La
frontera no existe
Por Vinicio
A. Castillo Semán
El pasado jueves 2 de octubre, junto con ocho
diputados de la Comisión de Frontera de la Cámara de Diputados, viajamos a
Jimaní, Elías Piña y Dajabón en un helicóptero de la Fuerza Aérea Dominicana y
con la magnífica colaboración del general Carlos Manuel Aguirre, jefe del
Cesfront, como parte de los trabajos de examen de los proyectos de resoluciones
presentados para la construcción de un muro y una carretera fronteriza, de
nuestra autoría, y la del diputado del PRD Luis Castillo, sobre la continuación
del muro hecho por Haití en la zona limítrofe con Elías Piña.
Tengo penosamente que confesarles a mis lectores,
después de esta importante experiencia personal, que me he quedado corto al
advertirle al país de los peligros de la invasión pacífica de Haití sobre la
República Dominicana.El asunto es mucho más grave de lo que imaginaba. La
realidad es que no hay frontera con control migratorio con Haití. Lo que
existen son puestos formales de entrada con autoridades de Aduanas, Migración y
del Cesfront.Pero, fuera de esas entradas existen cientos de caminos por donde
los haitianos entran y salen cuando quieren, sin ningún tipo de
restricción.
Fuera de la competencia del Cesfront, en dichos
puntos de entrada, existe a cargo del Ejército Nacional una tarea de control
que no es propiamente en la frontera, sino básicamente en los puestos militares
de chequeo ubicados en las carreteras que comunican las provincias fronterizas
con el resto del país. Las quejas de macuteo y corrupción de las personas
consultadas por la Comisión llovieron a raudales en estos puestos de control
militar.Las autoridades locales nos informaron: 1ro.) De un cambio de patrón en la inmigración
ilegal haitiana. Antes era de hombres que venían a trabajar; ahora son familias
enteras, mujeres y niños. 2do.) Organización y aumento considerable en la
cantidad.En los últimos meses, atraídos por la seguridad jurídica que le ha
dado la política de cero deportación instituida en el Decreto No. 327 sobre
Plan Nacional de
llamada a la población haitiana con organización y dirección de Ong’s que reciben dólares de la Comunidad Internacional. 3ro.) Que la ONU ha abierto oficinas en Puerto Príncipe donde están ofreciendo US$500.00 por familia, para incentivar su emigración y salida del suelo haitiano.
Paralelamente con el cuadro anterior, notamos desde
el aire una política de los haitianos de concentrar grandes poblaciones en la
frontera del lado de Haití, contrastando con la preocupante despoblación
dominicana de este lado de la frontera; al grado de que Juana Méndez es, sin
ninguna duda ya, más grande que Dajabón, ciudades que están divididas por el
río Masacre.
La Comisión de Fronteras pudo constatar la realidad
de la construcción del muro levantado por el gobierno haitiano con ayuda de la
Comunidad Internacional frente a Comendador, en Elías Piña. Se trata de un muro bien construido, con el
objetivo de Haití de organizar su control aduanero y el paso de mercancías desde
la República Dominicana. Nadie de los
que han protestado contra nuestra propuesta de construcción de un muro
fronterizo elevó su voz para acusar a Haití de odio, de racismo, de
segregación.
Concomitantemente con la ofensiva de ocupación
pacífica de Haití,
se produjo el mismo día de nuestra visita un
artículo del excónsul haitiano Edwin Paraison, que devela la profundidad de la
conspiración contra la existencia de la República Dominicana. El señor Paraison
sostuvo en su columna del periódico El Día que la Constitución de Haití, que
establece el jus-sanguinis (los hijos de haitianos nacidos en el exterior son
haitianos), no es aplicable a los cientos de miles de haitianos que están en
nuestro país sin documentos, por lo cual éstos están en serio riesgo, a decir
de Paraison, de quedar apátridas y, por lo tanto, el Estado dominicano estaría
obligado a darles la nacionalidad dominicana.
Aunque burdo y absurdo, el planteamiento de Paraison
es muy útil, porque ayuda a comprender cuál es la estrategia de la élite
haitiana y confirma que es la diplomacia haitiana la que ha estado detrás de
acusar de apatridia a la República Dominicana en el foro internacional
organizado por el ACNUR y ante el Congreso de los Estados Unidos, usando al
Centro Roberto Kennedy.
Según el excónsul de Haití, si no se le aplica el
art.11 de la Constitución haitiana a los haitianos que nazcan aquí, significa,
ya no sólo serían apátridas los nacidos en territorio dominicano antes de la
Constitución del 2010, sino que toda la gran cantidad de parturientas haitianas
que están inundando nuestras maternidades estarían alumbrando “apátridas” con
vocación de convertirse en dominicanos.
La estrategia haitiana es clara: 1ro.) Mantener presión internacional y
chantaje contra la República Dominicana
para que el gobierno dominicano no pueda dictar medidas de control estricto en
el flujo migratorio fronterizo y cortar la invasión. 2do.) Presionar para que la previsión de no
deportación instituida en el Decreto 327 sea ampliada un año más, para poder
seguir invadiendo con seguridad. 3ro.)
En el plano jurídico, arreciar las acusaciones de apatridia contra RD en
perjuicio de cientos de miles de ciudadanos haitianos o descendientes de éstos;
y 4to.) Que sean tantos los que haya que
deportar cuando concluya el Plan Nacional de Regularización, que sea imposible
hacerlo alegando razones humanitarias y la posible confrontación entre las dos
naciones.
No hay dudas. Estamos ante el mayor desafío que haya
enfrentado nuestra nación contra su existencia desde 1844 y 1863, Independencia
y Restauración de la República. La clase
política envuelta en la cháchara diaria prefiere evadirse y hacerse la
indiferente. Está llegando la hora de que asuma su responsabilidad. Si no lo
hace, abriremos las puertas para que el pueblo lo haga directamente, lo que podría
tener consecuencias perjudiciales indescriptibles para nuestro país.
Puntos
de vista, Listín Diario
6 Octubre 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario