La Maricutana de Reyes Alfau
Fue
un arreglista muy sutil, profundo, y al mismo tiempo simple. Profundo porque
demostraba gran conocimiento armónico y excelente concepto acerca de cómo
escribirle
a
los instrumentos; y sencillo, porque sus ideas las asimilaba cualquier persona
aun sin tener conocimiento de música. Al escuchar las grabaciones de los
artistas que interpretaron su música podemos darnos cuenta del inmenso caudal
de sentimientos y conocimientos que impregnaba este genial músico a sus
trabajos. Fue saxofonista, gran compositor que
a través de sus letras supo poner muy alto al país, puesto que sus canciones
fueron interpretadas por destacadas figuras nacionales y extranjeras.
Formó
parte del grupo de esas excepcionales estrellas, que
con
sutalento innato dio un brillo especial a nuestra música.
Su
virtuosismo era tan grande que tenía la osadía de poder
orquestar
de un día para otro un repertorio. Radhamés Reyes Alfau era conocido por su
sentido del humor, su responsabilidad y su excelente trabajo. Su trabajo fue
ampliamente en Puerto Rico, país en el que vivió durante muchos años. Allí
trabajo con Bobby Capó, Gilberto Monroig,
Yolandita Monje, Nidia Caroy El Gran Combo.
Por: José Del Castillo Pichardo
Onorio Montás –quien creció en el
barrio de San Juan Bosco junto a su querida madre y hermanos- lo recuerda perfectamente en los años 50,cuando el
saxofonista, director y arreglista de planta de La Voz Dominicana residía en la avenida Francia esquina Rosa Duarte. En un edificio de
cuatro apartamentos, Reyes Alfau vivía en la segunda planta. Allí, en el
silencio de la noche de una ciudad que cenaba a las siete, se recogía a las
diez para arrancar a las siete del día siguiente, practicaba el saxofón y
armaba sus arreglos este músico de oficio. Introvertido lo recuerda el
memorialista, concentrado en lo suyo. Debajo, en la primera planta,
ocupaba un apartamento la familia de Fantina Sosa –quien estudiaba
entonces en el Colegio María Auxiliadora y practicaba el piano en las tardes,
la hermosa y talentosa madre de nuestra Tania Báez. Un músico de la San José rentaba otro de los apartamentos.
En el vecindario, el buen amigo Manolín Peña, los Dipp, Pappaterra, Perallón, Plinio Pina Peña, los Muñoz, las
Perrota, los Catrain Bonilla, Monina Solá, los Aybar Castellanos, Luis Chanlatte Baik, los Caro, Bonetti, Mario Medina, los Schotborgh, Vilalta, Mejía, D’Alessandro, Cordero, Gazón, los de la Casa Vapor. Johnny Morales, mi compañero de colegio. El Hospital Internacional, una institución
pionera y meritoria. La Cruz Roja y el Banco Nacional de Sangre. Los colegios Don Bosco y Ma.
Auxiliadora. A Onorio le parecía un banilejo, blanco con su pelo negro brilloso y sus bigoticos bien arreglados.
Caminaba –todos caminábamos, hasta Trujillo lo hacía en su caminata diaria por la Gómez y
el Malecón- por las calles del barrio rumbo a su centro de trabajo, llevando debajo su portafolio de arreglos musicales. La casa de Víctor Ruiz, saxofonista de la San José residente en la calle San Juan Bosco, era punto de encuentro de Reyes
Alfau, Papa Molina y el trompetista Manolo Pacheco.
El feliz autor de La Maricutana que le encantaba a mi madre, nació
en Mao en 1923,
recibiendo formación académica con los maestros Emilio Arté y
Gabriel del Orbe. En la versión de la rumbosa orquesta de Napoleón Zayas, resuena
esa Tana, la Maricutana de mi niñez lejana. “No vuelvo a pescar/ una noche
clara/ Se me fue la liza/ después de agarrarla/¡Ay Tana!, la Maricutana/ ¡Ay
Tana!, la Maricutana/ Me picóuna avispa/ me picó una araña/ A que no me pica/ la
Maricutana”. Y yo veo a Fefita graciosa y juguetona, bailándola, cantándola, dando palmadas alegres, regocijándose con Tana, la Maricutana. En actuación para su pequeño, que
era yo. Interpretada por todo el mundo, Damirón y Chapuseaux, Billo
Frómeta, Alberti, Morel, Solano, Toño Rosario, Toros Band, Juan Colón
& Manuel Tejada. Beltrán, Joseito Mateo, Benny Moré, Francis Santana.
