lunes, 28 de agosto de 2017

Lucho Pou fue tesorero durante 8 años en el periodo 2006-2014.

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Acusan al actual presidente Luis Miguel Pou Guerra (a) Lucho y exdirectivos del Club Naco de presunta estafa

La Novena Sala Penal del Distrito Nacional conocerá el 31 de este mes una querella contra el presidente del Club Deportivo Naco, Luis Miguel Pou Guerra, quien ha sido imputado junto con otros ex directivos de esa entidad, acusado de presunta estafa y abuso de confianza mientras ejercía sus funciones como tesorero de dicho organismo durante el periodo 2006-2014.

La querella fue interpuesta por más de 30 adquirientes de los solares donde sería construido el proyecto habitacional NACO GOLF, caso por el cual se han abierto otros procesos judiciales.

Los querellantes afirman en el documento presentado ante las autoridades que los imputados han violentado los artículos 405 y 408 del Código Penal Dominicano, contentivo de estafa y abuso de confianza por lo que exigen 10 años de prisión y un pago de una indemnización de US$5 millones de dólares.

Los afectados explican que pese a entregar cuantiosas sumas de dinero para la compra de solares, no han recibido sus títulos de propiedad.
Junto al actual presidente del Club Naco, están imputados los ex presidentes, Alejandro Asmar (Chito) y Antonio Alma (Toñito), así como otros ex directivos del ya mencionado club.

A la audiencia fijada para el 31 de este mes que será conocida en la Novena Sala Penal del Juzgado de Primera Instancia del Distrito Nacional deberán asistir los implicados.

El abogado Romeo del Valle, representante legal de algunos imputados, lamentó “la injusticia causada contra sus representados y los demás encartados” en este proceso.

El proyecto habitacional Naco Golf se encuentra ubicado en Boca Chica y su construcción ha sido objeto de debates judiciales desde el año 2006 por los cuales se han producido varias sentencias.
Lunes 28 agosto, 2017 

sábado, 26 de agosto de 2017

"No podemos mudar una familia pobre a la casa de otra familia pobre."

¿Cuánto invierte República Dominicana en los haitianos?





 AP
Miles de haitianos indocumentados han salido de forma voluntaria de República Dominicana para evitar que los deporten.

"No podemos mudar una familia pobre a la casa de otra familia pobre. Y eso es lo que los países no entienden, países que no aceptan a los haitianos".
La frase la escribió Melida Minaya, una usuaria en el Facebook de BBC Mundo en respuesta al artículo ¿Qué pierde República Dominicana si expulsa a los haitianos?.
El artículo, en el que planteábamos cómo le impactaría a la economía dominicana la posible deportación de al menos 180.000 inmigrantes haitianos indocumentados por el plan de regularización de extranjeros en marcha en el país, fue replicado por numerosos usuarios en República Dominicana que sugerían tomar en cuenta lo que su país invierte en los extranjeros.

"Creo que la pregunta de BBC está mal elaborada, porque debería ser: ¿cuánto le cuesta a República Dominicana tener a los haitianos en su territorio?", se preguntaba otro usuario en Facebook, Luis Gómez, en un argumento frecuentemente esgrimido por las autoridades y parte de la población dominicana para justificar sus políticas migratorias.


Al menos 180.000 haitianos quedaron susceptibles de ser deportados por carecer de documentos.
BBC Mundo quiso explorar ese aspecto y preguntó a diferentes departamentos del gobierno dominicano y a analistas cuánto invierte el país en los inmigrantes haitianos mayoría en el país -al menos 458.000, según los datos oficiales- y que están ahora en el centro del conflicto por las deportaciones.
Pese a que el gobierno dominicano no ha puesto en marcha las deportaciones forzadas, las salidas voluntarias de inmigrantes que no tienen los papeles en regla y regresan a su país ya están creando una situación de "crisis humanitaria" en Haití, según dijo el primer ministro haitiano Evans Paul.

El "gran dilema"

Pero conseguir datos globales del costo de la atención a los inmigrantes no es fácil por la falta de información al respecto.


  AFP
Una de las mayores inversiones es en salud, principalmente en la atención de emergencias.
Según coinciden los expertos, las mayores inversiones en la comunidad inmigrante están en las partidas de salud y educación.
Los datos suministrados por el Ministerio de Salud dominicano a BBC Mundo indican que ese departamento invirtió en 2014 el equivalente a US$57,6 millones en servicios sanitarios a inmigrantes haitianos.
Eso representa un 13,4% del total de US$428 millones destinados en general por el gobierno a la atención sanitaria de las personas en dicho periodo.
Pero, según la Encuesta Nacional de Inmigrantes (ENI) realizada por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), en 2012 el 91,8% de los inmigrantes haitianos no contaba con un seguro de salud, por lo que, como ocurre con los inmigrantes en otros países, estos sólo acuden al médico en caso de emergencia.
Por ejemplo, cuando las mujeres tienen que dar a luz.


  AP
Una mujer espera para cruzar la frontera entre Malpasse, Haití, y Jimani, República Dominicana.
"Los niños nacen y las madres no pagan por ese servicio. Esa es una gran inversión dominicana en esos niños y en esos padres", le dice a BBC Mundo el profesor Eduardo Gamarra, de la Universidad Internacional de la Florida.
Al igual que sucede en EE.UU. con las madres chinas o mexicanas, explica Gamarra, parte de la población acusa a las "madres haitianas de cruzar la frontera para poder tener a sus hijos en República Dominicana".
Sin embargo, apunta el economista dominicano Miguel Ceara Hatton, ahí está el "gran dilema" ya que, en sus estadísticas el gobierno no diferencia a los inmigrantes por su estatus legal, solo por nacionalidad.
"Habría diferenciar entre el migrante que reside en República Dominicana y trabaja aquí y la persona que viene, por ejemplo, a buscar un tratamiento médico. Porque si una persona reside en República Dominicana y está trabajando aquí, lo lógico es que si tiene la necesidad de un médico vaya aquí; no se va a ir a Hatí", apunta en declaraciones a BBC Mundo.

"No hay que demonizar a los dominicanos"

Ese gran dilema del que habla Ceara Hatton está también en la inversión en educación, aunque en ese caso el monto no es tan claro.

