lunes, 26 de mayo de 2014

La ley 169-14 es tan inconstitucional como el Golpe de Estado a Juan Bosch


La Aplanadora Legislativa


Ahora no se auspician golpes de Estado sino “golpes constitucionales”,
al mismo tiempo aclaró,
que las decisiones que toma esa institución son irreversibles.


Milton Ray Guevara
Presidente del Tribunal Constitucional (TC)
29 Abril 2014

Por Manuel NÚÑEZ


Al  promulga la Ley de la naturalización especial, fundado en el quebrantamiento del  artículo 272, que proclama que solo el pueblo puede introducir reformas en el régimen de ciudadanía, nacionalidad y extranjería, se ha vulnerado el Estado de derecho. El Congreso ha  privado de las  competencias que la Constitución le concede al pueblo en el artículo 272,   concebido para proteger al pueblo de la arbitrariedad y del capricho de los  Gobiernos. El único artículo en que el legislador no puede representar al pueblo. La aplicación de esta Ley es tan inconstitucional como lo fue el ejercicio del Gobierno que derrocó al Presidente Bosch en 1963. Su existencia nace de la fuerza ejercida al margen de la legalidad constitucional.

Cuatro hombres manipularon el decoro y el honor de 200 legisladores. Los cuatros líderes principales disolvieron el Congreso Nacional para convertirlo en una aplanadora,  instrumento del intervencionismo internacional.  El espectáculo de la crisis echó al ruedo lo peor de los seres humanos. Al igual que en Waterloo como en todas las grandes derrotas, los hombres parecían caricaturas. Por un instante todas las instituciones quedaron desplomadas aplastadas por el gigantesco rodillo legislativo. Se aprobó sin debates, sin lecturas, con un olímpico desprecio por la democracia.

  ¡Qué triste espectáculo! Los leones convertidos en cabritos. ¿Por qué  le tienen miedo a la opinión del pueblo dominicano?  ¿Por qué mediante un procedimiento extravagante que le recuerda los peores episodios de la opresión han pisoteado sus derechos, suplantándolo en sus obligaciones constitucionales e imponiéndoles sus decisiones anti constitucionales?  Cuando los individuos abandonan las lealtades que  deben a sus representados, cuando privan al pueblo de sus derechos individuales y colectivos, cuando le roban su libertad están construyendo castillos en la arena. Los medios deshonran los fines. Sobre la base del atropello, sobre la coerción de una aplanadora  que ha borrado  la expresión libérrima de la voluntad del legislador, nada sólido puede construirse.
Ningún hombre está por encima de la Constitución y las leyes. La Constitución es el pacto que une a todos los dominicanos. Es obligación del Gobierno venerarla, y deber de cada dominicano defenderla. A ningún dominicano se le puede perseguir ni injuriar por exigir que se respete la Constitución.
El Gobierno del Presidente Medina ha sido ejemplar en muchos otros aspectos. Pero en lo que toca a la inmigración haitiana  ha quedado enmarañado en las redes que le han tendido los enemigos de la nacionalidad.

 ¿Por qué se produjo semejante atropello? Para complacer al Papa expresó el honorable Presidente del Senado, Reinaldo Pared Pérez. Señoría,  ¿si el Papa os pide que viole la Constitución, le obedecería usted? ¿Si el Papa le pide que desista de su muy justificada candidatura, lo haría usted?.

Una Ley que contraviene la Sentencia 168/13
Esta historia empezó con Juliana Deguis Pierre y termina con ella. Tras el emplazamiento que hicieron las ONG pro haitianas en el país para que la Junta Central Electoral le expidiera una cédula dominicana a esta señora hija de padres extranjeros no residentes, inscrita irregularmente en el Registro Civil dominicano, el Tribunal Constitucional dio comienzos a los trabajos que condujeron a la construcción de una Sentencia que tiene el mismo valor que el  acta de independencia de la República Dominicana.
El objeto de la Sentencia no era ensañarse con la señora Deguis Pierre, que, de todas maneras quedaba protegida por los dispositivos de la Sentencia,  sino establecer una norma que pudiera constituir la jurisprudencia  y evitarle al país situaciones complejas que dañaran definitivamente sus posibilidades como nación.  Tenía el Tribunal que responder si los 48.000 mil niños hijos de padres no residentes que nacieron en los hospitales dominicanos en el 2012 serían dominicanos, y  si los 52.000 que nacieron en el 2013 también lo eran. Desde el punto de vista estrictamente jurídico todos los hijos de las parturientas llegadas de Haití que vienen a dar a luz en los hospitales dominicanos, se hallan exactamente en la misma circunstancia jurídica que la señora Deguis Pierre.

