lunes, 9 de junio de 2014

Ley 169 y el decreto 327-13, nos arrebata la soberanía jurídica a los Dominicanos

Ganadores y Perdedores


Por Manuel NÚÑEZ Asencio


1.  Un comportamiento fundado en la mentira
          Una montaña de estudios se han empeñado en fijar la idea de que la inmigración haitiana resulta indispensable para los dominicanos. (Testimonios copiosos se hallan en las publicaciones del Centro Bonó, de la FLACSO (La nueva inmigración haitiana: Rubén Silie, Carlos Dore, Carlos Segura), Bridget Wooding, Richard Moseley)

Dos intervenciones muestran su enorme peso político en el teatro de operaciones.
1. Las declaraciones del embajador de la Unión Europea, Alberto Navarro,  en el sentido de que Haití no  constituía un problema sino una oportunidad. Dicho en otras palabras, que, en lugar de reglamentar la inmigración, contener sus riesgos, los Gobiernos deberían dedicarse a promoverla.

2. Las conclusiones de la Estrategia Nacional de Desarrollo (Consúltese Ley-1-12, Sto. Dgo. 2012), se han apoyado en las falsas apreciaciones sobre la naturaleza de la inmigración haitiana. El objetivo de aquellos que han colocado esta falsificación en el tapete es neutralizar, entre los periodistas, en las universidades, la opinión pública y en los políticos la percepción de los efectos reales de la inmigración haitiana en el empleo. Era el modo oficial de  sepultar los  problemas que le plantea al país la inmigración haitiana. Para los planificadores del Ministerio de Economía: el problema no existe.

Hace unas semanas,  el profesor George Borjas, el mayor experto en el tema migratorio de la Universidad de Harvard, dictó una importantísima conferencia en el auditorio de la Cancillería. En contraste con las teorías que plantean que el país se beneficia enormemente de la inmigración ilegal haitiana, la tesis de Borjas es que en todo este tejemaneje hay ganadores y perdedores.  Que los trabajadores dominicanos que pierden los empleos, que ven destruirse el valor global del salario, estancarse definitivamente el crecimiento de sus ingresos y a los que se les priva del bienestar y de los progresos de la economía son los grandes perdedores. La conferencia del profesor Borjas, una autoridad mundial en lo que
profesor George Borjas
toca a la inmigración,  fue ignorada  por los grupos de prensa del país. Sus clarividentes observaciones fueron desoídas.

En lugar de ocuparse directamente del bienestar de los ciudadanos dominicanos, aplicando taxativamente las leyes que prohíben el ingreso de trabajadores ilegales en el mercado de trabajo, disposiciones universalmente aplicadas en todos los países, los técnicos internacionales y tras ellos, los expertos del Gobierno,  se emplean a fondo, en una operación de lavado de cerebro, para convencer a los trabajadores que el brutal despojo de sus empleos, que la importación de todas las miserias de Haití, que la destrucción de nuestro sistema sanitario, en lugar de constituir una tragedia para cualquier país que la padezca, es una oportunidad.

                  Los economistas son los únicos profesionales que hacen recomendaciones que provocan inflación, desempleo, devaluación de la moneda y hundimiento de la economía, y mantienen intacto su prestigio, a pesar los malos frutos de la aplicación de las malas ideas. Aun no se han entendido que la desnacionalización del empleo es una mala idea. Con sus excepciones honrosas, como la de Ramón Pérez Minaya, Felipe Auffant y otros, la mayoría de los expertos y empresarios entienden que los hombres deben estar al servicio de la economía. Vale decir, al servicio del beneficio, de la rentabilidad, del egoísmo de las empresas. En este enfoque la suplantación del dominicano por un trabajador más barato, que destruye el valor del esfuerzo del trabajador y estanca el crecimiento y la modernización debería prolongarse. Uno y otro, el trabajador ilegal extranjero y el empresario dominicano que lo utiliza operan como un rodillo sobre las esperanzas de los trabajadores dominicanos.  El modelo que se está imponiendo, prescinde del trabajador dominicano.