Reuters 
El 87% de los inmigrantes en República Dominicana son haitianos.
BBC Mundo no obtuvo respuesta a las solicitudes a varios departamentos del gobierno dominicano sobre los gastos en la educación de los niños y adolescentes haitianos.
El profesor e investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) en República Dominicana Matías Bosch hace una estimación de un gasto de unos US$60 millones en estudiantes preuniversitarios.
"Se puede estimar que el gasto en 2014 por estudiante preuniversitario en República Dominicana rondó los US$1200", le dice a BBC Mundo Bosch al apuntar que, según la ENI sólo un 37% de los niños haitianos que están en el país asiste a la escuela "y, según el propio ministerio de Educación, no superan los 50.000 en el sistema educativo nacional".
"Si es así, apenas representan US$60 millones de los US$2200 millones de presupuesto educativo preuniversitario de 2015", apunta.
Pero, como señala el profesor Gamarra, esa es una cifra que molesta a algunos dominicanos que se preguntan: "¿Por qué voy a pagar yo la educación de niños haitianos cuando para los míos no hay inversión adecuada?"
El experto que ha asesorado a varios gobiernos dominicanos propone no "demonizar a los dominicanos o a los haitianos" en la cuestión migratoria "porque es un debate contemporáneo que se está dando en todo el mundo".

¿Y el resto de los países?

En ese sentido, muchos dominicanos lamentan la propuesta que ha surgido en las últimas semanas de hacer un boicot al turismo en República Dominicana, así como lo que consideran una opinión pública internacional contraria que presenta a un país racista y poco solidario y cuya soberanía para implementar políticas migratorias mp se respeta.

República Dominicana dijo que respetará los derechos humanos en la deportación de haitianos.EPA
Además, muchas voces en el país piden a otros gobiernos internacionales asumir su responsabilidad para ayudar a resolver los problemas en el país de origen de los inmigrantes, Haití, la nación más pobre de América Latina, y cuya situación económica empeoró en 2010 tras el terremoto.
En ese sentido, Matías Bosch de FLACSO lamenta la "gran hipocresía" de gobiernos como los de Estados Unidos, Francia y Canadá que le dieron la espalda a Haití y cuya cooperación con ese país quedó "en la retórica". "El fondo de ayuda comprometido nunca llegó", afirma.
"Mientras Haití pidió a las potencias mundiales aportar a un fondo de US$15 mil millones para su reconstrucción y refundación, de los cuales apenas ha llegado unos US$2 mil millones, República Dominicana se movilizó completamente en auxilio del pueblo haitiano, sin usar fuerza ni militares, en hechos urgentes y necesarios".
Sin embargo, Bosch descarta que esa realidad sirva "como excusa para desviar la discusión" sobre las políticas migratorias implementadas en República Dominicana desde 2004 y sobre el plan de deportaciones.




Conseguir datos globales del costo de la atención a los inmigrantes no es fácil por la falta de información al respecto. 
 
 
 
 
30 junio 2015 

Enfoque

El mito de la isla indivisible



 
Por Homero Luis Lajara Solá
fuerzadelta3@gmail.com

“Si el grumete supiera y 
el comandante pudiera... 
todo se hiciera”.
-Refrán marinero-


Es preciso saber que, a finales del siglo XVIII, el nombrado Pedro Dominique Toussaint Breda, ejercía el oficio de cochero del conde Breda, su amo, y tiempo después, en el 1776, como una de esas circunstancias del destino, aparece de nuevo en la historia como comandante de una columna de haitianos combatiendo en contra de los franceses, apoyado por los españoles, en momentos en que Inglaterra y España se unieron en contra de Francia, y los ingleses que estaban en Jamaica ocuparon algunos pueblos del Este de Haití .

En una maniobra oportunista, que demuestra la génesis de la psiquis haitiana, Toussaint se cambió de bando y fue ascendido a General de brigada del ejército francés.

Con este acto logra liberar a las comunidades que estaban en manos de los ingleses y españoles, logrando también este antiguo esclavo, cambiar su nombre al de Toussaint L’Ouverture, convirtiéndose así en el primero de los negros que soñó con una Isla, no como colonia francesa, sino como un país de negros independientes. Pero, a 4,548 millas de distancia, soñaba también otro pensador, pero de forma opuesta: Napoleón Bonaparte.

Es así como desde 1800, Toussaint L’Overture, gobernador y comandante en jefe del ejército  francés en “Saint Domingue”, gobernó omnímodamente tratando de devolver a la colonia el mismo esplendor económico de antaño. En ese interregno Toussaint se encontró al frente de la colonia que había sido la más rica del Nuevo Mundo.

Toussaint pretendía conformar un Estado autónomo afiliado a la república francesa, y para eso, redactó una Constitución que era una copia fiel de la francesa- adaptada a sus planes-. Es donde por primera vez se plantea que “la República es una e indivisible” (tal como se propone en la francesa), y que con el paso del tiempo, la “vox populi” ha malinterpretado bajo el argumento de que en la constitución haitiana se afirma que “la isla es una e indivisible”. Curiosamente, esta afirmación es enarbolada de ambos lados de la frontera, en una compleja mezcla donde se entrecruzan intereses, pasión o ignorancia.

Tiempo después, por razones geopolíticas de la época, se llevó a efecto el Tratado de Basilea del 1795, entre Francia y España, suscrito con la intención de pasar la parte Este de la isla Española a Francia, pero Napoleón no le dio cumplimiento al mismo, y como consecuencia, en el 1801, Toussaint, invadió la parte Este sin permiso del emperador francés.
 
Entonces, Napoleón decide enviar tropas a Haití, y en el 1803, Toussaint es apresado y llevado a la cárcel Besancón, en Francia, donde murió.

Tras su muerte  fue sustituido por el general Dessalines, quien proclamó la independencia de Haití en el 1804, y menos de un año después, en el 1805, nos invadió, falleciendo en el 1806. A la muerte de éste, otro caudillo haitiano de nombre Christophe, creó un imperio en el Norte, mientras que en el Sur, gobernó el general Pétion, repartiendo tierras a ciudadanos libres en el Estado que él creó. Después surgió Boyer quien unificó las dos partes (Norte y Sur) de Haití, invadiendo nuevamente la parte Este de la isla en 1822.
En todo este proceso histórico que abarca más de 20 años, los haitianos instauraron un aparato jurídico basado en el Código Napoleónico, protegiendo las clases más bajas de la sociedad y, dando una muestra clara de racismo, se prohíbe a los blancos ser propietarios de tierras.

Como referencia histórica, me permito citar un  fragmento de la Constitución de Toussaint de 1801, que expresa textualmente al final:
“Fait au Port-Républicain, le 19 floréal an IX de la République franÁaise une et indivisible”, cuya traducción es: “Hecho en el Puerto Republicano, a los 19 floreados, año nueve de la República francesa, una e indivisible”. 
Es bueno aclarar que esta fórmula existió durante varios años y que, como slogan, quería afirmar la cohesión del concepto republicano de integración social en el período revolucionario francés.

Derivada de esta declaración inicial, la Constitución haitiana de 1987 dice textualmente al comienzo: “Haiti est une République, indivisible, souveraine, indépendante, coopératiste, libre, démocratique et sociale”, cuya traducción sería: “Haití es una República, indivisible, soberana, independiente, cooperativista, libre, democrática y social.”

