lunes, 4 de noviembre de 2013

Nuestro embajador en haití, contrabandeaba cientos de haitianos, sin visado, sin papeles, sin documentos...


Por la Calle de la Amargura


Por Manuel NÚÑEZ Asencio


De las ocurrencias de este embajador desenfrenado,
puede hacerse un libro. En una ocasión se encontró
con el Presidente Preval, y resultó tan empalagoso
y efusivo que le dio un beso en la frente.
Preval que era casi un autista se  secó la baba
que le dejó el besucón con un pañuelo perfumado.




Desde hace algún tiempo,  los haitianos nos llevan por la Calle de la Amargura.  De poco valen los aspavientos, el servilismo  y, a veces, la molicie  de  nuestros diplomáticos  en las reuniones internacionales. La blandura, la falta de resolución y la ausencia de una doctrina diplomática nacional han hecho progresar enormemente los estereotipos que la diplomacia haitiana  y las ONG fusionistas han sembrado en el teatro internacional.  La somnolencia, el desapego a valores fundamentales,  presentan a la República Dominicana como un toro sangrante, lleno de banderillas, rejoneado salvajemente por el Departamento de Estado, por la Corte Interamericana de los Derechos Humanos , y esperando la estocada final a su soberanía.


Los hombres que han estado en el teatro de los acontecimientos han roto todas las marcas del ridículo. Tuvimos, perdón debo decir padecimos, a un embajador en Haití, D. José Serrulle que llegó a proponer la fusión de los dos  países que comporten la isla La Española.  Me imagino que los huesos de Juan Pablo Duarte debieron retorcerse en su propio mausoleo. Inescrupuloso, aceptó una donación del Gobierno haitiano,  de miles de dólares para una fundación , Ciencia y Arte, que él preside. Luego,  en su papel de embajador, entraba por la frontera acompañado de cientos de haitianos, sin visado, sin papeles, sin documentos a unas supuestas ferias de Confraternidad organizada por su excelencia, burlándose olímpicamente de todos los centinelas fronterizos.  Era tal su narcisismo, que se creía más encantador que todos los enviados internacionales juntos, solía, organizar reuniones de los partidos de oposición en la embajada; opinar de temas que no le competían; entrometerse con  toda  la impertinencia del mundo  en los asuntos internos del país vecino; y en más de una ocasión hubo que llamarle la atención por su donjuanismo irreflexivo,  por su disparatadas y exaltadas maneras. El propio Gobierno haitiano se quejó de su comportamiento pendenciero, y lo colocó finalmente en su puesto de extranjero. Cosa que, al parecer, había olvidado.

De las ocurrencias de este embajador desenfrenado, puede
José Serrulle
hacerse un libro. En una ocasión se encontró con el Presidente Preval, y resultó tan empalagoso y efusivo que le dio un beso en la frente. Preval que era casi un autista se  secó la baba que le dejó el besucón con un pañuelo perfumado.  En un Wikileaks que recoge las conversaciones privadas del Presidente Fernández y del  embajador  estadounidense, el mandatario le dice a su interlocutor, que el embajador Serrulle es emotivo y un poco loco como todos los de esa familia. En otro Wikileaks, el canciller Morales Troncoso que tenía que fumarse a ese infumable es más preciso. Lo calificó de inútil y loco, y que pronto seria cancelado.  ¡No fue así!  Fue nombrado en otro lugar de las Antillas, Trinidad y Tobago, desde no llegan las estridencias  de sus extravagancias.  Con esos bueyes, con nulidades tan grandilocuentes, no podemos seguir arando.  ¡Qué  país puede hacerse respetar  representado por  individuos de semejante estofa!.


 Haití ha entrado como miembro observador a la Cumbre Iberoamericana, a instancias de la República Dominicana. En la  última Cumbre celebrada en Panamá, los haitianos pidieron un turno para meternos en capilla ardiente,  trataron de introducir  como tema de la Cumbre la sentencia del Tribunal Constitucional y armar la marimorena.  No pudieron pasarle de listos. Querían obtener una condena contra el país que lo había invitado a ese cónclave internacional. Desacreditarnos en nuestra propia fiesta. Si esto no es  una agresión ¿qué es, entonces, una agresión?.

El presidente Medina,  en el primer encuentro oficial  con su homologo  el Presidente Martelly,  dio  los primeros pasos para un plan de reforestación de esa nación  y  prometió  poner todos  los recursos nacionales para que los haitianos pudiesen  llevar a cabo el proceso de documentación de su población. Al día siguiente de esas demostraciones de amistad y de solidaridad, recibimos una veda a los huevos, a los pollos y los plásticos dominicanos. Medida despiadada que arruinó  a grandes porciones de nuestro comercio que había crecido, fundado esa demanda por ser la nación más próxima al teatro de operaciones.   Era una violación a las más elementales normas del comercio. Después de humillarnos, tras haber despachado con cajas destempladas a una comisión de tres Ministros dominicanos que fueron por lana y regresaron totalmente trasquilados, comenzaron a esparcir la leyenda, absolutamente falsa, de que nosotros teníamos la gripe aviar, a pesar de las oportunas certificaciones de la Organización Mundial de la Salud. Hubo  que hacer de tripas corazón para  salvar la temporada turística que estuvo a punto  de perderse con esa campaña infame  y para   evitar que las exportaciones nuestras a otros destinos corriesen la misma suerte. Es decir, que después cornudos, apaleados.

