Haití
es un estado fallido; dejemos los inventos
Por Humberto Salazar
Uno de los mayores errores que hemos cometido
los dominicanos en nuestro trato con Haití, es considerar que en ese país
existen autoridades, instituciones e interlocutores que pueden sentarse en una
mesa y decidir el futuro de esa nación.
Si hacemos un repaso de lo que ha ocurrido en
los últimos días, lo que debemos es estar alertas ante los estallidos de
violencia que están teniendo lugar en la vecina nación, ya que podríamos
resultar gravemente afectados en temas de seguridad y estabilidad interna.
Se escaparon otros 50 presos, mal contados, de
una cárcel haitiana, cuando todavía no se conoce el paradero de los mas de 200
que escaparon hace unos meses, muchos de los cuáles nos imaginamos se
encuentran en territorio dominicano.
En el día de ayer fue tiroteado y apedreado
por una turba incontrolable, el consulado dominicano en el poblado fronterizo
de Juana Mendez, teniendo el personal asignado a esa oficina que salir huyendo
hacia nuestro territorio para evitar daños personales.
También en el fin de semana fue atacado un
chofer dominicano que transportaba una cargamento de varillas hacia Haití,
perdiendo el control del vehículo por las pedradas recibidas, resultando
atropellada una niña y teniendo el conductor que emprender la huída ante el
peligro de ser linchado.
Multitudinarias manifestaciones se han
realizado en Puerto Principe y otras ciudades haitianas, pidiendo la renuncia
del Presidente Michel Martelly y el Primer Ministro Lauren Lamothe, quienes están
siendo acosados por las turbas que imponen su ley en las calles de la capital
haitiana.
Recordemos que las llamadas ¨autoridades¨
haitianas, no han podido ni siquiera organizar unas elecciones para renovar una
parte de su parlamento que ya cumplió su mandato, y tampoco han podido ser
electas las autoridades locales que vencen su periodo en el mes de enero del
2015.
Mientras aquí hablamos de plan de regularización,
gastamos nuestros escasos recursos económicos en proveer de papeles a una
población cuyo gobierno no tiene ningún ínterés en documentarlos y nos sentamos
dizque a discutir planes y proyectos con un gobierno haitiano inexistente, lo
que ocurre de aquel lado de la frontera es la profundización de la crisis de
gobernabilidad y un mayor deterioro de la poca autoridad que tienen los mismos
que dicen representar a ese país.
Un estado fallido se caracteriza por: a) el
estado no tiene el control de su territorio ni ejerce exclusivamente el derecho
a la violencia. b) los que dicen gobernarlo sufren una erosión en la toma de
decisiones de gobierno. c) el estado es incapaz de garantizar los servicios básicos
a la población.
También d) al no poder solucionar sus
problemas la población tiende a desplazarse a los estados vecinos. e) altas
tasas de criminalidad y muchas otras limitantes que le impiden cumplir con lo
que debe ser un estado soberano.
Si alguien tiene dudas de lo que afirmamos, lo
remitimos al estudio que realizó Fund for Peace, una organización que publicó
los resultados del análisis de 178 estados en la revista Foreign Policy.
Según este estudio, en el año 2013, Haití
ocupaba el lugar numero 8 en la lista de los estados considerados fallidos, es
decir, 170 estados
estaban por encima de ese país, a ver si se entiende y no se
deja lugar a dudas.
Negar que Haití y sus llamadas autoridades
constituyen un estado fallido, sería meter la cabeza de los dominicanos como el
avestruz, debajo de la tierra, mientras al otro lado de la frontera se cuece
una crisis política de grandes proporciones que podría arrasar y borrar la
frontera en un santiamén.
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