lunes, 13 de octubre de 2014

En diez años de despliegue militar de la Minustah se ha evitado la guerra civil


 Y, si la minustah se fuera


Por Manuel Núñez Asencio


El 24 de marzo del 2014, en la sesión 7147, el Consejo de Seguridad anunciaba por boca de Ban Ki Moon, cuál sería el derrotero que tomaría la MINUSTAH en los próximos dos años.  Durante las discusiones, los delegados coincidieron en que no podía prolongarse sine die la misión militar. Que los haitianos deberían asumir con responsabilidad las competencias y las tareas, llevadas a cabo por el organismo internacional, tras la desafortunada disolución del Ejército haitiano, ideada por Bill Clinton.

Aun no se ha hecho el balance del decenio que lleva la Misión en Haití. En diez años de despliegue militar se ha evitado la guerra civil. Se han reducido los secuestros y los crímenes. Nos hemos ahorrado las fatales consecuencias que tendría, muy especialmente para los dominicanos, la desaparición de un polo de poder, que contenga el aventurerismo de grupos sin esperanzas, descontentos, que le gustaría pescar en una circunstancia de mar revuelto y de guerra civil.

En los momentos actuales, la MINUSTAH se compone de 7.645
soldados, 2.426 policías y 1.728 civiles. El costo de todo ese despliegue humano en el período 2013-2014 es de 691 millones de dólares. Sin duda, esa misión militar cuyos costos no pueden ser cubiertos por el Estado haitiano ha desempeñado un papel importantísimo para evitar que las reyertas políticas que caracterizan a ese país se transformasen en una situación de caos.

En el 2016, en apenas dos años se dará por terminada la Misión actual. El Plan de Ban Ki Moon plantea cinco opciones. 

1. La designación de un enviado especial, con funciones
Sandra Honoré
políticas. Es decir, el mantenimiento del tutelaje; 
2. El establecimiento de una Misión especial para el desarrollo de la Policía Nacional haitiana (PNH); 
3. La creación de una nueva misión de  paz con un papel, esencialmente,  político y con una reducidísima presencia militar; 
4. La sustitución del Ejército por una Policía de Naciones Unidas y por una fuerza militar con las dimensiones de un batallón por un período de un año; 
5. Tras diez años de implantación, la Misión de consolidación se daría por terminada. Durante las discusiones,  cada uno de los delegados, con matices distintos, reconoció que Haití necesita muletas, y que no resulta posible un retiro brutal que haga naufragar al país, nuevamente, en la inestabilidad.
6. El retiro de las tropas comenzaría en el 2016, un año después de lo previsto, por lo que la comisionada Sandra Honoré plantea una modificación del Mandato actual de la MINUSTAH, para vincularlo a las características de una nueva misión.

Al examinar las actas de las sesiones del Consejo de Seguridad queda claramente expuestas las limitaciones de la Misión que encabeza la señora Sandra Honoré. En todas las declaraciones de los delegados de  cada uno de los países intervinientes  se coloca como un logro extraordinario el Acuerdo de El Rancho, mediante el cual se convocó al Parlamento haitiano, al Gobierno de Martelly Lamothe y a la oposición  para que se celebraran las elecciones de los diputados, senadores y alcaldes, antes de concluir el año. Lograr que los actores políticos que tienen temperamento de puercoespín, cumplan con el mandato de la Constitución y con sus deberes cívicos fue considerado rotundamente como un gran logro diplomático.   Tras tres años de retraso, las elecciones fueron fijadas en un decreto firmado por el Presidente Martelly para el 26 de octubre. En agosto,
seis senadores, en cuya avanzadilla se hallaba,  Dieuseul Simon  Desras, presidente de la Asamblea Nacional proclamaron  el fin del  Acuerdo de El Rancho.  En la Organización de Estados Américanos (OEA) sonaron las trompetas, el 28 de agosto,  José Miguel Insulza, el Secretario General,  hace  una declaración teatral  llamando a que se respectan los acuerdos de El Rancho. De frente, el mando político hace grandes declamaciones, luego se quita la máscara y llama a boicotear. Se le han entregado cinco millones de dólares para que monten un teatro, y lleven a escena, como buenos simuladores, las comedia de su democracia.

