lunes, 15 de diciembre de 2014

Bitácora del Escriba


Duarte: una ilusión posible


Por: Néstor Medrano


Las nuevas generaciones que se forman actualmente en el país deben conocer cuanto antes estos dos libros, “La Sentencia 168-13, antología de una defensa esencial”, compilada por el magistrado Justo Pedro Castellanos; y “La Justa Causa de la Libertad”, que recoge el Manifiesto del 16 de enero de 1844, consagrando la decisión de separación de la parte occidental de la isla, de la República de Haití, y la Constitución que preparaba el fundador de la Patria, Juan Pablo Duarte. Estos tomos constituyen el aporte necesario para conocer las razones que motivaron la creación y fundamento de la nacionalidad. Dos lecturas que de igual modo nuestros intelectuales deben tener en su mesa. La coyuntura que ha vivido República Dominicana después de consignarse la histórica sentencia, los cañonazos disparados por organismos internacionales y representantes de entidades locales y extranjeras que pretendieron vulnerar la soberanía nacional, luego de que se emitiera la Sentencia 168-13, que determina la nacionalidad dominicana, no surtieron el efecto, aunque los intentos fueron serios y vehementes.

Más allá de esos dos libros, ambos con palabras introductorias del
presidente del Tribunal Constitucional, Milton Ray Guevara, en el primero de los volúmenes se recogen artículos, editoriales y el sentir de la opinión pública nacional, todos en un concilio de unificación de criterios por la dominicanidad. Lo que ha vivido el país con la situación de los haitianos que moran en República Dominicana de manera irregular, ciertamente es un drama que va más allá de lo meramente legal o legítimo, de lo que no escapan aspectos inherentes a la condición humana, y en cuyos umbrales no deben imponerse nunca abusos, ni lesionar esa condición humana esencial. Ya se ha discutido ese tema. Se han derramado tanques de tinta, plasmando pensamientos, enfatizando criterios; y esta situación, de igual modo, ha sido atendida de manera responsable por el presidente Danilo Medina y el equipo que dirige, y coordina las conversaciones para buscar salidas óptimas a las encrucijadas planteadas, y encerronas, de las que tampoco han escapado, en su origen, autoridades y funcionaros del gobierno del vecino país.

Estos aspectos, aunque muchos no quieran asumirlos y asimilarlos, constituyen discusiones que están por encima de las posiciones enconadas que históricamente han motorizado las élites intelectuales de Haití y que deben ser rechazadas con la simple explicación de que si bien es cierto que estamos en convergencia con una comunidad internacional que nos compacta e integra, nos asiste como dominicanos el derecho a la autodeterminación.


En el libro “La Justa Causa de  la Libertad”, además de registrarse el acta se separación de enero de 1844, que constituye, por qué no decirlo, el acta de la Independencia Nacional, redactada por Tomás Bobadilla y Briones, se pusieron de acuerdo los nacionalistas trinitarios y los conservadores con posiciones irreconciliables que se escenificarían posteriormente, y que en ese momento determinaron confluir para liberar a la parte Este del yugo que  humilló por 22 años a los dominicanos. Otro tanto, como aporte, lo constituye el proyecto de Constitución de Juan Pablo Duarte.


Bitácora del Escriba

Puntos de vista- Listín Diario
10 Diciembre 2014

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