Los argumentos del agresor
Por Manuel
NÚÑEZ Asencio
Entre
los procedimientos judiciales y la
historiografía hay vasos
comunicantes. En el ámbito judicial, cuando los peores criminales deponen ante un tribunal, rematan sus
declaraciones negando la verdad. Le ocultan al tribunal sus motivaciones. Manipulan
a los jurados. Montan un teatro para
inspirar lástima o para provocar
unos sentimientos de piedad que no han tenido con sus víctimas. En
otros casos, se vuelven caricaturas humanas. Inculpan a sus víctimas de sus
fechorías. Así, el violador
asesino dirá que mató a una desconocida porque llevaba un escote muy
pronunciado o una bermuda muy
ajustada. Al final si seguimos los razonamientos del agresor, la víctima será la culpable de su propia
desgracia. Porque, además, de
víctima, el agresor quiere lincharla moralmente, desacreditarla. Los abogados
del diablo suelen encontrarle justificaciones, circunstancias atenuantes, a las
mayores perversidades humanas.
Cuando
se analiza el teatro de los acontecimientos entre los dos países que comparten
la isla de Santo Domingo nos damos cuenta, que, en casi todos los casos hay un
grupo humano agresor y una nación agredida. He aquí el compendio de agresiones
recibidas por la nación dominicana.
Las agresiones históricas
1.
Desde
la proclamación de la primera Constitución haitiana de 1805, el Imperio de Haití se concibió
como un Estado agresivo, que desconocía de manera
expresa el derecho territorial de la comunidad dominicana (art. 18). Se propuso
el dominio de toda la isla. El principio que negaba la existencia del derecho
de los dominicanos a un Estado se mantuvo vigente hasta el Tratado de amistad y
navegación de 1874, momento en que reconocen oficialmente nuestra
Independencia.
2.
La
ocupación de 1822, se propuso llevar a cabo los propósitos de la Constitución
de 1805. En 1844, se inició el proceso de Independencia
y los haitianos condujeron una guerra de 12 años en contra de la libertad de
los dominicanos. Sin embargo, los historiadores
haitianos en lugar de consignar
los hechos de la ocupación haitiana de Santo Domingo en 1822, presentan la invasión como una petición de los dominicanos. Dicho
en otras palabras: que los dominicanos que tenían la memoria fresca de las
matanzas de Santiago y de Moca en 1805, querían ser gobernados por sus verdugos.
No es servir a la
verdad lo que
impulsa a los historiógrafos haitianos, sino ocultar las fechorías del invasor; justificar la
anulación de nuestra independencia. Disminuir la responsabilidad de los
forjadores de su Estado . ¿Qué historiador se atrevería a justificar la
anulación de la Independencia de Polonia, Checoslovaquia y de Francia
emprendida por las tropas hitlerianas en 1940? No podemos aceptar una historia escrita con los argumentos
del agresor. Con un enjambre de falsedades y extravagancias se pretende
presentar al cuarteto de analfabetos brutales que pelearon para arrebatarnos la
Independencia: Pierrot, Guerrier, Riché y Soulouque, como grandes libertadores
y próceres, cuando , en verdad, eran dictadorzuelos, sedientos de sangre.
El degüelle de Moca |
3.
La
tendencia del agresor a ensañarse de las víctimas. De manera que el
culpable no es el que abusa, agrede, ataca, invade, mata sino la víctima. Se
exhibe una excesiva piedad y comprensión por el agresor. Ante
la desgracia de la víctima, aparecen despojados de toda compasión. Sobre los
episodios de la historia de un
pueblo que aplasta a otro, hemos oído todas las atrocidades. Casi todas
coinciden en idealizar la dominación haitiana, con argumentos inventados y
leyendas delirantes. La mayoría de los que así proceden omiten el Manifiesto
Trinitario del 16 de enero de 1844. Es decir, se niegan a escuchar la
deposición y el testimonio de la víctima a la que suelen tratar con desprecio.
Practican una justicia tuerta, que obra exclusivamente a favor del agresor. Una
compasión selectiva que se olvida del crimen y se apiada del criminal.
4.
Varios
tratadistas haitianos, mantienen la tesis de que los dominicanos le hemos
robado el territorio, cuando, en verdad, es todo lo contrario. El
primer deslinde entre las dos formaciones nacionales que repartían la isla de
Santo Domingo se estableció en Aranjuez en 1777 entre el Marqués de Ossum y el
Conde de Floridablanca, regente del reino de Carlos III. En esa ocasión, se
colocaron 220 bornes, quedaron deslindados los límites de Saint Domingue (
actual Haití) en 21.087 km2. Tras la Independencia dominicana, los
haitianos ocuparon Hincha, San Rafael de la Atalaya, Capotillo, Rancho Mateo.
En 1929, el Estado dominicano tuvo que reconocer como un hecho irreversible, la
colonización de esos territorios.
Para lograr el Tratado definitivo de 1936,
Trujillo tuvo cederle a los haitianos el Valle de la Miel en Restauración, y
comunicar las poblaciones dominicanas que van desde Villa Anacaona a Pedro
Santana, mediante una carretera de 48 kilómetros de longitud. De este modo,
quedó solventado el Tratado fronterizo de 1936. La expansión haitiana le
arrebató 6.732 km2 al territorio histórico del Estado dominicano, y logró una
dimensión de 27.750 km2 a expensas del territorio dominicano.