Radhamés Reyes Alfau |
Reclutado por La Voz Dominicana en la que actuó como
saxofonista de la Orquesta Melódica y donde creó la Orquesta de Saxofones que
dirigió, su talento lo llevó –como a Bienvenido Bustamante y a Papa Molina- a formar parte del exclusivo
elenco de arreglistas de esa empresa. “Su virtuosismo era tan grande que tenía la osadía de
poder orquestar de un día para otro un repertorio. Esta hazaña la hizo cuando
arregló ocho canciones. En eso, indudablemente, que era un genio”, nos refiere
Rafael Solano, quien compartió con Reyes Alfau la producción del Lp conmemorativo del 75 aniversario
de E. León Jiménez, en la que participó también como orquestador el trompetista Héctor de León (Cabeza). En La Voz Dominicana, me observa
Fabio Herrera Roa, armó una producción especial de merengues con la
participación de Isidoro Flores, las Hermanas Cruz y Tavito Peguero, en la que
destacan los audaces acoplamientos de los metales, particularmente los
trombones.
Un hito inicial en su carrera internacional fue el exitoso portafolio de arreglos que se llevó Alberto Beltrán a La Habana en 1954. Todas composiciones
dominicanas que grabaría con la Sonora Matancera: Aunque me cueste la vida de Kalaff, El Negrito del Batey de Díaz y Guzmán, Todo me gusta de ti de Estévez, Ignoro tu existencia de de la Mota, Te miro a ti de Bodden, Enamorado de Balcácer y El 19 del propio Reyes Alfau. Con los conjuntos de Fellito Parra y Casino, Beltrán
llevaría al acetato los boleros Nuevas Ansias y Te doy mi amor, así
como el merengue La amanezca, de
nuestro autor. Con una orquesta dirigida por Billo Frómeta ensamblada por Bebo
Valdés en La Habana, grabó Alberto Beltrán en 1958 Fiesta Cibaeña y A tu lado, ambos temas de Reyes Alfau.
Anunciado por los metales
vibrantes de la Sonora y acompasado por el piano rítmico de Lino Frías, con su
voz de pregón dulcero, Tiburón Beltrán disparaba la lírica de Reyes Alfau: “Oye/ lo que quiero decirte/
fechas hay en la vida/ que nunca podemos/ jamás olvidar/ Esa/ lo sabes alma
mía/ la llevaré prendida/ en mi ser como ayer/ Aquel 19 será/ el recuerdo que
en mí vivirá/ Ese día/ qué feliz, tan feliz/ Esa/ lo sabes alma mía/ la llevaré
prendida/ en mi ser como ayer.” En 1959, el estelar cubano Vicentico Valdés consagró el bolero filinesco Te diré muchas cosas (“que me brotan del alma/ y tu comprenderás mi adoración/ que cada día tú/ me gustas más”).
En 1955 registra en la Peer Amor de mi Alma, Dilo, Rincón de paz, Siglo XXI, Easy and Slow (letra G. Thorn), Gratey. En 1956 La amanezca–con Mantente bronco, Plegaria, Tu partir. Una versión instrumental era utilizada por La Voz Dominicana en su
programación como intermedio, señal de identidad musical de la planta
tele radiodifusora, al igual que otras de sus creaciones. De belleza exquisita. Al
escucharla, se podía palpar el despertar en la campiña, con la sucesión de
sonidos que anunciaban el despuntar de un nuevo día. Rumor creciente de voces de la
naturaleza, acopladas y plasmadas en partitura por el talento especial de este músico raigal. Luis Kalaff y sus Alegres
Dominicanos la llevaron al disco, también Dioris Valladares para el sello
Ansonia. Contrapunto de jaleos de saxofones y golpes de tambora.
“Consuélame Consuelito/ Anda pronto mi amorcito”.
