lunes, 23 de septiembre de 2013

Esperando otra condena de la aberrada Corte Interamericana de los Derechos Humanos


La República Dominicana,
en el banquillo de los acusados

Por Manuel NÚÑEZ Asencio*
 

         La Comisión Interamericana de  derechos de la Organización de Estados Americanos (OEA) aprobó en la sesión 1.903, celebrada en Washington el 29 marzo del 2012 someter ante la Corte de los Derechos Humanos a la República Dominicana por el informe incoado por Benito Tide Méndez y otros ciudadanos. Los reclamantes señalaron que fueron despojados de sus cédulas de identidad, que las  autoridades del país describieron  como cédulas falsas, por no estar sustentadas en actas de nacimiento ni estar asentadas en los libros de la Junta Central Electoral.
         Los ciudadanos declararon que fueron objeto de atropellos por parte de las autoridades, que sus bienes se perdieron de resultas de la deportación,  y que se les privó de derechos adquiridos. Proponían, en suma, que sus cédulas falsas le fuesen cambiadas por cédulas verdaderas.  El expediente no fue sometido a la Justicia dominicana.   Nos trataron como si viviésemos en una dictadura, en donde no hay Justicia ni garantía de los mecanismos procesales. ¡Qué mala y triste reputación tenemos!
          El expediente fue cuidadosamente elaborado por el Movimiento de Mujeres domínico haitianas (MUDHA), la Clínica de derechos humanos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Columbia, el Grupo de Apoyo a Refugiados y Repatriados (GARR), y el Centro de Justicia y Derecho Internacional (CEJIL).
         Todas las  personas demandantes  ratificaron ante notarios que al ser despojados de sus cédulas de identidad les fueron vulnerados sus derechos. Al parecer, determinar si un documento de identidad es falso o verdadero  ya no es competencia de las autoridades dominicanas, sino de los socios ideológicos que tiene el MUDHA y  el CEJIL, en la facultad de derecho de la Universidad de Columbia.  A pesar de no haberse agotado ni remotamente los procedimientos nacionales previstos en las normas de la Corte Interamericana, se le dio curso a la instrucción del caso Tide Méndez y otros, introduciendo en un tribunal internacional, una acusación contra el Estado, desconocida por la Justicia dominicana.
He leído con exhaustividad cada uno de los resúmenes de esas declaraciones juradas. Se parte de un principio selectivo. El testigo extranjero, víctima,  siempre dice la verdad; el Estado dominicano “abusador, trujillista, antihaitiano” siempre miente. Al testigo no se le exige, que, además de jurar ante la Corte demuestre, con papeles y con pruebas irrefutables, todos los atropellos que les atribuye a las autoridades dominicanas.
En las poblaciones pequeñas los alcaldes suelen conocer a fondo  los entronques familiares. Pueden reconocer con extrema facilidad quién es forastero, e incluso suelen identificar en qué regiones del país se halla su árbol genealógico; y quién es, rotundamente, extranjero sin vínculos consanguíneos, sin enlaces familiares con nuestro país.  Determinar quién es extranjero no es, pues,  una faena difícil.  La ascendencia, los rasgos culturales, la lengua, la religión, los hábitos, sus relaciones con la comunidad arrojan luz  sobre la presencia de un extranjero.
El cabecilla de la acusación, el señor William Medina Ferreras, proclamó que
Wilfredo Lozano
había nacido en Cabral. Pero el alcalde que se conoce al dedillo a toda la población, sustenta que ése no era su verdadero nombre. Dice que se trata de Wilnet Yan, ciudadano haitiano de Anse a Pitre. Para el alcalde se trataba de un caso, como hay millares, de suplantación de identidad. No es  un caso nuevo ni extraño. Cada año la Junta Central Electoral logra recuperar montañas de cédulas y actas de nacimiento falsas. A pesar de todo ello, los que instruían el caso desestimaron la declaración de nuestras autoridades. Le dieron el visto bueno  al testimonio aportado por William Medina Ferreras y por  su esposa haitiana Lillia Jean Pierre.
         Apoyados  por varias ONG que les pagaron los gastos de viaje a Nueva York, que los convirtieron en  testigos internacionales en contra el país,  que exigieron al Estado dominicano que fueran provistos de salvoconductos especiales, los reclamantes se constituyeron en la plana mayor de la acusación. Al jefe de la acusación, William Medina Ferreras, les fueron devueltos sus documentos y ha ejercido ininterrumpidamente el derecho al voto. Decidió, no obstante, llevarnos al banquillo de los acusados. Además, de las imputaciones de Medina Ferreras, se añaden las declaraciones juradas de Markeson Jean, Marlene Mesidor,  Antonio Sensión, Ana Lidia Sensión, Rafelito Pérez Charles, Janise Midi y Berson Gelin. Son siete los testigos refrendados por la Corte. Ninguno tenía documentos legales, ni arraigo familiares ni otra seña de identidad dentro del territorio dominicano.
Al  leer el relato verdaderamente escalofriante de Jeanty Fils Aimé, uno de los declarantes,  se puede deducir por dónde van los tiros. Si le llamo delirante me quedo
Cristóbal Rodríguez
corto. En la instrucción del caso, se recogieron declaraciones tan espeluznantes que cualquier persona ajena a los acontecimientos las consideraría fantasiosas
         La Corte, aun cuando las incluye en la instrucción del caso, tuvo el tino de deslindarla, y quedarse para las audiencias públicas que tendrían lugar en Ciudad México los días 8 y 9 de octubre del 2013, con los testimonios más sobrios que impidan que el juicio naufrague en la caricatura, en los excesos y en la extravagancia.
Además de las declaraciones  de las presuntas víctimas, la Corte convocó a testigos y peritos, que declararán en forma presencial y por fedatarios, en las audiencias de octubre.
Tahira Vargas
·       En representación de las  víctimas declararán la antropóloga Tahira Vargas;  el abogado Cristóbal Rodríguez, recusado por el Estado por ser  abogado  adepto al  CEJIL y por haber mantenido una actitud hostil ante Junta Central Electoral y, finalmente, la psicóloga Rosa del Rosario. Las versiones de estos representantes de la parte acusatoria  serán acompañado del peritaje de la señora Briget Wodding, que dirige una ONG prohaitiana en la República Dominicana y es miembro del Observatorio de Asuntos Haitianos dirigido por el sociólogo Wilfredo Lozano y  el abogado Carlos Quezada. Son muchos los tontos útiles que sirven, como empleados,  a este concierto de fuerzas confabuladas.  La mayoría ignora adónde lo llevan, dónde se bate el cobre, y quién corta el bacalao.
·      En representación del Estado dominicano, que es el que se halla en la picota de la justicia internacional, actuarán como testigos: Carmen Maribel Ferreras Mella, ex directora regional de Migración, acompañada del peritaje propuesto por el Estado  del antropólogo Fernando Ferrán  y del historiador Manuel Núñez. Los abogados que representarán al Estado son Juan Bautista Tavares Gómez, especialista en registro civil de la Junta Central Electoral, Cecilio Gómez Pérez, abogado constitucionalista y Santo Miguel Román, experto en migración de la Dirección General de Migración.

