martes, 19 de diciembre de 2017

“Tienen ocho horas peleando y no han podido, por el contrario están derrotados,..


19 de diciembre de 1965, inolvidable 
                                                                                                                                                                                                
Por: Tony Raful                                                                              
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                             El tres de septiembre de 1965, el presidente constitucional de la República Dominicana, Francisco Alberto Caamaño Deñó, presentó renuncia a su cargo en un acto masivo celebrado en la explanada de la Fortaleza Ozama, para dar paso a los acuerdos de paz suscritos por el Gobierno constitucionalista y la Comisión Ad Hoc de la Organización de Estados Americanos, el 30 de agosto de 1965, constituyéndose el Gobierno provisional del doctor Héctor García Godoy, con el objetivo de celebrar comicios el primero de junio de 1966. Los acuerdos reconocidos fueron burlados por el sector militar opuesto a la constitucionalidad democrática. El 19 de diciembre el alto mando militar y civil del gobierno constitucionalista, acudió a la ciudad de Santiago para participar en una misa por el alma del coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, caído en combate en el intento de asalto al Palacio Nacional el 19 de mayo de 1965, baleado por tropas invasoras.

El coronel Fernández Domínguez era el símbolo más alto del movimiento constitucionalista, fue bajo su fragua y liderazgo militar que se organizó el retorno a la constitucionalidad y la reposición del gobierno democrático del profesor Juan Bosch,
Portada de la revista ¡Ahora!
junto a la movilización política de los sectores populares de la nación, bajo la orientación de Bosch y la conducción vibrante de José Francisco Peña Gómez, así como el enlace conspirativo con los militares asumido por el doctor José Rafael Molina Ureña. El oficio religioso en Santiago coincidió con el traslado de sus restos al camposanto donde reposan muchos de sus familiares fallecidos. Un ataque brutal con tanques de guerra y oleadas de cientos de militares con todo tipo de armamento, agredieron a los militares constitucionalistas y a un numeroso grupo de civiles, que participaban en un agasajo en el histórico Hotel Matum, al pie de una colina desde donde se divisaba la ciudad de Santiago. El plan era liquidar físicamente al liderazgo militar constitucionalista.

Era domingo 19 de diciembre de 1965. Los adolescentes veíamos una película en el cine San Carlos, en lo que se denominaba entonces tanda “Vermouth”, en horas de la mañana. De súbito se interrumpe la cinta, y unos jóvenes se trepan en el escenario debajo de la pantalla. Uno de ellos informa que Caamaño y Bosch, porque se pensaba en principio que Bosch estaba, y todo el mando constitucionalista estaba siendo atacado con
Caamaño en el Hotel Matun
artillería pesada en el Hotel Matum con el fin de asesinarlos, y que nuestro deber era salir a las calles a protestar y movilizar al pueblo. Uno narra este hecho y parece insólito para los jóvenes que hoy tienen la edad que nosotros teníamos en 1965, apenas 12 o 14 años, que alguien nos convocara a este tipo de lucha, pero sólo los que vivieron la guerra de abril del 65, pueden comprender el espíritu nacionalista, democrático y revolucionario de ese interregno histórico. Recuerdo el films, era sobre la rebelión en Budapest, Hungría, que había sido masacrada en 1956 por tropas interventoras soviéticas. Como un turbión salió la muchachada a las calles. Bajamos al parque Independencia, y allí nos encontramos con Amin Abel Hasbún, el prestigioso líder estudiantil de la Federación de Estudiantes Dominicanos, quien al frente de una multitud indignada, tomó la conocida emisora Radio Guarachita, para llamar al pueblo a movilizarse en defensa de la vida del coronel Caamaño y los militares constitucionalistas.

La ciudad pareció encenderse de nuevo, mientras Caamaño y sus compañeros se batían en desigual confrontación militar con una emboscada de gran calibre y dimensión geográfica, que parecía que liquidaría al mando constitucionalista en cuestión de minutos.

Los que éramos más jóvenes entre los jóvenes ardorosos, suspendimos nuestra tareas escolares, los alegres paseos frente al mar con la “noviecita” de entonces, las fiestas hogareñas, aquel mundo paralelo de la alegría y el amor, y nos unimos a quienes proclamaban respeto a la vida del coronel de abril y sus compañeros. Después supimos lo que había sucedido, el mando militar contrario a los constitucionalistas ordenó el aniquilamiento de Caamaño y sus compañeros, con el permiso de las tropas de ocupación militar norteamericana que obedecían a la corriente “pentagonista”, en oposición al sector liberal demócrata del Congreso estadounidense y a sus líderes de opinión pública.

Como si hubiésemos visto una película de acción donde los buenos le ganan a los malos, luego supimos que los constitucionalistas derrotaron a las tropas militares golpistas de Santiago, ocasionándoles alrededor de 100 bajas, destruidos algunos de sus tanques de
Cadavér del coronel Lora Fernández
guerra, y que Caamaño y los que lo acompañaban había sobrevivido con fiereza y valor. Fue cuando conocimos que una vez más, el legendario coronel Manuel Ramón Montes Arache, dirigió la contra ofensiva junto al especializado cuerpo de hombres ranas de la Marina de Guerra dominicana. La muerte dolorosa del héroe nacional, coronel Juan María Lora Fernández, fue la baja más triste de aquel día. En los documentos desclasificados del Departamento de Estado Norteamericano, se cita, que en un momento dado y ante la derrota sufrida, en aquel combate de casi 8 horas, uno de los militares peleles golpistas, le pidió al oficial norteamericano de las llamadas Fuerza Interamericanas de Paz, que había acudido para intervenir separando a las partes, por solicitud del presidente García Godoy y detener el combate, que le permitieran dos horas más, para acabar con los comunistas de Caamaño, a lo que el oficial norteamericano respondió, “tienen ocho horas peleando y no han podido, por el contrario están derrotados, y para qué quieren dos horas más”.

Hoy 19 de diciembre, yo recuerdo aquel domingo en la capital dominicana. Y lo recuerdo con nostalgia patriótica, por todos aquellos dominicanos que se enfrentaron en una lucha llena de ideales y sueños libertarios. Como dice mi entrañable amigo Jimmy Sierra, yo puedo decirlo, “Yo estaba ahí”.



Puntos de vista martes, 19 de diciembre de 2017

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