domingo, 28 de septiembre de 2014

Bill Clinton no aceptó refugiados haitianos en su territorios...


“La edad del conflicto”


Por: Oscar Medina Calderón


Como el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y su representante local, Gonzalo Vargas-Llosa, llevaron a deponer ---nunca mejor dicho--- a Juliana Deguis Pierre en contra de la República Dominicana a un congreso sobre apatridia en Holanda, resulta oportuno recordar algunos datos que figuran en el documento anónimo “Rasgando las Tinieblas de la Historia”, que describe el comportamiento histórico de la comunidad internacional con los refugiados haitianos.

Luego de decapitada la dictadura duvalierista a mitad de los años ochenta, la migración haitiana fue en constante aumento, fomentada por el deterioro económico y político de esa nación, y ya para inicios de los años 90 constituía un verdadero dolor de cabeza para los países desarrollados.
De forma muy particular para Estados Unidos, que desde finales de 1991 fortaleció su vigilancia marítima para interceptar a los haitianos que intentaban ingresar a su territorio.

Todos los haitianos que pisaban su territorio, aunque solicitaran asilo político en atención a que Haití acababa de sufrir un golpe de Estado, eran devueltos directos a su país.. en el mejor de los casos, tras una breve estancia en Guantánamo.

Esa situación se convirtió en un problema de relaciones públicas primero para el gobierno de Busch padre y después para el Presidente Clinton por la violación de principios internacionales contenidos en la Convención sobre los Refugiados. La respuesta del gobierno norteamericano fue que “la repatriación de los haitianos es una política de prioridad nacional y ni la ONU ni ninguna otra organización nacional o internacional tiene que inmiscuirse en esa decisión. Porque los Estados Unidos, como país soberano que es, está ejerciendo los derechos que le corresponden con esas repatriaciones”.

Pero como las críticas contra las políticas de repatriación de Bill Clinton continuaron ---sobre todo por parte de ONG’s afroamericanas y el Black Caucus que calificaban esa política de racista--- el gobierno estadounidense anunció que a los haitianos interceptados en alta mar, si bien no se les ofrecería la oportunidad de presentar solicitud de asilo en los Estados Unidos, tendrían en cambio la opción de ser llevados a otro país de la región en lugar de ser devueltos a Haití.

Esto condujo a que a inicios del año 1994 el gobierno de Clinton iniciara negociaciones con otros países latinoamericanos para que aceptaran dar asilo a los haitianos...

Pero la enorme mayoría de los gobernantes de los países consultados rechazaron indignados esa posibilidad... Aquí les dejo algunas reacciones:

* Rafael Caldera, Presidente de Venezuela: “Nos produce mucha pena
la deplorable situación de los haitianos, siempre los hemos ayudado y estamos en disposición de ofrecer cualquier tipo de ayuda humanitaria, pero acceder a brindarles asilo en nuestro país, es muy diferente. Esa descabellada propuesta es imposible de aceptar, los venezolanos no me lo perdonarían nunca, sería incapaz de traicionar la confianza que por segunda ocasión han depositado en mí”.



* José María Figueres, Presidente de Costa Rica: “La lamentable
pobreza del pueblo haitiano es parte de las causas que motivan esas emigraciones, pero no podemos aceptarlos como refugiados en Costa Rica. Nosotros también tenemos nuestros problemas con indocumentados nicaragüenses, pero estamos trabajando para solucionarlos y lo estamos logrando. No me parece que ningún país de América Latina esté en condiciones de hacerse cargo del enorme problema que representan los emigrantes haitianos”.

* Fidel Castro, Presidente de Cuba: “En frágiles e
improvisadas embarcaciones han arribado a nuestras playas 460 haitianos en muy malas condiciones, enfermos, hambrientos y vistiendo harapos. Están siendo atendidos en nuestros hospitales, en donde se les están administrando los medicamentos necesarios, buena alimentación y nuevas vestimentas. Una vez que sus condiciones generales retornen a la normalidad, todos serán reembarcados en sus reacondicionados botes y remolcados por lanchas de nuestra marina hasta las proximidades de las costas de Haití”.

* Ernesto Samper, Presidente de Colombia: “¡Absolutamente
inaceptable! Colombia rechaza categóricamente la posibilidad de permitir emplazar campamentos temporales de refugiados haitianos en nuestro suelo”.

Joaquín Balaguer, Presidente de la República Dominicana (Ante la Asamblea Nacional, 27 de Febrero de 1994): “Funcionarios del gobierno norteamericano y organismos internacionales han insistido en que la República Dominicana conceda refugio a los haitianos que están abandonando su país en embarcaciones hacia los Estados Unidos y algunos otros destinos; asimismo esos funcionarios me reiteraron el compromiso del gobierno norteamericano de responsabilizarse, por completo, de todos los gastos que conllevaría la construcción de las instalaciones que servirían de campamentos, en territorio dominicano, a los refugiados haitianos. Asegurando además que proveerían toda alimentación y medicamentos que sean necesarios en los mismos.

(...)

Mi respuesta fue que ya que ellos se comprometían a asumir todos los gastos que acarrearían las construcciones y mantenimiento de dichos campamentos en nuestro país, entonces lo adecuado era que los hicieran al otro lado de nuestra frontera, en el mismo Haití, pero ¡no de este lado de la frontera!, ¡no en suelo dominicano!

(...)

¡Sería para mí un auténtico despropósito aceptar el asentamiento de haitianos en tierras dominicana!, ¡un desconocimiento una negación y una ofensa a la memoria de tantos y tantas dominicanos que todo lo sacrificaron por la patria, por esta patria de Duarte, de Sánchez y Mella!”.

Recordar esas palabras de dignidad trae nostalgias de tiempos donde los intereses nacionales eran mejor defendidos.

Y aunque otros países también se negaron ---Honduras, Panamá y hasta las islas del Caricom--- solo Balaguer pagó las consecuencias de la “afrenta”. Le costó dos años de gobierno y una virulenta campaña de descrédito en su contra y de la República.

Una campaña infame sólo comparada con la que estamos sufriendo en estos momentos.

Porque, como dice Vincho Castillo, hay que entender “la edad del conflicto”... Y en el caso haitiano muchos están perdidos... O intentando construir “una nueva historia”.

Incluidos algunos llamados a tomar decisiones transcendentales en defensa de la soberanía nacional.

Puntos de vista, Listín Diario
22 Septiembre 2014         

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