·      La Corte Interamericana ha designado, por su parte, a Julia Harrington, abogada especialista en derechos humanos, y a Pablo Ceriani, especialista en el área de migración internacional. Estos especialistas determinarán  si  el país cumple con los estándares internacionales en materia de regulación del derecho a la nacionalidad y si nuestras normas resultan compatibles con el derecho internacional. Dicho sin tapujos : los expertos determinarán si como se ha dicho se ha cometido el crimen de haber expulsado a dominicanos de su tierra.  Si es así, el Estado  tendrá que otorgarles los documentos oficiales a estas personas, y se verá obligado a resarcirlos con una reparación económica.
 Aun cuando no tengan los documentos probatorios, acta de nacimiento y asentamiento en los libros,  el Estado dominicano se halla obligado a dotarlos de pasaporte, para facilitarles la salida y entrada al país. De modo que puedan rendir cuentas  ante la Corte.  El Estado dominicano y la Comisión Interamericana deberán  cubrir los gastos de los declarantes.
La Comisión rechazó los testimonios periciales de las señoras Sara Patnella García y de Brígida Sabino Pozo. La primera por considerarla que no tenía los avales académicos para figurar como declarante; y la segunda, por haber participado como representante del Estado en el caso de las niñas Dilcia Yean y Violeta Bosico, en el que el país fue condenado por vez primera.  
En realidad la señora Sabino Pozo, directora de la Unidad de Declaraciones Tardías de la JCE,  fue recusada por todos los reclamantes. Se trata de la funcionaria que desmanteló una mafia que pagaba dinero a mujeres dominicanas para que declararan como hijos suyos  a hijos de haitianos.  Una de las mujeres llegó a declarar cincuenta y dos hijos. Fue, parejamente, desestimado  la declaración del general Guerrero Clase, Director General del CESFRON.
La Corte Interamericana no es un conciliábulo de cardenales. Todas sus disposiciones pueden ser consultadas en las redes (Consúltese: Benito Tide Méndez. Caso 12.271; resoluciones de la Corte Interamericana 28-8-12). Concluida las audiencias, las menudencias del  juicio  donde se conocerá las declaraciones de los testigos, los  peritajes de las partes, las argumentaciones de cada bando y el fallo judicial se pondrán íntegramente, como video, a disposición del público.
No podemos pensar que estos sometimientos ante la Corte Interamericana serán
Flavio Darío Espinal, Gestionador del recorte de la Soberanía Nacional
episódicos. Cada año se recrudece el  problema; se instruyen nuevos casos.  La posibilidad de ganar el proceso, es, en verdad, remotísima. Ninguno de los Estados que se ha puesto bajo las competencias de esta Corte ha ganado ningún caso. Desde que en 1998,  inducidos por las gestiones del entonces embajador ante la OEA, don Flavio Darío Espinal, pusiéramos nuestra soberanía bajo esas competencias, el país camina por la calle de la amargura.  Y, sin embargo, según nuestra propia Constitución no formamos parte de la Corte. Porque ese recorte de soberanía no fue refrendado, ni siquiera conocido por el Congreso como mandan todos los convenios y tratados internacionales.
En todo caso, resulta indispensable que el Tribunal Constitucional se pronuncie y diga si ponerse al amparo de la Corte bajo estas condiciones cumple con la Constitución y las leyes de la República.
Abrumado por estas noticias, me sumergí en la república de los muertos.  Me sobrecojo ante  los mausoleos, los panteones de los fundadores de la Independencia. De todas esas glorias, me llegan las palabras de Salomé Ureña, la más importante de todas nuestras poetisas, desde su recóndito rincón de dignidad nos dice:

Lucha, insiste, tus títulos reclama:
.(…)Que mientras sueño para ti una palma,
y al porvenir caminas,
no más se oprimirá de angustia el alma
cuando contemple en la callada calma
la majestad solemne de tus ruinas
.