Los presidentes Rafael L. Trujillo y Stenio Vincent |
Agresiones a la
soberanía
5.
Los
haitianos llaman violación de los
derechos humanos al ejercicio de nuestra soberanía. Es decir, que los
dominicanos no tienen derecho a repatriarlos, ni a la
aplicación de sus leyes migratorias ni a su proyecto nacional. Se ha criminalizado el ejercicio de
nuestra propia soberanía. Además de agredirnos con una inmigración intolerable,
que quebranta el Tratado de 1938, que responsabiliza a cada uno de los Estados
de ocuparse de su población. Los haitianos quieren desmantelar nuestra capacidad
para decidir, y someternos al control una policía internacional.
Danilo Medina y Michel Martelly |
6.
Para
complacer a sus rivales y ponerle coto a las maquinaciones del intervencionismo
internacional, el Gobierno dominicano promulga la Ley 169/14 y puso el práctica
el funesto decreto 327/13. Ambas medidas colocaron en capilla ardiente la
Constitución de la República. ¿ Cuáles son las consecuencias de las medidas que se han tomado?. ¿ Qué
porcentaje de haitianos serán regularizados en agricultura, en la construcción,
en los trabajos informales, en la buhonería?. ¿Tendrán derecho los dominicanos a tener empleos de la agricultura, en la
construcción, en las canteras de empleo que ocuparán, sin esperanzas de retorno
los haitianos?. Una vez que los haitianos sean regularizados y tomen como
derechos adquiridos su presencia
laboral en el país. Queda montada
la confiscación de los mecanismos de supervivencia del pueblo dominicano. Se
desmantela la posibilidad de que los dominicanos puedan trabajar en su país. El
Gobierno cree haberle puesto fin a un conflicto. En verdad, ha fabricado un conflicto aún mayor.
Le han amputado al pueblo
dominicano el porvenir. Le han privado de los derechos elementales a la
existencia. Los haitianos tienen por supremo triunfo el
aniquilar la soberanía dominicana y el reclamar a la Comunidad Internacional que intervengan en contra de los
intereses dominicanos, para lograr ventajas en el territorio de la República
Dominicana.
La personalidad del agresor
Cuando se examina el comportamiento que
han tenido los haitianos durante todo el siglo XX y XXI se echa de ver la
usanza de dos procedimientos.
1.
El
infantilismo. La incapacidad para asumir sus
responsabilidades y la presencia de una mentalidad de asistidos sociales. Es lo
que ha hecho, que tras tres años seguidos, todavía no hayan reconstruido el
Palacio de Gobierno y que una gran cantidad de escombros permanezcan
amontonados esperando que la Comunidad Internacional decida qué se hace con
ellos. Para organizar las elecciones legislativas retrasadas por dos años,
extorsionan a la Comunidad Internacional porque no fueron capaces, en casi tres
años, de incluirla en el presupuesto.
2.
La
victimización. Se consideran víctima del racismo, pero
en su historia se registran varias matanzas fundadas en el racismo. Las matanzas
de Dessalines de 1804, de 40 mil blancos franceses, sólo quedaron 1.000 almas; la matanzas de Moca y Santiago de 1805
todas de personas blancas. Uno de los superviventes, Gaspar Arrendondo y
Pichardo, escribió que aquellos momentos, ser blanco era un delito. Las
matanzas de mulatos de Faustín Soulouque de 1847. En el Diario de una misión secreta a Santo
Domingo (1847) , el almirante
estadounidense David Dixon Porter escribió lo siguiente: “ Cuando Christophe estaba
esperando noticias del éxito de su horrible trama ( la muerte de los mulatos) ,
Riché se apareció ante él, con las
manos aún oliendo sangre de sus víctimas. – Señor, dijo, he cumplido vuestras
órdenes y para demostrarle el profundo amor y devoción que tengo por usted, yo,
con mis manos he dado muerte a mi esposa y a todos mis hijos, que eran mulatos.
Al servir al Estado no dudé en sacrificar a los mios (Dixon Porter, pág.
252) .
La
última matanza acaeción de 1957 emprendida por
François Duvalier contra los
mulatos que fue debidamente contada por el profesor Alfred Viau, mulato, que
pudo escapar de esa barbarie, padre del poeta Jacques Viau.
Françcois Duvalier |
Semejante
credenciales, ¿ pueden los haitianos dar lecciones de antirracismo?. Desde el principio
la Constitución dominicana de 1844 consagró el principio de la igualdad de las
razas. Entre los haitianos las
prohibiciones que privaban a las personas de raza blanca del derecho a la
propiedad se mantuvieron hasta 1920.
Entre los haitianos se ha fraguado un
ideal paranoide, de que sus sucesivos fracasos son el efecto de una
conspiración internacional. Plantean que todas las
potencias del mundo se han confabulado para aplastar y condenarlos al
subdesarrollo. Explicación agresiva que lanza una imputación
sobre el resto de la humanidad, al que responsabilizan de su desgracia y a la
que esperan engatusar, convirtiendo a su pueblo en escudos humanos.
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