Nacionalismo,
identidad y sentido de pertenencia
Por JOSÉ MIGUEL GÓMEZ*
Hablemos un poco del sentido de pertenencia,
del apego, el afecto, de los vínculos y de aquellos
sentimientos que me llevan a decir “a quién pertenezco”,
“qué costumbres extraño”, “dónde quiero morir”.
El sentido de pertenecer sella junto a la identidad
y la nacionalidad, la construcción del ser social dominicano;
“no todos somos Haití”; ni somos nazis, ni pro-españoles,
ni pro-americanos como vomita Vargas Llosa.
El
pensamiento conservador tradicional desde siglos XIX y XX supo de forma
habilidosa sintonizar con el inconsciente emocional, con los miedos y el
resentimiento del nacionalismo dominicano, para conseguir el acatamiento
conductual y el empobrecimiento ideológico de aquellas “fuerzas vivas” para
defender la Patria. Así lo trabajó en sus inicios Tomás Bobadilla, después le
tocaría a Trujillo con sus ideólogos Joaquín Balaguer y Peña Batlle. El miedo,
el terror, la ocupación y el peligro inminente que siempre acecha y pone en
peligro la paz nacional. Entonces, los conservadores salían a dividir, restar,
confundir y entretener, para lograr las otras cosas a la que Bosch le llamaba
las importantes, “las que no se ven”. Me preocupa el surgimiento de los
endogrupos: “los ellos y los nosotros”, “los nacionalistas” y “los traidores”.
La
historia dominicana esta parida de hechos y acontecimiento de cómo la patología
social dominicana utiliza el nacionalismo y la soberanía para defenderse del
colonialismo y de las fuerza espúreas, para siempre termina en las patas del
conservadurismo social. Ahora, nada está en peligro, ni existen condiciones
históricas, económicas, ni sociales y, menos, geopolíticas, de ocupación, de
defensa, ni de unificación de la Isla, “Ni el todo somos Haití”. El Gobierno
que lea bien. Que elabore su propia paranoia, y que sepa cómo es que se hacen
las cosas en el patio y fuera de él. Cuando se habla de la diversidad, de
tolerancia, y de la resistencia social hacia la identidad, aquí todo está cla-
ro; la identidad, los símbolos, la legua, la cultura, los hábitos, la costumbre
y el comportamiento nuestro, nos identifica como lo que somos: dominicanos,
anti-colonialistas e independentistas. Identidad que nos refuerza ¿Quienes
somos? ¿Qué queremos? ¿Qué nos hace ser y pensar dentro y fuera del país como
si fuéramos uno? ¿A quién nos parecemos? ¿Cuál es nuestra referencia? La
identidad psicosocial y la nacionalidad no corre peligro, es simplemente
resolver lo que no es legal, y legalizar toda actividad oculta que nos ha
llevado por siglos a posponer debido a los beneficio de las propias fuerzas
conservadoras, de “aquí y de allá” de “allá y de aquí”.
Hablemos un poco del sentido de
pertenencia, del apego, el afecto, de los vínculos y de aquellos sentimientos
que me llevan a decir “a quién pertenezco”, “qué costumbres extraño”, “dónde
quiero morir”. El sentido de pertenecer sella junto a la identidad y la
nacionalidad, la construcción del ser social dominicano; “no todos somos
Haití”; ni somos nazis, ni pro-españoles, ni pro-americanos como vomita Vargas
Llosa. Aquí somos dominicanos, que debemos organizarnos y empoderarnos en parir
y defender el proyecto de nación pendiente por siglos, cosa que siempre ha
negado el pensamiento y el espíritu conservador desde la primera República
hasta nuestros días. La Constitución haitiana sella la identidad de los
haitianos nacidos fuera y dentro de su país.
*Dr.
José Miguel Gómez es un profesional humanista, cuenta con una hoja de vida
altruista. Un profesional que sabe combinar la consulta en psiquiatría, las
tertulias, los libros de auto ayuda, los artículos para periódico y revistas, y
la vida de proyecto en pareja y familia.
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