Ojo
al Cristo con acciones de los haitianos en contra RD
Por:
Orlando Gil
LOS TIEMPOS.- Los tiempos cambian, y es justo
que cambien, aun cuando implique mudanza de ánimo. Hubo una época en que los
haitianos eran manos de obra barata, explotada, casi esclava, y el sector
liberal protestaba esa perversidad capitalista. Los haitianos entonces eran
sumisos, entregados, resignados y ninguno se atrevía a levantar la voz, como si
quisieran pasar desapercibidos, a pesar de lo miserable de su existencia. Luego
la lucha revolucionaria era una empresa común, y ni siquiera era por
sentimiento de solidaridad, sino que las izquierdas de un lado y de otro de la
Isla compartían los ideales de una patria grande. Era el mismo sistema, aunque
allá más cerrado, y el imperialismo era hegemónico y brutal por partida doble.
Nadie hablaba de frontera, pues se renegaba de la experiencia de 1937, pero
tampoco nadie reivindicaba nacionalidad ajena. Ese mundo, sin embargo, un día
empezó a derrumbarse, y no por sí mismo, sino forzado por circunstancias
ingratas. Agentes encubiertos o financiados levantaron banderas que no
correspondían, y de esa siembra amarga viene la actual cosecha de odio…
LA SITUACIÓN.- Ya no se trata de la chercha
alrededor de la sentencia del Tribunal Constitucional, de la Ley Nacional de
Regularización y del Reglamento correspondiente. Tampoco de los operativos
dispuestos en todo el territorio nacional, a los fines de un empadronamiento ad
hoc. La situación se torna agria, complicada y difícil. Ni siquiera puede
atenuarse.
El problema es que los haitianos, aquí y allá, se creen intocables
cuando actúan contra los intereses de los dominicanos, sea a nivel de gobierno
o de pueblo. No tienen dudas de que las autoridades temen las reprimendas de
los organismos internacionales, y que con ese escudo o amparo pueden hacer y
deshacer a su antojo. Lo poco agrada, lo mucho enfada. Lo de la semana pasada
en Anse --Au-- Pitre no deja dudas. A los haitianos ya no les basta golpear en
las costillas, con debilitar al adversario y ganar por puntos. Quieren un
nocaut, y que nadie apueste a lo contrario. Lograrán el nocaut. ¿Cómo confiar
en un Estado que negocia con turbas, a todas luces dirigidas, y cuyos
propósitos, ni siquiera en apariencia, pueden decirse inconfesables?...
Disturbios en Anse-Au-Pitre |
LA RÉPLICA.- Los haitianos se creen en derecho
de hacer lo que les venga en ganas, y las autoridades dominicanas no dicen
amén, pero dejan que los mercaderes se apoderen del templo. El secuestro es un
delito universal, y agredir personal de embajada o consulado, igual. Entonces,
no hay mucho de qué hablar, y sí demasiado qué actuar. Por ejemplo, el
reforzamiento de la seguridad de las dependencias dominicanas en Haití se
impone. Como de seguro la Minustah no puede, deben enviarse unidades militares
dominicanas, incluso
entrenadas al efecto. Nada del otro mundo, pues lo hacen
otras naciones. Y para no ir muy lejos: Estados Unidos. Cuando las turbas
haitianas sepan que los locales dominicanos están bien resguardados, o se
repliquen los ataques de acuerdo a las circunstancias, pensarán dos veces
cualquier agresión. La semana pasada les quedó bonito el espectáculo, y de
seguro que querrán repetirlo. Solo que cuando sea, se les aparezca el diablo
prendido en candela y comprueben que el gas pela…
Oleadas de masivas de haitianos detenidos |
EN SOMALIA.- Los hechos se suceden y nadie
advierte el parecido, a pesar de que las experiencias en otras zonas del mundo
ocuparon primeras páginas, y como ocurre con todas las historias interesantes,
Hollywood hizo una película. El Capitán Phillip, con Tom Hanks en el papel
principal, y la dirección de Paul Greengrass. Me refiero al
asalto y secuestro
de barcos por parte de piratas en Somalia y el Cuerno del África. Un serio
problema para el transporte de carga en esa región. ¿Acaso no es eso lo que
sucede a cada rato con la toma de camiones cargados de mercancía o la semana
pasada con un grupo de pescadores? Los casos se resuelven, pero no se dan todos
los detalles, y aparentemente funcionan las mediaciones, pero hay elementos
para sospechar malicia en estas acciones. De que sea una manera de buscarse un
dinero, ya que en Haití también se producen plagios. Y la delincuencia es una
forma de vida con amparo oficial, puesto que cuando los presos no se escapan,
el gobierno los indulta. Las autoridades debieran, por tanto, poner ojo al Cristo…
Piratas Somalíes |
Puntos de
vista/Listín Diario
6 Enero 2015
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