* Manuel NÚÑEZ Asencio: Poeta, ensayista e historiógrafo. Tiene una licenciatura en Letras Modernas de la Universidad de París VII (Jussieu), una maestría en Literatura General de la Universidad de París VIII (Saint-Denis) y un doctorado en Lingüística y Literatura de esta última universidad. Enseñó literatura en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Ha sido columnista de los periódicos Hoy y El Siglo y editor de la casa Editorial Santillana. Es considerado como uno de los ensayistas nacionales más polémicos del momento. En 1990 obtuvo el Premio Nacional de Ensayo con la obra "El ocaso de la nación Dominicana".

domingo, 15 de septiembre de 2013

Una nación entera acusada de racismo


La madre de todos los chantajes

Por Manuel NÚÑEZ Asencio

1.  Una nación entera acusada de racismo
En “El  Proceso”, novela de Franz Kafka, unos alguaciles se presentan una mañana a la casa de Joseph K para imputarlo por un crimen que él desconoce. El imputado no sabe cómo defenderse de algo que nunca se sabe qué es. Ignora quién o quiénes son las víctimas de lo que se le acusa. Los jueces que instruyen su caso tampoco le suministran información. Todo el proceso se convierte en una pesadilla. Un laberinto del cual no sabe cómo salir. Y, sin embargo, la acusación permanece; se le considera culpable. Esa culpabilidad se halla asociada a su propia existencia. No puede desprenderse de ella. Termina, finalmente, condenado. 

Semejante circunstancia se produce entre los dominicanos. Una acusación campa por sus respetos. Se trata del llamado antihaitianismo. ¿Qué es el antihaitianismo?. Si se examina la verborrea de los acusadores no hallarán más que vaguedades; ideas a medio pensar; cosas que no se dicen y que tampoco se pueden demostrar. En resumidas cuentas, se trata de una caja vacía. Una acusación kafkiana. Hay que definirlo por contraste. 

Al igual que Joseph K cada dominicano se halla inculpado de antihaitianismo. Es un estigma preventivo. Como en los tribunales de la Inquisición, cada uno es culpable hasta tanto pueda demostrar su inocencia. El presunto culpable sólo puede ser absuelto tras someterse a la prueba del chantaje. ¿Qué hay que hacer, pues, para que esta terrible acusación, sustentada por religiosos, periodistas, intelectuales e historiadores no mancille nuestra reputación? ¿Cómo podemos librarnos de esta espada de Damocles que nos amenaza con un linchamiento moral?. Al parecer, la única forma de demostrarles a estos acusadores implacables que no se es antihaitiano, es dedicarse a promover la haitinizacion del país; convertirse en adepto de la desnacionalización del trabajo y renunciar a sus propios intereses nacionales. Ahí está la madre del cordero. El origen de todos los chantajes.

 La trampa dialéctica que han fabricado estos grupos nos lleva directamente al dilema. O eres antihaitiano o promueves la mudanza del pueblo haitiano a nuestro país. No me considero antihaitiano, pero no creo que para demostrarlo deba propiciar la destrucción del empleo, la importación de enfermedades del país más insalubre del continente y la  pérdida de nuestra soberanía nacional. No soy insensible a los tremebundos horrores de la pobreza de esa nación, pero tampoco  creo  que deba ser empleada como pretexto para comprometer el porvenir de la nuestra. Mentiras como éstas se convierten en realidad en el discurso de los historiadores.


 El chantaje de todos estos grupos organizados: ONG prohaitianas, jesuitas, muchos periodistas e intelectuales se ejerce en dos ámbitos:
·      Hay  un  sector  teórico que despliega su vocinglería en la prensa, en la radio y en la televisión mediante declaraciones, artículos, manifiestos y programas que le sirven de caja de resonancia.
 Agripino Nuñez Collado ha sido uno de los grandes responsables de la conspiracion contra nuestro país  travéz de la PUCAMAIMA

·      Hay un  sector operativo que reúne datos tergiversados  y mentiras para documentar las denuncias internacionales contra la Republica Dominicana; imparte cursos para la formación de sus cuadros ( Centro Bonó, Cátedra UNESCO-PCUMM); organizan vigilias, manifestaciones, ocupaciones de locales con los propios inmigrantes ilegales; administra los fondos suministrados  por la Unión Europea, por la USAID, por OXFAM. Prueba palmaria de la manipulación internacional oculta tras bambalinas. Llevan a cabo las maniobras para desacreditar a la Dirección General de Migración, a las Fuerzas Armadas, a la Junta Central Electoral. Colocan sus reclamaciones, no ante los tribunales competentes dominicanos, sino  ante los tribunales extranjeros: Corte Interamericana de Costa Rica, Organización Internacional del Trabajo, UNICEF, ACNUR, Consejo de los derechos humanos de la OEA. Nos tratan como si fuésemos una dictadura. Si esto no es una conspiración contra el país, ¿qué es, entonces, una conspiración?