Para entender mejor esta problemática hay que saber que la ocupación de tierras comuneras en la parte española de la isla, no dio el resultado esperado, a tal punto que las tropas de ocupación no tenían  ni siquiera qué comer, por lo que obligaban, a punta de pistola, que la población les suministrara comida, lo que terminó agravando las relaciones.

Por otro lado, los esclavos libertos eran obligados por las leyes agrarias de Boyer, a trabajar en las tierras comuneras y apropiadas,-como las que le quitaron a la iglesia-, en condiciones mucho peor que antes de la emancipación, lo que significaba un precio muy alto por su libertad.

Esto agravó la situación en Haití, dando lugar a que surgiera un complot para derrocar a Boyer, lo que permitió que en la parte española, Duarte y los Trinitarios se aliaran con los Revolucionarios haitianos.

¿Por qué el fracaso de esta política de Boyer? Muchos historiadores afirman que una de las razones fue el factor demográfico, y por otro lado, la falsa esperanza del mito que empezaba ya en la época, del paraíso del Este.

A partir de las invasiones haitianas de 1801 (Toussaint), y de 1805 (Dessalines), la población de la parte española empezó a decrecer (126,000 habitantes), porque no soportaban los regímenes de terror y fuerza de los haitianos (500,000 habitantes), y empezaron a emigrar, principalmente a Cuba, Puerto Rico y Venezuela.

Se afirma también que la consecuencia político-social de la demografía haitiana es y ha sido siempre su incapacidad de unificación, por su procedencia de diferentes regiones de África, que desde el lejano continente son tribus hostiles entre sí, de diferentes etnias: Achanti; dahomeyanos; bantúes; nkomis; mobalis; zulúes y  hotentotes. Estos problemas aún persisten en el tiempo, y se ha convertido en una tarea difícil de negociar con los haitianos.

En el caso de los haitianos, estos habían pasado de esclavos a libertos, sin conciencia de dónde se encontraban, con apenas medio siglo de presencia en la isla. Un esclavo tenía un promedio de vida de 30 años, es decir, que al momento de la independencia haitiana, salvo una élite de libertos, la mayoría de los esclavos tenían menos de 10 años en la Isla.

Mientras que en la parte dominicana la población tenía más de 3 siglos y medio mezclándose entre  españoles-africanos, y los pocos aborígenes que quedaban.
Posteriormente, la Guerra de Restauración cambió de forma positiva las relaciones entre los dos países, ya que los haitianos colaboraron con los revolucionarios dominicanos, y el presidente haitiano de la época, Fabre Geffrard, suministró armas y refugio desde su territorio.

El general Geffrard entendía que era mejor favorecer a los dominicanos que a un imperio que al final podía tratar de ocuparlos.
Al finalizar la Guerra de Restauración en 1865, los gobiernos de Haití y República Dominicana, firmaron, en 1867, el primer “Tratado de Paz, Amistad, Comercio y Navegación” entre ambos países.

Aún así, las contradicciones de la sociedad haitiana fueron aumentando, sobresaliendo los propietarios de plantaciones y mercaderes de madera, los cuales establecieron varias regiones, cada una de las mismas con un puerto, el cual permitía las exportaciones de campeche y derivados agrícolas como el tabaco, café y cacao. “Es en este período donde se acelera la deforestación”.
Mientras ellos, seguían ocupando las regiones del Norte y Sur-Oeste, y los mulatos mayormente el Sur, herencia de Pétion y sus repartos de tierra. La mayoría del pueblo haitiano vivía  del sustento precario que daban los conucos de los cuales eran  propietarios, reproduciendo lo que conocían, es decir, el modo de producción africano (conuquerismo) en función del origen (Mandinga, carabalí, etc.) agrupados en lo que llamaban “Lakou”, que consistía en un conjunto de chozas agrupadas en círculo. Solo se beneficiaban del mercado los que participaban del comercio de Campeche.

Así llegamos al final del siglo XIX, con una presión demográfica haitiana de dos millones de habitantes, frente a tan solo unos 600,000 habitantes en República Dominicana, aunque la sociedad dominicana empezó a transformar su espacio con la llegada de inmigrantes de otros países (Cuba, Puerto Rico, Venezuela, y del Caribe en general), atraídos por la relativa estabilidad del país, y la posibilidad de hacer negocios, en un lugar donde la actividad comercial era incipiente, así como la industria azucarera (los ingenios), traída por los cubanos que huían de la guerra de independencia de Cuba en esa época. La actividad laboral del hatero en el Este, sustituyó la antigua próspera región de la frontera .

Es oportuno señalar que la ocupación estadounidense de Haití (1915) y en República Dominicana (1916), tuvo un impacto desfavorable en algunos aspectos fundamentales en ambas economías y sociedades. En Haití, independientemente de los aportes en infraestructura (orientados a facilitar la centralización), la ocupación destruyó la regionalización creada por las 11 ciudades portuarias.
Con la política de centralización impuesta por el ocupante, todos los productos debían canalizarse a través de Puerto Príncipe, único puerto autorizado a exportar e importar. Esto suscitó un levantamiento de guerrillas en cada región, las cuales fueron sofocadas violentamente por la infantería de marina de los Estados Unidos de América.

El resultado de esto fue que los agricultores y campesinos perdieron el mercado de proximidad, que significaban las ciudades portuarias, perdiendo competitividad, ya que los productos había que trasladarlos a Puerto Príncipe. Al final, la mayoría de los campesinos emigraron masivamente a la región de Puerto Príncipe o se enrolaron después como trabajadores agrícolas en República Dominicana, principalmente en la industria azucarera. Como puede colegirse de este breve recorrido por la historia de los dos países que ocupan esta hermosa isla, los problemas no se han resuelto ni se pueden resolver con mitos, rencores ni resentimientos, sino con actitudes progresistas y realidades, en una isla, divisible “por los siglos de los siglos”.



15 de julio de 2017

INDOCUMENTADOS


Causa alarma el tráfico de niños haitianos en frontera

INVESTIGAN UNA SUPUESTA RED QUE TRAFICA CON MENORES DE EDAD




  • Causa alarma el tráfico de niños haitianos en frontera
     Las autoridades militares han detenido, en los últimos cuatro meses, al menos cinco mil haitianos indocumentados al cruzar la frontera de forma clandestina.
Ricardo Santana
Dajabón
 
El tráfico de haitianos, principalmente de mujeres y niños, se ha incrementado significamente en las últimas semanas por la frontera dominico-haitiana de Dajabón, lo que preocupa a activistas de derechos humanos, autoridades castrenses y organizaciones que emergen en la zona.
Según datos que manejan los organismos militares apostados en la zona fronteriza Norte, en las últimas 16 semanas, al menos cinco mil haitianos indocumentados han sido detenidos por soldados apostados en la línea limítrofe y de esa cantidad 607 son niños, includos recién nacidos que han sido rescatados.
La noche del miércoles miembros del S-2 del Ejército de República Dominicana en Dajabón, interceptaron a 74 haitianos indocumentados que cruzaron de manera clandestina la frontera con destino a Santiago, Mao, Puerto Plata, Santo Domingo y otras ciudades.
De acuerdo a informes del Ejército en la zona, de esa cantidad, 24 son mujeres, 13 hombres y 37 niños.
Estas últimas operaciones que dieron con el arresto de 74 haitianos ilegales se produjeron en los puestos militares de Las Matas de Santa Cruz, Santa María y Copey.

