La familia Montás:
De Marsella a Santo Domingo
Historia de familia
Por Graciela Azcárate
Como un largo y tremebundo trueno de verano, anunciador de ciclones que ennegrensen el cielo y derriban ciudades, sonó la barbara noticia en todo el ámbito del Caribe, levantando clamores y encendiendo teas: promulgada era la ley del 30 Floreal del Año X, por la cual se restablecía la esclavitud en las colonias francesas de América, quedando sin efecto el Decreto del 16 Pluvioso del Año II.
El siglo de las luces de Alejo Carpentier.
Vientos de furor soplan en el Caribe, y en ese mar interior se congregan como revelación súbita las huellas de los cataclismos políticos que sacuden Europa. Es el Siglo de las luces, del Iluminismo pero también de la conflagración. Rueda una cabeza real por mandato de Danton. El sabe desde la Convención, que Francia deberá enfrentar a Europa y a las colonias de ultramar.
Al mar antillano llegan personajes emblemáticos que son emisarios de La Revolución Francesa, de la Declaración de Derechos; también llega la imprenta y la guillotina. Personajes de leyenda como el marsellés Víctor Hugues ponen proa al nuevo continente.
Lleva la guillotina pero en su cartera de cuero de becerro lleva los papeles que dejan abolida la esclavitud: lleva El Decreto del 16 Pluvioso del Año II, por el que queda abolida la esclavitud.
Dice: Por primera vez una escuadra avanza hacia América sin llevar las cruces en alto. La flota de Colón las llevaba pintadas en las velas. Eran el signo de la esclavitud que se impondría a los hombres del Nuevo Mundo, en nombre de un redentor que había muerto-dirían los capellanes- para salvar a los hombres, consolar a los pobres y confundir a los ricos. Nosotros(y volviéndose bruscamente designó el decreto), nosotros los sin cruces, los sin redentor, los sin Dios, vamos allá en barcos sin capellanes , para abolir los privilegios y establecer la igualdad.
De Francia a la Guadalupe, de Guadalupe a Santo Domingo, y de allí a Estados Unidos en una guerra mítica que, en la Guerra de los Brigantes enfrentaría a un oscuro marsellés con Norteamerica en nombre de los principios de igualdad, fraternidad y solidaridad entre los hombres.
Ocho años después, otro personaje de leyenda la Sofía de El siglo de las luces miraría languidecer su amor por este hombre contradictorio y ambiguo, que impondría por mandato de Napoleón Bonaparte, la declaración que en el Pluvioso había devuelto la dignidad a este lado del océano. Las razones del corazón, de la dignidad, y las razones de estado difieren. De la revolución que dignifica la condición humana , a las conveniencias de la metrópoli median las riquezas que salen de una colonia considerada la perla del imperio.
El 4 de febrero de 1794 La Convención había suprimido la esclavitud en las colonias francesas. Pero con el golpe de estado del 18 de Brumario, el Directorio es destituido y sustituido por el Consulado.
El primer cónsul Bonaparte, tras dos años de pacificación con Europa, para 1801 vuelve sus ojos a sus colonias de ultramar. Armadores, antiguos colonos, y una larga población de artesanos y agricultores habían mantenido una corriente migratoria al Santo Domingo francés. De todas partes se le pide al primer Cónsul fortalecer en Santo Domingo la autoridad de Francia. Durante meses se trabajó en los astilleros de Toulon, Larient, Brest y Rochefort preparando la más formidable expedición colonial que Francia hubiese intentado jamás: ochenta y seis buques de guerra llevando veintidós mil soldados. Estaba comandado por el general Leclerc, cuñado de Bonaparte.
En éste ejército expedicionario de 1802, diezmado por las epidemias de fiebre amarilla y por la furia de la guerra llegarían cuatro hermanos de apellido Montás procedentes de Marsella.
Atraídos por un mar que es- en Marsella precisamente- una eterna invitación a la aventura desde los tiempos de Piteas y de los patrones fenicios.
Es, en este marco histórico, que la familia o el gérmen de la familia Montás se integra al Caribe. Pero existen en antiguos archivos registros de Montás en las poblaciones de Mirabelais, en la parte francesa de la isla. En medio de la insurreción general y en un siglo preñado de sangre y furor, los Montás reparecen en San Cristóbal integrados a esa comunidad trabajadora, tenaz y comprometida.