Radhamés Reyes Alfau |
Al advenir los días convulsos de
la transición tras Trujillo, Reyes Alfau decidió probar suerte en la vecina
isla de Puerto Rico en 1962, donde se radicaría por 25 años. Allí impondría su sello
de calidad. Se convertiría en el zar del jingle empleado en la publicidad
comercial, cotizándose como el mejor. Demandado por artistas variopintos
para producir sus discos y por agrupaciones musicales para las orquestaciones. El 21 de noviembre de 1965, el
Banco Popular –afincando en las tradiciones boricuas como lo evidencia la
formidable serie anual que honra a sus compositores y géneros populares- produjo el homenaje a la música de Rafael
Hernández, mientras el autor de Campanitas de Cristal convalecía
en el Hospital de Veteranos. Transmitido por cadena de radio y televisión, una
orquesta de 28 músicos dirigida por Reyes Alfau ejecutó el programa. Participando Bobby Capó, Myrta Silva, Gilberto
Monroig, Ruth Fernández, Carmen Delia Dipiní, Chucho Avellanet, Tito Puente,
Raúl Dávila, Los Hispanos, el Coro de la Universidad.
En 1966, la orquesta de Tito Puente, los arreglos de Reyes
Alfau y la voz de Gilberto Monroig se reúnen en el disco de larga duración La Combinación Perfecta, en el que se registraron dos piezas de su autoría: Es mentira y No lo niego. Con la muñeca Nydia Caro grabó en 1967 Dímelo tú, primer álbum de la artista newyorkrican. Ese año, salió
La Combinación Perfecta |
otro de Gilberto Monroig, Concierto de Amor, con arreglos y acompañamiento de la orquesta de Reyes Alfau. Con ésta, produjo el LP La Música de Sylvia Rexach-Di
Corazón, vocalizando Tato Díaz y Carmen
Delia Dipiní, homenaje a la autora de Olas y Arenas, Y entonces y Nave sin rumbo.
Con Puchi Balseiro, fue responsable musical del LP Tú y mi canción, con la San José dirigida por Papa Molina. Con su propia orquesta, realizó el álbum New Feeling, en el cual la cantautora boricua interpreta el bolero No lo niego del dominicano. Pepe Lara sings with la Orquesta
de Radhamés Reyes Alfau, producción con este vocalista de los Chavales de España. El LP Myrta Silva le canta al corazón, con arreglos suyos y de Bustamante, un coleccionable de la Gorda
de Oro. En 1968, Billo montó su merengue instrumental Mi Casita, que figura en el álbum Carnaval con Billo.
En pleno apogeo de su carrera,
soñaba enfebrecido con regresar a su país, me refiere Francisco Catrain, quien
en los 70 residió en San Juan en la pensión de Hazim, al lado del maestro
dominicano. Anhelaba el reconocimiento de los suyos. Onorio Montás lo reencontró en Río
Piedras en casa de la ballerina Ruth Garrido y su esposo Antón Cruz, donde se
reunía con Guillo Carías y Cecilia García. Entonces recibía a Juan Llibre, presidente de Publicitaria
Dominicana, quien brindaba servicios profesionales a la Cía. Anónima Tabacalera. Patrocinadora del deporte y los espectáculos
artísticos, así como de Los Caballeros Montecarlo.
Papito Moreta, quien fuera cónsul
en la Isla del Encanto, recuerda su sentido del humor. Antes, siendo un
muchacho, la familia Rivera Damirón compartió una gran casa en la Cervantes con
Bolívar, con las familias de Guarionex Aquino y Reyes Alfau, ambos maeños.
Frecuentada por Moisés Zouain, padrino de Checheo Rivera. Un consagrado publicista con el cual anduvo de
la mano cuando finalmente decidió retornar a su tierra, antes de radicarse en
Miami, su última morada.
En el 2006 se cerró el ciclo vital de Reyes
Alfau. Tenía 82 años y había sembrado ángeles musicales en las Antillas hermanas, que aún perviven. Sus magníficos arreglos
de merengues instrumentales para big band reforzada con violines, como caídos
del cielo, pueblan mi memoria agradecida. Una verdadera sinfonía vernácula la de esta orquesta especial. La
vieja tambora, mostrando sus músculos tensados en parches sonoros,
enseñoreándose en medio del concierto de instrumentos, pautando el ritmo, en fusión creativa. Un sonido limpio, profesional.
Nada que envidiar a lo más sofisticado del mercado musical internacional. Hay que relanzar la obra de este maestro maeño, para goce de nuevas generaciones y
gloria de la patria grande.
17 NOVIEMBRE 2012
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