Adriano Miguel Tejada |
El director de Diario Libre, Adriano Miguel Tejada, afirmó que el Tribunal Constitucional “está asediado en estos momentos por intereses políticos y de otra índole”.
Dijo
que esa actitud a esta corte “no es de extrañar que sea así, pues casi forma
parte de la naturaleza de las cortes constitucionales su carácter conflictivo”.
Afirmó
que como muchas de las decisiones del Tribunal constitucional “afectan
intereses políticos y de las políticas de los gobiernos, reciben críticas hasta
de los jefes de Estado”.
“En
efecto, los tribunales constitucionales, cuando cumplen fielmente su papel,
rompen con el cómodo status quo de las naciones. La creación de las cortes
constitucionales despereza al cuerpo social y da nuevas fuerzas para luchar a
aquellos que contemplaban pasivamente la violación de sus derechos. Para los
poderes públicos, los tribunales constitucionales son una especie de maldición
del cielo que los obliga a acomodar sus actuaciones al mandato de la ley”,
expresó Tejada.
Dijo
que “en gran medida, los tribunales constitucionales constituyen el triunfo de
la ley y del orden aspirado por la sociedad, frente a los excesos, los
descuidos y las malas prácticas de las autoridades”.
En
ese sentido, explicó, “las cortes
constitucionales han replanteado el modelo de Estado contemporáneo, dando
vigencia plena, en unos casos, a lo que establecía el texto constitucional y en
otros, creando formas innovadoras en la relación entre el individuo y el
Estado”.
Dijo
que el empeño de las cortes constitucionales “no siempre es bien comprendido ni
aceptado por los actores del sistema político que prefieren seguir funcionando
por “los mismos viejos sistemas”. Sin embargo, proclamó, “lo que resulta inaceptable es que esos
actores pretendan desautorizar o denigrar a las cortes por el resultado de sus
actuaciones”.
El
director de Diario Libre habló en la puesta en circulación del Anuario del
Tribunal Constitucional, en una ceremonia presidida por el presidente de ese
órgano, Milton Ray Guevara.
Tejada
dijo que “la sociedad dominicana está en el deber de solicitar a los actores
políticos y sociales que jueguen limpio con nuestras cortes. Una cosa es atacar
una decisión que puede tener todas las falencias que tenemos los humanos, pero
jamás se puede tolerar que se ataque a la institución y a lo que ella
representa”.
Observó
que la Constitución del 26 de enero del 2010 ha producido cambios fundamentales
en el quehacer jurídico nacional cuyo efecto final todavía está por verse.
“Bien aplicada, nuestra Carta Magna provocará un cambio en la conducta
ciudadana nunca visto en el país. Para ello, se requiere de la buena fe de los
actores políticos y sociales, en una actitud positiva ante el cambio y con una
visión de futuro acerca de la sociedad que aspiramos construir entre todos”.
Dijo
que las críticas al Tribunal Constitucional las interpreta “como el miedo
natural al cambio que existe en la naturaleza humana y no como una demostración
de que nuestros líderes políticos y sociales no tienen la estatura moral para
aceptar que estamos entrando a una nueva etapa revolucionaria en nuestro país
que ha sido promovida por el nuevo texto constitucional”.
“El
país necesita llenar sus ojos de obras institucionales que señalen un nuevo
sendero de progreso en orden social, con una cultura de la dominicanidad
compartida por todos los dominicanos independientemente de su posición social o
política, porque los valores de la Constitución están por encima de las
pequeñas divisiones que podamos tener como animales políticos”, dijo.
Milton Ray Guevara |
Por el consejo de editores del Anuario TC,
2013, habló su presidente, el periodista y abogado constitucionalista Adriano
Miguel Tejada, quien resaltó que el Anuario incluye el discurso de rendición de
cuentas 2013, del presidente de esta alta corte, Dr. Milton Ray Guevara y un
enjundioso trabajo sobre la Constitución de 1844, nuestro primer texto
sustantivo, a cuyo 170 aniversario está dedicado el Anuario, por el Académico
de Número de la Academia Dominicana de la Historia, Dr. Américo Moreta
Castillo.
