Juzgaron a Fidel con una regla diferente
Por: Alejandro
Paniagua y Ortíz
No podemos comparar a Rafael L. Trujillo Molina con
Fidel A. Castro Ruz. Es cierto que fueron dos dictadores. Pero Fidel conquistó
al mundo. Sus motivaciones fueron distintas. La historia lo pondrá en el lugar
que le corresponde. Tuvo que mantenerse por más de 50 años, a contrapelo de los
Estados Unidos, que no lograron darle muerte pese a los tremendos esfuerzos por
matarlo. Se ha informado de por lo menos 683 atentados que se generaron en los
Estaos Unidos. Y no pudieron llevarlo a la muerte. Se trata de casi setecientos
atentados que nada tienen que ver con la democracia. Sin embargo, creó una
conciencia colectiva, que trascendió a Cuba y América. Fidel es reconocido por
los izquierdistas, pero también por
derechistas y gente que se ha mantenido
alejada de esas denominaciones. Y murió tranquilamente en su propia cama.
Nuestras vidas pasarán sin que la historia haga un juicio correcto sobre su
largo gobierno, pero vemos a distancia, en el futuro, el veredicto que dará,
fuera de prejuicios ni de preferencias.
1959: Al triufar la revolución |
El sistema de elecciones no se trata de una verdad
absoluta. Desde los principios del mundo han existido reyes y reinos. El
sistema de elecciones es relativamente reciente. Y resulta que no le cuadraba a
un verdadero líder que procuraba un cambio efectivo, como el caso de Fidel
Castro, un una Cuba que se había distorsionado políticamente. Los sabios de la
política norteamericana no se dieron cuenta de esta circunstancia. Las tentativas
de asesinarlo tampoco cuadra con los más elementales postulados políticos de
los Estados Unidos.
Me inclino a pensar que la historia hará su juicio
adecuadamente. Y me parece que los líderes norteamericanos que estuvieron
detrás de esa cantidad de atentados contra Fidel Castro, también juzgados por
la historia, tendrán que quedar muy mal parados.
No fui fidelista, sólo un hombre que, a sus
diecinueve o veinte años vio de lejos el desarrollo del gobierno de Fidel
Castro y al correr los años y ver los desatinos que jugaron los norteamericanos
contra él, pienso que Norteamérica fue tremendamente cruel. Hasta que su
presidente, Barak Obama, corrigió esa línea. Comprendo que los norteamericanos
juzgaron a Fidel con una regla diferente a la que siguió Fidel. Y que perdieron
la oportunidad de ejercer su acostumbrada influencia cuando Fidel, que tenía la
intención de procurar un cambio real en Cuba, recibió como respuesta del
gobierno norteamericano su disposición de prestarle sólo 300 mil dólares.
Fidel Castro y Nikita Jrushchov |
Otra
hubiera sido la historia del gobierno cubano de Fidel Castro, si los Estados
Unidos hubieran podido ver la aventura que jugaban. Fidel se declaró, entonces
comunista. Una posición que él había estudiado, pero que no se decidía a
seguirla. Recibió, y captó entonces la ceguedad que envolvía al mundo político
norteamericano. Nunca he creído que Fidel fuera un comunista auténtico. Dada su
tremenda inteligencia, quizá hubiera buscado otra filiación, pero también era
demasiado pedir a un hombre que acababa de ganar la guerra de guerrilla contra
el gobierno de Fulgencio Batista y que buscaba una respuesta rápida a su
triunfo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario