El juego es con duro
El rumor en los corrillos internacionales, particularmente en Washington
y en algunas capitales europeas, es que el objetivo del gobierno haitiano era
provocar un boicot a los productos dominicanos en esos países.
De lograrse este propósito, el gobierno haitiano habría obtenido una
doble victoria: ponía contra la pared a la República Dominicana, no solo al
Gobierno, y también legalizaba su negativa a admitir algunos tipos de productos
en su territorio.
Si estos rumores tuvieran siquiera un pequeño viso de realidad, la
actitud del gobierno haitiano prácticamente hubiese equivalido a una declaración
de guerra, guerra que hubiésemos perdido sin disparar un tiro dada la
concentración de organizaciones no gubernamentales que defienden al Gobierno
haitiano, muchas de las cuales han sido grandes beneficiarias de la crisis política
y humanitaria de Haití.
Todos estos hechos lo que indican es que la República Dominicana no
puede seguir actuando a la riposta. Aparentemente, no tenemos una buena
inteligencia en Haití y tampoco tenemos lobbistas en los Estados Unidos.
No nos gusta gastar dinero en esos asuntos. Somos tan tacaños en esas
cosas, que en un caso grave en que teníamos las de ganar, no fue posible (o a
nadie se le ocurrió), enviar a los testigos a México y lo que se presentó fue
un video que la Corte puede aceptar o no.
Las relaciones con Haití pasaron ya de las buenas intenciones a la
realidad cruda. Que Haití se desarrolle es importante, pero no a costa nuestra.
*Abogado y periodista, compartió durante 25 años la
cátedra universitaria y el periodismo. Ha dirigido los diarios La Información
(Santiago de los Caballeros, R.D.) y Diario Libre, primer diario gratuito de la
República Dominicana. Fue fundador del desaparecido El Día y redactor de la
Revista de Ciencias Jurídicas y la Eme-Eme, Estudios Dominicanos. Mantuvo una
columna semanal en la revista Rumbo y por cerca de quince años ha sido
comentarista político de televisión.
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