¿Quién es el hombre de los americanos?
1. La minorías que han traicionado a la nación
Durante años una porción muy importante
de nuestra clase política se ha dejado seducir por la superstición de que deben
llegar a la Presidencia apadrinados por los embajadores o enviados de Washington. En la crisis
de 1994, hubo diplomáticos que quebrantaron en más de una ocasión
el principio de no intervención consagrado en la Constitución , en la Carta de
la OEA y en las normas de la ONU.
El ejercicio de insolencia de la misión de Robert Pastorino, el
intervencionismo abierto del embajadorde la OEA, John Graham y las maniobras preparadas por Michael F. Skol,
agregado político de la embajada
estadounidense para sacar del poder a Joaquín Balaguer durante los días turbulentos de esa crisis, no pueden concebirse sin que exista un apoyo nacional de minorías que decidieron traicionar la soberanía para ponerse conscientemente bajo el mando de los correveidile de la Administración estadounidense.
estadounidense para sacar del poder a Joaquín Balaguer durante los días turbulentos de esa crisis, no pueden concebirse sin que exista un apoyo nacional de minorías que decidieron traicionar la soberanía para ponerse conscientemente bajo el mando de los correveidile de la Administración estadounidense.
Dos
circunstancias fundamentales han servido de soporte y de credo de estas minorías.
1. La
importación de un modelo de
sociedad que niega la
autodeterminación de los pueblos. Este credo ideológico viene de Estados
Unidos y se basa en la creencia en que todo lo que existe se puede desconstruir.
En el centro de todas esas visiones, se halla el individuo solitario, desgajado
de la sociedad, de la familia, de todas las estructuras colectivas que han
contribuido a su formación. Sobre los escombros de todas esas destrucciones, o
desconstrucciones como suele llamársele, reina el mercado, como un amo
implacable De este modo, se nos
reduce al triste papel de consumidores. La cultura, la identidad, la
tradición, quedan olvidadas.
En ese enfoque no existe la familia, ni la sociedad ni la
nación. Los partidarios de esa
visión propugnan por una sociedad
imaginaria en la que se podrá
elegir la identidad sexual; ser hombre o mujer podrá ser una circunstancia
intercambiable; como si nos
halláramos en un supermercado, podremos escoger la nacionalidad que nos plazca.
Porque, según esto, ni los pueblos
ni las sociedades tienen existencia real. Todo se desconstruye y se destruye.
Esto, desde luego, no corresponde a ninguna realidad comprobable sino al deseo
malsano de hombres y mujeres que detestan el mundo en que viven, la
nación a la que invariablemente pertenecen; que han roto todas las lealtades en
las que podría fundarse el patriotismo,
que han importado esas ideas y nos han convertirnos en las ratas de laboratorio de sus sombrías
especulaciones. Todas esos enfoques quieren liquidar el proyecto común que
constituimos los dominicanos. Tal es el fondo el pensamiento presente en
algunos funcionarios del Gobierno, en las ONG y en los diversos sectores que han abandonado la defensa del
país, que no sienten respeto por la nación ni por nuestra continuidad histórica. Ese
odio en contra de la sociedad, en contra de la familia y de la nación se exhibe sin escrúpulo como un símbolo de progreso.
Como
ocurre siempre, los que han creído imponer a los demás su propio concepto de la
felicidad, omitiendo el derecho que tiene el pueblo a decidir sobre su destino,
destruyendo la libertad de las personas e imponiendo sociedades que sólo han
existido en su imaginación alocada, terminan en un rotundo fracaso.