No se respeta la ley; se somete al trabajador a las peores consecuencias de la desintegración social; la prosperidad desaparece; el olvido de la nación; la disociación de los trabajadores y de la acción política de un Gobierno que vuelve los ojos a lo que resulta esencial. Nadie quiere mirar a las raíces del gran problema que estamos creando. Los jóvenes de 20 y tantos años no encuentran el primer empleo que le abra las esperanzas; no se benefician en lo absoluto de un crecimiento que la CEPAL calcula en más de 5% durante años. La prosperidad que ha podido crear el empleo ha quedado sepultada. Y los empleos no mejoran; ni se modernizan; escasean; son brutalmente ocupados por trabajadores ilegales.

         Entre las víctimas dominicanas de la catástrofe permanece vivo un sentimiento de abandono. Los políticos durante los períodos electorales lo visualizan como un mercado electoral. Los sindicatos de los trabajadores se han olvidado de ellos. Son ruinas románticas.  La Prensa no registra el drama de sus familias. Se oculta deliberadamente el sufrimiento. La destrucción psicológica de millares de dominicanos que ignoran qué pasa, que no encuentran una salida para sus vidas destruidas. ¿Quiénes son los responsables de tanto desastre? De la exclusión de los dominicano de la vida en su propio país.

Los propósitos de la expansión haitiana
En un editorial del periódico  Le Nouvelliste (28-5-2014), el director Franz Duval, plantea cuáles han de ser los objetivos de la política migratoria de Haití.
“Aquí, el futuro está bloqueado. 
Desde hace un siglo estamos emigrando.       
 ¡Eso no va a parar! En cualquier otro lugar es mejor y lo sabemos.

 ¿Qué tenemos que hacer?
En los momentos en que  la diáspora—principal motor de la economía nacional-- sueña  con involucrarse en la vida política del país,  goza de la doble nacionalidad de hecho o de derecho, ¿no es hora de preguntarse cómo ayudar a más y más haitianos a salir del país? Hacer que salgan sin riesgos cada vez más haitianos  a destinos seguros. Haitianos, bien equipados, para satisfacer las necesidades de los mercados laborales de los países de acogida. Este  debería ser un punto de nuestras políticas públicas. Incluso nuestros vecinos tienen un interés en que administremos y dirijamos  nuestra migración correctamente.
 Sin embargo, ni el Ministerio de los haitianos que viven en el extranjero, ni ningún grupo de la sociedad civil   han puesto sobre el tapete  la necesidad de organizar, racionalizar, fomentar la salida de 50.000, 100.ooo  ó 200.000 haitianos cada año  en los próximos años. La emigración masiva es necesaria para mantener el estilo de vida de la economía haitiana que sobrevive sólo  por las transferencias económicas “
         Se trata, en definitiva, de privar al pueblo dominicano de las riendas de su destino. Porque el editorialista ha descrito con toda menudencia el espectáculo que se despliega ante sus ojos. Los dominicanos se hallan obligados de contrarrestar esta estrategia que pone en salmuera nuestros progresos como país y la continuidad histórica de nuestro Estado, con la construcción de un muro y de un sistema de control de flujos migratorios, acompañada por un sistema de reciprocidad jurídica entre las dos naciones que comparten la isla Española. Que los haitianos no hagan exigencia en nuestro país que no estén dispuestos a admitir en el suyo.  En 200 años de Independencia haitiana, ese país sólo ha concedido 3 naturalizaciones. La legislación haitiana establece reglas que poco tienen que ver con las exigencias se les hacen a la legislación dominicana. La solidaridad con Haití no debe ser pretexto para anular el derecho a la felicidad de los dominicanos.

