sábado, 4 de noviembre de 2017

Una pequeña “Clínica Barraquer” en Santo Domingo

La nueva infraestructura inaugurada en el 2016 presenta una imagen contemporánea y espacios con estándares de calidad.

Un Testimonio


Por: Onorio Montás

Los Dominicanos muchas veces somos dados a desmeritar lo que poseemos y a no reconocer las bondades de lo que tenemos, en 1980 conocí la Clínica Barraquer de Barcelona. Y, jamás pensé que en nuestro país podría llegar a existir un centro de salud especializado parecido a este, para no ser muy pretencioso.
En el año 1973 a la sombra de una edición de lujo del libro de Joaquín Balaguer ¨Guía Emocional de la Ciudad Romántica¨ viajé por primera vez a esa bella ciudad española Barcelona con las instrucciones de mi gran amigo Ángel Miolán, Director Nacional de Turismo de explorar las posibilidades de la edición de un pretencioso gran libro sobre las bellezas de la República Dominicana que el consideraba en ese momento como un eslabón importante para la promoción de lo que el llamaba ¨la industria sin chimeneas¨. No se cristalizó sus aspiraciones de ese gran libro, Peter Morales Troncoso sustituyó a Don Ángel.

  Ya en 1980 visitaba esa ciudad a menudo y en uno de esos viajes me encontré con Dominicanos que residían en Barcelona uno de ellos Pedro Vergés, viejo amigo miguelete, viajaba junto a Antonio Prats-Ventos con motivo de una exposición de su majestuosa obra en caoba criolla “El Bosque” en que montaría en las grandiosas e imponentes  Atarazanas Reales de Barcelona”, un buen día Miriam Ríos quién estaba residiendo allí, tomando unos entrenamientos sobre el libro, el mundo editorial y su comercialización, me comenta que hay unos dominicanos que querían invitarme a cenar a su apartamento se trataba del doctor Salvador Castellanos Bermúdez y su esposa Carmen Rita, Salvador realizaba una residencia en un importante hospital y en ese ambiente conocí al renombrado médico dominicano Freddy Lithgow Viñas quien era director médico de la
Impresionante escalera de Caracol en la Clínica
Barraquer de Barcelona.
Clínica Barraquer de Barcelona y al doctor Fernando Estrella joven médico residente en ese prestigioso centro oftalmológico y gracias a el lo pude conocer sus interioridades, lo que conocí a finales del siglo XX me pareció un sueño, y pensé en mis adentro que en nuestro país jamás existiría un centro especializado de salud como ese, con tal sincronización y eficiencia.

Gran sorpresa, a principio de este año tomé la “valiente” decisión de ponerme en manos de los médicos para solucionar un problema vital para mi la vista, mi ojos habían visto demasiado y se agotaban, hace años me recomendaron que debía someterme a una cirugía de cataratas, muchas vueltas le di para tomar esa decisión siempre he recordado una frase que leí hace muchos años como fotógrafo que fui, “Lo que los ojos no ven y la mente no conoce, no existe”, gracias a “papa google” tomé esa decisión heroica por el conocimiento, de  poner “la luz de vida” mis ojos en manos de un médico y mi miedo a quedar ciego. Y no quería aceptar que “había vívido”, como el poeta Neruda, aspiraba a seguir viendo y viviendo, una vida sin ver, no sería vida. La luz, los colores, nuestros mares, los almendros, el color de nuestros campos, y mis aves; las de mi patio, en fin la sonrisa de mi nieta Montserrat.
 
El diseño arquitectónico del Instituto Espaillat Cabral
 fue basado en la anatomía del ojo en 1970.
Pero recordé la Clínica Barraquer en Barcelona en 1980 cuando pisé por primera vez el Instituto Espaillat Cabral, nunca imaginé que en mi país en el siglo XXI podría existir un centro de salud como este, donde se cuida el más mínimo detalle desde el humilde portero, el personal administrativo, los médicos residentes, el personal auxiliar dentro y fuera del quirófano trabajan sobre unos estándares o protocolos establecidos, no conozco el funcionamiento de otros centros de salud en nuestro país que se preocupen hasta de recodarte las coordinadoras quirúrgicas la frecuencia de las gotas pre y pos operatorias.

Siempre he proclamado que el mejor médico es nuestro amigo en este caso no conocía a la doctora Dania Taveras Guzmán,
Dra. Dania Taveras
especialista en Cirugía de Cataratas graduada en la UASD con residencia y
entrenamiento en Facoemulsificación en el Complejo Hospitalario Dr. Luis Eduardo Aybar, sin especialidad en centros con nombres –rimbombantes-, en este caso fue la excepción de la regla, la doctora Taveras resultó ser una excelente microcirujano que impartió confianza antes y hasta durante la cirugía me insistía pregunte, pregunte junto a mi adorada hija Nabila que siempre estuvo conmigo hasta en la sala de cirugía en las dos ocasiones.


Finalmente en una de las citas pos operatorias coincidí con una humilde señora con su hija de apenas meses, cinco meses me dijo, le pregunte que de que la habían operado a esa niña tan pequeña y me
Dr. Espaillat Matos
dijo con mucha propiedad que la habían operado de glaucoma congénito, de inmediato recordé un amigo de muchos años que en 1981 tuvo que hacer casi una recolecta entre sus amigos para operar su hijo recién nacido para llevarlo al
Bascom Palmer Eye Institute en Miami, Florida. Me asaltó la idea del costo de dicha cirugía y no me contuve y le pregunté a la señora, excúseme doña y como por cuanto le salió esa operación, “bueno, me salió por mucho dinero, yo busqué como RD$40,000 lo otro lo puso SeNaSa, a mi me descuentan el
Dr. Espaillat Cabral
seguro donde trabajo”;  a mi amigo le costó más de un millón en esa
 época. Otro de los grandes logros en nuestro país; dentro del sistema de salud, el Seguro Nacional de Salud (SeNaSa), que podría decirse que a pesar de ser una institución estatal ha logrado confianza y unas coberturas de salud muy por encima de las ARS del sector privado.


Los Dominicanos nos debemos sentir orgullosos de que en 1970 el doctor Arnaldo Espaillat Cabral haya logrado con todo su empeño un centro especializado con estos niveles científicos combinados con alta tecnología y eficiencia. Además que su hijo Arnaldo Espaillat Matos le haya seguido los pasos en el mantenimiento de esta institución que debe ser orgullo de todos nosotros.



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