lunes, 25 de agosto de 2014

República Dominicana ya está gastando el 30% de todo su presupuesto de salud para atender a los haitianos ilegales


De una catástrofe a otra. 
El informe de Paul Collier

Por Manuel NÙÑEZ Asencio

En el 2009,  Sir Paul Collier, profesor de la Universidad de Oxford,  Director del Grupo de Investigación para el Desarrollo del Banco Mundial y, según Foreing Policy, una de las lumbreras del
Paul Collier
pensamiento económico, elaboró un informe para la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre la situación de Haití. De este modo, se dio a conocer el  informe Haití: front  natural catastrophes  to Economy security. Report for Secretary General of  the United Nations , 2009.
Al  momento de encomendarle  a uno de los grandes expertos de la economía del subdesarrollo, que reflexionara sobre la  circunstancia haitiana,  la situación de Haití  era, sobradamente,  trágica.   Se vivían las fatales consecuencias de la decisión de suprimir al Ejército, promovida por el Presidente Bill Clinton. el país había  naufragado en el caos y en la inseguridad generalizada. No había un polo de autoridad.  Entonces, con el agua al cuello,  Estados Unidos bajo el manto de las Naciones, lleva a cabo una intervención, en el 2004,  en dos vertientes:
·      Una  vertiente militar, apoyada por resoluciones  de las Naciones Unidas  le dio  a la MINUSTAH el monopolio de la violencia, en un país zarandeado por pobladas y bandas .   Los objetivos de la Misión era desarmar a la población civil y evitar los enfrentamientos entre bandas armadas;  proteger a los organismos internacionales y a
los funcionarios del Gobierno y propiciar el  ejercicio de elecciones libres,  el surgimiento de un Gobierno legítimo y responsable. Se cumplen ya diez años. No se vislumbra cuándo podría producirse la desocupación, La decisión de Clintón metió a la ONU en un atolladero.
·      Una vertiente económica, que entró en vigor con la Ley HOPE II que tenía como objetivo convertir a Haití en un segundo Bangladesh. La ley aprobada por el Congreso estadounidense le daba  a las empresas instaladas en Haití el derecho a exportar sin cuotas, sin límites, confecciones textiles a los Estados Unidos.
Todas esas medidas se enfrentaron, sin embargo,  con el choque externo del 2008: los ciclones que redujeron a escombros una proporción considerables de las infraestructuras. La recesión mundial cortó brutalmente sus remesas externas.
Es en ese momento,  cuando el Secretario General de la ONU le encomienda al economista Paul  Collier un informe para orientar sus políticas. La pregunta que se le hace a esta eminencia gris es la siguiente: ¿Es posible sacar a la República de Haití del estado de atraso, de involución y de miseria  en el que ha vivido en todo el siglo XX y XXI?  Una primera constatación. En Haití el  Producto Interno Bruto (PIB) disminuye incesantemente desde hace cuarenta años. La ayuda internacional, MINUSTAH, para evitar que el país naufrague en la guerra civil y en el desorden; y la HOPE II, para que se produzca una cierta prosperidad económica, han tenido resultados mediocres e inestables.
 La propuesta de Collier se centra en una estrategia económica apoyada por los donantes de la  comunidad internacional,  por la inversión nacional y extranjera y por el Parlamento haitiano. Una plataforma que se anteponga  a la seguridad militar y a la  seguridad política. La pregunta a la cual quiere responder Paul Collier es, ¿cómo establecer un proyecto de nación que cree empleos, que restablezca los servicios básicos, la seguridad alimentaria y que evite la tremenda degradación del medio ambiente que le amputa el porvenir a ese país?

