jueves, 27 de marzo de 2014

El Tribunal Constitucional dominicano está asediado por intereses políticos y de otra índole

Adriano Miguel Tejada
Director de Diario Libre afirma que el Tribunal Constitucional está bajo asedio


El director de Diario Libre,  Adriano Miguel Tejada, afirmó que el Tribunal Constitucional “está asediado en estos momentos por intereses políticos y de otra índole”.

Dijo que esa actitud a esta corte “no es de extrañar que sea así, pues casi forma parte de la naturaleza de las cortes constitucionales su carácter conflictivo”.

Afirmó que como muchas de las decisiones del Tribunal constitucional “afectan intereses políticos y de las políticas de los gobiernos, reciben críticas hasta de los jefes de Estado”.

“En efecto, los tribunales constitucionales, cuando cumplen fielmente su papel, rompen con el cómodo status quo de las naciones. La creación de las cortes constitucionales despereza al cuerpo social y da nuevas fuerzas para luchar a aquellos que contemplaban pasivamente la violación de sus derechos. Para los poderes públicos, los tribunales constitucionales son una especie de maldición del cielo que los obliga a acomodar sus actuaciones al mandato de la ley”, expresó Tejada.

Dijo que “en gran medida, los tribunales constitucionales constituyen el triunfo de la ley y del orden aspirado por la sociedad, frente a los excesos, los descuidos y las malas prácticas de las autoridades”.

En ese sentido, explicó,  “las cortes constitucionales han replanteado el modelo de Estado contemporáneo, dando vigencia plena, en unos casos, a lo que establecía el texto constitucional y en otros, creando formas innovadoras en la relación entre el individuo y el Estado”.

Dijo que el empeño de las cortes constitucionales “no siempre es bien comprendido ni aceptado por los actores del sistema político que prefieren seguir funcionando por “los mismos viejos sistemas”. Sin embargo, proclamó,  “lo que resulta inaceptable es que esos actores pretendan desautorizar o denigrar a las cortes por el resultado de sus actuaciones”.

El director de Diario Libre habló en la puesta en circulación del Anuario del Tribunal Constitucional, en una ceremonia presidida por el presidente de ese órgano, Milton Ray Guevara.

Tejada dijo que “la sociedad dominicana está en el deber de solicitar a los actores políticos y sociales que jueguen limpio con nuestras cortes. Una cosa es atacar una decisión que puede tener todas las falencias que tenemos los humanos, pero jamás se puede tolerar que se ataque a la institución y a lo que ella representa”.

Observó que la Constitución del 26 de enero del 2010 ha producido cambios fundamentales en el quehacer jurídico nacional cuyo efecto final todavía está por verse. “Bien aplicada, nuestra Carta Magna provocará un cambio en la conducta ciudadana nunca visto en el país. Para ello, se requiere de la buena fe de los actores políticos y sociales, en una actitud positiva ante el cambio y con una visión de futuro acerca de la sociedad que aspiramos construir entre todos”.

Dijo que las críticas al Tribunal Constitucional las interpreta “como el miedo natural al cambio que existe en la naturaleza humana y no como una demostración de que nuestros líderes políticos y sociales no tienen la estatura moral para aceptar que estamos entrando a una nueva etapa revolucionaria en nuestro país que ha sido promovida por el nuevo texto constitucional”.

“El país necesita llenar sus ojos de obras institucionales que señalen un nuevo sendero de progreso en orden social, con una cultura de la dominicanidad compartida por todos los dominicanos independientemente de su posición social o política, porque los valores de la Constitución están por encima de las pequeñas divisiones que podamos tener como animales políticos”, dijo.

Milton Ray Guevara


Por el consejo de editores del Anuario TC, 2013, habló su presidente, el periodista y abogado constitucionalista Adriano Miguel Tejada, quien resaltó que el Anuario incluye el discurso de rendición de cuentas 2013, del presidente de esta alta corte, Dr. Milton Ray Guevara y un enjundioso trabajo sobre la Constitución de 1844, nuestro primer texto sustantivo, a cuyo 170 aniversario está dedicado el Anuario, por el Académico de Número de la Academia Dominicana de la Historia, Dr. Américo Moreta Castillo.

Palabras de Adriano Miguel Tejada en la presentación del anuario del tribunal constitucional 2013. santo domingo, 25 de marzo de 2014.


Con gran satisfacción nos reunimos por segunda vez en este salón esta vez para entregar a la comunidad legal dominicana la edición correspondiente al 2013 del Anuario del Tribunal Constitucional.

Como recordarán los presentes, en aquella ocasión prometimos que la entrega de este Anuario se haría, como ordena la definición, en los primeros meses del año. Aquel día prometimos que el Anuario lo entregaríamos en el mes de marzo y he aquí que la promesa se ha cumplido.

El Anuario 2013 es un esfuerzo del Tribunal Constitucional por dotar a la comunidad jurídica nacional de un instrumento que ofrezca lo más actualizado de la doctrina nacional e internacional, las informaciones más relevantes de la labor de la Alta Corte y algunas de las principales decisiones del Tribunal en el año correspondiente.

El libro que entregamos hoy contiene colaboraciones de destacados juristas de América y España, así como de nuestro país. Como novedades, este Anuario trae una colaboración del ex vicepresidente de la república y reputado experto en derecho laboral, Dr., Rafael Alburquerque, sobre el derecho constitucional del trabajo, y sendas colaboraciones de los magistrados jueces del Tribunal Constitucional dominicano, Dr. Lino Vásquez Sámuel, sobre las generaciones de derechos humanos y su configuración, y de Justo Pedro Castellanos sobre la Constitución de 1963, medio siglo después.