La elaboración de la acusación
¿Mediante qué mecanismos se ha construido esta inculpación?, ¿quién ha fabricado todos estos expedientes para sacrificar el prestigio del país ante el altar de los intereses extranjeros?, ¿quién se ha propuesto aniquilar la autoestima del dominicano, presentándonos como a una nación de genocidas, de rémoras contra el derecho internacional?
1.   Al fin hemos topado con la madre del becerro. En primer lugar, la acusación se halla sustentada por una amplia bibliografía, que según su propio inventario alcanza más de trescientas publicaciones (Véase Tahira Vargas: “Levantamiento documental: situación dominico-haitiana”. Estudios Sociales. Vol. XXVII, No. 98. Octubre-1994 pp.76-80. Franklin J. Franco: Racismo y antihaitianismo en República Dominicana. Manuel Matos Moquete: Contexto sociocultural del prejuicio antihaitiano de los dominicanos. OneRespe. Estudios Sociales,  Vol. XXIX. No. 92 abril junio 1993. Pp 75-87. Tesis: Ángel Farides Medina: “Evolución histórica del antihaitianismo en la República Dominicana. Lil Despradel: Etapas del antihaitianismo, etcétera, etcétera). 
 
Compañia de Jesús
Una montaña de documentos producida por las distintas ONG que tiene la Compañía de Jesús : Centro Bono  ONE RESPE, Solidaridad Fronteriza, CEFASA, Servicio Jesuita para Migrantes  y Refugiados, Pastoral Haitiana y  por historiadores que se han sumado a la cruzada de fabricar una conciencia de culpa en los
dominicanos. Todas esas publicaciones, trabajos monográficos y tesis de grado relacionadas con esa visión del mundo son financiadas por la Unión Europea, Christian AID, USAID, ACNUR.  Y se divulgan en  revistas de la propia compañía : Estudios Sociales, Viralata, ONE RESPE, periódicos y programas de radio y boletines. El objetivo es  implantar esas ideas en comunidades apartadas, en centros académicos, en universidades y en los medios de comunicación.
 
Agencia Internacional para el Desarrollo
2.   No hay que desestimar  el inmenso esfuerzo de lavar los cerebros de sus cuadros o la llamada formación de sus voceros:  seminarios, cursos, conferencias, videos con miras  a elaborar los argumentos que han de obrar como ideario. A estas redes se han agregado intelectuales, estudiantes, historiadores, periodistas.  De todos estos trabajos se alimentan las acusaciones internacionales que recibe la Republica Dominicana.  ¿Podrá la nación dominicana sobrevivir a tanta traición?.

      
            Ningún país ha recibido tantas acusaciones de racismo en el teatro internacional como la República Dominicana. En Amnistía Internacional, en la OIT, en American Watch, en el Consejo de los derechos humanos de la OEA en Washington se  hallan montañas de documentos tildando a nuestro país de las peores infamias contra el género humano. Recuérdese, a modo de demostración, los documentales del sacerdote belga Pierre Ruquoy, del sacerdote anglo español Hatley, del grupo de haitianos pertenecientes a la John Jay College, autores del documental Human Rights in Quisqueya. Los informes del Departamento de Estado  de los Estados Unidos. Todos, generalmente,  documentados con las opiniones de las ONG prohaitianas implantadas en el país.


·      El súmmum de las denuncias se fundamenta en tratar de despojar a los hijos de haitianos de la nacionalidad  de sus padres. Es decir, en romper el vínculo entre padres e hijos; anular la reunificación familiar entre los haitianos.  Y a seguidas,  atribuirle a toda esa población la nacionalidad dominicana. Se proponen, posteriormente, crear una minoría nacional de haitianos con papeles dominicanos que decidan las elecciones y que operen como la plataforma de una colonización permanente  que fragmente totalmente al Estado dominicano  ¿ Que los dominicanos perdamos definitivamente el control de nuestro destino, no es acaso una traición al ideario de Juan Pablo Duarte y de los fundadores de la República?.

 Lo que se observa es un desdoblamiento brutal en estos grupos.
·      Por un  lado, se libra una campaña de propaganda sin tregua  contra todas las instituciones del Estado, contra la Constitución vigente; se descalifica la reputación del país internacionalmente tildándonos de ser autores de un  “genocidio civil”.  ¡Imagínense la repercusión de esta declaración!

·       Por otro lado, se exige el ingreso de los indocumentados a los hospitales, a las escuelas , al registro civil, mediante negociaciones llevadas a cabo  de tapadillo por las ONG en el Ministerio de Educación y ante las autoridades del Ministerio de Salud.

