese día/ qué feliz, tan feliz/ Esa/ lo sabes alma mía/ la llevaré prendida/ en mi ser como ayer.” En 1959, el estelar cubano Vicentico Valdés consagró el bolero filinesco Te diré muchas cosas (“que me brotan del alma/ y tu comprenderás mi adoración/ que cada día tú/ me gustas más”).

En 1955 registra en la Peer Amor de mi Alma, Dilo, Rincón de paz, Siglo XXI, Easy and Slow (letra G. Thorn), Gratey. En 1956 La amanezca–con Mantente bronco, Plegaria, Tu partir. Una versión instrumental era utilizada por La Voz Dominicana en su
Radhamés Reyes Alfau
programación
 como intermedio, señal de identidad musical de la planta tele radiodifusora, al igual que otras de sus creaciones. De belleza exquisita. Al escucharla, se podía palpar el despertar en la campiña, con la sucesión de sonidos que anunciaban el despuntar de un nuevo día. Rumor creciente de voces de la naturaleza, acopladas y plasmadas en partitura por el talento especial de este músico raigal. Luis Kalaff y sus Alegres Dominicanos la llevaron al disco, también Dioris Valladares para el sello Ansonia. Contrapunto de jaleos de saxofones y golpes de tambora. “Consuélame Consuelito/ Anda pronto mi amorcito”.

Al advenir los días convulsos de la transición tras Trujillo, Reyes Alfau decidió probar suerte en la vecina isla de Puerto Rico en 1962, donde se radicaría por 25 años. Allí impondría su sello de calidad. Se convertiría en el zar del jingle empleado en la publicidad comercial, cotizándose como el mejor. Demandado por artistas variopintos para producir sus discos y por agrupaciones musicales para las orquestaciones. El 21 de noviembre de 1965, el Banco Popular –afincando en las tradiciones boricuas como lo evidencia la formidable serie anual que honra a sus compositores y géneros populares- produjo el homenaje a la música de Rafael Hernández, mientras el autor de Campanitas de Cristal convalecía en el Hospital de Veteranos. Transmitido por cadena de radio y televisión, una orquesta de 28 músicos dirigida por Reyes Alfau ejecutó el programa. Participando Bobby Capó, Myrta Silva, Gilberto Monroig, Ruth Fernández, Carmen Delia Dipiní, Chucho Avellanet, Tito Puente, Raúl Dávila, Los Hispanos, el Coro de la Universidad.

En 1966, la orquesta de Tito Puente, los arreglos de Reyes Alfau y la voz de Gilberto Monroig se reúnen en el disco de larga duración La Combinación Perfecta, en el que se registraron dos piezas de su autoría: Es mentira y No lo niego. Con la muñeca Nydia Caro grabó en 1967 Dímelo tú, primer álbum de la artista newyorkrican. Ese año, salió 
La Combinación Perfecta
otro de Gilberto Monroig, Concierto de Amor, con arreglos y acompañamiento de la orquesta de Reyes Alfau. Con ésta, produjo el LP La Música de Sylvia Rexach-Di Corazón, vocalizando Tato Díaz y Carmen Delia Dipiní, homenaje a la autora de Olas y Arenas, Y entonces y Nave sin rumbo. 

Con Puchi Balseiro, fue responsable musical del LP Tú y mi canción, con la San José dirigida por Papa Molina. Con su propia orquesta, realizó el álbum New Feeling, en el cual la cantautora boricua interpreta el bolero No lo niego del dominicano. Pepe Lara sings with la Orquesta de Radhamés Reyes Alfau, producción con este vocalista de los Chavales de España. El LP Myrta Silva le canta al corazón, con arreglos suyos y de Bustamante, un coleccionable de la Gorda de Oro. En 1968, Billo montó su merengue instrumental Mi Casita, que figura en el álbum Carnaval con Billo.

En pleno apogeo de su carrera, soñaba enfebrecido con regresar a su país, me refiere Francisco Catrain, quien en los 70 residió en San Juan en la pensión de Hazim, al lado del maestro dominicano. Anhelaba el reconocimiento de los suyos. Onorio Montás lo reencontró en Río Piedras en casa de la ballerina Ruth Garrido y su esposo Antón Cruz, donde se reunía con Guillo Carías y Cecilia García. Entonces recibía a Juan Llibre, presidente de Publicitaria Dominicana, quien brindaba servicios profesionales a la Cía. Anónima Tabacalera. Patrocinadora del deporte y los espectáculos artísticos, así como de Los Caballeros Montecarlo.

Papito Moreta, quien fuera cónsul en la Isla del Encanto, recuerda su sentido del humor. Antes, siendo un muchacho, la familia Rivera Damirón compartió una gran casa en la Cervantes con Bolívar, con las familias de Guarionex Aquino y Reyes Alfau, ambos maeños. Frecuentada por Moisés Zouain, padrino de Checheo Rivera. Un consagrado publicista con el cual anduvo de la mano cuando finalmente decidió retornar a su tierra, antes de radicarse en Miami, su última morada.

En el 2006 se cerró el ciclo vital de Reyes Alfau. Tenía 82 años y había sembrado ángeles musicales en las Antillas hermanas, que aún perviven. Sus magníficos arreglos de merengues instrumentales para big band reforzada con violines, como caídos del cielo, pueblan mi memoria agradecida. Una verdadera sinfonía vernácula la de esta orquesta especial. La vieja tambora, mostrando sus músculos tensados en parches sonoros, enseñoreándose en medio del concierto de instrumentos, pautando el ritmo, en fusión creativa. Un sonido limpio, profesional. Nada que envidiar a lo más sofisticado del mercado musical internacional. Hay que relanzar la obra de este maestro maeño, para goce de nuevas generaciones y gloria de la patria grande.


17 NOVIEMBRE 2012