La comisionada Sandra Honoré  proclama a tambor batiente  como uno de los logros de la MINUSTAH el  haber reducido los casos de cólera de 352.033 afectados a unos 58.608 personas, aun cuando observa , con tristeza,  que esta proporción es la más alta del mundo. Por otra parte, la comisionada  advierte que la falta de desarrollo económico, la escasez de empleos, los miles de personas que aün permanecen los campos de refugiados y los 600.000  deambulan por las calles, sin ningún tipo de recurso alimentario constituyen  una amenaza de grandes proporciones para todo el entorno de la región.

A los fracasos de la MINUSTAH, se agregan los fracasos del Gobierno internacional de reconstrucción encabezado por la Comisión Clinton Bellerive. Tras haber despilfarrado las montañas de dinero recaudado para afrontar los desastres del terremoto y los desafíos de la  reconstrucción la Comisión Provisional para la Reconstrucción de Haití (CIRH) se eclipsó, dejando muchas ilusiones perdidas y sueños destrozados.

¿ Cuáles serían las consecuencias de un brutal retirada de las tropas de la MINUSTAH?.

1.   Se produciría un déficit en la seguridad de todos los bienes y las personas. Un cuerpo de policías no puede evitar que el espacio aéreo quede a merced de las incursiones de los jet y las avionetas del narcotráfico. ¿Qué los 1500 kilómetros de costas, desguarnecidos de la vigilancia militar, se conviertan en santuario del crimen organizado? El vacío de poder dejado por el Estado sería suplantado por el crimen organizado y la mafia.  Las  amenazas para la República Dominicana son indescriptibles. No sería exagerado imaginar que esas poblaciones, ante el abandono y la pérdida definitiva de la esperanza, podrían emprender una mudanza masiva al territorio dominicano, estimuladas por las ONG y por el desmantelamiento de la frontera jurídica por parte del actual Gobierno, y que anularían la soberanía nacional. Las observaciones de Ricardo Seitenfus, enviado brasileño,  son reveladoras: “El problema es que acá en Haití con doscientas personas armadas, sin la presencia internacional,  se hace un golpe de Estado. Con doscientas personas, tú vas  a Palacio y sacas al Presidente (Entrevista a Ricardo Seitenfus, realizada por Salvador Young Araya, Chile 2010). Haití volvería a constituirse en una entidad caótica e ingobernable. Todas las conquistas nacidas de la estabilidad de la República Dominicana entrarían súbitamente en capilla ardiente. El turismo dominicano atacado por la incertidumbre sanitaria, por la inestabilidad que generaría un desplazamiento pacífico y por las turbulencias sociales importadas del Estado vecino, destruiría , definitivamente una imagen turística que nos ha costado más de cuarenta años de esfuerzos.

2.   Sobre  las repetidas oleadas de fracasos, se ha barajado entre académicas y expertos, que  la solución de  Haití se halla en un  fideicomiso, protectorado o gobierno internacional bajo mandato de las Naciones Unidas (Véase, Andrés Oppeheimer, La Nación,
25/1/11. Confróntese el Blog de Zbiniew Bzrezinsky ).  Que reconstruya totalmente el país, que pueda reforestar el territorio, organizar a la sociedad y  que le devuelva la esperanza y la dignidad a su población, que coloque todos los recursos capturados en nombre de Haití al servicio de los haitianos, y no  al servicio de todos los mercaderes que viven de la miseria internacional. Y una vez creadas las bases de la recuperación territorial, de la refundación institucional y política y de la autonomía económica, pueda hacer resurgir de sus cenizas al Estado haitiano. Hay suficiente experiencia en las misiones llevadas a cabo en Bosnia-Herzegovina, en Kosovo o en Timor Oriental.

3.    
Lo que resulta inaceptables es que, como consecuencia de esta circunstancia,  el pueblo dominicano vea  destruirse  sus formas materiales de existencia, y se le suplante en los trabajos e incluso en el registro civil.


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