Preocupación
 
El director ejecutivo de Solidaridad Fronteriza, Benigno Toribio, en declaraciones a periodistas locales, expresó preocupación por el incremento del tráfico de niños haitianos que se está produciendo en las últimas semanas por la frontera norte de Dajabón.
El activista explicó que todo indica que hay un evidente aumento del tráfico de menores haitianos por la zona fronteriza dominico-haitiana de la provincia de Dajabón.
Toribio explicó que ese fue uno de los puntos que se abordó en el encuentro de Redes de Protección de la Niñez, que se celebró ayer jueves en la provincia de Pedernales. En la actividad, el activista abordó la situación de niños en las calles, y que la región fronteriza, especialmente Dajabón, es una gran muestra de ese lamentable fenómeno social.
El Jefe de Estado Mayor del Ejército de República Dominicana, mayor general José Eugenio Matos de la Cruz, declaró a varios medios de que los organismos de seguridad investigan una supuesta red que está traficando con niños haitianos hacia el país.
Dijo además que se investiga para determinar si hay “coyotes” detrás del tráfico de niños.

Los puntos
 
El Ejército informa que los arrestos se han producido en la línea fronteriza, la cercanía del río Masacre, La Vigía, Cañongo, Sanché, Los Cayucos, La Aviación, La Bomba, Esperanza, Guayubín, Santiago de la Cruz, Las Caobas, Copey, El Puente, Hatillo Palma, Jicomé, Manzanillo, El Guanal, Botoncillo, Los Miches, en las provincias de Dajabón, Montecristi, Santiago Rodríguez y Valverde.
Estos inmigrantes, incluyendo los niños, de acuerdo al informe militar en la zona, fueron detectados cuando se transportaban en camionetas, autobuses, motocicletas, caballos y mulos. Las autoridades dijeron que en muchas ocasiones traficantes de personas, tanto haitianos como dominicanos que operan en la frontera Norte, han sido sometidos a la justicia, pero logran su libertad con mucha facilidad.

ENTE DE DDHH PIDE TRABAJO CONJUNTO

 
El presidente de la Comisión de Derechos Humanos en Santiago y la región Norte, Dionisio Jérez, dijo al Listín Diario que la situación es preocupante y planteó a las autoridades de los dos países trabajar en conjunto para detener esta práctica. El activista explicó que esos niños cuando son traficados, se exponen a todo tipo de abusos.
En su opinión, República Dominicana y Haití se exponen a recibir sanciones internacionales, si no hacen frente a ese tráfico de personas por la frontera, principalmente de niños y niñas y definió la situación como criminal.
Principalmente en las calles de Santiago, se observan a decenas de niños y mujeres pidiendo en lugares estratégicos y plazas públicas, lo que evidencia el tráfico que se está produciendo en la frontera, de acuerdo a organismos de derechos humanos de la zona.

Listín Diario/viernes, 22 de julio de 2016

Avalancha sin retorno

CONTROLAR EL INGRESO DE HAITIANOS ILEGALES ES EL PRINCIPAL RETO




  • Avalancha sin retorno
    El escritor Manuel Núñez cuestiona la politica diplomática frente a Haití.
por Rafael Núñez
La colonización del territorio dominicano por parte de la cada vez más numerosa inmigración de haitianos por la frontera es uno de los problemas cardinales que enfrentan los gobiernos, pues no es un hecho episódico, sino una avalancha permanente sin retorno, con el agravante de que la República Dominicana se observa sin una posición firme ante los sectores nacionales y extranjeros que hacen causa común con los planes que atentan contra el interés nacional.
En este momento en que la opinión pública nacional y amplios sectores fácticos manifiestan públicamente su preocupación por la carencia de un plan concebido a frenar la oleada de indocumentados por nuestras fronteras, el intelectual dominicano, Manuel Núñez, desnuda la realidad con planteamientos acusatorios contra el gobierno y la oposición, a quienes tilda de participar en un proceso de autodestrucción de la soberanía dominicana.

“La Autodestrucción, la Descomposición de la Sociedad Dominicana” es el título del más reciente libro de Núñez, donde refiere que ninguna concesión dominicana será suficiente para las autoridades haitianas.
Para el intelectual, los hombres que se hallan al mando del país, tanto en el gobierno como en la oposición, “mantienen una ceguera en lo que toca a la historia e ignoran las consecuencias que podría generar el colapso de Haití en el porvenir de los dominicanos”.
“Caminamos hacia una sociedad sin apego a la nación, sin familia, donde intelectuales se han transformado en instrumentos de este desplazamiento de poblaciones que desnacionaliza el trabajo, la cultura, el territorio y que anula la Independencia de 1844”, apunta en su nueva obra el profesor de lingüistica de varias universidades. A continuación el diálogo con Manuel Núñez:

¿Cómo ve usted las relaciones diplomáticas República Dominicana-Haití?
 
Los estados que comparten el mar Caribe con la República Dominicana y Haití no comprenden la naturaleza del conflicto que Haití se ha empeñado en divulgar, ni tienen informaciones historiográficas que pudieran esclarecer el derecho a mantener las fronteras territoriales y a preservar la autodeterminación de cada uno de los pueblos que se reparten el señorío de la isla.
Desde el punto de vista diplomático, la República Dominicana ha tratado de rehuir la complejidad de los estereotipos que Haití ha sembrado entre nuestros vecinos del Caribe, ante la Unión Europea, entre los cabilderos del Partido Demócrata de los Estados Unidos e incluso entre los propios países pertenecientes a la comunidad iberoamericana, a la cual pertenecemos por derecho como Nación.
Al tratar de evitar las intríngulis historiográficas que enfrentan las memorias, las lealtades y las historias de ambos países, hemos dejado un vacío que ha sido llenado con un relato general que presenta a Haití como víctima de los dominicanos.
No le hemos explicado al mundo, ni siquiera a nuestros más leales amigos, que los dos países que comparten la isla de Santo Domingo representan, desde antes de alcanzar la condición de estados independientes, dos proyectos opuestos.