Para todos estos grupos confabulados, el problema no es que el haitiano se apropie de los escasísimos yacimientos de empleos que el país produce; ni que se empobrezca a todos nuestros trabajadores; ni que con su abrumadora presencia y con los gastos que generan nos arrebaten oportunidades de curarnos en los hospitales públicos, ni que con la inscripción en las escuelas vuelvan más precarias las condiciones de enseñanza. Para esta gente ni siquiera resulta ser un problema, que los haitianos desmonten los bosques de nuestros parques nacionales para producir carbón. Para ellos, ¡la madre de todos los problemas! son aquellos que denuncian eso como un problema. A esos hay que presentarlos como adeptos del trujillismo; ultrajarlos; hacerlos pasar por las horcas caudinas; inventarle discursos que no han sustentado para acusarlos de ser socios de la barbarie; elegirle nuevos enemigos y tratar de desviar el debate y recibirlos con un bautismo de fuego. 


A todos ellos les digo, que no le tengo miedo a las ideas, ni al apandillamiento de la vileza, ni al escozor que puedan provocar las lenguas viperinas. Cuando no se tienen argumentos para demostrar que esta inmigración resulte positiva para el país,  se echa mano de los ataques personales; se extraen las más terribles aberraciones de los vertederos ideológicos, dejando emerger de ese fondo irracional todo lo monstruoso que puede resultar el alma humana.

Hay, afortunadamente, una porción de dominicanos a la que no han podido engatusar con sus engañifas. Ni están de acuerdo con esta campaña infame contra el país ni son socios ideológicos de los acusadores ni andan de media madrina con aquellos que han perdido el rumbo nacional.

Ya es tan grande y tan abrumadora y tan devastadora esta presencia, que  muchos dominicanos, comienzan a descubrir aquellos que quieren embarcarlos en un viaje fatal y definitivo, comienzan a desenmascarar al capitán Araña.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Las ONG prohaitianas quieren criminalizar el ejercicio de la soberanía. de República Dominicana

