Una
puñalada trapera al espíritu de José Contreras*
Por
Manuel NÚÑEZ Asencio
En su laureado
poemario, Banquetes de Aflicción, el gran poeta francomacorisano, Cayo Claudio
Espinal, le rinde el homenaje de agradecimiento de las generaciones postreras a
la hazaña extraordinaria del héroe ciego
José Contreras, avanzadilla de la primera revuelta en contra de la Anexión a
España en 1861, dos años antes del Grito de Capotillo.
Cayo Claudio Espinal |
En esos versos, el
poeta nos retrata el desamparo inmenso que padece el héroe restaurador. El
hombre que se propuso cruzar las fronteras de lo imposible; marcar con su gesto
toda la determinación de un pueblo que defiende el derecho al gobierno propio.
Que nos manifiesta con su inmolación todo el peso transcendental que ha tenido el patriotismo en la historia. Todo
ese impulso lo vuelve un gigante ante
las manadas de enanos que hoy nos acusan de patrioteros. Ante los intrigantes que no pueden comprender la
sencillez, el carácter y la entrega que
vuelve grande a los hombres.
¿Es que todo está destruido?
¿Es que no hay para él un lugar fresco?
¿No hay para el héroe delicados pastos
Colinas húmedas donde
desangrarse?
Hay en los versos de
Cayo Claudio un tono profético. Porque José
Contreras quiere preservar su papel heroico en el porvenir. Ser un ejemplo, un
arquetipo .Un héroe que no descansa, ni siquiera después de muerto.
José Contreras entra en la habitación del tacto
Fortaleza donde habrá de morir (…)
Ni siquiera sus otros sentidos tendrán donde morir
(…)Ese cuerpo en su horrible ceguera mira hacia el Oeste
llorando y mira hacia el Norte
Ellos también nos invadirán de nuevo
Y no estará su pecho para la segunda muerte.
(…)
La destrucción de los hombres
Absortos en las ruinas mirando patria
Porque en verdad
De los que miran iracundos el Norte y el Oeste llorando
Solo queda él.
Al leer los versos que le ha dedicado al héroe
dominicano uno queda subyugado por la figura de ese hombre impresionante. ¿Que profundas razones llevaron a José
Contreras a lanzarse a defender la independencia, vendida por los traidores,
cuando sus ojos estaban ya cubiertos de
nieblas? En el expediente acusatorio los
fiscales no logran comprender por qué un
hombre enfermo de unas cataratas implacables que le habían hurtado la visión de
las verdes praderas de Moca, de las maravillosas montanas del Cibao, de los
ríos caudalosos y de la belleza de esta tierra encantada, se vuelve un gigante
y se lanza a una muerte segura. Los fiscales no podían entender la convicción y
la pujanza interior que genera el
patriotismo.
Montado en su caballo, aquel 2 de mayo de
1861, José Contreras, treinta y ocho
años, casado, de profesión labrador, coronel en
rehuso de las Guardias Nacionales, logra tomar momentáneamente
la fortaleza de Moca. Tras enfrentarse a tiros con las tropas españolas comandadas
por el criollo Juan Suero, fue capturado
vivo, sometido a un Consejo de Guerra y condenado a muerte en la mañana del 20 de mayo.
Camino
al pelotón de fusilamiento, comienza a
dictarle al escribano su testamento “deseando vivir y hallándome dispuesto a ir
al patíbulo”. Hizo constar que era hijo legítimo de Francisco Contreras y Dolores
Rodríguez, ambos naturales de Montecristi. Notificó de todos sus bienes: fincas,
parcelas, ganado, caballo, cerdos. Se proclama cristiano, católico, apostólico
y romano. Dijo haberse casado por el Sacramento Eclesiástico con Juliana del
Rosario, con quien procreó a Antonio, Celestino y Salustiano. Completada la lista de todas sus propiedades y el monto de todas sus deudas, asigna posesiones para saldar todas sus acreencias,
dispone el reparto de sus bienes y
finalmente, ordena que a su muerte y por el bien de su alma, se le manden a
decir dos misas y de las demás que pueda
su esposa
El
espíritu de José Contreras
Esas descomunales muestras de valor y amor patriótico suelen
aparecer cada vez que el país tropieza con amenazas que ponen en entredicho su
independencia. Entre muchos dominicanos se mantiene viva la conciencia y la determinación de José Contreras. Por eso
decimos que José Contreras no ha muerto. Su alma sin brújula se esparce entre
muchos dominicanos en estas horas decisivas para el porvenir de la nación.
El país ha enfrentado
la mayor embestida diplomática de los últimos cincuenta años. Hemos recibido
como sociedad una salva de insultos zafios disparada por intelectuales y
comunicadores, nacionales y extranjeros, por personalidades de talla universal
como Vargas Llosa, cuyas descalificaciones al país se han divulgado en
todas las lenguas cultas del mundo; todas las ONG internacionales: Human
Rights, Amnistía Internacional, la Fundación Kennedy han sido inundadas de
imputaciones injuriosas en contra de la aplicación de la Constitución y las
leyes de la República. El Estado haitiano,
en su afán de traspasarnos su población,
ha hecho valer todas sus relaciones internacionales para exigir que se nos
castigue con las peores sanciones económicas, y lograr que se nos convierta en
un Estado paria. Esas durísimas pruebas han sido resistidas con estoicismo.