¿En los tres últimos siglos, cómo ve Haití a República Dominicana?
 
De 1805 a 1874, todo el esfuerzo haitiano se halla centrado en anular la autodeterminación y la libertad del pueblo dominicano. Tras la proclamación de su independencia el 1 de enero de 1804, sobre las ruinas de la colonia de Saint Domingue (1697- 1804) el nuevo Estado, llamado Imperio de Haití, se concibió para el dominio total de la isla. En la Constitución haitiana de 1805, se plantea que el territorio de los dominicanos pertenece al Imperio o Estado de Haití (Art. 18). Para hacer cumplir el texto constitucional invaden en 1805.
El segundo período se presenta de 1874 a 1937. Tras la firma del Tratado de Amistad y Navegación que marca el inicio de las relaciones diplomáticas y el reconocimiento de nuestra Independencia, tras unas cumbres rocambolescas, el Tratado que debieron refrendar los dos países, fue alterado por los haitianos. Dominicanos y haitianos eran herederos de Aranjuez desde 1777. Una demarcación que establecía que la colonia de Saint Domingue (1697-1804) sobre cuyas ruinas se estableció el Estado de Haití, tenía 21.087 kilómetros cuadrados… A partir de entonces, toda la diplomacia haitiana omitió el tratado de Aranjuez y comenzaron a invocar el “utis possidetis”, e iniciaron un proceso de expansión hacia el oeste de la isla.
En una tercera etapa, de 1938 al 2016, los haitianos en su política exterior presentan a la República Dominicana con un conflicto, que la comunidad internacional debe resolver.

En su libro, usted habla de negligencia de las autoridades dominicanas, ¿a qué la atribuye? 

 En términos diplomáticos, República Dominicana exhibe una diplomacia de guante blanco, plagada de reticencias. Del 2014 al 2016 se celebraron varias cumbres entre los dos países, de cancilleres y de ministros, y de los presidentes. De todos esos cónclaves, la República Dominicana salió con las manos vacías. Haití, en contraste, aplica una diplomacia fundada en el victimismo, para exportar sus problemas a República Dominicana, y constituir coaliciones internacionales en contra del país que ha elegido como enemigo, y al que ha colocado perpetuamente a la defensiva.

¿Cuál ha sido la base de esa campaña contra el país? 
 
Entre los intelectuales que promueven la colonización haitiana ha prevalecido la idea de que el pensamiento (no los movimientos de los diversos actores sociales) es el motor del cambio social. De ahí que el Centro Bonó y todos los apéndices de las organizaciones Jesuitas, al igual que la FLACSO, el Observatorio de las Migraciones presentan un problema geopolítico: la lucha de un pueblo batallando por apropiarse de los recursos del otro, como un problema de prejuicio, racismo de la nación agredida.
Han apoyado la tesis de que hay que hacer prevalecer la Corte Interamericana de los derechos humanos de la OEA sobre los tribunales del derecho interno, que debemos someter todas las decisiones nacionales a las mancuernas de las organizaciones internacionales, el OIM, el ACNUR, el Banco Mundial.
La esperanza de todos estos grupos es que estas nuevas formas de Gobierno, encarnadas en el intervencionismo internacional terminen suplantando al poder legislativo, en la formulación de sus políticas dirigidas cabalmente contra la familia, los valores y las estructuras nacionales, y desmontar totalmente la soberanía económica que permita la colonización del territorio, cosa que se ha logrado con un endeudamiento sin precedentes (48 % del PIB) y sin tregua, anulando las barreras jurídicas para remplazar al pueblo dominicano.

¿Ve usted factible la firma de un Tratado de Libre Comercio con Haití?
 
El enfoque que prevalece actualmente es que de llegar a una especie de integración económica entre República Dominicana y Haití, quedarían resueltos los supuestos conflictos en que se encuentran envueltos los dos países.
El 12 de julio de 2013, Haití prohibió la entrada de pollos, huevos y plásticos colocándoles las mayores barreras al comercio dominicano.
El 2 de octubre de 2015 se impuso una nueva veda, que aún se mantenía hasta hace algunos meses, contra viento y marea, a 23 productos dominicanos. Ni el encuentro, por más de cuatro horas, entre los dos presidentes en el Aeropuerto de Barahona, el 13 de octubre de 2015, ni la mediación de la Unión Europea pudieron derribar esa voluntad haitiana, cuyo objetivo es arrodillar el comercio dominicano. Además de la prohibición al comercio, los camioneros dominicanos son asaltados; les roban la carga y, en los casos más dramáticos, los secuestran y les incendian el camión.
Tras los fracasos aparatosos de la comunidad internacional en Haití, en medio del vasto cementerio de proyectos, ilusiones perdidas y esfuerzos inútiles, se ha fraguado el cálculo rotundamente siniestro, de que la única solución que aún no se ha ensayado, y que merece ser puesta de relieve es encontrar la suerte de ese Estado fallido con la dinámica circunstancia dominicana.

Tras el vivir y el soñar, está lo que más importa: despertar...


Discurso pronunciado por el Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia Evo Morales ante la reunión de Jefes de Estado del G20 en Moscú

Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia Evo Morales


Moscú (30/06/2013)

*Con lenguaje simple, que era trasmitido en traducción simultánea a más de un centenar de Jefes de Estado y dignatarios de los países del G20, el Presidente Evo Morales logró inquietar a su audiencia cuando dijo:


“Aquí pues yo, Evo Morales, he venido a encontrar a los que celebran el encuentro.

Aquí pues yo, descendiente de los que poblaron la América hace cuarenta mil años, he venido a encontrar a los que la encontraron hace solo quinientos años.

Aquí pues, nos encontramos todos. Sabemos lo que somos, y es bastante.

Nunca tendremos otra cosa.

El hermano aduanero europeo me pide papel escrito con visa para poder descubrir a los que me descubrieron.

El hermano usurero europeo me pide pago de una deuda contraída por Judas, a quien nunca autoricé a venderme.

El hermano leguleyo europeo me explica que toda deuda se paga con intereses aunque sea vendiendo seres humanos y países enteros sin pedirles consentimiento.

Yo los voy descubriendo. También yo puedo reclamar pagos y también puedo reclamar intereses. Consta en el Archivo de Indias, papel sobre papel, recibo sobre recibo y firma sobre firma, que solamente entre el año 1503 y 1660 llegaron a San Lucas de Barrameda 185 mil kilos de oro y

16 millones de kilos de plata provenientes de América.

¿Saqueo? ¡No lo creyera yo! Porque sería pensar que los hermanos cristianos faltaron a su Séptimo Mandamiento.

¿Expoliación? ¡Guárdeme Tanatzin de figurarme que los europeos, como Caín, matan y niegan la sangre de su hermano!