La catástrofe

La primera pregunta que salta a la vista. ¿Cómo pudo concebirse una Estrategia Nacional de Desarrollo omitiendo la política de empleo  de los dominicanos?. Inmediatamente, a sabiendas que se ha prescindido de los trabajadores dominicanos,  tenemos el pálpito de una segunda pregunta. ¿Cuál es la proporción de extranjeros ilegales haitianos  a los que se entregará permiso de trabajo y residencia legal, sin desnacionalizar la actividad?  Una vez que los haitianos sean regularizados; ocupen los empleos, considerarán que se trata de derechos adquiridos. Tratarán, apoyados en la legalidad, de traspasarles esos derechos a sus familiares y allegados con los cuales se hallan hermanados  por vínculos consanguíneos. A seguidas, entra en el ruedo una tercera
Temístocles Montás
pregunta: ¿Qué cantidad de trabajadores dominicanos tendrá derecho a tener empleos en la agricultura, en el trabajo informal, en la construcción y  en las grandes obras de la inversión pública? ¿A qué cuota de los empleos que el país produce tendrán derecho los dominicanos, señor Ministro de Economía?.

Enfrentados a la catástrofe de la fragmentación de la sociedad, el Gobierno—en lugar de reorganizar el mercado de trabajo y aplicar las leyes—ha tomado medidas que a la larga serán insuficientes y desastrosas.

1.   La nómina pública que rondaba en el 2004, los 290.000 empleados y se consideraba sobreabundante, excesiva, capaz de hundir las finanzas del Estado, ha sido llevada a 690.000 personas. Las proporciones del gasto público devora los gastos de inversión y obligan a completar el Presupuesto con préstamos internacionales.
2.    Para contrarrestar la falta de acceso al consumo de grandes porciones de la población dominicana han creado  gigantescos programas de ayudas: tarjeta solidaridad, el bonogás, los comedores económicos. A nadie se le ocurre devolverles los empleos que produce nuestra economía a los trabajadores dominicanos.
Si el Gobierno se revela incapaz de organizar a la sociedad para que el fruto del crecimiento económico beneficie y cree empleo a su población, para evitar que las políticas sociales naufraguen, si resulta ineficaz para devolverles los mecanismos de supervivencia a todos esos dominicanos que van al garete, sin rumbo político, sin rumbo nacional, el propio Estado dominicano perderá su razón de ser. ¿ podrá el Gobierno que representa a ese Estado superar la sumisión a los organismos internacionales, a los propósitos de los grupos económicos y de los dirigentes políticos que han perdido la brújula, que permanecen con una tremenda amnesia histórica para afrontar el desafío de nuestra continuidad histórica? ¿Podrá el Estado sobrevivir ante el concierto de fuerzas desintegradoras, decididas a sepultar nuestra capacidad de gobernarnos?.

         Toda esta catástrofe ha sido construida sobre la desintegración de la sociedad dominicana. Una fragmentación que suplanta al trabajador dominicano por  el haitiano,  que extorsiona a la clase política, que debilita las instituciones, que nos arrebata la soberanía jurídica (Ley 169 y decreto 327-13), y que se expresa en la voluntad  de complacer permanentemente a los enemigos de la República Dominicana y en el propósito que tienen todos estos grupos de destruir el Estado nacional El pueblo dominicano ha sido abandonado por una clase política que ya no lo representa ni lo defiende. Ha sido privado de su derecho a expresarse previsto en el artículo 272 de la Constitución, ¡! el único artículo que le concede el poder de decidir, cuando se trata de ciudadanía, extranjería, moneda y territorio,  al pueblo dominicano a través del Referendo aprobatorio!.
El Congreso Nacional ha irrespetado nuestra Constitución

Pero el pueblo está ahí. No ha perdido su cohesión social ni ha sido desmantelado. Y buscará las fórmulas para implantar el Gobierno que ponga la economía al servicio de los dominicanos, y no al servicio del egoísmo, de los beneficios de las empresas y de los trabajadores extranjeros. Un gobierno de todos los dominicanos, con todos y por el bien de todos. Que nos devuelva los hospitales, las escuelas, los empleos y el territorio. Un Gobierno que se inspire en el pensamiento del fundador de la República Dominicana, Juan Pablo Duarte. Un Gobierno que defienda los 365 días del año los resultados históricos de nuestra Independencia Nacional de 1844.
Podría parecer un sueño. Pero cuando los sueños se inspiran en la justicia, en la libertad, en la independencia se vuelven invencibles.







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