El espíritu de marsellés fiero, aventurero y luchador se encarna en un rosario de personajes, hombres y mujeres que irán develando el largo discurrir de la sangre y el ancestro.
Porque el hilo conductor de la estirpe se repite inexorable, desde las guerras contra el invasor francés, en las guerras de independencia que asolaron por más de un siglo el territorio americano, reproduciendo la guerras montoneras, de norte a sur recorriendo un continente en armas en busca de su identidad y los Montás son una constante en las guerras restauradoras, peleando ante el invasor norteamericano, derribados a tiros en el campanario de San Cristóbal, premiados en la guerra y en la paz .
Sabio, oscuro, sereno, el patriarca de la familia, Juan Tomás Montás Uribe describe con austeridad los principios que han sustentado el devenir de esta numerosa familia: orgullo por el apellido, unidad de toda la familia no importa la rama, el sustento social, económico, ideológico o religioso, laboriosidad, honradez a toda prueba, solidarios entre sí y fieles al llamado de la sangre.
Como la frase de Descartes, vive bien quien bien oculta , en el sentido de que toda ostentación es ajena al discurrir de una familia que tiene como baluarte el compromiso, el patriotismo, y el apoyo incondicional a las causas más nobles.
De Mirabelais o desde el cabo Francés, Etienne Montás pone sabor de vida colonial y los registros procedentes del Archivo General de Indias reportan a los haitianos D. León Montás y D. Doval Montás proporcionando armas y municiones a los rebeldes en 1755.
Entre 1801 y 1809, Douzón Montás, de origen francés gana un proceso judicial a un protegido del general Ferrand.
María Rosa Montás, aparece en 1809 en un documento donde dejan constancia de la muerte de su esposo legítimo, Capitán de Caballería, Isidoro Fragoso, quien murió en campaña en el sitio que se puso a la ciudad de Santo Domingo, el 23 de abril de 1809 en la Villa Santa Cruz del Seybo.
En junio de 1810, son propuestas por Sánchez, para ser premiadas, María Rosa Montás, María del Rosario Tirado y Sebastian de Lora, cuyos maridos murieron gloriosamente dejándolas miserables.
En los tiempos de la ocupación haitiana, de 1822 a 1844, ya los Montás estan incorpordos a la vida de San Cristóbal. En 1827 nace en San Cristóbal , Bernardo Montás, Oficial del ejército Dominicano
( alcanzó el rango de general) en la guerra con Haití y vivió en Higuey desde su infancia, dando origen a la familia Montás afincada en esa provincia. En 1831, María Rosa Montás, hija del juez de paz de San Cristóbal, Juan Claudio Montás, casa con Antonio Duvergé.
Las guerras libertarias contarían con los Montás, en el compromiso por la patria y la civilidad. Claudio Jerónimo Montás fue el padre de Dorval, Ramón y Clovis Montás. Y es en la mesa de Dorval Montás, con la marca de su pipa, donde se firma la Constitución Dominicana en San Cristóbal. Cuenta la tradición oral, que en la firma de la Constitución a falta de tinta, Dorval Montás la signó con su sangre, como un compromiso de por vida con la causa de la libertad.
Como en una saga macondiana, se suceden hombres y mujeres, luchando por los más caros ideales, combatiendo al invasor, montadas a caballo mujeres aguerridas, derrotando tinieblas como Ursula Iguarán. Se suceden con frecuencia de ciclón, las Rosas, las Uranias, y las bíblicas Estheres. Todas derrotan la adversidad de la vida, pariendo hombres de coraje, sembrando educación, ejemplo y don de gentes. Las premisas de la tribu son de orden moral y ético.
Campea en la familia el dicho: Si es ladrón no es un Montás.
La riqueza no es la del dinero, es un largo aliento del espíritu que como hilo conductor, va desde el mítico Mediterráneo marsellés y reproduce en tierras antillanas cierto espíritu fiero, que se traduce en una estirpe centenaria, que a diferencia de la macondiana está condenada a tener muchas oportunidades porque su esencia está fundada en el núcleo fértil y solar de la familia.
Sumarios
En este ejército expedicionario de 1802, llegan cuatro hermanos de apellido Montás procedentes de Marsella.
Sabio, oscuro, sereno, el patriarca de la familia, Juan Tomás Montás Uribe describe con austeridad los principios que han sustentado el devenir de esta numerosa familia.
Orgullo por el apellido, unidad familiar no importa el sustento social, económico, religioso o ideológico, laboriosidad, honradez a toda prueba, solidarios entre sí y fieles al llamado de la sangre.
En junio de 1810, son propuestas por Sánchez para ser premiadas, María Rosa Montás, María del Rosario Tirado y Sebastian de Lora, cuyos maridos murieron gloriosamente dejándolas miserables.
Campea en la familia el dicho: si es ladrón no es Montás.
La riqueza no es la del dinero, es un largo aliento del espíritu que como hilo conductor, va desde el mítico Mediterráneo marsellés y reproduce en tierras antillanas cierto espíritu fiero, que se traduce en el núcleo fertil y solar de familia Montás.
La familia Montás
La sombra del general..., sombra que quiere volver.
Historia de familia
En el año 1914, los jefes revolucionarios que actuaban en el Este, habían sido señalados con anterioridad como gavilleros: como son los casos de: Melitón 'Ruiz,'" Fidel Ferrer, Ramón Batista y Chanito Batista.111
En el Sur, al igual que había pasado en los dos últimos años. no se establecía distinción entre revolucionarios y gavillero.' "Tropas leales perteneciente a esta [Barahona, MG], persigue a los gavilleros los cuales huyen despavoridos". 112 En ese misnr documento se describió un encuentro con la Revolución.
En San Cristóbal: "Anoche gavilleros tirotearon desde lejos esta población, pero fueron derrotados con diana".113
Los cabecillas de grupos revolucionarios eran Gilberto Montás, José Pérez, Laíto Alvarez, los Santana y Nicasio de Rosa.114 Al mismo tiempo, también le llamaban gavillero, “Gavilleros van rumbo al sur, llevan en litera al Gral. Manuel Santana".115 "Gavilleros van rumbo al Sur. Van robando caballos i todo cuanto hallan a su paso".116
Las zonas donde se encontraban eran en:
Loma Canasta: "La guerrilla recorrió la loma de Canasta donde se hallaban ayer los gavilleros, sin hayarlos trayendo una mula de Gilberto Montás donde iba el niño Honorio Montás".
109 Del Jefe Comunal de Hato Mayor:. al Sec. de Int. y Pol., 20
de marzo de 1914, Leg. 333 Int. y Fol., AGN.
110 El Listín Diario reportó el 19 de julio de 1914 que Melitón Ruiz estaba
alzado junto con Fidel Ferrer.
111 Listín Diario, 27 de junio de 1914.
112 Del alférez Guerrero, Barahona, al Sec. de Int. y Fol., S/F, Leg. 333 int. Y
Pol., AGN.
113 Listín Diario, 30 de abril 1914.
114 Listín Diario, 9 de mayo 1914.
115 Del general Chichiri Mejía al Sec. de Int. y Pol., 6 de junio de 1914. Leg.
352 Int. y Pol., AGN.
116 Del general Pedro Marte, San Cristóbal, al Sec. de Int. y Pol.,
6 de junio 1914, Leg. 352 Int. y Pol., AGN.
117 De general R. Zayas, San Cristóbal, al Sec. de Int. y Pol , 2 de junio de 1914,
Leg. 334 Int. y Pol., AGN.
Página126
MARÍA FILOMENA GONZÁLEZ CANALDA
Los gavilleros, 1904-1916
Por Graciela Azcárate
El general Peñaloza
ya se levanta de su soledad
Desde su tierra natal
como un girón del ayer
levantando lanzas
siguen los riojanos
la sombra del Chacho
que quiere volver.
Pregunta el pirquin
responde el tunal
la sombra del Chacho tal
vez volverá.
Baguala riojana. Canción del norte argentino
¿ Porqué, en esta tarde de otoño, frente a un anciano centenario, con un retazo de mar Caribe al fondo, y en el tumulto y las voces de una familia en busca del ancestro, resuena en mis oídos la vieja baguala montonera y el parche tenso de un bombo leguero?.