Prioridades en el informe
     Desde luego es un objetivo extremadamente modesto e insuficiente.  Collier estableció unas 12 prioridades en su informe.
1.    Un programa  de masiva creación de empleos centrados en  la reconstrucción del país  y en las zonas francas;
2.   Crear vínculos obligatorios  entre la construcción de las infraestructuras  y el mantenimiento.
3.    La  habilitación de trabajos por turnos;
4.   Liberar el mercado de la electricidad privada para inversión  y centrar la producción en los polos de desarrollo  escogidos.
5.   Eximir las restricciones  de producción de electricidad a los productores de las zonas francas , con disposiciones que permitan que puedan vender fuera del mercado asignado. Establecer un marco jurídico que le permita crear confianza  en el monto de las tarifas entre vendedores y compradores.
6.   Establecer un sistema de seguridad  en  la compra de las tierras donde se halla establecidas las zonas francas, de manera que los títulos del catastro no sean impugnados; que se restablezca el derecho de propiedad.
7.   Implantar nuevas infraestructuras para dar servicio a las zonas francas creadas
8.   Confiar los servicios de aduanas a empresas privadas, que pongan punto final al chantaje de los funcionarios;
9.   Crear nuevos puertos privados que establezcan tarifas transparentes e impiden la extorsión de los funcionarios.
10.                Crear una oficina del Estado para prestación de servicios independiente para desarrollar  los servicios básicos suministrados por las ONG y los grupos privados, de manera que los costos y la calidad de los servicios pueda ser mejorada.
11.                Aumentar la productividad  agrícola y detener el proceso  repentino de aumentos de precios, que amenazan la seguridad alimentaria.
12.                Promover la reforestación mediante la creación de incentivos, un sistema claro de la propiedad de la tierra, prohibición y persecución del uso del carbón vegetal  y subvenciones al uso del gas propano.
Unas conclusiones mediocres
Todas las previsiones realizadas por Paul Collier quedaron olvidadas al año siguiente, tras el terremoto del 10 de enero del 2010. A la catástrofe que ya existía se añadió otra de grandes proporciones. Todos los edificios  oficiales, incluyendo el Palacio de Gobierno, quedaron desmantelados. Una catástrofe de 200.000 muertos, seguida de varios ciclones e inundaciones devastadoras al año siguiente, de un brote de cólera con un cortejo de miles de muertos. A pesar de estas circunstancias dramáticas el problema de ese país no debe enfocarse como una crisis humanitaria, ni  visualizarse como un déficit democrático, que pudiera quedar solucionado con la implantación de un Gobierno legítimo, con apoyo popular, pueda afrontar los grandes problemas de ese país.  Ni la ONU ni Paul Collier han dado pie con bola.  Lo que se impone es fundar un Estado, allí donde la mala gobernanza, el asistencialismo, el parasitismo político, ha hecho desaparecer al Estado.
Exportar el desastre
   Los factores positivos identificados por el economista británico Paul Collier: proximidad con Estados Unidos, vecindad inmediata con una nación próspera y pacífica, la República Dominicana, en lugar constituir  un estímulo para superar su condición de Estado fallido y de nación desorientada,  tal como había previsto  el economista, podría, en cambio, exportar a todos sus vecinos las fatales consecuencias de su hundimiento: aumento del narcotráfico, del crimen organizado, de la emigración ilegal y de las crisis humanitarias.
Todas estas circunstancias, han lanzado a los haitianos sobre nuestro país. Si no se tienen hospitales, si no se tienen empleos, ni escuelas ni infraestructuras en lugar de dedicarse con paciencia, con entusiasmo y patriotismo a construirlos, el Gobierno haitiano considera que debe arrebatárselos a los dominicanos.

         En esa operación de saqueo, la República Dominicana ya está gastando el 30% de todo su presupuesto de salud; el país ha entrado en una alocada carrera de préstamos para enfrentar la falta de empleos para los dominicanos; los gastos sociales se han disparado. Las conquistas sociales de todas las generaciones del pasado son saqueadas brutalmente  por el desplazamiento del vecino, que trata, por todos los medios posibles, de involucrar a los dominicanos en la solución de un problema extra territorial y extra nacional, que trata – con chantajes de todo tipo --- de provocar el fin del Estado nación, y los dominicanos que sólo tienen esta patria, tal como lo hemos hecho en un pasado  lleno de gloria, no vamos a permitírselos.



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