La Aplanadora Legislativa
Ahora no se auspician golpes de Estado sino
“golpes constitucionales”,
al mismo tiempo aclaró,
que las decisiones que toma esa institución son
irreversibles.
Milton Ray Guevara
Presidente del Tribunal Constitucional (TC)
29 Abril 2014
Por Manuel NÚÑEZ
Al promulga la Ley de la naturalización
especial, fundado en el quebrantamiento del artículo 272, que proclama que solo el pueblo puede
introducir reformas en el régimen de ciudadanía, nacionalidad y extranjería, se
ha vulnerado el Estado de derecho. El Congreso ha privado de las
competencias que la Constitución le concede al pueblo en el artículo
272, concebido para proteger
al pueblo de la arbitrariedad y del capricho de los Gobiernos. El único
artículo en que el legislador no puede representar al pueblo. La aplicación
de esta Ley es tan inconstitucional como lo fue el ejercicio del Gobierno que
derrocó al Presidente Bosch en 1963. Su existencia nace de la fuerza ejercida
al margen de la legalidad constitucional.
Cuatro
hombres manipularon el decoro y el honor de 200 legisladores. Los cuatros líderes
principales disolvieron el Congreso Nacional para convertirlo en una
aplanadora, instrumento del
intervencionismo internacional. El
espectáculo de la crisis echó al ruedo lo peor de los seres humanos. Al igual
que en Waterloo como en todas las grandes derrotas, los hombres parecían
caricaturas. Por un instante todas las instituciones quedaron desplomadas
aplastadas por el gigantesco rodillo legislativo. Se aprobó sin debates, sin
lecturas, con un olímpico desprecio por la democracia.
¡Qué triste espectáculo! Los leones convertidos en cabritos. ¿Por
qué le tienen miedo a la opinión
del pueblo dominicano? ¿Por qué
mediante un procedimiento extravagante que le recuerda los peores episodios de
la opresión han pisoteado sus derechos, suplantándolo en sus obligaciones
constitucionales e imponiéndoles sus decisiones anti constitucionales? Cuando los individuos abandonan las
lealtades que deben a sus
representados, cuando privan al pueblo de sus derechos individuales y
colectivos, cuando le roban su libertad están construyendo castillos en la
arena. Los medios deshonran los fines. Sobre la base del atropello, sobre la
coerción de una aplanadora que ha
borrado la expresión libérrima de
la voluntad del legislador, nada sólido puede construirse.
Ningún
hombre está por encima de la Constitución y las leyes. La Constitución es el
pacto que une a todos los dominicanos. Es obligación del Gobierno venerarla, y
deber de cada dominicano defenderla. A ningún dominicano se le puede perseguir
ni injuriar por exigir que se respete la Constitución.
El Gobierno del
Presidente Medina ha sido ejemplar en muchos otros aspectos. Pero en lo que
toca a la inmigración haitiana ha
quedado enmarañado en las redes que le han tendido los enemigos de la
nacionalidad.
¿Por qué se produjo semejante atropello?
Para complacer al Papa expresó el honorable Presidente del Senado, Reinaldo
Pared Pérez. Señoría, ¿si el Papa
os pide que viole la Constitución, le obedecería usted? ¿Si el Papa le pide que
desista de su muy justificada candidatura, lo haría usted?.
Una
Ley que contraviene la Sentencia 168/13
Esta historia empezó
con Juliana Deguis Pierre y termina con ella. Tras el emplazamiento que
hicieron las ONG pro haitianas en el país para que la Junta Central Electoral
le expidiera una cédula dominicana a esta señora hija de padres extranjeros no
residentes, inscrita irregularmente en el Registro Civil dominicano, el
Tribunal Constitucional dio comienzos a los trabajos que condujeron a la
construcción de una Sentencia que tiene el mismo valor que el acta de independencia de la República
Dominicana.
El objeto de la
Sentencia no era ensañarse con la señora Deguis Pierre, que, de todas maneras
quedaba protegida por los dispositivos de la Sentencia, sino establecer una norma que pudiera
constituir la jurisprudencia y
evitarle al país situaciones complejas que dañaran definitivamente sus
posibilidades como nación. Tenía
el Tribunal que responder si los 48.000 mil niños hijos de padres no residentes
que nacieron en los hospitales dominicanos en el 2012 serían dominicanos,
y si los 52.000 que nacieron en el
2013 también lo eran. Desde el punto de vista estrictamente jurídico todos los
hijos de las parturientas llegadas de Haití que vienen a dar a luz en los
hospitales dominicanos, se hallan exactamente en la misma circunstancia jurídica
que la señora Deguis Pierre.
