¿Odio? ¿Odio a quién?
Es recurrente, en el lenguaje de los
diplomáticos haitianos, usar la palabra odio, o campaña de odio, para etiquetar
las críticas que los dominicanos o los medios de comunicación hacen a la
creciente inmigración ilegal de haitianos a este país.
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Haitianos violentan consulado dominicano,arrean la bandera Dominicana y ondean la haitiana
En el lomo de esta palabra predilecta, odio, montan todo el tinglado de insinuaciones o acusaciones que luego sirvan para justificar el estigma del racismo y la xenofobia que abiertamente descargan sobre las políticas locales de control migratorio, para desacreditarlas o neutralizarlas.
Un modelo de chantaje ya conocido, encaminado
a dorar la píldora de lo que es el hecho grave de violentar las leyes
migratorias de un país para establecerse en él y reclamar, más adelante, unos
derechos que nunca han tenido o disfrutado en el suyo, donde nacieron.
Utilizar la expresión “campaña de odio” para
describir las reacciones que se han producido en República Dominicana a favor
de un mayor control de inmigrantes en la frontera es una sutil manera de
restarle peso y razón al legítimo derecho de los dominicanos a defender su
soberanía, sus leyes, su cultura, sus costumbres y sus valores nacionales.
Por años, la sociedad dominicana ha visto
crecer exponencialmente la población flotante haitiana, compuesta casi ciento
por ciento por indocumentados, sin incurrir en hechos concretos de hostilidad,
violencia o estigmatización hacia ella, pese a las conductas arrogantes,
desafiantes y hasta atrevidas de algunos inmigrantes que han venido con la
creencia de que esta tierra les pertenece.
Si de odio se trata, habría que decir que
quienes lo fomentan son aquellos que viven acusando a la República Dominicana
de atropellar los derechos de los inmigrantes, legales o ilegales, para hacerse
las víctimas de un monumental “genocidio civil” que los ha dejado sin patria y
sin acceso a los servicios más elementales para vivir.
Ese ha sido el chantaje de siempre: imputarnos
falsedades, falacias, propósitos inexistentes para denunciarnos ante el mundo
como una nación de bárbaros, inhumanos, racistas y xenófobos, que patean, desprecian
y echan de su suelo a los pobres haitianos que vienen en búsqueda de mejor
destino.
sábado, 15 de
julio de 2017
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