Doscientos años mintiendo
Por
Manuel NÚÑEZ Asencio
Durante
dos centurias, los haitianos se han acostumbrado a vivir con la mentira. Han
creído todas las supercherías elaboradas por sus historiógrafos: desde considerarse
descendientes directos del indigenismo hasta añadirle a su historia episodios
que no le corresponden (Nau: 1894).
Falsos recuerdos, invenciones, falacias. Con esas montañas de
falsificaciones han levantado un ideario totalmente desconectado de la verdad
histórica; fundado en la necesidad que tienen algunos de favorecer la dictadura
del débil; de disminuir la crueldad de los miserables y, en los casos peores,
de enmascarar completamente la realidad. (Roy-Fombrun:1981).
1.-La
primera mentira que se ha divulgado entre sus historiógrafos es que la historia de Haití comienza con la
llegada de Cristóbal Colón el 6 de diciembre de 1492. En todos los manuales que se enseñan en
ese país, incluido los que han
escrito los intelectuales como Jean Price Mars (1874-1969) han repetido este cuento . En realidad,
Haití fue creado como consecuencia
del desplome de la colonia francesa de Saint Domingue (1697-1804). Sobre las
ruinas de la colonia francesa se levantó el Imperio de Haití. El indigenismo
haitiano que se adjudica porciones
de la colonización española que pertenecen exclusivamente a la historia
dominicana, es una suplantación fraudulenta, una extravagancia sin base
documental. ( Price Mars:1953).
Toussaint Louverture |
2.-
Otro embuste difundido al nivel internacional, es que Toussaint Louverture es
el gran héroe libertador de la raza negra en Haití. Es
una tesis desconectada de los hechos históricos. En primer lugar, Louverture no
eliminó el sistema de plantación y de trabajos forzados de los antiguos
esclavos de Saint Domingue. En segundo lugar, el Fatras Baton como se le conocía permaneció diez años en el poder en
la colonia francesa (1792-1802) y en todo ese tiempo se negó permanentemente a
proclamar la Independencia. La correspondencia entre el gobernador español
Joaquín García y Toussaint Louverture dan cuenta menuda de la intención de
hacer una acuerdo con los españoles para traspasarle
plenamente el control de la colonia a España (Deive : 2000). En la correspondencia entre Louverture y Napoleón
Bonaparte muestran que este siempre se consideró a sí mismo como un soldado de
Francia, tras el alzamiento de esclavos del 22 de agosto de 1791 en las
haciendas de Turpin y Lagoscette. A mí que no me cuenten paparruchas ¿Dónde
diablos está ese ideario de libertador ejemplar, digno de ser imitado en el
resto del continente? Si esto no es mitomanía, fabulación fácilmente
refutables, ¿qué es, entonces, la mitomanía?.
3.-
La ocupación de 1822 les otorgó a los dominicanos derechos que no tenían. No
tuvo la abolición de la esclavitud en Santo Domingo hecha por Toussaint
Louverture las repercusiones que se le atribuyen. Primero, existía en Santo
Domingo un régimen de manumisión de los esclavos, estos compraban su libertad,
y la mayoría de la población negra ya no era esclava. Segundo, sistema de
plantación que tenía primacía en Saint Domingue era mucho más rígido que el
sistema de producción predominante en Santo Domingo que era el hato ganadero.
Los libertadores haitianos implantaron el sistema de trabajos forzados o la corvée que provocó rebeliones
llamadas jacqueries. Los haitianos
suprimieron nuestra independencia y nos obligaron a pagar la de ellos. para solventar la deuda que Boyer
contrajo con Charles X, Rey de Francia, hubo que desmontar grandes cantidades de bosques dominicanos
de la porción sur de nuestro territorio
( Ardouin: 2005) Privaron de todos los derechos a la población blanca dominicana,
que regresó al país tras los primeros años de la ocupación y fueron tratados
como extranjeros. Les confiscaron las tierras a los dominicanos, traspasándola
a la élite de su ejército;
prohibieron la lengua española en las comunicaciones oficiales con la
autoridad; cerraron todas las escuelas de Santo Domingo, incluyendo la
Universidad ( Brutus:1948) ; importaron población extranjera, para hacer
predominar a la población negra. Nos
aplicaron el mismo despotismo brutal, plagado de presidentes vitalicios,
reyezuelos y emperadores que emplearon en su territorio. Nos trataron peor que
un pueblo conquistado.
