Negros en este y oeste
Los europeos han creado a lo largo de su historia todo tipo de prejuicios, rechazos, exclusiones, por motivos raciales, culturales, religiosos, políticos, de jerarquía social. El antisemitismo general facilitó la gran cacería de judíos organizada bajo el gobierno de Hitler. Muchas persecuciones de judíos hubo antes en un montón de países. “Pogrom” es una palabra rusa que se aplica a los asaltos contra gente indefensa ejecutados por turbas enfurecidas. Escuché una vez a un austriaco hablar horrores contra los eslovacos; en cambio, aceptaba gozosamente a los eslovenos. Esto ocurría poco después del desmembramiento de Yugoeslavia, a la caída del mariscal Tito.
También tuve oportunidad de oír a una maestra húngara de ballet clásico despotricar contra los checos. Las rivalidades regionales en la península balcánica han dado lugar a truculentas caricaturas, a denominaciones culinarias para mescolanzas diversas; y originado, como bien se sabe, la Primera Guerra Mundial. Los europeos conocen mejor que los hispanoamericanos las diferencias culturales o lingüísticas que pueden separar a los pueblos. Por eso causa tanto disgusto que se escriban editoriales acerca de las relaciones dominico-haitianas donde son invisibles las diferencias de lengua y cultura entre ambas sociedades. ¿Cuáles divergencias importantes pueden existir entre “los negritos del este y los negritos del oeste”?
Los historiadores españoles están convencidos de que las divisiones entre moros, judíos y cristianos, determinaron la historia y la idiosincrasia de los habitantes de la Península Ibérica. Así lo creen don Américo Castro y don Claudio Sánchez Albornoz, dos formidables intelectuales que han estudiado cuidadosamente la Edad Media. En la España de hoy las diferencias entre vascos, catalanes y castellanos, no requieren refinados aparatos ópticos para ser percibidas.
La identidad de los pueblos no “depende” de la raza; está determinada por la cultura. Chinos, japoneses y coreanos pertenecen a la misma raza y son completamente distintos en todo lo demás. Ocurre igual con los blancos europeos y los negros africanos. Hutus y Tutsis –dos etnias negras- pueden enfrentarse en Ruanda y Burundi. Hablan la misma lengua, practican la misma religión. No obstante, pelean una guerra feroz. Obviamente, creemos adecuado mantener buenas relaciones con un pueblo vecino aplastado por la pobreza, aunque coexistan distintas culturas en el Este y el Oeste.
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