El Problema Migratorio Dominicano
Por Carlos Michelén
Una visión y percepción
seria de la realidad parte de algunas premisas insalvables, fundamentales, sin
las cuales podemos entender que el análisis derivado es débil enfermo y
prejuiciado. Esto nos permite un análisis cualitativo de lo expuesto sin ni
siquiera tomarnos el tiempo de intentar comprender lo que se dice. La ausencia
o contradicción de estas premisas nos permiten descartar lo expuesto no por la
naturaleza del expositor si no por la naturaleza corrupta del mecanismo que
engendra lo expuesto. Podría recordar algunas de estas premisas, pero me
interesa ahora referirme a una sola de ella: La verdad es independiente de quien la postule. (Friedrich Nietzsche).
Temprano conocí esta
verdad en el patio del colegio. Cuando un grupo de amigos sostenían una acalorada
discusión que abruptamente termino entre carcajadas porque el de más boto
intelecto señaló que el más brillante expositor del grupo llevaba las medias
rotas. Perfectamente entendí que haber ridiculizado al expositor no afectaba el
valor de verdad de lo expuesto. Pero la mayoría del grupo aceptó la burla
personal como mecanismo válido
para desconsiderar los más brillantes argumentos.
Llamar traidores y
antinacionales a quienes lucidamente exponen su percepción de los efectos
centrales y periféricos de la Sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional Dominicano no afecta el valor de
verdad de esas posiciones!. Las ofensas
personales a Mandatarios extranjeros
involucrados en el problema no ayuda en nada y debe ser protestada por
el sentido comun.
Además de grosero e inapropiado no tiene nada que ver con entender la situación que como país vivimos, y
eso es lo fundamental.
Lo Fundamental es
identificar el problema, analizarlo, comprender su origen y mecanismos de
permanencia, desarticularlo hasta
sus bloques constitutivos fundamentales. Todo para comprender el problema
cabalmente y saber cuáles son nuestros riesgos y posibilidades reales de evitar
lo peor. Eso es lo que no se hace cuando se parte del descredito. Se abandona así
lo primero que hay que hacer.
Las discusiones
directas e indirectas entre
los “Nacionalistas” y los
“Traidores” no ayudan en nada y
las últimas expresiones han sido empujadas hasta las heces. Es tiempo de
detenerse y recanalizar los
esfuerzos. Usar las capacidades para entender e intentar
resolver el problema y sus derivados es necesario ahora más que nunca. Para eso
solo se requiere algo que a los dominicanos nos sobra: Buena voluntad.
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