¿Genocidio? Eso sería dar crédito a los calumniadores, como Bartolomé de las Casas, que califican al encuentro como de destrucción de las Indias, o a ultrosos como Arturo Uslar Pietri, que afirma que el arranque del capitalismo y la actual civilización europea se deben a la inundación de metales preciosos!

¡No! Esos 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata deben ser considerados como el primero de muchos otros préstamos amigables de América, destinados al desarrollo de Europa. Lo contrario sería presumir la existencia de crímenes de guerra, lo que daría derecho no sólo a exigir la devolución inmediata, sino la indemnización por daños y perjuicios.

Yo, Evo Morales, prefiero pensar en la menos ofensiva de estas hipótesis.

Tan fabulosa exportación de capitales no fueron más que el inicio de un plan 'MARSHALLTESUMA", para garantizar la reconstrucción de la bárbara Europa, arruinada por sus deplorables guerras contra los cultos musulmanes, creadores del álgebra, la poligamia, el baño cotidiano y otros logros superiores de la civilización.

Por eso, al celebrar el Quinto Centenario del Empréstito, podremos

preguntarnos: ¿Han hecho los hermanos europeos un uso racional, responsable o por lo menos productivo de los fondos tan generosamente adelantados por el Fondo Indo americano Internacional?  Deploramos decir que no.

En lo estratégico, lo dilapidaron en las batallas de Lepanto, en armadas invencibles, en terceros Reich y otras formas de exterminio mutuo, sin otro destino que terminar ocupados por las tropas gringas de la OTAN , como en Panamá, pero sin canal.

En lo financiero, han sido incapaces, después de una moratoria de 500 años, tanto de cancelar el capital y sus intereses, cuanto de independizarse de las rentas líquidas, las materias primas y la energía barata que les exporta y provee todo el Tercer Mundo.

Este deplorable cuadro corrobora la afirmación de Milton Friedman según la cual una economía subsidiada jamás puede funcionar y nos obliga a reclamarles, para su propio bien, el pago del capital y los intereses que, tan generosamente hemos demorado todos estos siglos en cobrar.

Al decir esto, aclaramos que no nos rebajaremos a cobrarles a nuestros hermanos europeos las viles y sanguinarias tasas del 20 y hasta el 30 por ciento de interés, que los hermanos europeos le cobran a los pueblos del Tercer Mundo. Nos limitaremos a exigir la devolución de los metales preciosos adelantados, más el módico interés fijo del 10 por ciento, acumulado sólo durante los últimos 300 años, con 200 años de gracia.

Sobre esta base, y aplicando la fórmula europea del interés compuesto, informamos a los descubridores que nos deben, como primer pago de su deuda, una masa de 185 mil kilos de oro y 16 millones de plata, ambas cifras elevadas a la potencia de 300.

Es decir, un número para cuya expresión total, serían necesarias más de 300 cifras, y que supera ampliamente el peso total del planeta Tierra.

Muy pesadas son esas moles de oro y plata. ¿Cuánto pesarían, calculadas en sangre?

Aducir que Europa, en medio milenio, no ha podido generar riquezas suficientes para cancelar ese módico interés, sería tanto como admitir su absoluto fracaso financiero y/o la demencial irracionalidad de los supuestos del capitalismo.

Tales cuestiones metafísicas, desde luego, no nos inquietan a los indo americanos.

Pero sí exigimos la firma de una Carta de Intención que discipline a los pueblos deudores del Viejo Continente, y que los obligue a cumplir su compromiso mediante una pronta privatización o reconversión de Europa, que les permita entregárnosla entera, como primer pago de la deuda histórica...".
 Muy pesadas son esas moles de oro y plata. 
¿Cuánto pesarían, calculadas en sangre? Aducir que Europa, en medio milenio, no ha podido generar riquezas suficientes para cancelar ese módico interés, sería tanto como admitir su absoluto fracaso financiero y/o la demencial irracionalidad de los supuestos del capitalismo. Tales cuestiones metafísicas, desde luego, no nos inquietan a los indoamericanos. Pero sí exigimos la firma de una Carta de Intención que discipline a los pueblos deudores del Viejo Continente, y que los obligue a cumplir su compromiso mediante una pronta privatización o reconversión de Europa, que les permita entregárnosla entera, como primer pago de la deuda histórica... 
Tras el vivir y el soñar, está lo que más importa: despertar.
⁠⁠⁠⁠⁠

*Sobre el autor del discurso:

LUIS BRITTO GARCIA
Nació en Caracas en 1940. En 1970 obtuvo el Premio Casa de las Américas con la colección de relatos Rajatabla. En 1979 ganó el mismo galardón internacional por su novela Abrapalabra. En 1981 recibió el Premio de Literatura Humorística Pedro León Zapata por Me río del mundo y en 1984 navegó por el mar narrativo de las utopías con La orgía imaginaria. Su pieza Venezuela Tuya fue galardonada con el Premio de Teatro Juana Sujo 1971 y representada en gira por América Latina durante dos años. En 1975 ganó el Premio Municipal de Teatro con El tirano Aguirre y en 1980 el Premio Latinoamericano de Dramaturgia Andrés Bello por La misa del esclavo. En 1997 estrenó La ópera Salsa, con música de Cheo Reyes. 
Periodista de opinión e investigador en Ciencias Sociales, es autor de una vasta obra ensayística sobre el discurso político y las contraculturas, en la cual destacan La máscara del poder (1989) y El imperio contracultural: del rock a la postmodernidad (1990). Los hechos y paisajes de Pirata se nutren de la experiencia de una vida como navegante deportivo y submarinista, y de su investigación histórica Demonios del mar, piratas y corsarios en la costa de las Perlas del Caribe, concluida en 1993.
El 18 de octubre de 1990, el diario “El Nacional” de Caracas, Venezuela, le publica la conocida carta “Guaicaipuro Cuauhtémoc cobra la deuda a Europa”, que algunas personas y medios desinformados la toman como propia de un cacique.

miércoles, 9 de agosto de 2017

¿Quienes son los que hacen negocio con los haitianos en Chile?

¿Tiene usted idea del problema de la migración haitiana?



Por: Marcela Castro


Es curioso que mientras ciertas personas pretenden que aceptemos la migración como algo sencillamente “inevitable” y que incluso hasta nos beneficia (lo cual no es tan así), países que han tenido más tiempo olas migratorias están girando hacia un sentido opuesto: restringir la llegada de migrantes. Se acusa a esos países inmediatamente de “xenofobia”. Sí, esa palabrita es muy utilizada. Pero ya no basta esa palabrita para explicar lo que está pasando en otros países y el por qué tenemos, como Estado de Chile, que poner un freno a lo que está ocurriendo, o sea, la llegada sin control y sin filtro de personas migrantes.

