lunes, 18 de noviembre de 2013

¿Que puede esperarse de un imprevisto político, quien iracundo y soberbio tras perder los comicios de Alberto Fujimori en 1990, abandonó su país?


El insulto de José Mario Pedro Vargas Llosa

Por MELVIN MATTHEWS

El influyente novelista José Mario Pedro Vargas Llosa, premio nobel de Literatura, ha apelado a su grandilocuencia literaria para proferirle a la Republica Dominicana el peor insulto de los últimos tiempos.

Debido a la sentencia libérrima y soberana del Tribunal Constitucional, que niega la nacionalidad dominicana a los hijos de haitianos ilegales nacidos en territorio nacional, el escritor califica como “aberración jurídica” la decisión, y afirma que esta “parece directamente inspirada en las famosas leyes hitlerianas de los años treinta dictadas por los jueces alemanes nazis para privar de la nacionalidad alemana a los judíos que llevaban muchos años (muchos siglos) avecindados en ese país y eran parte constitutiva de su sociedad”.

Vargas Llosa
Un parangón disparatado, típico del novelista que maneja la ficción, la fabula y la mentira con lucidez, porque, como él sostiene, los judíos si eran parte constitutiva de la sociedad alemana, pero ignora, pese a su condición de sabio e inteligente, que los haitianos bajo ningún concepto histórico no forman parte constitutiva de la sociedad dominicana. Burda anfibología.

Vargas Llosa, como le agrada ser nombrado, ha recibido un tratamiento distinguido del gobierno y el pueblo dominicanos. Fue condecorado en la administración de  Leonel Fernández, una feria del libro lo agasajó hasta el extremo e intelectuales de las distintas banderías políticas le allanaron el camino para su fantasía editorial titulada “La fiesta del chivo”, entre otras donosuras.

Pero ¿que puede esperarse de un imprevisto político, quien iracundo y soberbio tras perder los comicios de Alberto Fujimori en 1990, abandonó su país, se autoexilió en Madrid y optó por la ciudadanía española en detrimento de la peruana?.

Vargas Llosa no tiene ni idea de lo que es patria, ni conoce nuestra realidad.

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