martes, 16 de julio de 2013

Las garrapatas, las chinches, las sanguijuelas vampirizan a la víctima


Vivir de la miseria
 
Niño pidiendo en la mayoría de las grandes avenidas de Santo Domingo
Por Manuel NÚÑEZ Asencio*

En el reino animal son conocidos como los parásitos. Cada uno desarrolla su modus vivendi. Las garrapatas, las chinches, las sanguijuelas vampirizan a la víctima. Los hongos colonizan el cuerpo; descomponen la materia; viven de la muerte; se vuelven carroñeros.  Los bichos  se radican en el intestino grueso; organizan expediciones hacia el colon. Se ensañan con el ano de su víctima. Cualquiera que haya pasado por la experiencia del escozor mordiente con que se manifiestan estos roedores sabe que son implacables. Viven de la mortificación de la víctima. Se divierten anunciándonos su sórdida presencia. De todos estos vividores, los más decididamente criminales, son las células malignas. Tienen la apariencia de los seres vivos. El cerebro no logra diferenciar a estos depredadores.  No sueltan a su víctima hasta aniquilarla completamente. Cuando no logran matarnos gangrenando el pulmón o  pudriendo cualquier otro órgano, viajan por el líquido sanguíneo, penetran en los linfocitos;  nos hacen metástasis.  Nos mandan al otro barrio. De nada valen nuestras maniobras de último minuto.  El lector lo sabe más que nadie. Para sobrevivir al cáncer  hay que emplear todo  el poder de fuego de la medicina: la cirugía mayor, el trasplante de médula, el rayo láser, la quimio,  la yodo, la  radioterapia. Toda la pujanza  de la medicina nuclear.
En las sociedades actuales, el equivalente de estos tremebundos parásitos son las ONG’s que viven de la miseria. Crean tribunales; suplantan a los Estados; convierten los países en laboratorios de sus improvisaciones; succionan las ayudas al desarrollo. En los casos más espectaculares,  se convierten en un Estado dentro del Estado. Se aprovechan de la candidez de los políticos, para,  con la mascarilla  de la llamada sociedad civil, gobernar sin que nadie haya votado por ellos.  Esta plaga ha sentado sus reales en Haití. Esta nación se ha convertido en la República de las ONG’s. Todas las voces razonables muestran su disgusto con semejante incidencia. Los primeros en poner el grito al cielo son los propios  haitianos que denuncian la falsedad de estos filántropos que exacerban la miseria; montan su teatro para sacarle todo el jugo a la compasión; explotar la culpabilidad y la piedad cristianas. Pero también han mostrado su desacuerdo con estos manejos,  los Clinton, la ex gobernadora de Canadá, Michaelle Jean, oriunda de Haití, Edmond Mulet, representante de la MINUSTAH. El enviado de la OEA, Ricardo Seitenfus, hombre de confianza del ex Presidente Lula Da Silva, lo ha dicho sin paños tibios : “Hay una relación de causa-efecto entre la infelicidad de los haitianos y la felicidad de las ONG y el peligro más grande que afrontamos ahora es la 'onegización' del país (El Mundo, (Madrid)  4-2-2010).
          El propio Presidente Martelly lo ha proclamado urbi et orbi, de los 4 mil millones  de dólares que Haití ha recibido tras el terremoto del  2010, sólo unos tres millones de dólares ha pasado por las cajas del Gobierno
Tras el terremoto  República Dominicana ha sufrido una oleada de ilegales
haitiano;  el resto ha sido capturado por estas maquinas centrífugas. Que no les interesa ponerle punto final a la miseria. Porque viven de ella. ¿Qué han hecho con esas montañas de dinero las ONG’s?  Mucha propaganda, y pocos resultados. Unas casas que se derrumban al año siguiente, urgencias inmediatas que vuelven y renacen. Dicho brevemente: nada que contribuya a la autonomía del país y a su desarrollo. Tras estas ONG’s hay, además,  una buena cantidad de pedófilos, de traficantes de niños y de órganos, jefes de redes de prostitución infantil;  una manada de lobos disfrazados de ovejas.
.         No todas las ONG’s, desde luego,  tienen estas características funestas. Muchas  han contribuido ( y no poca cosa) en el terreno de la salud, del medio ambiente,  del combate a la adicción a las drogas, del rescate de los minusválidos y de la ayuda al desarrollo de nuestra población. Tras el prestigio de las primeras, se ha cobijado una buena cantidad de charlatanes. Y es a ellos que se dirige nuestro dedo acusador.
En la República Dominicana se han implantado unas doscientas ONG’s que trabajan, actualmente,  con los indocumentados haitianos. Han importado todos los problemas de Haití a nuestro país: la falta de documentación, la ausencia de un  Estado de derecho, la supervivencia de la población empobrecida etc. Hoy ya podemos cuantificar las manifestaciones de sus operaciones destructoras:
1.  Poseídos de una ideología que detesta al Estado, se han propuesto como  finalidad sembrar estereotipos internacionales contra la República Dominicana para arrebatarnos la soberanía. Varias de estas ONG’s (MUDHA, Centro Puente, Centro Bonó, etc) lograron ya una condena del Estado dominicano ante la Corte Internacional de Costa Rica en el 1998. Actualmente nos mantienen en la picota con varios casos de indocumentados haitianos que exigen que el país la dé  nacionalidad y los papeles que su país le niega a más del 40% de su población. Ya han roto la frontera física, , ahora quieren romper la frontera jurídica. Todas esas operaciones son acompañadas del catecismo de los derechos humanos. Pero la República Dominicana no es un derecho humano de los haitianos. Es un país soberano, independiente y, al parecer reconocido, por las demás naciones del mundo. Nuestras avenidas y calles están repletas de mendigos haitianos: niños, mujeres embarazadas, dementes que son los testigos de la acusación de nuestro Estado ante el mundo. Las probabilidades de tener razón en esta Corte, manejadas por antiguos resentidos del sistema democrático, son absolutamente nulas. Ningún Estado ha tenido ganancia de causa, en esa Corte hecha para complacer a las ONG’s.