2. De donde se sigue que
lo que está en juego es la supervivencia de nuestro proyecto de nación por
la posibilidad de que una representación política que no tiene convicciones
patrióticas pueda asumir el control del Estado. Ha sido tradición entre
nosotros ignorar los problemas,
aplazarlos continuamente en el tiempo. Trivializarlos. Pero el camino se va esclareciendo. Por
un lado, se observan los ataques
al Tribunal Constitucional tras la Sentencia 258/14 que deja claramente
establecido que nuestra supuesta incorporación a la Corte Interamericana de los
Derechos Humanos (CIDH) al no
haber sido aprobada por el Congreso, norma esencial del derecho interno, no
vincula al Estado y a sus instituciones. Por otro lado, la otra porción se ha
comprometido con la postura planteada por nuestro máximo tribunal en materia
constitucional, la preservación de las instituciones y el respeto a la
Constitución.
Para una proporción importantísima de estos políticos la mayor preocupación
no es la felicidad del
pueblo dominicano ni la protección de sus conquistas sociales ni el
engrandecimiento moral e intelectual de su población ni la salvaguarda de su
independencia y de su gran legado histórico, sino la aprobación y el
beneplácito de ser considerado como un hombre de los americanos. En la
vida política dominicana ha
faltado seriedad, compromiso con el país, patriotismo, responsabilidad para defender la
Constitución y las leyes y las instituciones. Nuestras leyes no han sido hechas contra nadie. Ni contra
los haitianos ni contra ninguna otra nacionalidad extranjera. Son leyes
semejantes a las que imperan en el resto del continente. ¿Por qué lo que resulta bueno y
razonable para todos en el continente se volvería irracional, injusto, cuando
es asumido por los dominicanos? ¿ por que todos tendrían razón cuando aplican
sus leyes, menos nosotros cuando aplicamos las nuestras?.
¿Quién es el hombre de los
americanos?
¿
Cuál es el perfil de los hombres que han asumido la dependencia y la sumisión
al poder extranjero?
Son hombres que han entrado a la
política con una mentalidad de esclavos, dispuestos a todas las servidumbres, a
sacrificar la dignidad y el honor y la patria, para procurarse un entorno
internacional favorable, y para poner a los diplomáticos estadounidense al
servicio de sus rivalidades políticas. En más de una ocasión, la soberanía
nacional ha sido triturada por estos personajes que, increíblemente, mantienen
una inexplicable vigencia política. ¿Quién es ahora el hombre de los
americanos? ¿Cuál de los políticos cuenta con el beneplácito de Washington? Se
entiende que el poder político no debe ser utilizado para anular las
instituciones, ni para neutralizar la soberanía con maniobras jurídicas ni para
manifestar deslealtad al legado que le ha otorgado e pueblo a los que asumen su
representación. Todo eso que
parece razonable, queda en el olvido rotundo. Se vuelve niebla.
En
las últimas elecciones se creía a pie juntillas que el hombre de los americanos
era don Hipólito Mejía. Ningún otro político creyó tanto en esa leyenda. Era tal su inclinación, que llegó al
extremo de enviar tropas al frente de guerra de Iraq. Durante varios meses,
trescientos dominicanos arriesgaron sus vidas en el conflicto más caldeado del
planeta, evadiendo riesgos inmensos.
Tuvo mucha suerte; no hubo una sola baja dominicana.
En
los Estados Unidos las Administraciones cambian cada cuatro años. La política toma cada vez nuevos
derroteros. Personajes que
actuaron en nuestro medio como procónsules, por la prestancia de su misión,
quedaron convertidos en una birria, sin cargos y olvidados. Cuando ya Michael
Skol carecía
de importancia se convirtió en un flamante cabildero del Gobierno
de Mejía con un salario de veinticinco mil dólares mensuales. Era, en rigor,
una forma de compensar los servicios extraordinarios que prestó durante la
crisis del 1994 a esa agrupación política.
Michael Skol |
El
hombre de los americanos es una de las leyendas vacías, empleada para meterle miedo y para exagerar su
influencia. ¿Tienen los americanos
el poder de decidir quién será el Presidente en el 2016? ¿Constituye una
garantía de salir electo Presidente,
el figurar en los corrillos
diplomáticos como el personaje
ideal, para tomar las riendas del mando en el país?.
En
Nicaragua, el hombre de los americanos no era, desde luego, el Comandante Daniel Ortega. Y, sin embargo, le ganó abrumadoramente al candidato recomendado por
Washington, y además, contraviniendo el parecer de los mismos americanos y de
sus aliados se reeligió y no pasó nada.
En muchas ocasiones, el hombre de los americanos ha quedado fuera del
juego. En 1990, en Haití, una
república ficticia que depende cabalmente de la ayuda internacional, el hombre
de los americanos era Marc Bazin, economista, con gran experiencia en el Banco Mundial y considerado
entonces una de las lumbreras de la política haitiana, y sin embargo, las
elecciones fueron ganadas aplastantemente por un cura, apoyado por la oposición
a Estados Unidos, llamado Jean Bertrand Aristide.
Los
americanos tienen mucha influencia sin duda. ¿Pero, tendrán, en verdad, el poder descomunal de decidir las elecciones del 2016?.
En Bolivia no tuvieron escrúpulos
en apoyar al adversario con dinero y propaganda, y sin embargo, las elecciones
las ganó Evo Morales. En Ecuador, ocurrió otro tanto, y ganó Correa; en Brasil,
se apandillaron contra Lula, y le salió el tiro por la culata; ganó Lula. En
cada caso, los americanos ajustan sus cálculos.
La
historia la llevan a cabo las minorías que han secuestrado el Estado, que han vendido la nación, que se han sometido a una
dominación degradante.
La primera servidumbre internacional fue
promovida por la colosal deuda
exterior contraída por Ulises
Heureaux, y la posterior entrega de las aduanas a una compañía francesa y,
postreramente, a San Domingo Improvement, compañía estadounidense . Al perder el control de sus ingresos,
el Estado perdió una porción sustancial de su soberanía A pesar de que Heureaux entró en la
vida pública como discípulo de Luperon, carecía de escrúpulos y de
ideales; la ruina que desencadenó en todo el país su ejercicio de Gobierno;
las matanzas de su oprobiosa dictadura,
lo condujeron al magnicidio,
el 26 de julio de 1899. Pero la
servidumbre a la que condenó al Estado dominicano, le sobrevivió; produjo la ocupación estadounidense de
1916 a 1924. Las aduanas fueron
recuperadas en 1941, tras el Tratado Trujillo Cordell Hull.
Estados Unidos intervienen en la política interna de los Estados a través
de la United
States Agency for International Development (USAID) y bajo la mascarilla de las ONG. En el caso que nos compete, el intervencionismo se hizo
primero para tener el control de las elecciones, y constituir un poder paralelo
al Estado. De donde resultaron dos
proyectos iniciativas democráticas con asiento en la Pontificia Universidad Madre
y Maestra y el Grupo Participación Ciudadana.
Segundo, para conducir nuestras políticas
migratorias con relación a las poblaciones haitianas, que se han desplazado a
nuestro territorio. El último informe dado a conocer por el
Departamento de Estado (2014) centra sus
acusaciones de xenofobia, racismo
e introduce por vez
primera las batallas de los
activistas homosexuales. Todo eso bajo la cobertura de los derechos humanos. El
objetivo de estos informes es movilizar a la opinión pública, crear alianzas
con grupos dispuestos a combatir al estado de derecho, y preparar, si
cabe, la justificación de una
intervención internacional.
James “Wally” Brewster |
Por fortuna, el crédito internacional de
la Junta Central Electoral ha desvanecido el peso de esa influencia nefasta. Por
otra parte, el respaldo dado a la Sentencia del Tribunal Constitucional por el
conjunto de la sociedad y por una porción
del mando político, representado por los partidos más importantes PLD, PRD y PRSC han servido de contrapeso a las
maniobras abiertas, de aquellos, que, convertidos en peones del poder
extranjero, están dispuestos a
presentarse como sepultureros de
la independencia nacional.
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