Respuesta a Edwin Paraison
Históricamente han sido los haitianos los que han agredido esta nación. Varias batallas entre Haití y República Dominicana, dan fe y testimonio de ello.
Lo ocurrido en el año 1937 fue la respuesta de Trujillo a sus agresiones; al cruce ilegal de sus conciudadanos a nuestro territorio a robar, matar y agredir a los dominicanos; que conllevó la muerte de haitianos en cifra aún no determinada, pues hasta la fecha no se han encontrado fosas que permitan establecerla, situación que hoy en día solo se conoce por el informe de un sacerdote de una iglesia Anglicana prejuiciada, pues en esa época esta hacía en Haití y República Dominicana la misma función que hoy en día hacen los Jesuitas.
De esos hechos se desprende el informe 1936-1957 de la Misión Jesuita en la Frontera, con sede en Dajabón, suscrito por su director, el P. Antonio L. de Santa Anna y Grau, que relata la dominicanización fronteriza de la cual formaron parte, y extrañamente silencia la ocurrencia de todo hecho relacionado con esa denunciada matanza de haitianos presentada por el gobierno de Haití; que motivó la intervención de la Unión Panamericana y la firma en Washington del Acuerdo Domínico-Haitiano de 1938, que fuera convertido en el país en Ley n.º 1467 por el Congreso Nacional de la República Dominicana; acuerdo que recibió la mediación de los presidentes de Estados Unidos, Cuba y Méjico, mediante el cual ambos países se comprometieron en su Art. X a no permitir que ninguno de sus ciudadanos ingresara al territorio del otro de forma ilegal violando la frontera.
La trasgresión de Haití de ese Acuerdo, aún vigente conforme al Derecho Internacional Público, le conlleva pagar daños a la República Dominicana por cada nacional haitiano que lo haya hecho.
El mismo Art. X del Acuerdo determina claramente la deportación forzosa de todo aquel que se encuentre en condición de ilegalidad en territorio ajeno, y constituye la política pública que cada Estado debe aplicar en la frontera, evitando así la violación de la misma, el cual solo República Dominicana ha cumplido, pues sus ciudadanos han cruzado la frontera solo para ir en auxilio y ayuda de Haití en su desgracia, como lo fue el terremoto de enero de 2010, incluyendo su reconstrucción.
No ha sido historia que los dominicanos hayan cruzado la frontera a robar, matar y quedarse a vivir ilegal en Haití, pues, para ingresar en busca de una motocicleta robada en suelo dominicano por haitianos, los dominicanos deben hacerlo con visado y pasaporte en manos.
De no tenerlos, han sido sometidos a prisión en Haití, como sucedió el pasado año.
Los actores económicos binacionales a los que usted se refiere, solo buscan beneficio para su bolsillo y con su proyecto de unificar un mercado de 21 millones de consumidores, no contribuirán al bienestar de la mayoría dominicana presa de una inflación de precios que la empobrece; ni tampoco la haitiana; solo que los dominicanos hemos logrado, a pesar de la gran expoliación extranjera a que hemos sido sometidos, y la corrupción administrativa gubernamental que la ha propiciado, empujarla hacia una nación próspera, en donde la unión de todos nos ha permitido levantarnos y ponernos en marcha, sin esperar a que otros países nos resuelvan nuestros problemas, como lo hace el pueblo haitiano.
Esa prosperidad se ha estropeado y detenido por la ocupación e invasión programadas a nuestro país por sus ciudadanos, y con ella traen sus pobrezas, miserias y enfermedades a nuestro territorio; relajan el mercado laboral, consumen gran parte del presupuesto de salud y educación; y nos producen grave daño con su cultura de depredación de bosques y quema de carbón.
Sus desempleados defecan en nuestras calles y convierten nuestros espacios públicos en mercados ambulantes, traduciendo todo nuestro esfuerzo como nación en otro Haití anarquizado.
Bajo la presión geopolítica de los intereses extranjeros que lo propician, hasta la nacionalidad dominicana debemos otorgárselas violando nuestra Constitución y leyes de migración, y también violando el artículo 11 de su Constitución haitiana, que reza claramente que todo hijo de haitiano nazca donde nazca es haitiano.
Lo de las empresas mineras lo conocemos bien, y a los dos expresidentes de EE.UU. que están tras la riqueza minera de la isla a ambos lados de la frontera domínico-haitiana; y sabemos que los haitianos solo son el instrumento de las mega mineras y la comunidad internacional involucradas para apropiarse de todo, destruyendo para ello el Estado dominicano, pues el de ustedes ya no funciona; y una forma de evadir la responsabilidad de reconstruir a Haití es destruyendo nuestras fronteras jurídicas, la Constitución y nuestras leyes en materia de nacionalidad, dándoles derechos a sus haitianos a elegir y ser elegidos en nuestro país.
Los dominicanos no lo permitiremos.
Créame señor Paraison, que si usted hubiera invertido todo el tiempo que ha utilizado escribiendo y accionando en contra de la nación dominicana, a favor de Haití, quizás tendrían menos problemas económicos como nación y sus nacionales no estuvieran rodando por el mundo en donde nadie los quiere recibir, y los
expulsan cuando llegan, hasta en jaulas, como lo ha hecho recientemente Las Bahamas.
Le sugiero que invierta sus energías en ir en ayuda de su pueblo y deje el nuestro en paz.
Vaya y trabaje desde allá para sus conciudadanos con menos suerte que Ud., que prefiere vivir aquí, con las comodidades que todavía disfruta nuestra clase media.
No voy a terminar esta respuesta sin antes advertirle que conspirar contra la República Dominicana está penado por el Código Penal y la Constitución y por eso podemos procesarlo. Además deseo que recuerde algo, remontándolo a la historia de 1844.
Fue el pueblo que los sacó a Uds. de aquí, hombres y mujeres como yo, no un gobierno, pues el gobierno eran ustedes, recuerde eso muy bien, pues el 98% de los dominicanos no quiere haitianos en su país.
Ah, y lo de la fusión no es ‘mero invento electoralista’, pues el estandarte de la reciente manifestación de 500 conciudadanos suyos en Comendador, Elías Piña, fue la fusión de la isla.
*Por Gladys Féliz
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