Esa era la gran visión de los jueces del tribunal.

A seguidas los honorables jueces debían establecer si existían riesgos de apatridia. Al analizar la Constitución haitiana se llegó a establecer con certidumbre que los haitianos nacen con la nacionalidad de sus padres. Que todos los posibles reclamantes ya tienen una primera nacionalidad. Entonces examinaron la Constitución dominicana en profundidad desde la última modificación del jus solis, y llegaron a la conclusión que, en ningún momento de la historia reciente, los hijos de los no residentes se beneficiaban del jus solis. Ni los que estaban de tránsito, es decir, lo que tenían descendencia en los diez o doce días en el país, ni aquellos que permanecían en el país tras periodo, vale decir, lo que entraban en la ilegalidad plena, se beneficiaban del jus solis, de la nacionalidad por haber nacido en el territorio. Así nació la Sentencia  TC168/13. El Tribunal manda a la Junta Central Electoral a inventariar cuántas personas se hallan en las circunstancias de Juliana Deguis Pierre. A todas esas personas entraban, pues, en un proceso de regularización como residentes en el país, y podrían optar voluntariamente por la naturalización como dominicanos.

La Ley de Naturalización especial que acaba de promulgar el Poder Ejecutivo no se dirige a estas personas.

1.  Manda a la Junta Central a reconocer como dominicana a Juliana Deguis Pierre y a todos los hijos de extranjeros no residentes  que se hallaren en esas circunstancias. Es, primariamente, una ley de convalidación de documentos fraudulentos. En el dispositivo del artículo 3, se plantea convalidar la suplantación de identidades, declaraciones falsas, siempre y cuando el beneficiario no halla participado en la comisión del delito. Es decir, que si en los años noventa, la ley comprende hasta el 2007, el padre Ruquoy, Vigny Bellerive, los jesuitas y todas las personas declararon como hijos suyos a numerosos haitianos, los beneficiarios podrán utilizar sus identidades falsas y con el mismo número de cédula. Propone esta nueva ley anular  la Sentencia TC168/13; concluye con la convalidación de  Juliana Deguis Pierre y las decenas de miles  descendientes de haitianos que se hallaren en su circunstancia. El alcance demográfico rebasa sobradamente el cálculo provisional de las 14.000  personas. Si a  esta proporción añadimos los todos los descendientes de estos nuevos dominicanos y todos los hijos que, por negocio, estén dispuestos a declarar. La Junta Central Electoral estaría obligada a reconocer como dominicanos a más de 70.000 personas. La propia señora Deguis Pierre se ha convertido en activista de las ONG pro haitiana y se ha querellado contra el Estado dominicano. A cientos de estos de descendientes de haitianos con papeles dominicanos tienen como ocupación laboral la lucha contra la nación dominicana. Estas nuevas circunstancias constituyen una embestida a la cohesión nacional.
2.   Esta nueva Ley establece que todos aquellos extranjeros ilegales que se acojan al plan de regularización sin importar la categoría migratoria, podrán en solo dos años beneficiarse  de la naturalización como dominicanos. Todas estas operaciones serán reguladas por el terrible decreto 327/13, que entrará en vigor a partir del 1 de junio y cuyas consecuencias fatales ya hemos descrito en otro artículo ( Descender al infierno).
Para acogerse al Plan de Regularización no será necesario presentar documentos de identidad (art.12). La demostración de arraigo son tan elementales que cualquier haitiano que logre cruzar la frontera podrá, con la plataforma de ONG, inscribirse en el Plan, y tendrá automáticamente 18 meses de residencia ( art. 35) . A todos que se hallen en circunstancias vulnerables: enfermedades que requieran tratamiento, no se le podrá expulsar del país mientras dure su enfermedad ( art. 30).  A partir del 1 de junio quedarán suspendidas todas las deportaciones de los que se acojan al plan por 18 meses (art.37)..  El decreto suspende la aplicación de las leyes del Estado; desmoraliza todas las fuerzas que deben contrarrestar la inmigración ilegal. Una vez entren en la legalidad todos estos haitianos sus  hijos y los hijos de sus hijos serán convalidados automáticamente como  dominicanos.
 Los cálculos conservadores del Gobierno, en la encuesta ONE, nos hablan de 485.000 haitianos radicados ilegalmente en el país. Para el Ministerio de Trabajo las cifras , sólo de trabajadores formales e informales, rebasa el millón de personas. Imaginemos que la mitad de toda esta masa demográfica logre regularizarse en los próximos 18 meses. Es decir, unos 500.000, si esta cifra le añadimos los descendientes de estos haitianos, nos estaríamos enfrentando a una proporción de 700.000 personas que actuarían como extranjeros
3.   Si a todas estas circunstancias absolutamente fatales, les añadimos el efecto llamada que todos estos barruntos están provocando, la verdad es que como dice el refrán el horno no está bollos.
Todos los han apoyado esta ley, todos los que han apoyado el ejercicio de la inconstitucionalidad,  han contribuido al desastre que viene.