En el campo internacional, la obra cuenta con la colaboración del presidente de la Corte Constitucional del Perú, Dr. Óscar Urviola Hani, sobre el régimen económico constitucional, y de los profesores Lucio Pegoraro, sobre la interpretación de la Constitución como modo ordinario de actualización de la Constitución, de la profesora Magdalena González Jiménez, sobre dimensiones de la igualdad y de Zulima Sánchez Sánchez, sobre el derecho de participación directa en los asuntos públicos: un mandato constitucional que cambia las relaciones entre los ciudadanos y los poderes públicos. Regulación en España.

El Anuario incluye también el discurso de rendición de cuentas 2013, del presidente de esta alta corte, Dr. Milton Ray Guevara y un enjundioso trabajo sobre la Constitución de 1844, nuestro primer texto sustantivo, a cuyo 170 aniversario está dedicado el Anuario, por el Académico de Número de la Academia Dominicana de la Historia, Dr. Américo Moreta Castillo.

En la sección dedicada a la legislación se incluye la reciente ley de protección integral de los datos personales, o ley de habeas data.

La entrega de esta edición en la fecha prometida no hubiese sido posible sin el trabajo tesonero de muchas personas, particularmente de los miembros del Comité Editorial del Anuario y de Francia Manolita Sosa.

No puedo dejar de mencionar el acierto del presidente del Tribunal Constitucional, Dr. Milton Ray Guevara, de crear una división editorial que puso en manos de la eficiente Lic. Leonor Tejada, que tomó esta obra como suya. Todo el mérito de esta edición va para ella que tomó las decisiones correctas para que pudiese estar diagramada e impresa en el tiempo y con la calidad previstos.

Este tomo sale a la luz en momentos en que el Tribunal Constitucional dominicano está asediado por intereses políticos y de otra índole. Cualquiera diría que no es de extrañar que sea así, pues casi forma parte de la naturaleza de las cortes constitucionales su carácter conflictivo.
Como muchas de sus decisiones afectan intereses políticos y de las políticas de los gobiernos, reciben críticas hasta de los jefes de Estado.

En efecto, los tribunales constitucionales, cuando cumplen fielmente su papel, rompen con el cómodo status quo de las naciones. La creación de las cortes constitucionales despereza al cuerpo social y da nuevas fuerzas para luchar a aquellos que contemplaban pasivamente la violación de sus derechos. Para los poderes públicos, los tribunales constitucionales son una especie de maldición del cielo que los obliga a acomodar sus actuaciones al mandato de la ley. En gran medida, los tribunales constitucionales constituyen el triunfo de la ley y del orden aspirado por la sociedad, frente a los excesos, los descuidos y las malas prácticas de las autoridades.

En ese sentido, las cortes constitucionales han replanteado el modelo de Estado contemporáneo, dando vigencia plena, en unos casos, a lo que establecía el texto constitucional y en otros, creando formas innovadoras en la relación entre el individuo y el Estado.

Por supuesto, este empeño de las cortes constitucionales no siempre es bien comprendido ni aceptado por los actores del sistema político que prefieren seguir funcionando por “los mismos viejos sistemas”.Sin embargo, lo que resulta inaceptable es que esos actores pretendan desautorizar o denigrar a las cortes por el resultado de sus actuaciones.
Como ha dicho Diego Carcedo, refiriéndose a la realidad española, “no es explicable desde ningún ángulo que se contemple, y menos desde el ángulo de la responsabilidad democrática, que todos, empezando por los políticos y acabando por lo periodistas, no estemos defendiendo (al Tribunal Constitucional) con todas nuestras energías.

España, como los demás países pero el nuestro de manera especial, necesita para su estabilidad un organismo de arbitraje constitucional fuerte, ejemplar y prestigiado. Pero hay quien parece no entenderlo o, lo que sería peor, quien no tiene reparo en sacrificar estos principios para conseguir algún beneficio partidario o profesional.”

La sociedad dominicana está en el deber de solicitar a los actores políticos y sociales que jueguen limpio con nuestras cortes. Una cosa es atacar una decisión que puede tener todas las falencias que tenemos los humanos, pero jamás se puede tolerar que se ataque a la institución y a lo que ella representa.

La Constitución del 26 de enero del 2010 ha producido cambios fundamentales en el quehacer jurídico nacional cuyo efecto final todavía está por verse. Bien aplicada, nuestra Carta Magna provocará un cambio en la conducta ciudadana nunca visto en el país. Para ello, se requiere de la buena fe de los actores políticos y sociales, en una actitud positiva ante el cambio y con una visión de futuro acerca de la sociedad que aspiramos construir entre todos.

Las críticas al Tribunal Constitucional las quiero interpretar como el miedo natural al cambio que existe en la naturaleza humana y no como una demostración de que nuestros líderes políticos y sociales no tienen la estatura moral para aceptar que estamos entrando a una nueva etapa revolucionaria en nuestro país que ha sido promovida por el nuevo texto constitucional.

El país necesita llenar sus ojos de obras institucionales que señalen un nuevo sendero de progreso en orden social, con una cultura de la dominicanidad compartida por todos los dominicanos independientemente de su posición social o política, porque los valores de la Constitución están por encima de las pequeñas divisiones que podamos tener como animales políticos.

En ese espíritu de promoción de los valores constitucionales que crearán la nueva República Dominicana a la que aspiramos, es que entregamos este Anuario 2013 del Tribunal Constitucional. Con el espíritu de que el mismo contribuya a hacernos, como anhelaba Duarte, “libres, felices, independientes y tranquilos, y en perfecta unión y armonía llenar vuestros destinos, cumpliendo religiosamente los deberes que habéis contraído para con DIOS, para con la PATRIA, para con la LIBERTAD y para con vosotros mismos.”

Muchas gracias

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