Las
recientes declaraciones del Presidente de Venezuela Nicolás Maduro, una
advertencia para nada subliminal con ribetes de amenaza directa, me recuerdan
un episodio de nuestra historia que significó el inicio de una serie de eventos
que involucionaron funestamente durante más de medio siglo y que creíamos
ingenuamente culminados el 30 de mayo del 1961.
Me
refiero a la advertencia a principios del siglo 20 del Presidente de los E.U. Theodoro
Roosevelt a las potencias Europeas que hacían aprestos militares para
intervenirnos en cobro forzoso por deudas en cesación de pagos. Teddy Roosevelt
advertía a esas potencias Europeas que una intervención militar en cualquiera
de las ex colonias europeas en américa, sería considerado como un acto de
guerra contra los E.U.
Esta
advertencia, conocida históricamente como el Corolario Roosevelt de la Doctrina
Monroe evitó esa intervención armada pero propicio la posterior intervención administrativa
de nuestras aduanas para que los E.U. pudieran cobrarse su acreencia originada
en el pago a las potencias Europeas. Todos conocemos los resultados de ese
engendro que se originó en la incapacidad de pagar nuestras deudas como
consecuencia del saqueo, que al igual que en el pasado reciente, se cometía con
el producto de las mismas.
No
tengo dudas que las declaraciones del Presidente Maduro contienen una amenaza
velada por el caramelo envenenado del acuerdo con Petrocaribe, pues entiendo
que en estos tiempos no hay espacio para amenazas militares extraterritoriales,
salvo que se trate de grandes potencias que se respetan y consultan entre sí.
Lo
que mueve a indignación y a reflexión profunda es la total y absoluta
incapacidad del país, tal y como ocurrió a principios de siglo, y de sus
gobernantes de dar una respuesta contundente a esa flagrante intervención en
los asuntos domésticos de nuestro país, por parte de un gobernante de otro
Estado que se siente en capacidad de narigonearnos, porque sabe que estamos a su
merced por una deuda fruto de una “ayuda” envenenada y peor administrada, que
desde sus inicios se sabía el propósito imperialista de la misma.
Dije
peor administrada porque los beneficios del diferimiento del 50% de la factura
de Petrocaribe, en lugar de utilizarse en causas productivas, como establecía
el acuerdo, fueron pesimamente mal utilizados en causas degradantes que van
desde la virtual abolición del bipartidismo, hasta la promoción de las peores
prácticas de gobernabilidad con su secuela de corrupción y degeneración social.
Esta
declaración del Presidente de Venezuela viene a ser solo la última señal del
acorralamiento geopolítico que por el tema haitiano padece nuestro país ante la
mirada apática e irresponsable de todas las autoridades nacionales que
sucedieron a Trujillo, que no han advertido o no han querido advertir por
estar muy ocupados con sus agendas particulares, el colonialismo invertido o por succión inducida a que está siendo
sometida la patria de Duarte, Sanchez, Mella y
Gregorio Luperón |
Luperón
demostrando así que nuestra diplomacia está castrada y que la enorme inversión
que incurrimos para participar en Cumbres Presidenciales y otros conclaves
internacionales solo ha servido para la promoción personal de los
participantes.
Esta
desgracia nacional es la que impide que en un acto de vergüenza y de rescate a
la pisoteada Soberanía Nacional se le responda digna y contundentemente al
Presidente venezolano, con un solo grito: Republica Dominicana para los Dominicanos y
para ser compartida con todos los ciudadanos del mundo que cumplan con nuestro
ordenamiento jurídico.
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