lunes, 28 de julio de 2014

¿Por qué renunciar a los resultados históricos de 1844?


¿Cuál es el móvil del crimen?

Por Manuel  NÚÑEZ Asencio

        Cuando se investiga un crimen, la experticia judicial determina los hechos, el lugar, la circunstancia, las víctimas,  los indicios que llevan a establecer indudablemente  la culpabilidad de los agresores.  Una vez realizada la reconstrucción , se define quiénes son  los beneficiarios de las fechorías. Pero, de todas las indagaciones la que arroja mayores claridades es  saber cuál es el móvil.
        Nos hallamos en el cráter de un  volcán o ante un abismo incomprensible, ¿cuáles razones pueden llevar a los dominicanos a participar en el desmantelamiento de la nacionalidad,  en la disolución de nuestra Independencia de Haití? Entre los haitianos las motivaciones están claramente definidas. Se trata de resolver el colapso de su nación a expensas de la República Dominicana,
Gustavo Montalvo y Laurent Lamothe
manipulando a la  Comunidad Internacional, a la que han llegado a convencer de que las soluciones a su estado de descalabro se hallan en la fusión con la República Dominicana. Pero, entre los dominicanos queda la incógnita sin respuesta , ¿por qué renunciar a los resultados históricos de 1844?,  ¿Por qué convertirse en enemigo jurado de la felicidad del pueblo dominicano?.
 Hay crímenes que, a la luz de las pesquisas y las exploraciones, nos sumergen un  banco de nieblas.  Son rotundamente inexplicables .

        La pérdida de la cohesión nacional
        Defender a la nación  es el único modo de proteger al pueblo dominicano del conciliábulo de fuerzas que se ha constituido para llevar a cabo su aniquilación. Estamos ante circunstancias verdaderamente excepcionales en toda la historia del pueblo dominicano.

1-  El papel desempeñado por las élites económicas. Los grandes grupos económicos, que, son a su vez, grupos bancarios, que controlan las finanzas y el dinero y grupos de prensa que fabrican la opinión, han colocado toda su nefasta influencia para cambiar la soberanía dominicana por negocios. Las élites se han colocado frontalmente contra los propósitos del pueblo dominicano. Estos grupos no tienen patria. Muchos de sus miembros  o tienen pasaporte europeo o tienen nacionalidad estadounidense. Para la mayoría la patria son los aeropuertos y las fortunas que han amasado. Para estos, el dominicano es una bestia de carga que puede fácilmente ser suplantada por el haitiano.
Juan Vicini y  Danilo

En un interesante intercambio de correspondencia entre empresarios de primerísima importancia, se muestran las opiniones de un liderazgo empresarial desconectado de la realidad ( Véase intercambio de cartas entre J.L. Taveras y el empresario Juan Vicini sobre las declaraciones de Ligia Bonetti) He aquí las palabras del señor Juan Vicini, Presidente del grupo económico más importante de la República Dominicana: “Durante el mismo tiempo 5 millones de haitianos hoy menores de 21 años entraran a la fuerza laboral de su país, sin contar los 2.5 millones desempleados hoy… y encontraran un vacío que representa un istmo de presión migratoria para nuestra patria… el cataclismo que se avecina, que esta de hecho arriba de nosotros en este momento reflejado por el 30% de desempleo en la población menor de 25 años …versus el promedio nacional de 15% …no solo desvanecerá (…)derrumbara todo lo que usted reconoce como vida,  (…)en las cenizas quedara poco de lo que usted reconoce como patria” (17 de julio, 2014).  
Ligia Bonetti
      
                       
 A confesión de partes, relevo de pruebas. Seducidos por la idea de hallar una inagotable mano de obra barata , de mantener invariablemente bajos los salarios, han renunciado a cualquier compromiso con la nación, a la que observan con aire de benefactores. Han apoyado, ardientemente,  la plataforma de la desnacionalización de los empleos y del territorio a cambio de la expansión de sus negocios en Haití. Según esto, la economía debe estar  al servicio de las ambiciones particulares, y no al servicio de la nación. Es decir, que la libertad empresarial se ha transformado en la libertad de unos cuantos de enriquecerse sin límites, excluyendo a los trabajadores dominicanos, anulando nuestro porvenir.

2-   Los excluidos por los empresarios y por el Estado, las principales víctimas de esta catástrofe, son los trabajadores.  Al momento de iniciar un proyecto de regularización masiva de extranjeros ilegales, el Gobierno  no estableció, ni fijó límites, sobre  cuál era la cuota aceptable de extranjeros que no constituyesen una amenaza al interés nacional.  Mediante la Ley 169/14, se ha propuesto regularizar a todos los haitianos que se hallaren en la República Dominicana, sin establecer categorías migratorias y aplicando el principio de la reunificación familiar. No es, pues, una oleada migratoria, lo que ha aprobado en el Congreso, sino la colonización
Pepín Corripio
del país. De este modo,   el pueblo dominicano quedaría legalmente despojado de todos los empleos de la agricultura, de la construcción,  del  trabajo informal. Es decir, privado  de todos los mecanismos de supervivencia.
3-  La clases media, los profesionales y los intelectualessecuestrados mentalmente por los grandes grupos de prensa,
ahogadas en un mar de sufrimientos, se han mostrado por ahora incapaces de encarnar el patriotismo  y de presentar una resistencia apreciable a todos estos nefastos manejos.

4-  Los dirigentes políticos que hemos elegidos para salvaguardar los 170 años de Independencia  han proclamado  a las claras su decisión.  Primero, han servido de plataforma a las ambiciones  de los haitianos, apoyado por la manipulación de un reducidísimo grupo de la Comunidad Internacional, a la que han jurado lealtad y servidumbre. Segundo,  se han sometido al proyecto de las élites económicas dominicanas,  que han  comprometido  el territorio nacional a  cambio de la expansión en Haití  y de  trabajadores baratos. El gran olvidado de toda esta maquinación en la que participa el liderazgo político, una porción importantísima de los empresarios y de la clase media,  es el pueblo dominicano.

5-  Desde nuestra Independencia en 1844 no ha habido mayor amenaza a la cohesión nacional.  El pueblo dominicano, vendido por sus  dirigentes políticos;  traicionado por la clase media, por sus profesionales y por sus intelectuales;  suplantado por las operaciones patrocinadas por el empresariado, confronta las mayores incertidumbres de toda su vida independiente. Donde hay un fuerte, representado por los empresarios y el mando político, y un débil, simbolizado por el pueblo dominicano, la frontera debería proteger al pueblo. Porque el pueblo sólo tiene el territorio. Sin esa configuración  territorial de nuestro país, perderia indudablemente la cohesión nacional. Para nosotros, desde luego, no será estímulo alguno, desconectar a nuestro pueblo del territorio; destruir el porvenir y su derecho a la sobrevivir; modificar la naturaleza del Estado; suprimir el ordenamiento constitucional para hacernos federar en un inconfesable experimento geopolítico,  que  nos llevará  a una ausencia del Estado, ¿ a quién puede representar un Gobierno entregado a los propósitos de un poder extranjero?  Si los empleos, la salud, la educación y la seguridad de los dominicanos no están entre sus prioridades, ¿ cuáles son, pues, sus prioridades?. No hay que buscar explicaciones en el zafacón de las ciencias sociales, allí donde se desvanecen toda la representaciones, donde nadie representa a nadie, allí  donde no hay Estado la mafia y el crimen organizado,  implantan su reino.