Y este asunto, el problema de la migración haitiana es digno caso de estudio. ¿Por qué ellos? Porque tras más de tres décadas de tolerar su migración, los países de la zona del Caribe les han cerrado las puertas. Ahorrémonos las expresiones de compasión y de falso humanitarismo y las acusaciones de xenofobia, racismo y etc., porque si sólo hubiera sido Guyana tal vez podría hablarse de racismo, o si hubiera sido Belice, Guyana y Costa Rica. Pero no es así. En la 25ª cumbre CARICOM celebrada en 2014 en San Vicente & Granadinas, el tema de la migración ilegal haitiana fue el centro del debate. Y se le exigió a Haití que tomara cartas en el asunto. ¿Lo hizo? Curiosamente, lo que hizo fue comenzar a enviar haitianos a Chile. Por eso, en el año 2017, las puertas del Caribe se cerraron a Haití.

Y cuando todos los países la zona Caribe están decididos a cerrarles las puertas a los haitianos, ya no cabe la acusación de xenofobia, y sí la de hacerse preguntas, como ¿cuál es la razón por la cual esos países se niegan a seguir recibiendo haitianos? Respuesta: es que no puede ser que una y otra y otra y otra y otra vez haya que recibirlos.

El colapso final de la paciencia de los caribeños no vino de República Dominicana, que ha tenido que soportar más de 50 años de flujo constante de haitianos. Vino de lo que está ocurriendo en México. La crisis comenzó a finales de 2016, cuando, miles de haitianos cruzaron hacia Mexicali (Baja California) a Tijuana provenientes de Estados Unidos. México, que ya tiene una grave crisis humanitaria con los migrantes, los acogió, les dio refugio, les dio visas… y a los que no cumplían con los requisitos se los iba a deportar. Obviamente se pensará que a Haití, pero no: varios fueron deportados a Brasil. Y otros a países como Panamá, o incluso Chile. Y si la cosa hubiera quedado ahí no habría causado más conflicto, pero es que siguieron llegando haitianos. Y estamos a mediados de 2017 y no han parado de llegar y de formar campamentos, para obtener lo que sus otros compatriotas lograron.

Y la pregunta obvia es: ¿por qué no son deportados a Haití?
Eso es lo que ha acabado por fastidiar a los países de la zona Caribe, para que hayan puesto un alto a décadas (léase bien, décadas) de aceptar a haitianos. ¿Qué pasa en Haití que este flujo de personas no para? ¿Cómo es posible que sigan saliendo miles de personas cada año y no paren de salir de la isla? ¿Cómo no son capaces de construir un país donde vivir que tengan que mendigar en otros una década tras otra?.

Y ese es el problema: ¿no son capaces o no quieren? Y la respuesta a esa pregunta es lo que ha causado que los haitianos no solo ya no gocen de la misma compasión que hace unas décadas, sino que sencillamente se hayan vuelto un problema. Para que se hagan una idea: ¿cuál es la actitud actual de los migrantes haitianos en Centroamérica? Fingirse africanos. El 95% de los migrantes irregulares, afincados en las fronteras norte y sur de Costa Rica en estos últimos dos años, son haitianos que se hacen pasar por africanos, para evitar la deportación a su país de origen. ¿Por qué? Porque Haití está en el suelo.

Y lo que Panamá, Costa Rica, Belice, Salvador y otros países quieren saber es ¿por qué está en el suelo? O sea, Haití no está en guerra, Haití tiene presidente y Congreso electos, y Haití está bajo el alero del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que ha decidido poner fin a la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización en Haití (MINUSTAH) este año. No podría hacerlo si las condiciones en la isla no fueran aceptables. Oh, es que ocurrió un huracán el 2016 y el terremoto del 2010… ¿Y eso es razón por la que otra vez (como llevamos viendo desde hace décadas), los haitianos siguen saliendo de su isla? ¿Cuándo se pondrá un alto a todo esto? se preguntaron los países del Caribe. Panamá exigió directamente al gobierno haitiano una respuesta en el 2016, lo hizo Costa Rica hace unos meses atrás, lo hizo Bahamas en el 2014. Estamos en 2017 y la cosa no para. Hace décadas que no para.

La respuesta a todo este asunto está en la élite haitiana. Oh, sí, hay élite haitiana. Y esas personas venden a su gente a la élite de otros países (como el nuestro) para satisfacer las necesidades de mano de obra barata de las fincas, de los ingenios y del sector de la construcción. ¿Creen que es mera casualidad que la zona del Mato Grosso de Brasil sea la que concentre la mayor cantidad de haitianos? Ahí están los ingenios de caña de azúcar, fundamental para la producción de etanol, o sea, agrocombustible. La expansión de la producción de agroenergía, es de gran interés para empresas de organismos genéticamente modificados o transgénicos, como Monsanto, Syngenta, Dupont, Bass y Bayer. O sea: George Soros y Bill Gates entre otras personas sumamente humanitarias. Cuando Lula llegó al poder en Brasil, uno de sus empeños fue controlar el trabajo de la mano de otra precisamente en esa zona y en la de Sao Paulo, hacia el año 2006, encontrándose con mano de obra esclava, sobre todo indígenas. Dado el control que hizo el gobierno brasileño para impedir este abuso, ¿qué creen que hicieron esas empresas? Traficar con haitianos, desde República Dominicana (o sea, desde otros ingenios) hacia Brasil, vía Bolivia.

Soros, que ha financiado las campañas de legalización de la marihuana (lo hizo en Uruguay, pautando a Mujica, con el fin de obtener autorización para cultivar marihuana transgénica, para controlar el mercado de ese producto), está totalmente a favor de la migración haitiana y financia campañas de apoyo a la “regularización” de esas personas, sobre todo cuando están “apátridas”. Lo cual es un negocio para la élite haitiana, que busca conseguir fronteras abiertas y repatriaciones casi nulas. ¿Dónde está el negocio? Oh, es que Haití recibe fondos para vivienda, educación y capacitación laboral desde la Unión Europea y desde la misma Naciones Unidas. Si no hay a nadie a quien capacitar ¿quién se queda con ese dinero?