Palabras de Adriano Miguel Tejada en la presentación del
anuario del tribunal constitucional 2013. santo domingo, 25 de marzo de 2014.
Con gran
satisfacción nos reunimos por segunda vez en este salón esta vez para entregar
a la comunidad legal dominicana la edición correspondiente al 2013 del Anuario
del Tribunal Constitucional.
Como recordarán
los presentes, en aquella ocasión prometimos que la entrega de este Anuario se
haría, como ordena la definición, en los primeros meses del año. Aquel día prometimos
que el Anuario lo entregaríamos en el mes de marzo y he aquí que la promesa se
ha cumplido.
El Anuario 2013
es un esfuerzo del Tribunal Constitucional por dotar a la comunidad jurídica
nacional de un instrumento que ofrezca lo más actualizado de la doctrina
nacional e internacional, las informaciones más relevantes de la labor de la
Alta Corte y algunas de las principales decisiones del Tribunal en el año
correspondiente.
El libro que
entregamos hoy contiene colaboraciones de destacados juristas de América y
España, así como de nuestro país. Como novedades, este Anuario trae una
colaboración del ex vicepresidente de la república y reputado experto en
derecho laboral, Dr., Rafael Alburquerque, sobre el derecho constitucional del
trabajo, y sendas colaboraciones de los magistrados jueces del Tribunal
Constitucional dominicano, Dr. Lino Vásquez Sámuel, sobre las generaciones de
derechos humanos y su configuración, y de Justo Pedro Castellanos sobre la
Constitución de 1963, medio siglo después.
En el campo
internacional, la obra cuenta con la colaboración del presidente de la Corte
Constitucional del Perú, Dr. Óscar Urviola Hani, sobre el régimen económico
constitucional, y de los profesores Lucio Pegoraro, sobre la interpretación de
la Constitución como modo ordinario de actualización de la Constitución, de la
profesora Magdalena González Jiménez, sobre dimensiones de la igualdad y de
Zulima Sánchez Sánchez, sobre el derecho de participación directa en los
asuntos públicos: un mandato constitucional que cambia las relaciones entre los
ciudadanos y los poderes públicos. Regulación en España.
El Anuario
incluye también el discurso de rendición de cuentas 2013, del presidente de
esta alta corte, Dr. Milton Ray Guevara y un enjundioso trabajo sobre la Constitución
de 1844, nuestro primer texto sustantivo, a cuyo 170 aniversario está dedicado
el Anuario, por el Académico de Número de la Academia Dominicana de la
Historia, Dr. Américo Moreta Castillo.
En la sección
dedicada a la legislación se incluye la reciente ley de protección integral de
los datos personales, o ley de habeas data.
La entrega de
esta edición en la fecha prometida no hubiese sido posible sin el trabajo
tesonero de muchas personas, particularmente de los miembros del Comité
Editorial del Anuario y de Francia Manolita Sosa.
No puedo dejar de
mencionar el acierto del presidente del Tribunal Constitucional, Dr. Milton Ray
Guevara, de crear una división editorial que puso en manos de la eficiente Lic.
Leonor Tejada, que tomó esta obra como suya. Todo el mérito de esta edición va
para ella que tomó las decisiones correctas para que pudiese estar diagramada e
impresa en el tiempo y con la calidad previstos.
Este tomo sale a
la luz en momentos en que el Tribunal Constitucional dominicano está asediado
por intereses políticos y de otra índole. Cualquiera diría que no es de
extrañar que sea así, pues casi forma parte de la naturaleza de las cortes
constitucionales su carácter conflictivo.
Como muchas de
sus decisiones afectan intereses políticos y de las políticas de los gobiernos,
reciben críticas hasta de los jefes de Estado.
En efecto, los
tribunales constitucionales, cuando cumplen fielmente su papel, rompen con el
cómodo status quo de las naciones. La creación de las cortes constitucionales
despereza al cuerpo social y da nuevas fuerzas para luchar a aquellos que
contemplaban pasivamente la violación de sus derechos. Para los poderes
públicos, los tribunales constitucionales son una especie de maldición del
cielo que los obliga a acomodar sus actuaciones al mandato de la ley. En gran
medida, los tribunales constitucionales constituyen el triunfo de la ley y del
orden aspirado por la sociedad, frente a los excesos, los descuidos y las malas
prácticas de las autoridades.
En ese sentido,
las cortes constitucionales han replanteado el modelo de Estado contemporáneo,
dando vigencia plena, en unos casos, a lo que establecía el texto
constitucional y en otros, creando formas innovadoras en la relación entre el
individuo y el Estado.
Por supuesto,
este empeño de las cortes constitucionales no siempre es bien comprendido ni
aceptado por los actores del sistema político que prefieren seguir funcionando
por “los mismos viejos sistemas”.Sin embargo, lo que resulta inaceptable es que
esos actores pretendan desautorizar o denigrar a las cortes por el resultado de
sus actuaciones.
Como ha dicho
Diego Carcedo, refiriéndose a la realidad española, “no es explicable desde
ningún ángulo que se contemple, y menos desde el ángulo de la responsabilidad
democrática, que todos, empezando por los políticos y acabando por lo
periodistas, no estemos defendiendo (al Tribunal Constitucional) con todas
nuestras energías.
España, como los
demás países pero el nuestro de manera especial, necesita para su estabilidad
un organismo de arbitraje constitucional fuerte, ejemplar y prestigiado. Pero
hay quien parece no entenderlo o, lo que sería peor, quien no tiene reparo en
sacrificar estos principios para conseguir algún beneficio partidario o
profesional.”
La sociedad
dominicana está en el deber de solicitar a los actores políticos y sociales que
jueguen limpio con nuestras cortes. Una cosa es atacar una decisión que puede
tener todas las falencias que tenemos los humanos, pero jamás se puede tolerar
que se ataque a la institución y a lo que ella representa.
La Constitución
del 26 de enero del 2010 ha producido cambios fundamentales en el quehacer
jurídico nacional cuyo efecto final todavía está por verse. Bien aplicada,
nuestra Carta Magna provocará un cambio en la conducta ciudadana nunca visto en
el país. Para ello, se requiere de la buena fe de los actores políticos y
sociales, en una actitud positiva ante el cambio y con una visión de futuro
acerca de la sociedad que aspiramos construir entre todos.
Las críticas al
Tribunal Constitucional las quiero interpretar como el miedo natural al cambio
que existe en la naturaleza humana y no como una demostración de que nuestros
líderes políticos y sociales no tienen la estatura moral para aceptar que
estamos entrando a una nueva etapa revolucionaria en nuestro país que ha sido
promovida por el nuevo texto constitucional.
El país necesita
llenar sus ojos de obras institucionales que señalen un nuevo sendero de
progreso en orden social, con una cultura de la dominicanidad compartida por
todos los dominicanos independientemente de su posición social o política,
porque los valores de la Constitución están por encima de las pequeñas
divisiones que podamos tener como animales políticos.
En ese espíritu
de promoción de los valores constitucionales que crearán la nueva República
Dominicana a la que aspiramos, es que entregamos este Anuario 2013 del Tribunal
Constitucional. Con el espíritu de que el mismo contribuya a hacernos,
como anhelaba Duarte, “libres,
felices, independientes y tranquilos, y en perfecta unión y armonía llenar
vuestros destinos, cumpliendo religiosamente los deberes que habéis contraído
para con DIOS, para con la PATRIA, para con la LIBERTAD y para con vosotros
mismos.”
Muchas
gracias
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