Las razones del traidor

Pero todas estas circunstancias borrascosas, no nos esclarecen la pregunta inicial  ¿por qué hay dominicanos que han escogido traspasarle los problemas haitianos al pueblo dominicano?, ¿ Qué hay detrás de la elaboración del terrible decreto 327/13, de la Ley 169/14 y del decreto de Reglamento a esa Ley?, ¿ Por qué dar muestras de una violencia que ha quebrantado la Constitución en los artículos 272, 3, 6,  ha derogado la Ley de Migración 285/04 y ha destruido el papel que deben desempeñar las instituciones?.
Frank Rainieri y Michelle Martelly

1.   La patria de las élites económicas es el dinero. Sus razones son económicas. Se han  dejado seducir por una abundantísima mano de obra,  que mantendrá los salarios invariablemente bajos. No importa si ese derrotero priva al pueblo dominicano de sus mecanismos de  subsistencia, del trabajo, de la escuela, de los hospitales, del porvenir y termina, despojándolo, además,  de su destino como porción esencial de la nación dominicana. Lo que nos proponen, con el ropaje del progreso, no es la emancipación del pueblo dominicano, sino su suplantación, su disolución en la balcanización del territorio, que fragmentará profundamente nuestra sociedad.

2.   Existe un ansia de destrucción en una porción minoritaria de la clase política dominicana.  Sobre todo en aquellos que han fraguado su vida profesional en el seno de las ONG, que han vivido como peones del intervencionismo internacional, que son correa de transmisión de los jesuitas y sus organizaciones apéndice, que, deseosos de ser parte de una plataforma de poder, se han colocado
J. B. Díaz Santana
como instrumento de las políticas  que EE UU pone en práctica a través de la USAID. En todos estos individuos hay un resentimiento profunda que los lleva a todos a someterse a la servidumbre extranjera.  Menosprecian al país. No tienen confianza en el pueblo dominicano. Desprecian la Constitución y las leyes.
Detrás del mundo que nos proponen sólo  hay un  esfuerzo de disolución, el abandono de todo lo que nos había identificado como país, el desprecio por la historia,  y el culto por el hundimiento del pueblo dominicano. ¿Cuál es el mundo que van a desplegar ante nuestros ojos, importando los problemas de Haití a nuestro país? Nos proponen una patria donde no habrá empleos para los dominicanos; donde las escuelas naufragarán en el hundimiento, en
Bienvenido Álvarez Vega
la confusión y en la desesperanza; donde las enfermedades y los problemas que enfrentaremos tendrán tales proporciones que será imposible imaginar un porvenir radiante. Nos proponen un mundo sin porvenir, sin referencias históricas. Una sociedad fracturada donde la impotencia, la cobardía, la falta de patriotismo, será colocada como ejemplo de prudencia política.

3.   Algunos quieren disfrazar estas campañas de odio al país con un lenguaje humanitario. Proclaman que prefieren traicionar a su país, antes que hacerlo a la Humanidad. Olvidan  que los dominicanos tenemos derechos, que formamos parte de la Humanidad.  Poseídos de una compasión delirante por el haitiano ilegal se han olvidado de nosotros mismos. Han suprimido nuestro derecho al trabajo, a la salud , a la educación, a la seguridad, a vivir en nuestra cultura y amar nuestras tradiciones. Y, ahora en nombre de ese humanismo que niega nuestra existencia, quieren arrebatarnos  el derecho a la autodeterminación. La vocación al gobierno propio.

Hace quinientos años, el 11 de diciembre de 1511,  un predicador al cual todos reputan como el primer defensor de los derechos humanos en América,  Fray Antón de Montesinos, se refirió a los antiguos habitantes de la isla, con  estas palabras que, hoy ante el despojo del porvenir  de que han sido víctimas los dominicanos, tienen  una rotunda actualidad:
¿Éstos, no son hombres?
¿No tienen ánimas racionales?
¿No sois obligados a amallos
como a vosotros mismos?
¿Esto no entendéis?
¿Esto no sentís?
¿Cómo estáis en tanta profundidad
Del  sueño tan letárgico dormidos?.







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