-->
Las grandes aportaciones de la inmigración haitiana

Por Manuel Núñez Asencio

Uno de los argumentos  que ahora han entrado en el escenario son las aportaciones grandiosas que han hecho los inmigrantes haitianos a la sociedad dominicana. Me ha tocado leer dos tesis. O, mejor dicho, dos bodrios. En ambas se han empleado informaciones tergiversadas; se ha hecho gala  de una falta de  probidad intelectual portentosa.  En algunos casos, con una buena dosis de ingenuidad que raya en el cretinismo.  Se han inventado
una realidad muy distinta de la que vivimos.  Posteriormente,  me he tropezado en un periódico, con una exposición  del contenido de las tesis de marras, presentado como una investigación de altos vuelos. Una autentica chapucería.
Todo este tinglado  se ha empleado para negar la realidad. Fabricarles la justificación  a los que promocionan a estos inmigrantes indocumentados.  Hablan con aire doctoral; toman ínfulas de académicos y de expertos; son unos chupa cámaras; esconden las informaciones preocupantes, porque su propósito es manipular a  la opinión pública  con cuadros, informes, seminarios. A estos maestros de la mentira, de lejos, se les ve el plumero.
  ¿Quién  con dos onzas de cerebro puede pensar que se combate el endémico desempleo que padece el país desnacionalizando completamente  el trabajo? ¿Quién puede  imaginarse  que al privar al dominicano de los mecanismos de supervivencia representado por el empleo,  no se iba a producir lo que se está produciendo ahora, que es  el crecimiento de la delincuencia, del narcotráfico, de la prostitución, del juego,  de la inseguridad y de la desesperanza? ¿Quién con dos dedos de frente  puede considerar  que estas nuevas realidades incubadas en el mal anterior  deban ser catalogadas como una aportación que merezca editoriales de unos periodistas  serio?   
No dejo de romperme la cabeza al imaginarme quién tendrá la flema inglesa de suponer que el hecho de que el Estado dominicano se
Haitianas reclamando servicio de salud en hospitales Dominicanos
gaste más de 3000 millones de pesos del presupuesto nacional del Ministerio de Salud Pública en atenciones a estos inmigrantes indocumentados que franquean la frontera  pueda presentarse  como un triunfo económico y no como  una derrota social. No, señores, esas aportaciones sólo contribuyen a nuestra pobreza. Se ha destruido el salario, y los que emplean esta mano de obra pagan menos; ganan más; quizá se hacen más ricos; pero el país se hunde.
Estamos, a ojos vistas, ante economistas tuertos que sólo ven los beneficios que obtiene el haitiano, que es el que está produciendo, y enviando remesas a su país, y mantienen una inconfesable  ceguera ante la situación del dominicano, que ya ha perdido la esperanza.  Esta despreocupación por la suerte del dominicano, este desprecio por sus derechos nacionales  se explica porque se hallan poseídos de una visión  ideológica que les da sensación de tener  el monopolio de la compasión. Pero una compasión selectiva, que es impiedad para el dominicano.  Una compasión y una comprensión de la cual estamos excluidos rotundamente. Al realizar el sueño del haitiano de apropiarse de los empleos y establecerlo en el país, fabrican la pesadilla del dominicano.
 Toda esta gavilla compuesta por curas, periodistas, vividores de ONG se presenta como los donjuanes de la paz. Una paz fundada en arrebatarle el derecho al dominicano para dárselo al haitiano, en traspasarnos los inmensos problemas de otro país, en desacreditarnos internacionalmente y en inventarnos una nueva realidad completamente fantasiosa para manipular nuestra percepción de la realidad verdadera. He aquí el método de sociólogos, periodistas y jesuitas: se combate el desempleo, metiendo más haitianos en los puestos de trabajo; se combate la insalubridad, importando enfermos del país más insalubre del continente; se combate la falta de educación, inscribiendo niños del país vecino en las escuelas, y echando por tierra toda la planificación nacional. Estos pirómanos, disfrazados de pacíficos bomberos, recomiendan apagar  el fuego en que se ha transformado nuestra sociedad con chorros de gasolina. ¡Doctores tiene la Iglesia! ¡ay, si  nos lleváramos de algunos expertos!
  Cuando les exigimos que nos demuestren  en qué se   han beneficiado  los cientos de miles de dominicanos  que ya no están ni en la agricultura, ni en la construcción, ni en el turismo, ni en la buhonería ni siquiera  en la mendicidad, echan mano de discursos de otras realidades como argumento de autoridad, emplean  una palabrería sacada de los peores vertederos ideológicos. La realidad ha vencido a los teoriquillo de pacotilla. Si en nuestro país el empleo es cada vez más escaso, y los inmigrantes envían al suyo cada vez más remesas, ¿dónde están las ventajas  que estos “científicos” han localizado y que a los dominicanos les resultan tan difícil de observar? ¿cuáles son las demostraciones concretas que nos dicen que la pérdida de empleo, la imposibilidad de modernizar la agricultura, el empobrecimiento progresivo y permanente de nuestros trabajadores y todos males sociales que trae consigo esta inmigración tengan un efecto positivo para la sociedad dominicana? ¿ Quién puede hacer esas demostraciones?
Hay otras aportaciones que se pueden observar. Hace varias décadas la República Dominicana se proclamó durante varios años un país libre de la malaria, tal como ha ocurrido en la mayoría de países del Caribe y en el resto del continente. Hoy tenemos una prevalencia endémica y de tales proporciones que sería muy difícil derrotar a la enfermedad. La estamos importando masivamente con esta
Grupos tratando de cruzar por tierra en la frontera de Mal Pase
inmigración. Haití mantiene la más alta prevalencia en el SIDA  (10%), ocupa el octavo lugar mundial en prevalencia de la  tuberculosis; tiene altísima prevalencia de la filariasis, de la malaria, del cólera, ¿cuáles son los beneficios que obtenemos importando esas enfermedades?
Defender a nuestro país de semejantes calamidades, no nos convierte en adeptos del trujillismo, ni en partidarios del  genocidio nazi, ni nos vuelve personas despreciables ni socios ideológicos de la barbarie , tal como quieren presentarnos aquellos que se han propuesto aplastar nuestra dignidad  valiéndose de chantajes, de mentiras y de ultrajes .  
Ahora resulta que hay que matar al mensajero, al que trae las trágicas noticias, y olvidarse de la tragedia y, desde luego, del mensaje.  Esconderle la verdad al pueblo, ocultarle el rostro de la catástrofe,  no  es aportarle soluciones. El problema haitiano no va desaparecer presentándolo como una patología mental, convirtiéndolo en una realidad psicológica o en la aberración sustentada por un solitario profesor de literatura.  Su capacidad destructora, la fuerza irrebatible de los hechos,  derriban estos cálculos
Nos hallamos enfrentados a intelectuales, periodistas y sacerdotes que rehúsan confrontar sus ideas con los resultados objetivos de
Botes atisbados de haitianos tratando de cruzar
nuestra desgracia, que creen absolutamente que el haber optado por una opción preferencial por los haitianos, les convierte en moralmente superiores, les otorga el monopolio del corazón. Que los santifica. No partamos  de las bondades que estos hombres se atribuyen a sí mismos, ni de los rodeos y embellecimientos con que cubren sus palabras, ni del cielo fantástico que nos prometen detrás de su proyecto que niega la idea de nación, sino del infierno real que están produciendo con su acción infame aquí y ahora.
El porvenir se construye en el presente. Lo que no seamos capaces de ver hoy nos pesará mañana. Nosotros ayer, y hoy somos el resultado de la defensa y de la voluntad de ser. Sin defensa no hay nación.  Nuestra propia existencia como Estado , el tener una bandera, un himno y el derecho a un gobierno propio fue el resultado de doce años de guerra (1844-1856), con la sangre en la cintura, para arrebatarle a un enemigo avieso y hostil,  la independencia.
A  muchos de nosotros, como decía el gran Ortega y Gasset, lo peor que nos pasa es que no sabemos qué pasa.  Pensemos que hay una gran cantidad  de periodistas , intelectuales e incluso políticos, que hacen alarde de las grandes aportaciones al progreso de nuestra nación que hacen los haitianos. Son unos genios de la verborrea y del discurso embrollado. Nos van a demostrar que un país puede desarrollarse, importando miseria del país más pobre del continente.  Lo peor de todos los que padecen esa alucinación ideológica  es que  en lugar de ocuparse de los problemas reales que produce esta inmigración,;  se inventan  problemas abstractos; se dedican a insultar a sus conciudadanos. En lugar de  esclarecer y prevenir al pueblo sobre su porvenir, se proponen ocultarle la verdad. ¡Qué pena!
.