4.-
Haití venció a las tropas del Imperio de Napoleón. En
absoluto. Las tropas de Napoleón
al mando de Víctor Emmanuel Leclerc fueron vencidas por tres factores
fundamentales. 1. El bloqueo naval de los ingleses impidió que las tropas que
debían abastecer a los franceses penetraran en la isla de Santo Domingo. 2. La
fiebre amarilla eliminó a unos 28.000
soldados franceses de los 35.000 que eran el total de las tropas. Todo
el Estado Mayor falleció a consecuencia de la fiebre amarilla, incluyendo al
propio Leclerc que murió en la isla de La Tortuga; la expedición quedó acéfala,
sin mando. 3. Los batallones de los soldados polacos, llegados con las tropas
napoleónicas, se rebelaron contra Francia y obraron a favor de los esclavos. 4.
La mala conducción llevada a término por los sub oficiales y la intervención directa de tropas inglesas en
beneficio de los esclavos provocó la capitulación de los franceses y la
proclamación de la Independencia el 1 de enero de 1804 en Vertieres (
Guanahibes).
5.-
Haití expulso a los franceses de la isla de Santo Domingo.
Los haitianos no vencieron a las
tropas francesas. Porque Francia continuó gobernando la porción española de
isla, apoyada en el Tratado de Basilea de 1795, mediante el cual Manuel Godoy,
Duque de Alcudia y Príncipe de la Paz,
cedió la porción española de la isla a trueque de las provincias vascongadas
ocupadas entonces por las tropas napoleónicas. El Gobernador de Santo Domingo
era Louis Ferrand. La Era de Francia en Santo Domingo (1802-1809) concluye con
la batalla de Palo Hincado y la derrota de los franceses. De manera que son los
dominicanos al mando de Sánchez Ramírez, quienes lograron expulsar a los
franceses de la isla de Santo Domingo. Esto es una demostración de que no es
verdad de que Haití venciera al glorioso ejército napoleónica, tal como aparece
en la propaganda que ellos mismos divulgan. Ese, señores mitómanos, es un logró
del caudillo dominicano Juan Sánchez Ramírez. Como se ve, se les inventa un pasado glorioso, a esas
masas ignorantes, para consolarlas
de su vida fracasada y miserable.
6.-
La leyenda pregonada hasta en los folletos turísticos nos dice que Haití ha realizado una epopeya de la libertad. Rotundamente falso. El régimen
implantado por la revolución haitiana , el imperio de Haití, no tenía las credenciales de una
sociedad de derechos.
--Implantaron
el sistema de los trabajos forzados. La población se hallaba obligada a
trabajar para mantener a los soldados del régimen. Era, pues, un régimen
militar. Una estratocracia.
--Instauraron
un régimen de exclusivismo racial. El artículo 12 de la Constitución le veda la
nacionalidad y la propiedad a las personas blancas. Esta circunstancia que
suponen el racismo antiblanco se mantuvieron vigentes hasta la ocupación de
Estados Unidos (1915-1934). La reforma constitucional de 1920, realizada por las tropas de ocupación permitieron
por vez primera durante la existencia del Estado haitiano, el derecho de
propiedad a las personas de raza blanca.
--
Ninguna de las formas políticas creadas por los haitianos supusieron la
libertad para su pueblo. Ni el imperio de Jacques 1 ( J. J. Dessalines)
(1804-1806), ni la Monarquía de Henri Christophe (1806-1820), ni la presidencia
vitalicia de Alexandre Sabes, alias Petion (1806-1818) y de Jean Jacques Boyer (1818-1843), ni el
Imperio de Faustin Soulouque (1847-1859). Sus creaciones políticas no tuvieron
repercusiones en un ninguna parte del mundo. Sólo los dominicanos padecimos las
consecuencias fatales de esa circunstancia especialísima. Ni en términos jurídicos,
ni en sistema política ni socialmente
significó un progreso, el régimen nacido de la Independencia de Haití. Jean Jacques Dessalines, el fundador
del Estado, se hizo coronar emperador. Estableció un régimen despótico y
brutal, al punto que los propios súbditos del régimen, le tendieron una
emboscada en Pont Rouge y lo asesinaron en 1806. Su cuerpo fue masacrado. Una
loca llamada Defilee, recogió su cabeza y la llevó a una tumba conocida. Con
palabras muy escuetas se nos echa de ver el carácter de Dessalines. He aquí una
cita de Madiou:
“Hay
mucha crueldad en lo que estamos haciendo –decía-. Es necesario, sin embargo,
para que se afiance nuestra independencia. Quiero que el crimen sea nacional,
que cada uno empape su mano en sangre, que los débiles y los moderados, a
quienes brindamos a pesar suyo la felicidad, no puedan decir un día: No hemos
participado en esas fechorías, es Dessalines, Jean Jacques, el bandido, el
verdadero responsable. ¡Qué me importa el juicio de la posteridad sobre
semejante medida que la política hace necesaria si salvo a mi país” ( Madiou: 1985).
El Rey Henri Christophe, el más
extraordinario de sus gobernantes, construyó a 900 metros de altura, la
ciudadela La Ferriere, el esfuerzo costó más de 18.000 muertos. El Rey
restableció la esclavitud ; con la
barbarie del trabajo esclavo logró progresos notables en su economía. Ninguno
de sus prohombres, sedientos de sangre, pueden servir de ejemplo moral.
7.-
La República Dominicana no fue un desprendimiento de la unidad nacional de Haití
Toda la isla de Santo Domingo perteneció cabalmente a la
Corona de España desde 1492 hasta 1697, cuando tras el Tratado de Ryswick nace
la colonia francesa de Saint
Domingue. Lo que posteriormente se llamará Haití es un fenómeno que comienza a
formarse strictu sensu en los albores
del siglo XVIII. A comienzos de 1700, según el Censo de Marina de Francia, había
en Saint Domingue 13.000 habitantes.
No olvidemos que el asentamiento francés de la isla La Tortuga, surgido tras las paces de Nimega (1678) y de Ratisbona (1684) fue
cabalmente destruido en la Batalla Real de la Limonade, el 21 de enero de 1691.
Por lo tanto, el asentamiento de 1697, de resultas del Tratado firmado en el
Castillo de Ryswick entre el Rey Louis XIV y su nieto Felipe
IV, tenía ya un carácter oficial y a partir de este Francia
tomaba las riendas en su nueva colonia con un proyecto netamente colonial.
Siendo Haití, heredera de Saint Domingue, un fenómeno del siglo XVIII, no hay
argumentos documentales que puedan demostrar que los dominicanos constituíamos
una unidad nacional con Haití. Es más: cuando comienzan a fraguarse los
perfiles de la colonia de Saint Domingue, ya se había producido la
homogeneización lingüística y religiosa entre los dominicanos, teníamos todas
las primacías: ciudades, ayuntamientos, catedrales, universidades, sistemas de
enseñanzas; teníamos el dominio total de la isla. Todas esas circunstancias
fueron trastocadas por el Tratado de Ryswick, y esas realidades historiográficas,
echan por tierra la tesis de que hayamos destruido, con el movimiento de
nuestra independencia, la unidad nacional de Haití.
La ocupación haitiana de Santo Domingo de 1822 fue un
acto de opresión contra el pueblo dominicano, que concluyó con la redención de
1844.
Estamos ante una
sociedad que se cree una cosa que no es.
El nombre de Haití, designación extraída de los cronistas españoles del siglo XVI,
permaneció durante tres siglos en las Crónicas de Las Casas, y se emplea por vez primera a comienzos
del siglo XIX, en 1804. Los haitianos lo emplean para atribuirse una antigüedad
que no tenían. No tenían pasado indígena ni le corresponden la historia del XVI
yXVII en esta isla. En sus mentes
delirantes se creyeron herederos del mundo indígena; confundieron sus gobiernos
horrorosos con la libertad;
tomaron a sus verdugos , sedientos de sangre, por redentores. Entraron al
teatro del mundo como una sociedad de mitómanos. Y como dijo Martí :
Nos casaron con la mentira y nos obligaron a vivir con ella, por
eso nos parece que se hunde el mundo cuando oímos la verdad. Como si no valiera
la pena que el mundo se hundiera antes que vivir en la mentira".
REFERENCIAS
1.
Emile Nau : Histoires des caciques d´Haïti,
Port au Prince, 1894
2.
Odette Roy-Fombrun : Histoire d´Haiti, Port
au Prince, Actions Sociales, 1981.
3.
Jean Price Mars : La République d´Haiti et
la République Dominicaine, Port au Prince, 1953 t. 1)
4. Carlos
Esteban Deive : Recopilación diplomática, Sto. Dgo,
2000 ( Véase, además carta de Jean Biassou pág.448)
5.
Beaubrun Ardouin: Etudes sur l´histoire d´Haiti, Port
au Prince, 2005.
6.
Edner Brutus : L´instruction
publique en Haiti, Port au Prince, 1948
7.
Pamphile Lacroix : La Revolution d´Haiti,
Paris, Karthala, 1995.
8.
Thomas Madiou : Histoire d´Haiti 1801-1804 , Port au
Prince, 1985.
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