sábado, 29 de agosto de 2015

Ningún militar o político dominicano quiso invadir haití con fines de poseer la isla completa

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Se apuesta a la guerra


Por: Manuel Bergés hijo

Estamos viendo que desde hace años los habitantes de nuestra compartida isla estamos recibiendo cada día, mayores señales de las naciones desarrolladas, de que no somos ciudadanos a quienes les plazca sobremanera tener dentro de sus fronteras.

Por eso realizan con todos los medios a su alcance y en colaboración con pseudodominicanos las más variadas estrategias o estratagemas para lograr la fusión de ambas naciones.

Así nos “obligaron” con el permiso en su momento del presidente Balaguer, a que para pertenecer al grupo de Lomé IV y supuestamente disfrutar de sus beneficios, como excolonia europea, que solo podíamos hacerlo, del brazo de los vecinos haitianos.

De modo que por la politiquería y para pedir limosnas internacionales, nuestros políticos en un gesto simplón y comunitario, nos llevaron del brazo extendido y la mano abierta de los vecinos, a Lomé, quienes de seguro nos admitirían y en consecuencia, de las migajas a Haití, nosotros comeríamos.

Y así ha sido. Han enganchado o supeditado las donaciones a proyectos en conjunto para supuestamente viabilizar una mejor calidad de vida de ambos países, cuando en la realidad es solo la de ellos, los vecinos haitianos: proyecto de un puente en la frontera, para que ellos pasen de allá para acá; una carretera en el Norte para enlazar a Montecristi con Cabo Haitiano; la remodelación del Muelle de Manzanillo para que ellos lo utilicen; la represa de varios de nuestros ríos para que el agua nuestra que tanta falta nos hace, sea aprovechada por ellos, que ya secaron sus ríos y acabaron con su foresta. De esta manera, los vecinos haitianos no tienen que intentar cruzar los mares en botes y solo se les deja abierta, la puerta fronteriza nuestra, que los poderosos ordenan que no se custodie.

La ONU intervino Haití luego de o con motivo de la caída o salida de Jean Bertrand Aristide (Titi) y en ese período no contribuyeron a democratizarle ni a desarrollarle, sino que los poderosos imperiales, procedieron a desarmar ese país y además como contrapartida, nos armaron militarmente. Sí, nos donaron y nos vendieron armamento bélico de todo tipo, incluyendo entrenamiento en sus bases militares, tanto en América latina, como en su territorio continental.

¿Con qué fin? Nosotros armados y Haití desarmado. Obviamente para que en algún momento les sojuzgáramos. Eso no ocurrió. Ningún militar o político dominicano quiso invadir con fines de poseer la isla completa. Obviamente, porque conocemos el tema. Ellos allá y nosotros aquí.

Con el paso de los años, se recrudeció el deseo imperial de impedir que los haitianos fuesen a los territorios imperiales, ya sea por sus atávicas enfermedades, su atraso cultural, o por ser negros; por una cualquiera de esas razones o por todas.

Lo cierto es que no los quieren allá, ni en América, ni en Europa.

Las naciones grandes y poderosas, están tratando de fusionar la isla,
para eliminar el entusiasmo haitiano de emigrar a sus imperiales territorios y para eso cuentan con sus dólares y ya con la colaboración de malos dominicanos... que les ayudan por paga, a esos malvados deseos.

Ahí permanece la MINUSTAH, sin hacer nada... y se ha ido desintegrando poco a poco ante ese desgaste propio del que no hace nada.

Pero si hacen... permitir ante su mirada complaciente la formación de un nuevo Ejército haitiano, que ya posee 15,000 hombres, entrenándose sus líderes, en una Academia en la supuestamente hermana República de Ecuador.

No era el deseo ni el comportamiento puro de Simón Bolívar, pero con amigos así, no se necesitan enemigos.

Haití, como Estado fallido, no tiene fondos para crear un ejército. Los poderosos lo han creado. Así, surge la pregunta anterior de por qué desarmaron a Haití y nos armaron a nosotros y ahora ¿por qué los arman... de nuevo?

Es más que evidente, que los poderosos apuestan a la guerra entre ambas naciones. Que tengamos una lucha similar, a la reciente de los Balkanes y así se decide cuál de los dos es el propietario titular de la isla.

En el interín, nos envían a los señores de la OEA a decirnos en informes de papeles que aguantan de todo, “que existen personas en riesgo de no contar con ninguna nacionalidad reconocida”, cuando ellos saben, que tanto en RD como en Haití, predomina constitucionalmente el “Ius sanguinis”, es decir, cualquier dominicano hijo de padres y madres dominicanos, donde quiera que nazca, es dominicano”, como cualquier hijo de haitiano es haitiano donde quiera que nazca, lo cual significa, que no es como la OEA pretende engañar al mundo, señalando que en RD hay personas sin nacionalidad.

No, Señores, todos los que están en nuestro territorio, tienen alguna nacionalidad reconocida, no son apátridas. 


Con la invasión haitiana pacífica y la supuesta protección internacional del lado oriental de la isla, se llenará aún más RD, unida a la infausta declaración de nuestro Canciller quien gratamente les invita a venir al país, cuando expresa: “Que no habrá deportaciones”, y en consecuencia, nos veremos eventualmente forzados en defensa de nuestra soberanía, a redefinir nuestro territorio y para hacerlo habría que hacer la guerra, pues ya ambos estamos armados, no por decisión soberana de cada país, sino por voluntad de los poderosos... que apuestan a esa guerra.

La comunidad internacional que ya se declaró incompetente para solucionar el problema, no se inmiscuiría en el conflicto bélico, sino, luego de que lleguemos a la capital vecina; en cuyo caso, intervendrían, no para volver a restablecer los territorios ocupados, sino para ratificar que ya que tenemos el control total de la isla, y se mantenga un régimen uniforme para todos.

Los habitantes o súbditos de ambos países ¿permaneceremos tranquilos...? Sin osar violar los territorios imperiales.

Pareciera que este panorama no está tan lejano y mientras la nación dominicana siga pidiendo como pordiosera internacional, y abrumándonos con préstamos internacionales, en lugar de trabajar incansablemente por nuestro desarrollo, (Trabajemos para y por la Patria que es trabajar para nuestros hijos y para nosotros mismos. Ideario de Duarte) damos la absurda oportunidad a los modernos Guacanagarix junto a los poderosos de la Tierra, a que decidan cual es la suerte de los dominicanos.

Ya Juan Pablo Duarte lo dijo: “Los enemigos de la Patria, por consiguiente nuestros, están todos muy acordes en estas ideas: destruir la nacionalidad aunque para ello sea preciso aniquilar a la Nación entera”; y posteriormente sentenció: mientras no se escarmiente a los traidores como se debe, los buenos y verdaderos dominicanos siempre serán víctimas de sus maquinaciones.®

¡Solo siendo dominicano, se siente lo que yo siento!


11 de agosto de 2015

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