¿Porqué hay olor de pólvora y sangre, un retumbe de caballos al galope; un sordo ruido de guerra, de herrajes, de furia y sonidos de partida montonera.
¿Qué sortilegio tiene Luís Eduardo Montás Valdez, que a los noventaiún años puede convocar como por arte de magia el norte y el sur, el este y el oeste de un continente mestizo y con pases de prestidigitador dar vida a un general guerrillero y desandar el tiempo?
Es pequeño, erguido, magro, de líquidos ojos azules y memoria larga.
Nació en San Cristóbal el 22 de enero de 1906, hijo de Eugenio Montás González y Atalía Valdez Corporán. Muy joven aún se recibió de cirujano dental, dirigió un semanario: “El palenque” donde se atrevió criticar a Trujillo, padeció la persecución y la muerte de muchos familiares por su enfrentamiento con el tirano, hizo todos los oficios, tuvo hacienda, farmacias, lo perdió todo por pundonor, fue fundador de los Testigos de Jehová porque su reino no era de este mundo.
Es el hermano menor de Esther Montás viuda de Pérez y del general Gilberto Montás a quien recuerda no sólo porque era su hermano mayor, sino porque con su ejemplo de valentía y honor le fue dando el derrotero ético para toda una vida.
Luís Enrique Montás y Esther Lilia Montás, que cumplió 96 años, desgranan en la tarde, relatos , anécdotas, memorias de un general que además de pelear era Oficial del Estado Civil de San Cristóbal y tenía responsabilidades para celebrar matrimonios, promesas de matrimonio, actas de nacimiento y bautismos.
Como Esther Montás era jueza llevaba los libros de actas de su hermano, que le pagaba cinco centavos por acta de nacimiento y veinticinco por las de matrimonio.
Sus padres: Eugenio Montás Gonzalez y Atalía Valdez tuvieron diez hijos: Oliva María, Josefa Elexia, Claudio Gilberto, Dionis Eugenio, Gaudesio Emilio, Onorio César, Mercedes Leonora, Alba Virginia, Lilliam Esther y Luis Eduardo. Sólo sobreviven Esther y Luís .
Los hermanos centenarios intercambian historias y como un río enorme que recorre América y desanda el tiempo, el general guerrillero, ilumina la vida de un niño: Luis que a la edad de diez años es testigo de su muerte a traición.
En octubre de 1913, el general Gilberto Montás, junto al general Reinaldo Pimentel, comanda las fuerzas leales que atacaron al general Lico Castillo en la sección de Medina, común de San Cristóbal.
Casado con Virginia Valenzuela, en 1914 nace su hijo Danilo Socratés Montás quien en el futuro casaría con Olivia Bazil, y procrearían siete hijos: Eleazar, Emilce, Alda, Rudyard, Clovis , Sócratres y Elinor.
Gilberto Montás fué el líder de las fuerzas patrióticas que enfrentaron la invasión norteamerican de 1916 .
Ante su posición indómita y rebelde, las fuerzas del gobierno a menudo tomaban como rehén al padre de Gilberto que estaba para- lítico y al más pequeño de los hermanos: Luis que era el preferido de Gilberto. Don Luís cuenta innumerables anécdotas, enmontañados Gilberto y sus hombres, haciendo la guerra, casando y bautizando, empeñando el revólver para ayudar a un menesteroso y dando normalidad a la vida entre tanto desafuero sembrado por la guerra. En este general guerrillero se aunan la presencia constante de otros generales patriotas, que desde los tiempos del Santo Domingo francés, fueron ajusticiados por el general Salsanave, pero que siembran en tiempos de guerra y paz.
En 1810 el padre de Faustino Montás Duverge es exonerado del servicio militar obligatorio por los éxitos como agricultor.
En 1843, Francisco Montás junto a Duarte, Sánchez, Mella, Pina Pérez, Adolfo Nouel, Alcius y Artidor Pontieux, Domingo Benoit y Augusto Bernier rubrican con su sangre el desconocimiento de las autoridades haitianas, para lograr la capitulación del general Alexis Carrié, representante de Boyer en Santo Domingo.