2. . Otras ONG’s se han dedicado a criminalizar el ejercicio soberano del Estado dominicano de repatriar personas que han ingresado al país ilegalmente. Cada vez que la Dirección de Migración deporta a un haitiano, estas ONG’s despachan notas de protestas a Amnistía Internacional, a la UNICEF y otras ONG’s multinacionales, tan poderosas como cualquier Estado. Obsérvese que las denuncias internacionales  del Centro Jano Sikse, CEFASA, Solidaridad Fronteriza y de las ONG’s de los jesuitas  actúan como si no tuviésemos derechos ni a defender los empleos, ni a proteger los hospitales ni a salvaguardar las escuelas, que no tenemos derecho ni siquiera a un gobierno que nos defienda de esta avalancha devastadora. Todas estas operaciones están financiadas por OXFAM, por la Unión Europea, por Estados Unidos, es decir, por Gobiernos que, en apariencias, no son hostiles a la existencia de la República Dominicana.
 
La sociedad Dominicana demanda repatriaciones masivas
3. El otro objetivo de las ONG’s  es instrumentalizar a nuestra prensa. La Unión Europea ha desembolsado 400.000 euros a la Cátedra UNESCO, alojada en la Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), nobles instituciones, convertidas en testaferros de ONG’s, para que cambien las miradas de los periodistas dominicanas en lo que toca la inmigración haitiana. En realidad,  para formar los cuadros de esta cruzada.
Todas estas malas noticias no nos hacen augurar un porvenir halagüeño.  Del otro lado de la frontera, el propio Gobierno haitiano opera con la lógica de una ONG’s. Dentro de unos meses tendrá que organizar las elecciones legislativas y municipales. Para llevar a cabo ese compromiso necesita entre 35 y 40 millones de dólares. Una cantidad irrisoria, si se examinan sus caudales impositivos. Pero  los pedigüeños  siempre se creen más listos que los demás, y aunque tengan dinero en sus faltriqueras, prefieren ordeñar la vaca lechera. El Ministro Laurent Lamothe ha dicho que el Gobierno haitiano sólo contribuirá con  10 millones de dólares, y Brasil, Estados Unidos, la Unión Europea y Canadá deberán aportar el resto. Las elecciones ya se han retrasado un año. Y los haitianos están dispuestos a convertir a su propia población en escudos humanos, para lograr estos caudales. Ese es el legado dejado por las ONG’s: haber sembrado en ese país una mentalidad de asistidos sociales.



* Manuel NÚÑEZ Asencio: Poeta, ensayista e historiógrafo. Tiene una licenciatura en Letras Modernas de la Universidad de París VII (Jussieu), una maestría en Literatura General de la Universidad de París VIII (Saint-Denis) y un doctorado en Lingüística y Literatura de esta última universidad. Enseñó literatura en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Ha sido columnista de los periódicos Hoy y El Siglo y editor de la casa Editorial Santillana. Es considerado como uno de los ensayistas nacionales más polémicos del momento. En 1990 obtuvo el Premio Nacional de Ensayo con la obra "El ocaso de la nación Dominicana".

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