Esa era la gran visión
de los jueces del tribunal.
A seguidas los
honorables jueces debían establecer si existían riesgos de apatridia. Al
analizar la Constitución haitiana se llegó a establecer con certidumbre que los
haitianos nacen con la nacionalidad de sus padres. Que todos los posibles
reclamantes ya tienen una primera nacionalidad. Entonces examinaron la
Constitución dominicana en profundidad desde la última modificación del jus
solis, y llegaron a la conclusión que, en ningún momento de la historia
reciente, los hijos de los no residentes se beneficiaban del jus solis. Ni los que estaban de tránsito,
es decir, lo que tenían descendencia en los diez o doce días en el país, ni
aquellos que permanecían en el país tras periodo, vale decir, lo que entraban
en la ilegalidad plena, se beneficiaban del jus solis, de la nacionalidad por
haber nacido en el territorio. Así nació la Sentencia TC168/13. El Tribunal manda a la Junta Central Electoral a
inventariar cuántas personas se hallan en las circunstancias de Juliana Deguis
Pierre. A todas esas personas entraban, pues, en un proceso de regularización
como residentes en el país, y podrían optar voluntariamente por la naturalización
como dominicanos.
La Ley de Naturalización
especial que acaba de promulgar el Poder Ejecutivo no se dirige a estas
personas.
1. Manda
a la Junta Central a reconocer como dominicana a Juliana Deguis Pierre y a
todos los hijos de extranjeros no residentes que se hallaren en esas circunstancias. Es, primariamente, una ley de convalidación de documentos
fraudulentos. En el dispositivo del artículo 3, se plantea convalidar la
suplantación de identidades, declaraciones falsas, siempre y cuando el
beneficiario no halla participado en la comisión del delito. Es decir, que si
en los años noventa, la ley comprende hasta el 2007, el padre Ruquoy, Vigny
Bellerive, los jesuitas y todas las personas declararon como hijos suyos a
numerosos haitianos, los beneficiarios podrán utilizar sus identidades falsas y
con el mismo número de cédula. Propone esta nueva ley anular la Sentencia TC168/13; concluye con la convalidación de Juliana Deguis Pierre y las decenas de
miles descendientes de haitianos
que se hallaren en su circunstancia. El alcance demográfico rebasa
sobradamente el cálculo provisional de las 14.000 personas. Si a
esta proporción añadimos los todos los descendientes de estos nuevos
dominicanos y todos los hijos que, por negocio, estén dispuestos a declarar. La
Junta Central Electoral estaría obligada a reconocer como dominicanos a más de
70.000 personas. La propia señora Deguis Pierre se ha convertido en activista
de las ONG pro haitiana y se ha querellado contra el Estado dominicano. A
cientos de estos de descendientes de haitianos con papeles dominicanos tienen
como ocupación laboral la lucha contra la nación dominicana. Estas nuevas
circunstancias constituyen una embestida a la cohesión nacional.
2.
Esta nueva Ley establece que
todos aquellos extranjeros ilegales que se acojan al plan de regularización sin
importar la categoría migratoria, podrán en solo dos años beneficiarse de la naturalización como dominicanos.
Todas estas operaciones serán reguladas por el terrible decreto 327/13, que
entrará en vigor a partir del 1 de junio y cuyas consecuencias fatales ya hemos
descrito en otro artículo ( Descender al
infierno).
Para acogerse al Plan de Regularización
no será necesario presentar documentos de identidad (art.12). La demostración
de arraigo son tan elementales que cualquier haitiano que logre cruzar la
frontera podrá, con la plataforma de ONG, inscribirse en el Plan, y tendrá
automáticamente 18 meses de residencia ( art. 35) . A todos que se hallen en
circunstancias vulnerables: enfermedades que requieran tratamiento, no se le
podrá expulsar del país mientras dure su enfermedad ( art. 30). A partir del 1 de junio quedarán
suspendidas todas las deportaciones de los que se acojan al plan por 18 meses
(art.37).. El decreto suspende la
aplicación de las leyes del Estado; desmoraliza todas las fuerzas que deben
contrarrestar la inmigración ilegal. Una vez entren en la legalidad todos estos
haitianos sus hijos y los hijos de
sus hijos serán convalidados automáticamente como dominicanos.