* Manuel NÚÑEZ Asencio: Poeta, ensayista e historiógrafo. Tiene una licenciatura en Letras Modernas de la Universidad de París VII (Jussieu), una maestría en Literatura General de la Universidad de París VIII (Saint-Denis) y un doctorado en Lingüística y Literatura de esta última universidad. Enseñó literatura en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Ha sido columnista de los periódicos Hoy y El Siglo y editor de la casa Editorial Santillana. Es considerado como uno de los ensayistas nacionales más polémicos del momento. En 1990 obtuvo el Premio Nacional de Ensayo con la obra "El ocaso de la nación Dominicana".

lunes, 2 de septiembre de 2013

¿De dónde, ha surgido la idea de que Trujillo constituye hoy una amenaza?




El argumento del necio


Por Manuel NÚÑEZ Asencio*

La muerte del dictador

El 30 de mayo de 1961, a las 10 de la noche, en la autopista que llevaba a San Cristóbal fue ultimado el generalísimo Rafael Leonidas Trujillo Molina. Con ese  magnicidio se le ponía punto final a su régimen de 31 años de dictadura. Ni sus hermanos, los generales de opereta, Héctor Bienvenido y José Arismendi, alias Negro y Petán respectivamente tenían la posibilidad de sustituirlo. Tampoco su hijo, Ramfis Trujillo, considerado el delfín de ese reino, tenía la vocación y talento para asumir el mando.  Trujillo encabezó una dictadura centrada en su persona. Ninguno de sus parientes y allegados podía ponerse las botas del generalísimo. No tuvo, pues, el régimen sucesión dinástica.
Tras su muerte, el albacea de sus haberes, el licenciado Tirso Rivera, hizo un fabuloso inventario de la cuantía todos sus bienes, concentrados esencialmente en el país. Treinta y seis grandes empresas, 11 ingenios de azúcar, 10 hoteles de lujo en cada en las grandes provincias. Palacios  del Partido en las principales provincias y la Hacienda Fundación, con cientos de cabezas de ganado  de la mejor estirpe, y 142.000 hectáreas de tierra. A todo ese emporio de riquezas, hay que añadir las fincas, comercios y empresas de sus hijos, esposas, familiares y testaferros.  El fin de reino fue aparatoso. Las fábricas y las empresas y comercios pasaron a formar parte de la Corporación de  Empresas del Estado (CORDE). La Hacienda Fundación fue saqueada, al igual que las casas y palacios. Muchas de las propiedades fueron secuestradas por testaferros, que, al producirse el cambio de mando, cambiaron bruscamente  de chaqueta y se presentaban como parte de las hordas vengativas de la Unión Cívica. Eso le permitió quedarse con periódicos, fábricas, comercios y casas. El Partido Dominicano, cabeza política del régimen,  fue desmantelado. Sus bienes fueron repartidos; sus registros fueron destruidos. El Servicio de Inteligencia Militar  (SIM) fue desguazado y las redes de espionaje demolidas. Todo desapareció. Estatuas, símbolos y emblemas.  Todo quedó convertido en agua de borrajas. 

1.  De esas ruinas, nació sistema de partidos, la competencia  abierta y democrática por el poder político. 

2. Dejamos de ser una sociedad de pensamiento dirigido, con la aparición de una prensa diversa y multitud de intereses. 

3. Dejamos de ser un país cárcel, y los dominicanos comenzaron a desplazarse libremente por  el mundo  y a expresar sus opiniones y sus variopintas preferencias políticas. En una democracia se alcanza el poder, no por el cuartelazo, sino venciendo en la mente de cada  elector. Y eso es, desde luego, con sus bemoles  y dificultades,  lo que hemos vivido en el último medio siglo que nos separa de la muerte de Trujillo.

El argumento del necio

Todos esos cambios bruscos producidos en menos de un año, debieron indicarnos que  Trujillo y el trujillismo murieron  definitivamente ese 30 de mayo. Que sus herederos quedaron exiliados y olvidados, sin posibilidad de reinventar el régimen. ¿De dónde, pues, ha surgido la idea de que Trujillo constituye hoy una amenaza? ¿Quién, con qué fines, ha disparado todas las alarmas sociales, todos los clarines de que estamos a punto  de volver a ese pasado?
 Un grupo de ciudadanos se ha dedicado a cultivar la ficción de que el pasado no ha muerto. Que pervive en el presente. Es una forma de desconocer el pasado y de falsificar el presente. Enloquecidos  con sus propias invenciones, surge la estrambótica teoría de la aparición del neo trujillismo. Que conste, oh Dios, que  aquellos  que actúan de ese modo no quieren reivindicar a las víctimas ni rendirles homenaje a los mártires y héroes que murieron combatiendo ese régimen oprobioso. 

Todo lo contrario

Desean ocupar  el lugar de los héroes y el honor del los combatientes. Es, pues, una operación de puro oportunismo. Volver a repetir la historia, desde luego, no ya como tragedia, sino como comedia. Algunos en sus delirios proclaman que se está gestando una dictadura, y sobre sus extravagancias verbales se construyen las más enmarañadas  leyendas y, desde luego, las extraordinarias proezas de estos guerrilleros de cafeterías y campeones del bla, bla, bla.
Pero el centro de su ataque, la bestia parda, la madre de las mentiras consiste en tildar de trujillista, fascista y otros denuestos a todo aquel que defienda los intereses nacionales con relación a la desproporcionada inmigración haitiana que ha penetrado en el país.

¿Cuáles son los objetivos de esta descalificación? 

         Primero apandillar a todas las fundaciones  que defiendan la memoria contra dictadura, y ponerlos al servicio de un objetivo antinacional: la promoción de la haitianización del país. 

         Segundo,  cerrar el debate con el chantaje y con la invocación  al miedo para que  la gente no reflexione, no piense, en lo que está ocurriendo con su país. Un miedo que paraliza y nos hace olvidar nuestros intereses.

         Tercero, triturar moralmente  a todo aquel que no piense como ellos. Manipular todo el odio que suscita la dictadura, y dirigirlo contra todo el que tenga una visión del  mundo que coincida con el nacionalismo.
En definitiva, detrás de toda esa campaña exagerada que quiere convencer a la población  de que estamos al borde de ver entrar en escena a Trujillo con un séquito de matarifes, y que corremos un gravísimo riesgo de naufragar en una dictadura, de resultas de la defensa del territorio de la penetración haitiana, lo que se echa de ver es un pensamiento monosilábico, que funciona por eslóganes y consignas vacías  de contenido. Un pensamiento sin argumento que se apropia del heroísmo del pasado, para darle blasones de nobleza, a su causa innoble.

Ahora vamos a desollarle el rabo a todo este engaño

¿En que se fundamenta la acusación de trujillista a las reacciones nacionalistas que están ocurriendo aquí y ahora en muchas provincias?   Se parte del principio  de que  si se  coincide en algún punto con alguna declaración que haya hecho Trujillo, se deduce que  puede atribuírsele todos los horrores de esa dictadura a la persona. De manera que si Trujillo creía  que dos más dos son cuatro,  que la Tierra era redonda el que sustente lo mismo puede ser  imputado de trujillista y sometido al exterminio moral.  Al parecer, Trujillo  no era partidario de la fusión de los dominicanos y los haitianos.  Y esta visión es parte esencialísima del ideario de Juan Pablo Duarte que no dejará de serlo nunca, aunque lo asuma Trujillo o Al Capone. En todos sus discursos, Trujillo pronunció muchas verdades
 ¿Dejarán esas verdades de serlo porque las haya dicho Trujillo?  Soy de los que cree  que se  puede defender al país de todas las amenazas que hemos citado sin mostrarse partidario de Trujillo ni de ningún político, sencillamente siguiendo a pie juntillas los principios que Duarte colocó en su ideario.

 Para aquellos deseosos de destruir todo lo que se haya creado durante ese período histórico, de exterminar hasta el último vestigio de Trujillo,  podrían comenzar suprimiendo la creación de la cédula de identidad  (1931),  suprimiendo la ley de dominicanización  del trabajo (1933), aboliendo el voto femenino aprobado en 1942,  la creación del Banco Agrícola (1945), la creación del Banco de Reservas, el Banco Central  y del peso dominicano de 1947, la creación del impuesto sobre la renta y la organización financiera del Estado en 1949, la dominicanización fronteriza y la creación de las provincias  (1942), la promulgación de la Ley orgánica de Educación  (1951) y la Ley de alfabetización obligatoria para los adultos (1952). Defender esas conquistas y esas instituciones no nos convierten en  partidarios del trujillismo.  No hay que temerle a las ideas.  Ese período histórico merece ser examinado por las nuevas generaciones de dominicanos, con respeto por las víctimas y  por todos aquellos que lucharon por restablecer la soberanía del pueblo dominicano y sus libertades. Pero cuidándose de aquellos que manipulan esa historia para ponerla al servicio de su interesado juego antinacional.

En los últimos años, hemos tropezado con estos monstruos y espantapájaros fabricados por la imaginación de personas que promueven la disolución del país. A falta de argumentos que demuestren que la importación de los problemas haitianos hacia nuestro país resulte positiva, centran sus ataques empleando el argumento ad hominen (dirigido contra la persona). De ahí nace la imputación de trujillista, para desacreditar a la persona  y para apandillar a todos los indignados con el recuerdo de esa dictadura.  Estamos combatiendo contra unos adversarios   incapaces de explicar con claridad cuáles son sus propósitos, y qué tipo de rumbo  le proponen al país. Estamos librando una batalla continua en el campo del pensamiento, deshaciendo entuertos, intriguillas, insultos,  pensamientos monosilábicos, ideas a medio pensar. Pienso en Martí, que al salir de Montecristi le escribe a Benjamin Guerra y Gonzalo de  Quesada, un mes antes de caer en Dos Ríos  lo siguiente:

 “De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace, ganémosla a pensamiento”.


* Manuel NÚÑEZ Asencio: Poeta, ensayista e historiógrafo. Tiene una licenciatura en Letras Modernas de la Universidad de París VII (Jussieu), una maestría en Literatura General de la Universidad de París VIII (Saint-Denis) y un doctorado en Lingüística y Literatura de esta última universidad. Enseñó literatura en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Ha sido columnista de los periódicos Hoy y El Siglo y editor de la casa Editorial Santillana. Es considerado como uno de los ensayistas nacionales más polémicos del momento. En 1990 obtuvo el Premio Nacional de Ensayo con la obra "El ocaso de la nación Dominicana".