ORLANDO
DICE...
Simulación de quienes dicen que buscan
ayudar a Haití
Por: Orlando Gil
LA DEFENSA.- Lo suponía, lo sospechaba desde el
principio, que por acto reflejo habría lectores que defenderían la crónica de
Julia Álvarez en The New York Times y no advertirían la perversidad implícita.
Por ejemplo, dicen que ella misma explica porqué no hizo el viaje por el otro
lado: dificultades en los trámites. Lo que no saben estos ingenuos es que esas
dificultades no fueron descubiertas por la escritora dominicano-estadounidense
ahora, cuando recorrió el borden fronterizo, sino en una ocasión anterior.
Incluso, ella escribió un libro sobre esa experiencia: A Wedding in Haití, en
su versión en inglés, y cuya edición en español se titula: Una Boda en
Haití-Historia de una Amistad. Cuenta algo que ya se sabía: que tiene un fundo
de café en una de las lomas de la República y que contrata
personal haitiano. A
uno de sus empleados que llama Pití, una especie de corruptela del francés
petite (pequeño), o tal vez la elocución en creole, le prometió asistir a su
boda, y la misma tuvo lugar en territorio haitiano. Llegar al lugar fue toda
una odisea más propia de una novela que de la vida real, pero ella y su esposo
lograron el cometido...
OPORTUNIDAD.- La boda del libro tuvo lugar mucho
antes del terremoto del 2010, cuando ella, su esposo, Pití y su nueva familia
volvieron a Haití a comprobar los efectos del siniestro y cómo había afectado a
sus parientes. Fue entonces cuando se le prendió un bombillo y vio la
oportunidad de aprovechar que Haití estaba debajo de los focos del mundo y que
como tema interesaba a la gente. Negocio por todos los lados, ya que hasta un
disco prepararon como complemento del libro. Julia Álvarez, por tanto, lleva a
Haití en el corazón, pero también en el bolsillo. La solidaridad puede ser real
por Pití y fingida por un pueblo que no es el suyo y que ella reconoce sus
infinitas carencias. ¿Cuántos norteamericanos se mudaron a la vecina nación, y
sobre todo gente de renombre en el mundo del espectáculo: Sean Penn, Danny
Globert, Angelina Jolie, Brad Pitt, etc.? Igual puede hablarse de los
conciertos que se ofrecieron en ciudades como los Ángeles o Londres para
recaudar fondos, con las más importantes estrellas de la música: Sting, Jay Z,
Bruce Springsteen, Madonna y otros de igual categoría…
EL DINERO.- La consigna del momento se impuso por
muchos medios y se hizo lema: Esperanza para Haití Ahora (Hope for Haiti Now),
con George Clooney como figura principal. Esos eventos quedarán para la
historia y siempre serán gestos a agradecer, pero considerados en su contexto y
como parte de un temperamento casi nacional. Las figuras norteamericanas del
espectáculo tienen eso de bueno. Simulan conciencia y dolor si favorece a su
imagen pública. Julia Álvarez publicó su libro, y de seguro con buenos
dividendos, del mismo que otros estadounidenses hicieron lo propio en una circunstancia
tan desgraciada, pero siempre buscando beneficios marginales. Sin embargo,
apagadas las luces, el panorama de Haití vuelve a ser aterrador, y ese mucho
dinero recaudado nadie sabe dónde fue a parar; y a las dificultades sociales y
económicas, ahora se agrega una crisis política que marcha a mil y la
inestabilidad vuelve a ser su orden permanente. Cuando estos estallidos se
agranden y agraven ¿dónde estarán los solidarios de Haití, como Julia Álvarez y
compartes?...
AQUÍ, SIEMPRE.- Se enterarán por las noticias, y
Haití no será ni siquiera una de sus preocupaciones. Otras fuerzas y otros
sectores deberán actuar. Ahora, la que va estar siempre aquí, al lado, es
República Dominicana. Con mayores peligros, aún, pues el territorio haitiano no
será suficiente para sus escaramuzas, y el bando que
pierda no se tirará al
mar, sino que cruzará –como siempre– el Masacre a pie. Ese potencial conflicto
infunde temor, ya que se tiene la impresión de que las autoridades dominicanas
no entienden. O se hacen bobas, como diría un cubano. Lo que el canciller
Andrés Navarro plantea, es correcto. Se imponen políticas públicas de largo
alcance y que afronten el problema de manera global, y no solo coyuntural. Pero
la coyuntura existe, y no basta con la ley, el reglamento y los ocasionales
aguajes en la frontera. La sobrevivencia como nación dependerá de lo que se
haga ahora, pues los organismos internacionales siempre serán tribunales para
juzgar y condenar y nunca pódium para reconocer y aplaudir una comprensión y una
generosidad que –de tanta– duelen….
Rio Masacre |
Puntos
de vista • Listín Diario
4 Diciembre 2014
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