Tras el terremoto del 2010 se estableció  un presupuesto del Ministerio de Economía para la reconstrucción de Haití. Se abrieron todos  nuestros hospitales para recibir a las multitudes de damnificados de la tragedia; el pueblo dominicano y su Gobierno se volcaron  con todos sus recursos en Haití, el Presidente Fernández
Martelly y Leonel
como parte de esa vastísima cooperación le construyó una Universidad en la Limonade al pueblo haitiano.  La biblioteca de esa Universidad llevaría el  nombre de Juan Bosch,  era un modo de sellar la amistad entre los dos Estados. Los haitianos le  borraron ese  nombre a la Biblioteca, bautizaron la Universidad con el nombre de Henri I, personaje de triste recordación para los dominicanos,  el autor de las matanzas de Moca y Santiago en 1805.
Henri Chistophe
De este modo, se expresaba la gratitud  de los haitianos al gesto del  Gobierno dominicano.

Tras el asesinato de la dominicana Maritza Núñez   en el  año de 2005  en Montecristi  se produjo una reacción no sólo contra los asesinos que pusieron los pies en polvorosa, quedaron impunes,  sino contra todos los haitianos radicados  ilegalmente en Hatillo Palma.  Para calmar los ánimos, el Presidente Fernández emprendió un viaje a Puerto Príncipe, por las imprudentes sugerencias del  embajador de entonces , que ya dije que era una persona de cuidado.  Fue recibido de mala manera en el Palacio de Gobierno.  Las autoridades haitianas  permitieron que las turbas se congregaran a las puertas del Palacio Presidencial a insultarle y protestar en contra de su presencia.

El Presidente dominicano tuvo que salir por una puerta lateral  bajo una lluvia de tiros y de piedras. Si no hubiese intervenido la fuerza aérea dominicana, y las tropas de la MINUSTAH que desbloquearon las calles obstruidas por  automóviles incendiados,  se hubiera materializado un atentado en su contra. Así lo reconoció el informe del  Wikileaks  que da cuenta menuda de los hechos, y postreramente, el propio Presidente Fernández, hizo las revelaciones pertinentes relacionadas con ese hecho.

La primera vez que la Republica Dominicana fue llevada ante el Consejo de la Organización de Estados Americanos (OEA)  fue tras el atentado del general Trujillo a Rómulo Betancourt  en 1960. Ahora en pleno ejercicio de nuestra soberanía, hemos sido llamado a capítulo  ante el Consejo, por diligencias de  Haiti, que ha empleado a un Estado minúsculo del Caribe, San Vicente y Granadinas, para acusarnos de violar sus derechos por querer aplicar nuestras propias leyes que son semejantes a la que mantienen todos los Estados del continente desde México hasta Chile.

Haití  y todos sus embajadores están solicitando la intervención internacional para arrebatarnos el derecho soberano que tenemos los dominicanos de decidir quiénes son nuestros nacionales. Lo han hecho ante la CIDH, ante el Consejo de la OEA, ante las Naciones Unidas, ante las cancillerías europeas,  ante Amnistía Internacional , ante la Fundación Kennedy que le está haciendo presión al Presidente, y luego han empleado en ese conciliábulo de fuerzas , personalidades dominicanas y extranjeras,  ¿ podrán con todo este concierto de influencias  combinadas desmantelar la soberanía dominicana?.

El destino de nuestro  país está en manos del pueblo dominicano. Sus  políticos han perdido los  ideales. Sus intelectuales lo han traicionado. Sus élites han desertado de sus responsabilidades.  El pueblo sabe que hemos acumulado una gran cantidad de agravios. Nuestro Gobierno se gasta más de 3500 millones de pesos en la salud de los haitianos;  el empleo desaparece secuestrado por estas multitudes hambrientas. Crece la incertidumbre. Hemos soportado una inmigración muy superior a nuestras capacidades  de acogida. Y sin embargo, se mantiene una campaña  de acoso internacional  contra  la Republica Dominicana,  y el grupo de haitianófilos y sus ONG  nos acusan de  “genocidio civil “ porque no les entregamos el país. Son ellos los que han sembrado la tesis infame de que los haitianos siempre tienen razón, cuando nos atropellan, cuando pisotean nuestras leyes, cuando se presentan como víctimas nuestras ante el mundo, cuando nos llevan por cualquier periquete a una Corte Internacional, y que nosotros  nunca la tenemos, ni siquiera, cuando sencillamente nos defendemos.

No hay comentarios: