lunes, 2 de junio de 2014

Quieren que sea República Dominicana que cargue con la inviabilidad de Haití...

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30 Mayo 2014









ORLANDO DICE
Conspiración internacional y la realidad migratoria en RD


Por Orlando Gil

PONER CASO.- El gobierno tiene que ponerle caso a los que ahora dicen que la actual situación es consecuencia de un descuido de años. Que no se tenía una buena ley de migración o no se aplicaba con la rigurosidad debida. Ahora no se puede seguir en lo mismo, pues las lluvias de entonces han provocado estos lodos que amenazan con sepultarlo todo. La sentencia del Tribunal Constitucional despertó la República de su largo sueño, y al hacerlo se vio cercada por poderes extraños e infiltrada por dominicanos que se ganan el pan de cada día sin sudarlo, como sirvientes de intereses contrarios a la soberanía. Lo que se lleva hecho no será suficiente si no se diseña una estrategia más acorde con la nueva realidad. El haitiano antes se conformaba con que les dieran trabajo, y ni siquiera les importaba si era mal pagado. La invasión era pacífica y consentida. Ahora el haitiano quiere la nacionalidad dominicana y de ser posible, tener más derechos que el ciudadano de origen. Y no se trata de un simple deseo, de una lucha sencilla, sino de toda una conspiración internacional… 
ELLOS.- Con ser más consciente de su realidad migratoria el país no violaría ningún código ni acuerdo, sino simplemente reorientaría sus políticas en la materia.
Lo mismo que hacen las grandes potencias, la llamada Comunidad Internacional, y que hace mucho quieren que sea República Dominicana que cargue con la inviabilidad de Haití. Por ejemplo, el gobierno de Canadá va a reformar su sistema de inmigración, y lo va a hacer con el solo propósito de evitar el “turismo de parto”. Esto es, que sigan llegando a su territorio mujeres embarazadas de otros países con el fin de que sus hijos, al nacer, obtengan la ciudadanía canadiense. Las reglas de otorgamiento serían más rigurosas. No mencionan a nadie en específico, pero los haitianos, como hablan francés, tienen a Canadá como uno de sus destinos, y no hace mucho que una descendiente haitiana fue gobernadora en una de sus demarcaciones. Los canadienses quieren curarse en salud, y tal vez haya que recordar cuantas haitianas cruzan la frontera a dar a luz en República Dominicana…
IGUALITO.- El gobierno norteamericano lucha en el congreso por la aprobación de una nueva ley de Migración, y la finalidad es resolver el problema a doce millones de indocumentados. Fue una promesa de campaña, y ya Barack Obama va por su segundo período, y nada. Lo interesante es que en lo que el hacha va y viene, Estados Unidos lleva deportado dos millones en cinco años. Esto es lo que por aquí se dice a Dios rogando y con el mazo dando. Este punto, por ejemplo, debe tenerse en cuenta, ya que ahora al aplicarse el Plan de Regulación con los no inscritos no habrá contemplación. Aquellos que no acudan a los centros o no se sometan a sus disposiciones, simplemente serán mandados a Haití. No será nada nuevo ni diferente, sino lo mismo que hace Estados Unidos. Las advertencias de Joe Biden, cuando venga en junio, serán palabras que se llevará el viento. Los dominicanos no estarán siendo más que buenos alumnos de los norteamericanos, tan justos, generosos e igualitarios… 
NO PARAN.- Estos ejemplos pudieran llevarse al infinito. Los ingleses, otro caso, no salen del asombro al comprobar que en los últimos años el racismo toma auge en su territorio, y que se constituye en un problema grave. Del mismo modo que la derecha xenófoba gana terreno en toda Europa, y particularmente en Francia, que es la madre patria de los haitianos.
Decía uno de los curas de la frontera, en un reportaje de la televisión alemana, que el maltrato de los dominicanos a los haitianos era por racismo y xenofobia y porque estos –los dominicanos– se creen europeos. Es decir, que la situación sería reflejo de lo que sucede en el Viejo Mundo. Sin embargo, y es lo interesante. Los militares dan cuenta de haber impedido el acceso a territorio dominicano de unos seiscientos haitianos, solo en los últimos días. Seiscientos es como una avalancha, y lleva a preguntarse si esa gente no lee periódico, ni oye radio, ni ve televisión, y sobre todo si no atiende las denuncias de sus connacionales o defensores, pues a un país regido por nazis y con práctica de Apartheid no debieran venir ninguno… 

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