Solo mírese lo que ocurrió cuando la presidenta Michelle Bachelet fue a Haití. Si tan mal lo pasan los haitianos en este país, si son tan discriminados, maltratados, si pasan tanto frío, ¿por qué no se acordó un plan de repatriación? Correspondía, dado que Chile era participante de la MINUSTAH que ha reconstruido Haití. En ese país, Chile impulsa proyectos en materia educativa y de reconstrucción, enfocados a los jardines infantiles, la financiación de becas, la construcción de escuelas y la capacitación de agentes de la Policía Nacional, además de proyectos, como capacitación de jóvenes en microemprendimientos y medioambiente, y entrega de medicamentos. ¿Por qué hacer que se queden personas en un país extraño si pueden vivir en su propia tierra? No, no fue eso lo que se discutió, sino en cómo hacerles las cosas todavía más libres a los haitianos en Chile, otorgando visas a los menores de edad incluso cuando no les corresponde. ¿Quién se queda con ese dinero que el Estado de Chile pone a disposición de Haití, si les damos dinero para que se financien emprendimientos que no se harán porque la mayor parte de la población de Haití está fuera de la isla? O peor, financiamos emprendimientos para haitianos en Haití, y mantenemos a los haitianos en Chile dándoles beneficios sociales que no les corresponde, porque entraron como turistas. Pero cuando se habla de “repatriar” no hay dinero. Y la pregunta que cabe aquí es: si Haití es un país en reconstrucción, ¿no es acaso en esos lugares donde más se necesita mano de obra?

Para que tengamos una idea de lo que nos pretenden hacer cómplices quienes alegan que debemos aceptar incluso más haitianos de los que ya nos han caído encima: Haití ha reactivado este año al Ejército regular, que había sido desmovilizado tras el regreso de Jean Bertrand Aristide en 1994. Y se pensó, ilusamente, que eso significaba que Haití por fin cumpliría su eterna promesa de controlar la migración. No, no se está reactivando al Ejército para eso, sino para poner fin al contrabando de mercancías, sobre todo con República Dominicana. O sea, no para impedir que el flujo de migrantes haitianos siga yendo a ese país, aunque toda la zona Caribe se lo ha exigido, no como incentivo a la repatriación con ofrecimientos para quienes se enlisten. Y esa fue la gota que colmó el vaso a los países caribeños: si los haitianos pueden financiar un Ejército ¿por qué no pueden financiar las repatriaciones?

Para que se entienda que este asunto no es ni remotamente xenofobia y que deberíamos preguntarnos quienes son los que están haciendo negocio con los haitianos en Chile. El huracán Matthew provocó daños en Haití en el año 2016. Otro huracán. Otra vez Haití con daños. República Dominicana entregó ayuda (también sufrieron daños pero igual ayudaron). ¿Qué dijo la élite haitiana? Las autoridades deben tomar con pinzas la ayuda dominicana, para evitar que aumente la dependencia de nuestro país en el plano alimentario. Tacharon la ayuda de acción de ocupación o intervencionismo. Algunos hablaron de “invasión”. ¿Objetivo? crear escasez artificial para aumentar los precios de los productos dominicanos que llegan a su territorio. ¿Quiénes se benefician? Los muy ricos ciudadanos haitianos, que explotan a su gente, porque ¿Cómo no hacerlo si tienen a millones de haitianos que remiten dólares a sus familias desde muchos países del mundo?
Y los haitianos son cómplices de su propia élite. Viajan sin papeles porque la élite haitiana se los niega. Pero al llegar a otros países, los exigen, e incluso usan y abusan de derechos, con el fin de obtener legalizaciones y regularizaciones que no les corresponden, presionando con su presencia masiva. ¿Se entiende que el principio de ius solis no aplica para extranjeros en condición “de tránsito” por el territorio? La gran mayoría de haitianos en Chile están en tránsito, porque ingresaron como turistas. Entonces ¿por qué están apátridas, si su obligación es inscribir a sus hijos en sus consulados? Porque así fuerzan un arraigo que no les corresponde, porque ingresaron como turistas, abusando de los beneficios de tal condición, empezando: menores exigencias de ingreso. Si eso no funciona, apelan a la miseria para obtener visas humanitarias, como ocurre en Tijuana. Y desde los medios de prensa se alimenta la idea que todo lo malo que les pasa es por culpa de la población nacional, que es racista, que los discrimina… Pero es cosa de revisar el historial de la migración haitiana en otros países para darse cuenta que hay un patrón que se cumple en todos los casos: los haitianos no son pobres porque se les trate mal en los países a los que llegan, ellos lo son porque acarrean pobreza. La traen de su país, no la adquieren fuera de él. Y la esparcen a todos los demás países, con los que nunca se muestran agradecidos, sino que siempre los miran como deudores. Todos le deben a Haití.
Se nos exige a todos los países asumir un rol paternalista con respecto a los migrantes de Haití, descartando de antemano el derecho que el Estado tiene a decidir sobre aspectos de migración tan puntuales como quién entra, quién se queda y quién puede ser deportado, así como los criterios a emplearse para tomar esas decisiones. Tenemos que mirarlos siempre como víctimas. La cuestión es que ¿de quiénes son víctimas los haitianos? ¿De Panamá, de Chile, de Brasil? ¿Por qué no se dan cuenta que los haitianos sólo son víctimas de ellos mismos y de su ataviada cultura de victimismo y de mendicidad?
Por eso es que la zona del Caribe se aburrió de ellos, por eso es que no les permiten ingresar sin documentos, por eso es que les han puesto un freno y los están deportando. Y ojo: deportar no es violación de derechos humanos, es la sanción para los extranjeros que no cumplieron con sus obligaciones, como los haitianos que ingresan sin papeles y sin siquiera un chequeo médico. Ojalá fuera un asunto de nacionalismo trasnochado, ojalá se redujera a “no queremos negros”. Pero algo está mal en ese discurso demagógico basado tangencialmente en derechos humanos, cuando países que tienen población negra nacional rechaza a los haitianos. Y no nos hará mejores personas ignorar eso y escuchar discursos pro-regularizaciones que no sabemos quién está financiando y por qué. Ya los países del Caribe se creyeron el cuento de la “igualdad” con la que pretenden forzarnos a los chilenos a que no exijamos nada a los extranjeros en general. Pero es mentira. Los Estados tienen la responsabilidad primaria de sus propios ciudadanos y fijan los términos para la admisión, residencia y remoción de extranjeros. Haití está olímpicamente ignorando a sus ciudadanos, lleva décadas haciéndolo y lo seguirá haciendo mientras tenga países que carguen con ellos, mientras se permita el envío de remesas que haga que los haitianos que viven allí no tengan que exigir nada a sus autoridades, y así obtener ganancias millonarias para la élite que es la que se beneficia con todo esto. No podemos seguir siendo cómplices de ello. No podemos, en nombre de los derechos humanos malentendidos, continuar solapando la mediocridad del Estado haitiano ni asumir responsabilidades que ni siquiera cumplimos con nuestra población.






Doctora en Derecho Internacional y Relaciones Internacionales (U.Complutense de Madrid), Licenciada en Humanidades con mención Historia (U. de Chile), entre otros grados, y fan de Spartacus, de la opera y de Bette Davis.


03 de agosto, 2017

Tomado de elquintopoder Chile

http://www.elquintopoder.cl/politica/tiene-ud-idea-del-problema-de-la-migracion-haitiana/