jueves, 4 de diciembre de 2014

Llevan a Haití en el corazón, pero también en el bolsillo...


ORLANDO DICE...
Simulación de quienes dicen que buscan ayudar a Haití
                 


Por: Orlando Gil


LA DEFENSA.- Lo suponía, lo sospechaba desde el principio, que por acto reflejo habría lectores que defenderían la crónica de Julia Álvarez en The New York Times y no advertirían la perversidad implícita. Por ejemplo, dicen que ella misma explica porqué no hizo el viaje por el otro lado: dificultades en los trámites. Lo que no saben estos ingenuos es que esas dificultades no fueron descubiertas por la escritora dominicano-estadounidense ahora, cuando recorrió el borden fronterizo, sino en una ocasión anterior. Incluso, ella escribió un libro sobre esa experiencia: A Wedding in Haití, en su versión en inglés, y cuya edición en español se titula: Una Boda en Haití-Historia de una Amistad. Cuenta algo que ya se sabía: que tiene un fundo de café en una de las lomas de la República y que contrata
personal haitiano. A uno de sus empleados que llama Pití, una especie de corruptela del francés petite (pequeño), o tal vez la elocución en creole, le prometió asistir a su boda, y la misma tuvo lugar en territorio haitiano. Llegar al lugar fue toda una odisea más propia de una novela que de la vida real, pero ella y su esposo lograron el cometido...

OPORTUNIDAD.- La boda del libro tuvo lugar mucho antes del terremoto del 2010, cuando ella, su esposo, Pití y su nueva familia volvieron a Haití a comprobar los efectos del siniestro y cómo había afectado a sus parientes. Fue entonces cuando se le prendió un bombillo y vio la oportunidad de aprovechar que Haití estaba debajo de los focos del mundo y que como tema interesaba a la gente. Negocio por todos los lados, ya que hasta un disco prepararon como complemento del libro. Julia Álvarez, por tanto, lleva a Haití en el corazón, pero también en el bolsillo. La solidaridad puede ser real por Pití y fingida por un pueblo que no es el suyo y que ella reconoce sus infinitas carencias. ¿Cuántos norteamericanos se mudaron a la vecina nación, y sobre todo gente de renombre en el mundo del espectáculo: Sean Penn, Danny Globert, Angelina Jolie, Brad Pitt, etc.? Igual puede hablarse de los conciertos que se ofrecieron en ciudades como los Ángeles o Londres para recaudar fondos, con las más importantes estrellas de la música: Sting, Jay Z, Bruce Springsteen, Madonna y otros de igual categoría…

EL DINERO.- La consigna del momento se impuso por muchos medios y se hizo lema: Esperanza para Haití Ahora (Hope for Haiti Now), con George Clooney como figura principal. Esos eventos quedarán para la historia y siempre serán gestos a agradecer, pero considerados en su contexto y como parte de un temperamento casi nacional. Las figuras norteamericanas del espectáculo tienen eso de bueno. Simulan conciencia y dolor si favorece a su imagen pública. Julia Álvarez publicó su libro, y de seguro con buenos dividendos, del mismo que otros estadounidenses hicieron lo propio en una circunstancia tan desgraciada, pero siempre buscando beneficios marginales. Sin embargo, apagadas las luces, el panorama de Haití vuelve a ser aterrador, y ese mucho dinero recaudado nadie sabe dónde fue a parar; y a las dificultades sociales y económicas, ahora se agrega una crisis política que marcha a mil y la inestabilidad vuelve a ser su orden permanente. Cuando estos estallidos se agranden y agraven ¿dónde estarán los solidarios de Haití, como Julia Álvarez y compartes?...

AQUÍ, SIEMPRE.- Se enterarán por las noticias, y Haití no será ni siquiera una de sus preocupaciones. Otras fuerzas y otros sectores deberán actuar. Ahora, la que va estar siempre aquí, al lado, es República Dominicana. Con mayores peligros, aún, pues el territorio haitiano no será suficiente para sus escaramuzas, y el bando que
Rio Masacre
pierda no se tirará al mar, sino que cruzará –como siempre– el Masacre a pie. Ese potencial conflicto infunde temor, ya que se tiene la impresión de que las autoridades dominicanas no entienden. O se hacen bobas, como diría un cubano. Lo que el canciller Andrés Navarro plantea, es correcto. Se imponen políticas públicas de largo alcance y que afronten el problema de manera global, y no solo coyuntural. Pero la coyuntura existe, y no basta con la ley, el reglamento y los ocasionales aguajes en la frontera. La sobrevivencia como nación dependerá de lo que se haga ahora, pues los organismos internacionales siempre serán tribunales para juzgar y condenar y nunca pódium para reconocer y aplaudir una comprensión y una generosidad que –de tanta– duelen….


Puntos de vista • Listín Diario
4 Diciembre 2014

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