Porque poco faltó para que se nos acusara de tener en nuestros arsenales armas de destrucción masiva, y se invadiera el
hogar de todos los dominicanos. Nos hemos enfrentado a todos los excesos
verbales de los adversarios de la nación.
Gustavo Montalvo |
No debe ser difícil,
sin embargo, explicarle al mundo, que los hijos de haitianos estén legales o
ilegales, por la vigencia de su Constitución en su artículo 11 son haitianos, y
que la batalla que están librando es por una segunda nacionalidad. En términos
estrictamente geopolíticos para el Gobierno haitiano sería la ocasión de
dominar definitivamente mediante el
mecanismo del sufragio las elecciones dominicanas, y obligarnos a negociar
nuestra soberanía, y para los haitianos en general, sería la manera de echar
por tierra la independencia de su influjo obtenida en 1844, y escapar para
siempre de su Estado fallido.
El jueves 22 el Gobierno dominicano firmó un
acuerdo con las autoridades haitianas, que, finalmente lograron asociar a
Venezuela a su interesado juego.
De esa importantísima reunión esperábamos tres
cosas.
1.
Que el Estado haitiano se
disculpara ante la República Dominicana de todas las imputaciones, de los ataques
emprendidos desde el CARICOM y en todas las Cancillerías del mundo y que
suspendiera definitivamente la hostilidad hacia el Estado dominicano. Cosa que
no ha ocurrido, porque aún no concluyen las diligencias de los senadores
estadounidenses que visitaron Puerto
Príncipe ante el Presidente Obama.
2.
Que reconociera que la
República Dominicana es un Estado soberano,
y que el tema de la nacionalidad pertenece al dominio reservado de los
Estados.
3.
Que se aplicará el Acuerdo de 1938, instrumento
diplomático vigente, que responsabiliza
a cada uno de los Estados que comparten la isla de Santo Domingo de los
desplazamientos de sus respectivas
poblaciones y establecía la obligación de colaborar y regular
situaciones que puedan resultar conflictivas.
En lugar de constituir una expresión del
respeto a la soberanía, nos tropezamos con una muestra aun mayor de la arrogancia de la diplomacia haitiana. No se disculparon. No suspendieron el trato de hostilidad que
han mantenido contra la República Dominicana. El acuerdo firmado por el
Ministro Montalvo niega la vigencia del
artículo 3 de la Constitución relacionado con la soberanía; vulnera el control
preventivo del Tribunal Constitucional en los tratados internacionales establecido en
el artículo 184; menosprecia el
mecanismo constitucional de someter todo acuerdo o pacto internacional a la
aprobación del Congreso Nacional como manda la Constitución y las leyes.
Conforme al acuerdo del 22 de noviembre, el Gobierno haitiano ejercerá una tutela sobre todas las decisiones relacionadas con la aplicación de la Sentencia TC168/13. La significación del último párrafo de dicho acuerdo prefiero no analizarla. No puedo concebir que la soberanía nacional sea sometida a un proceso de negociación con los haitianos. No puedo entender que ahora, en el momento en que todo el país espera lo mejor de su Gobierno y está detrás de su Presidente, se le entierre una puñalada trapera a José Contreras. No puedo entender que desde el Gobierno se actúe sin apego a los ideales de los fundadores de esta nación. Sin proyecto y sin rumbo político. ¡ Qué triste espectáculo, el de nuestra decadencia! ¡Oh, Dios, aparta de mí este cáliz!.
Conforme al acuerdo del 22 de noviembre, el Gobierno haitiano ejercerá una tutela sobre todas las decisiones relacionadas con la aplicación de la Sentencia TC168/13. La significación del último párrafo de dicho acuerdo prefiero no analizarla. No puedo concebir que la soberanía nacional sea sometida a un proceso de negociación con los haitianos. No puedo entender que ahora, en el momento en que todo el país espera lo mejor de su Gobierno y está detrás de su Presidente, se le entierre una puñalada trapera a José Contreras. No puedo entender que desde el Gobierno se actúe sin apego a los ideales de los fundadores de esta nación. Sin proyecto y sin rumbo político. ¡ Qué triste espectáculo, el de nuestra decadencia! ¡Oh, Dios, aparta de mí este cáliz!.
* Pedro José Contreras nació en Santo Domingo
en el año 1830. Militar que luchó contra los haitianos en las campañas
militares llevadas a cabo para consolidar la independencia. Al igual que su
hermano el general Juan Contreras. Alcanzó el rango de coronel de las Fuerzas
Restauradoras. Murió en Bayaguana en el año 1878.
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