Los cálculos conservadores del Gobierno,
en la encuesta ONE, nos hablan de 485.000 haitianos radicados ilegalmente en el
país. Para el Ministerio de Trabajo las cifras , sólo de trabajadores formales
e informales, rebasa el millón de personas. Imaginemos que la mitad de toda
esta masa demográfica logre regularizarse en los próximos 18 meses. Es decir,
unos 500.000, si esta cifra le añadimos los descendientes de estos haitianos,
nos estaríamos enfrentando a una proporción de 700.000 personas que actuarían
como extranjeros
3.
Si a todas estas
circunstancias absolutamente fatales, les añadimos el efecto llamada que todos
estos barruntos están provocando, la verdad es que como dice el refrán el horno
no está bollos.
Todos
los han apoyado esta ley, todos los que han apoyado el ejercicio de la
inconstitucionalidad, han
contribuido al desastre que viene.
Honremos
nuestro glorioso himno
Grande fue la intuición de Juan Bosch cuando escribió “ La presencia de Haití en la parte occidental
de la isla Española equivalió a una amputación del porvenir dominicano. (…) los
dominicanos sabemos que a causa de que Haití está ahí, en la misma isla no
podremos desarrollar nuestras facultades a plena capacidad; sabemos que un día u otro, de manera
inevitable Haití irá a dar a un nivel del cual viene arrastrándonos desde que
hizo su revolución” (O.C. v.
XI, pág. 204) . En nuestra propia
sociedad acaban de plantar un muro, una rémora que detendrá todos sus progresos
que hemos logrado, un caballo de Troya que arruinará, si no actuamos a tiempo,
todo lo que nos es hermoso. En estos tristes momentos que vive, y los que vivirá
prontamente nuestra patria, lo único
verdaderamente importante es la República Dominicana.
Invito,
pues, a todas las Juntas de vecinos, a los dominicanos que no les han
secuestrado su capacidad para pensar y
razonar a unirnos, a organizarnos. A confiar en las poderosas fuerzas
interiores del pueblo dominicano, que ha enfrentado todas las invasiones y a
todas las ha vencido.
Hace años que nuestros compatriotas de Santiago enfrentan esta ocupación extranjera en fronteras
interiores, en Pueblo Nuevo, en el Nibaje, en La Noriega, en Pekín, en la Cruz
de Marilopez, en San José de la Mina,
en cada barrio, en cada
manzana. Para devolverle la esperanza a este pueblo nos hemos constituido en Red Nacional por la Soberanía. Vamos a defender en cada hospital público, en cada subcentro de salud a los enfermos
dominicanos, a las parturientas
dominicanas , privadas de los cuidados
por el efecto de la brutal invasión. Vamos a salvaguardar las escuelas, los ríos,
las montañas amenazados por el mayor consumidor de árboles maderables del
continente. Vamos a defender nuestro bienestar y el derecho a existir en
nuestro país. Hemos perdido el 80% de los trabajos de la agricultura; el 70% de
los trabajos de la construcción y todos los empleos que
crea la inmensa inversión pública del Estado. Vamos a devolverle los
mecanismos de supervivencia al pueblo dominicano. Su dignidad. Su autoestima. Es una tarea grande. Dirán que somos
unos Quijotes, unos ilusos. Nos insultarán.
Pero es un combate honorable.
Como decía el gran José Martí “ cuando
hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen el decoro de muchos
hombres” Ningún pueblo tiene
derecho a robarle el porvenir a otro pueblo.
La independencia de la República
Dominicana cuesta muy cara, y es necesario, o resignarse a vivir sin ella, o
decidirse a comprarla por el precio que hay que pagar para mantener los
resultados históricos del 27 de febrero de 1844.
No olvidemos las palabras de
nuestro glorioso himno nacional
“ Mas Quisqueya la indómita y brava
Siempre altiva la frente
alzará
Que si fuere mil veces
esclava
Otras tantas ser libre sabrá”
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