Nadie niega que los haitianos tengan derecho al
trabajo, a la educación, a la salud y a tener documentos de identidad. Pero el
Estado que tiene que garantizarle esos derechos es el Estado haitiano, no el
dominicano. No se le pueden arrebatar los derechos al dominicano en su país,
para dárselo al haitiano. Se trata, pues, de una compasión selectiva, que nos
despoja de nuestro derecho a existir.
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