martes, 29 de octubre de 2013

Dos millones de haitianos nos tienen ocupados inmisericordemente apoyados por rufianes

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El teclado de guerra haitiano

 
Por MARINO BAEZ
La ocupación de República Dominicana por parte de los haitianos viene desde tiempos remotos, al extremo de que se han formado en el vecino país los denominados Movimiento Creole “El Teclado de Guerra”  y “La Quinta Columna", que invaden diferentes frentes, a fin de ocupar terrenos y comunidades, comprando pequeñas viviendas, traficando ilegalmente armas hacia el territorio, para provocar enfrentamientos y hegemónicamente una guerra civil.

De hecho, los objetivos de los haitianos y su gobierno les están dando muy buenos resultados y se pronostica que aproximadamente para el 2019 la República Dominicana será ocupada mediante una guerra civil, apoyada por tránsfugas y lúmpenes estadounidenses, europeos y malos dominicanos que han hecho fortunas a costa de la inmigración y el tráfico desmedido de haitianos hacia el territorio dominicano. 
El Gobierno no le está poniendo atención al terrible y agobiante problema de esta entrecomillada república, denominada como “independiente, libre y soberana de toda dominación extranjera”, cuando más de dos millones de haitianos nos tienen ocupados inmisericordemente y apoyados por rufianes de la política callejera predominante en el país, mientras sentimos el temor de perder la soberanía.
Históricamente y reverenciando el desempeño de las supuestas buenas relaciones que tenemos con el vecino Haití, estas solo se manifiestan cuando el presidente de turno visita el país, a pesar de que en ciertas ocasiones han sido abucheados por la hecatombe recalcitrante, malagradecida seguidoras del gobierno de turno, visto que del otro lado de la frontera la visión de primer género estuvo centrada desde sus inicios en la indivisibilidad de la isla, de acuerdo con el Tratado de Aranjuez tipificado en 1795. 
La ocupación de la República Dominicana, publicitada en grandes escenarios internacionales, por promotores de ignominia e inconductas audaces, no es cuestión de retóricas ni rechazo, porque si nos  remontamos a la historia, la ocupación haitiana hacia el país estuvo motorizada por la parte Este de la isla en la persona de Toussint Louverture en 1822, la cual provocó 29 batallas encarnizadas escaramuzas y pleitos entre 1844-1856, respectivamente.  “Los países que no recuerdan su historia están supeditados a repetirla”.
   
Esa hegemonía de ocupación desmedida está hilarizada y concretizada por Haití con una presencia ilegal prodigiosa, peligrosa, con un habitad de aproximadamente dos millones de nacionales haitianos sin documentación en su país de origen, ni carnetización laboral en el territorio dominicano, desbordamiento migratorio originado durante los tres periodos gubernamentales del ex presidente Leonel Fernández.
Aunque con un discurso esperanzador en diferentes escenarios y sin el apoyo de la oposición política y funcionarios de su propio gobierno, el presidente Danilo Medina, avizora la esperanza de cumplir la sentencia del Tribunal Constitucional visualizando otro componente, aunque cuando se reúne con algunos de los promotores de la haitianizacion, aparentemente cambia de posición, quizás para no incurrir en conflictos, mientras vemos los pueblos amontonados de nacionales haitianos convertidos en venduteros que no pagan impuestos y generalmente evaden de incertidumbre la tranquilidad de los dominicanos.
La creación del Partido Dominico-Haitiano y del denominado Movimiento “El Teclado de Guerra”, este último relacionado con la invasión de RD para obligar a la Junta Central Electoral (JCE) a otorgar documentos a los haitianos ilegales, hacer elecciones  y formar una sola nación, es una muestra del interés dispensado para sustituirnos y fusionar las dos culturas, aunque unos hablen el español y otros el creole.
En Jarabacoa y Constanza, por tan solo citar dos ejemplos, los haitianos son más que los dominicanos, una maraña clara y convincente de lo débil que es la Dirección General de Migración  y el Gobierno (DGM), en cuanto al control de los ilegales que pululan por todos los entornos del país y que se consideran dueños absolutos de los deberes que por Ley corresponden a la ciudadanía dominicana.

29 Octubre 2013

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