Honremos nuestro glorioso himno
  Grande fue la intuición de Juan Bosch cuando escribió “ La presencia de Haití en la parte occidental de la isla Española equivalió a una amputación del porvenir dominicano. (…) los dominicanos sabemos que a causa de que Haití está ahí, en la misma isla no podremos desarrollar nuestras facultades a plena capacidad; sabemos que un día u otro, de manera inevitable Haití irá a dar a un nivel del cual viene arrastrándonos desde que hizo su revolución” (O.C.  v. XI, pág. 204) .  En nuestra propia sociedad acaban de plantar un muro, una rémora que detendrá todos sus progresos que hemos logrado, un caballo de Troya que arruinará, si no actuamos a tiempo, todo lo que nos es hermoso. En estos tristes momentos que vive, y los que vivirá prontamente nuestra patria, lo único  verdaderamente importante es la República Dominicana.

Invito, pues, a todas las Juntas de vecinos, a los dominicanos que no les han secuestrado su capacidad para pensar y  razonar a unirnos, a organizarnos. A confiar en las poderosas fuerzas interiores del pueblo dominicano, que ha enfrentado todas las invasiones y a todas las  ha vencido.

 Hace años que nuestros  compatriotas de Santiago enfrentan  esta ocupación extranjera en fronteras interiores, en Pueblo Nuevo, en el Nibaje, en La Noriega, en Pekín, en la Cruz de Marilopez, en San José de la Mina,  en cada  barrio, en cada manzana. Para devolverle la esperanza a este pueblo nos hemos constituido en  Red Nacional por la Soberanía.   Vamos a defender en cada hospital público, en  cada subcentro de salud a los enfermos dominicanos,  a las parturientas dominicanas , privadas de  los cuidados por el efecto de la brutal invasión. Vamos a salvaguardar las escuelas, los ríos, las montañas amenazados por el mayor consumidor de árboles maderables del continente. Vamos a defender nuestro bienestar y el derecho a existir en nuestro país. Hemos perdido el 80% de los trabajos de la agricultura; el 70% de los trabajos de la construcción y  todos los empleos que  crea la inmensa inversión pública del Estado. Vamos a devolverle los mecanismos de supervivencia al pueblo dominicano. Su dignidad. Su autoestima.  Es una tarea grande. Dirán que somos unos Quijotes, unos ilusos. Nos insultarán.
Pero es un combate honorable. Como decía el gran José Martí “ cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen el decoro de muchos hombres  Ningún pueblo tiene derecho a robarle el porvenir a otro pueblo.

La independencia de la República Dominicana cuesta muy cara, y es necesario, o resignarse a vivir sin ella, o decidirse a comprarla por el precio que hay que pagar para mantener los resultados históricos del 27 de febrero de 1844.

No olvidemos las palabras de nuestro glorioso himno nacional
Mas Quisqueya la indómita y brava
Siempre altiva la frente alzará
Que si fuere mil veces esclava
Otras tantas ser libre sabrá

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