El teclado de guerra haitiano
La
ocupación de República Dominicana por parte de los haitianos viene desde
tiempos remotos, al extremo de que se han formado en el vecino país los
denominados Movimiento Creole “El Teclado de Guerra” y “La Quinta Columna", que invaden
diferentes frentes, a fin de ocupar terrenos y comunidades, comprando pequeñas
viviendas, traficando ilegalmente armas hacia el territorio, para provocar
enfrentamientos y hegemónicamente una guerra civil.
De
hecho, los objetivos de los haitianos y su gobierno les están dando muy buenos
resultados y se pronostica que aproximadamente para el 2019 la República
Dominicana será ocupada mediante una guerra civil, apoyada por tránsfugas y
lúmpenes estadounidenses, europeos y malos dominicanos que han hecho fortunas a
costa de la inmigración y el tráfico desmedido de haitianos hacia el territorio
dominicano.
El
Gobierno no le está poniendo atención al terrible y agobiante problema de esta
entrecomillada república, denominada como “independiente, libre y soberana de
toda dominación extranjera”, cuando más de dos millones de haitianos nos tienen
ocupados inmisericordemente y apoyados por rufianes de la política callejera
predominante en el país, mientras sentimos el temor de perder la soberanía.
Históricamente
y reverenciando el desempeño de las supuestas buenas relaciones que tenemos con
el vecino Haití, estas solo se manifiestan cuando el presidente de turno visita
el país, a pesar de que en ciertas ocasiones han sido abucheados por la
hecatombe recalcitrante, malagradecida seguidoras del gobierno de turno, visto
que del otro lado de la frontera la visión de primer género estuvo centrada
desde sus inicios en la indivisibilidad de la isla, de acuerdo con el Tratado
de Aranjuez tipificado en 1795.
La
ocupación de la República Dominicana, publicitada en grandes escenarios
internacionales, por promotores de ignominia e inconductas audaces, no es
cuestión de retóricas ni rechazo, porque si nos
remontamos a la historia, la ocupación haitiana hacia el país estuvo
motorizada por la parte Este de la isla en la persona de Toussint Louverture en
1822, la cual provocó 29 batallas encarnizadas escaramuzas y pleitos entre
1844-1856, respectivamente. “Los países
que no recuerdan su historia están supeditados a repetirla”.
Esa hegemonía de ocupación desmedida está hilarizada y concretizada por Haití con una presencia ilegal prodigiosa, peligrosa, con un habitad de aproximadamente dos millones de nacionales haitianos sin documentación en su país de origen, ni carnetización laboral en el territorio dominicano, desbordamiento migratorio originado durante los tres periodos gubernamentales del ex presidente Leonel Fernández.
Aunque
con un discurso esperanzador en diferentes escenarios y sin el apoyo de la
oposición política y funcionarios de su propio gobierno, el presidente Danilo
Medina, avizora la esperanza de cumplir la sentencia del Tribunal
Constitucional visualizando otro componente, aunque cuando se reúne con algunos
de los promotores de la haitianizacion, aparentemente cambia de posición,
quizás para no incurrir en conflictos, mientras vemos los pueblos amontonados
de nacionales haitianos convertidos en venduteros que no pagan impuestos y
generalmente evaden de incertidumbre la tranquilidad de los dominicanos.
La
creación del Partido Dominico-Haitiano y del denominado Movimiento “El Teclado
de Guerra”, este último relacionado con la invasión de RD para obligar a la
Junta Central Electoral (JCE) a otorgar documentos a los haitianos ilegales,
hacer elecciones y formar una sola
nación, es una muestra del interés dispensado para sustituirnos y fusionar las
dos culturas, aunque unos hablen el español y otros el creole.
En
Jarabacoa y Constanza, por tan solo citar dos ejemplos, los haitianos son más
que los dominicanos, una maraña clara y convincente de lo débil que es la
Dirección General de Migración y el
Gobierno (DGM), en cuanto al control de los ilegales que pululan por todos los
entornos del país y que se consideran dueños absolutos de los deberes que por
Ley corresponden a la ciudadanía dominicana.
29 Octubre
2013
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