domingo, 10 de febrero de 2013

En el año del Bicentenario del Nacimiento de Juan Pablo Duarte

Juan Sánchez Lamouth

Un homenaje de Juan Sánchez Lamouth :
Una Sinfonía y una Canción 




Sinfonía Vegetal a Juan Pablo Duarte
1967

Por el polen libre de sus huesos gloriosos
por su esfuerzo, su cruz, su apostolado...
Hay que volver la cara hacia las hojas verdes de febrero
por tu paternidad hoy remueven tus huesos los obreros del taller y el campo.
Próximo a ti hay que justificar las alegrías,
desde tu nombre deseo hablar entre los habitantes de las hojas.
nuestro Decano de la democracia,
esta es la Bandera,
este es el Escudo, o mejor dicho enseñamos la patria
de nuevo a la conciencia del Apóstol.
Ved los labriegos secos.
Comandante Juan Pablo
que nos diste la patria de la nada...
En este primer acto de mis versos agrarios
por donde los tubérculos florecen al azul de los hosannas,
Destrozados se encuentran los sagrados violines madereros,
los dibujos se ven llenos de sangre...
Hoy reconozco que tan solo la rosa fue idéntica a tu nombre,
Reflexiono mirando el sacro incienso que levantan las fábricas.
En esta bahía blanca de la aurora
reorganiza el milagro,
que tu voz se levante redentora al paisaje,
que de nuevo tus manos se estrechen con el pueblo
para que sea posible desarrollar la tierra
y la alegría cunda por todos estos campos.
Por este idioma,
por esta rosa que día por día se viste su sonrisa del cielo,
Ayúdanos en espíritu desde los ángeles de tu dominio puro,
ya estamos convencidos que es por nosotros mismos
que se abrirán las puertas del progreso y la gloria.
Tu alma, es la flor que autorizaba el júbilo,
fue salud de los campos y las aldeas...
¡Oh sol de aquel febrero!
en que había frio hasta en los oídos de los arboles
y muerte hasta en la epidermis del Baluarte,
hoy para ti la sinfonía vegetal de mis palabras
Viendo a los ángeles que elevan tu nombre por el jardín azul de la montaña...
Apóstol sempiterno,
mirando estos buyes que conducen tratados y alianzas,
te nombro por los bálsamos de la tierra,
por las sabinas y los guayacanes,
en las direcciones del consorcio de las lomas,
con la luz del sudor agropecuario,
en la salud,
en la fe,
y hasta en los vientos frescos de aquellas dulces piedras milenarias
se veía claramente junto a los socios que le dieron ánimos,
que ese febrero era tu propia carne,
que ese febrero era tu propia sangre.
Maestro, al nombrarte frente al movimiento de la rueda rotatoria,
no pienso que mi aldea tenga su cielo feo,
solo sufro tu alma que tuvo que bajar la cuesta abrupta de las dificultades, canto tus manos que pluralizaron flores
por repartirlas entre los poblados.
Feraz, efemérides de ángeles con cornetas,
en que supiste borrar extravagancias
anulando los traumas del memorial funéreo
con tu conciencia hecha para aumentar la salud de la patria,
verdad, todos sabemos eran tiempos difíciles,
todo hacía pensar que hasta el agro sentía nausea de los arados,
hasta que asomo el sol del movimiento social La Trinitaria,
y ya la fe del pueblo comenzó a germinar con tus palabras,
por el jugo Cristiano de tu axioma
Vio la República su primer milagro.
Hay que volver la cara hacia las hojas verde de febrero
hoy que hasta las llanuras desean tus palabras subterráneas,
Complácenos, olvida tu uniforme de barro.
Comandante Juan Pablo,
estos silencios desean tus palabras,
Acompáñanos en cuerpo,
acompaños en alma,
Reprende a los monstruos, para que no le echen mas cizaña a la patria.
Insistimos en tus formas libertarias,
comandante Juan Pablo!
Tú que ayer destruiste los dolores de la siembra enlutada,
tú que supiste entregarnos una patria con colmenas y salmos
hay la necesidad de que olvides un momento tu uniforme de barro
elévate en el aire de las hiedras que parece que huelen la esperanza,
Ayúdanos a calmar los soles agrios,
Estos soles agrarios,
En estos campos que nos engañan con las ilustraciones de sus aves. Comandante Juan Pablo!
Hay la necesidad de que olvide un momento tu uniforme de barro.


Canto al presentido petróleo de mi tierra
1964

 
No salgas, húndete más, presentido petróleo de mi patria,
Santo petróleo, sobre tu cabeza dejo este fresco detalle,
Por tu sonrisa cruzan los alimentos verdes.

En las canastas de las verduleras.

En estos días tu sangre subterránea se encuentra visitada por el viento del pueblo que ya desencadena su furia.

Presentido petróleo aun oloroso a selvas subterráneas no salgas hasta que en esta patria los hombres no sean verdaderamente libres, se vean rosas y geranios en los cuadernos de los pactos y ante proyectos, la aurora luzca mejor en los jardines justicieros de los códigos, por esas fundamentales lágrimas mejor que te conviertas en un volcán diabólico.

Sollozan tus entrañas terreas, no salga petróleo rebelde, petróleo de mi patria,

Santo petróleo prieto, tan procurado por los hombres blancos. tu futuro está escrito para apagar la sed dominicana, tu futuro está escrito en la arcilla sureña cerca del cactus agresivo y las guasábaras.

Desde este rumor de cáfricos tambores no salgas...

Que ángeles rebeldes te halen mas para abajo, santo petróleo nuestro, petróleo del mañana, vigoroso alimento de las anatomías proletarias para que no te vengan a manosear los hombres blancos, húndete más, allende los antros abismales, húndete más donde no sientas los flagelos de látigos mercenarios, húndete más todavía no es tiempo de que veas el paisaje del guano, los bananos y las habas, húndete más entre el lodo de los muertos olorosos a ubérrimos trigales, húndete más mientras te ronden seres de mañas multiformes y mentes afiebradas húndete más, tu espera y tu esperanza es la dicha mayor que Dios nos ha dado.

No hagas caso de las voces blancas, se como un niño desobediente, niño moreno del barrio subterráneo, cuando te llamen desde arriba, sigue más para abajo.

Pido a los ángeles tutores, los ángeles proletarios que te hundan más hasta que la justicia americana no se encuentre en tan mal estado y recuerde los ciclos amargos del inmenso dolor venezolano.

No salgas, manos duras quieren aprisionarte
Petróleo rebelde, petróleo antillano, petróleo presentido de mi patria.

Mañana te cargaremos en hombros los futuros atletas del trabajo

-Si los oligarcas de hoy quieren petróleo que lo saquen de las minas de su sangre-

Santo petróleo nuestro que crece lentamente en esta media Isla, desde antaño electrizadas por las hambres petróleo atempestado que presientes ese sudor alegre de los pechos y las frentes libertadas, que te hundas más, te pedimos nosotros que aún hablamos de bateas, de pilones y guayos te pedimos nosotros que aún sentimos correr en nuestra sangre la dinastía de aquellos cacicazgos, en nombre de los analfabetos, en nombre de la juventud acorralada, en nombre de todos los obreros que en Indoamerica parecen animales para que no se enseñoreen en tu cuerpo los rudos campeones del engaño, santo petróleo nuestro, no salgas por ahora, sigue más para abajo.



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