Se apuesta a la guerra
Estamos viendo que desde hace años los habitantes de nuestra compartida isla estamos recibiendo cada día, mayores señales de las naciones desarrolladas, de que no somos ciudadanos a quienes les plazca sobremanera tener dentro de sus fronteras.
Por eso realizan con todos los medios a su alcance y
en colaboración con pseudodominicanos las más variadas estrategias o
estratagemas para lograr la fusión de ambas naciones.
Así nos “obligaron” con el permiso en su momento del
presidente Balaguer, a que para pertenecer al grupo de Lomé IV y supuestamente
disfrutar de sus beneficios, como excolonia europea, que solo podíamos hacerlo,
del brazo de los vecinos haitianos.
De modo que por la politiquería y para pedir
limosnas internacionales, nuestros políticos en un gesto simplón y comunitario,
nos llevaron del brazo extendido y la mano abierta de los vecinos, a Lomé,
quienes de seguro nos admitirían y en consecuencia, de las migajas a Haití,
nosotros comeríamos.
Y así ha sido. Han enganchado o supeditado las
donaciones a proyectos en conjunto para supuestamente viabilizar una mejor
calidad de vida de ambos países, cuando en la realidad es solo la de ellos, los
vecinos haitianos: proyecto de un puente en la frontera, para que ellos pasen
de allá para acá; una carretera en el Norte para enlazar a Montecristi con Cabo
Haitiano; la remodelación del Muelle de Manzanillo para que ellos lo utilicen;
la represa de varios de nuestros ríos para que el agua nuestra que tanta falta
nos hace, sea aprovechada por ellos, que ya secaron sus ríos y acabaron con su
foresta. De esta manera, los vecinos haitianos no tienen que intentar cruzar
los mares en botes y solo se les deja abierta, la puerta fronteriza nuestra,
que los poderosos ordenan que no se custodie.
La ONU intervino Haití luego de o con motivo de la
caída o salida de Jean Bertrand Aristide (Titi) y en ese período no
contribuyeron a democratizarle ni a desarrollarle, sino que los poderosos
imperiales, procedieron a desarmar ese país y además como contrapartida, nos
armaron militarmente. Sí, nos donaron y nos vendieron armamento bélico de todo
tipo, incluyendo entrenamiento en sus bases militares, tanto en América latina,
como en su territorio continental.
¿Con qué fin? Nosotros armados y Haití desarmado.
Obviamente para que en algún momento les sojuzgáramos. Eso no ocurrió. Ningún
militar o político dominicano quiso invadir con fines de poseer la isla
completa. Obviamente, porque conocemos el tema. Ellos allá y nosotros aquí.
Con el paso de los años, se recrudeció el deseo imperial
de impedir que los haitianos fuesen a los territorios imperiales, ya sea por
sus atávicas enfermedades, su atraso cultural, o por ser negros; por una
cualquiera de esas razones o por todas.
Lo cierto es que no los quieren allá, ni en América,
ni en Europa.
Las naciones grandes y poderosas, están tratando de
fusionar la isla,
para eliminar el entusiasmo haitiano de emigrar a sus
imperiales territorios y para eso cuentan con sus dólares y ya con la
colaboración de malos dominicanos... que les ayudan por paga, a esos malvados
deseos.
Ahí permanece la MINUSTAH, sin hacer nada... y se ha
ido desintegrando poco a poco ante ese desgaste propio del que no hace nada.
Pero si hacen... permitir ante su mirada
complaciente la formación de un nuevo Ejército haitiano, que ya posee 15,000
hombres, entrenándose sus líderes, en una Academia en la supuestamente hermana
República de Ecuador.
No era el deseo ni el comportamiento puro de Simón
Bolívar, pero con amigos así, no se necesitan enemigos.
Haití, como Estado fallido, no tiene fondos para
crear un ejército. Los poderosos lo han creado. Así, surge la pregunta anterior
de por qué desarmaron a Haití y nos armaron a nosotros y ahora ¿por qué los
arman... de nuevo?
Es más que evidente, que los poderosos apuestan a la
guerra entre ambas naciones. Que tengamos una lucha similar, a la reciente de
los Balkanes y así se decide cuál de los dos es el propietario titular de la
isla.
En el interín, nos envían a los señores de la OEA a
decirnos en informes de papeles que aguantan de todo, “que existen personas en
riesgo de no contar con ninguna nacionalidad reconocida”, cuando ellos saben,
que tanto en RD como en Haití, predomina constitucionalmente el “Ius
sanguinis”, es decir, cualquier dominicano hijo de padres y madres dominicanos,
donde quiera que nazca, es dominicano”, como cualquier hijo de haitiano es
haitiano donde quiera que nazca, lo cual significa, que no es como la OEA pretende
engañar al mundo, señalando que en RD hay personas sin nacionalidad.
No, Señores, todos los que están en nuestro
territorio, tienen alguna nacionalidad reconocida, no son apátridas.
Con la invasión haitiana pacífica y la supuesta
protección internacional del lado oriental de la isla, se llenará aún más RD,
unida a la infausta declaración de nuestro Canciller quien gratamente les
invita a venir al país, cuando expresa: “Que no habrá deportaciones”, y en
consecuencia, nos veremos eventualmente forzados en defensa de nuestra
soberanía, a redefinir nuestro territorio y para hacerlo habría que hacer la
guerra, pues ya ambos estamos armados, no por decisión soberana de cada país,
sino por voluntad de los poderosos... que apuestan a esa guerra.
La comunidad internacional que ya se declaró
incompetente para solucionar el problema, no se inmiscuiría en el conflicto
bélico, sino, luego de que lleguemos a la capital vecina; en cuyo caso,
intervendrían, no para volver a restablecer los territorios ocupados, sino para
ratificar que ya que tenemos el control total de la isla, y se mantenga un
régimen uniforme para todos.
Los habitantes o súbditos de ambos países
¿permaneceremos tranquilos...? Sin osar violar los territorios imperiales.
Pareciera que este panorama no está tan lejano y
mientras la nación dominicana siga pidiendo como pordiosera internacional, y
abrumándonos con préstamos internacionales, en lugar de trabajar
incansablemente por nuestro desarrollo, (Trabajemos para y por la Patria que es
trabajar para nuestros hijos y para nosotros mismos. Ideario de Duarte) damos
la absurda oportunidad a los modernos Guacanagarix junto a los poderosos de la
Tierra, a que decidan cual es la suerte de los dominicanos.
Ya Juan Pablo Duarte lo dijo: “Los enemigos de la Patria,
por consiguiente nuestros, están todos muy acordes en estas ideas: destruir la
nacionalidad aunque para ello sea preciso aniquilar a la Nación entera”; y
posteriormente sentenció: mientras no se escarmiente a los traidores como se
debe, los buenos y verdaderos dominicanos siempre serán víctimas de sus
maquinaciones.®
¡Solo siendo dominicano, se siente lo que yo siento!
11 de agosto de 2015
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