Ilsa Brea Montás aporta importantes documentos donde el general Marcos Cabral agradece los servicios de guerra prestados por su bisabuelo: Dolval Montás Langomais, un nombramiento como capitán del ejército y una exoneración del servicio militar a Alfredo Montás y Montás por los progresos alcanzados en la agricultura.
Luís Montás recuerda la persecusíon permanente que sufrió su familia por parte de Trujillo y sus secuaces.
Como en una guerra macondiana, cada Montás llevaba su cruz de ceniza que los delataba ante los esbirros.
Gilberto es asesinado a traición, en 1921, en las calles de San Cristóbal; en una hacienda de Bonao alrededor de 1940, es asesinado Gaudecio de sobrenombre Guede y su hermano César Honorio , padre de Honorio Montás, otros Montás caerían en Nagua y San Juan de la Maguana.
Luís Montás, el sobreviviente sigue contando la larga saga familiar, que ya no es de Santo Domingo sino de América toda.
Cuando la familia le pide detalles o precisión en el tiempo, el anciano señor da la clave del encuentro y explica el misterio de que en tierras caribeñas suene una baguala norteña. El tiempo se revierte, no existe el ayer, se intercambia el presente, lo que pasó y lo que que fué como una corriente de magma nos explica y justifica a pesar de la geografía diferente.
Gilberto Montás encarna el general criollo que desde las guerras de independencia hizo del patriotismo y la soberanía de su terruño emblema de vida. La Rioja puede ser Azua, El Chacho Peñaloza puede entrar con su montonera por las calles de San Cristóbal para castigar al asesino del pueblo, Bolívar puede en Santa Marta recordar antiguos esplendores y lamentarse de la ingratitud del hombre, Gregorio Urbano Gilbert puede luchar contra el yanki en Santo Domingo o junto a Sandino en las selvas nicaraguenses, San Martín puede liberar un continente, abrazarse con Bolívar, dar la espalda al deshonor de los funcionarios porteños y elegir el destierro.
Hay un viejo general colombiano que perdió y ganó mil guerras esperando que le escriban el reconocimiento por los servicios prestados a la patria. Los pecesitos de Aureliano Buendía navegan en la magia de esta tarde caribe, y la voz de Luís Enrique Montás nos arropa como poncho, manta, ruana, sarape o huipil. Desanda el tiempo y la amargura y con una alquimia especial pone reflejos de esperanza y optimismo en una apuesta permanente por la vida, más allá de la pena, los desengaños, la muerte y el desamor.
Si es ladrón no es un Montás.
Las Montás
¡Hay que hacer algo!
Historia de familia
Por Graciela Azcárate
"¡ Hay que hacer algo!" "¿Qué?" "¡Algo! "
Y Esteban la vió salir de la casa, impetuosa, enardecida,
con un hombro en claro y un acero en alto,
jamás vista en tal fuerza y en tal entrega.
El Siglo de las luces de Alejo Carpentier.
El 27 de febrero de 1893, Bernardo Montás y Miranda, sobrino de Rosa Montás Duvergé, dijo en la puerta de su casa mientras pasaban la frías cenizas del General Antonio Duvergé: Aquí, en este apartado rincón de la República se encuentra la que tampoco desechó peligros, cumpliendo con la dignidad de señora y con valor espartano, en socorro de los heridos; sacrificando sus intereses, en cambio de que no hubiera quien sufriera hambre y le faltasen los cuidados que requerían. Allí como madre piadosa todo lo supo sobrellevar, con ese caudal inmenso de paciencia, confortación y nobleza de alma que la caracterizan. Después de todo a podido sobrevivir los treinta siete años que datan de la hecatombe de su esposo e hijo. En modesta casucha está a merced de los favores de su hermano el general Montás y los de ciertas entidades políticas que no con la constancia debida(no sé porqué) no la recuerdan.
Dos años después, el 19 octubre de 1895 moría Rosa Montás de Duvergé a la edad de ochentaidos años en el anonimato y el olvido.
Había nacido en Jacomelo, hija de Juan Claudio Montás, juez de paz de San Cristóbal y de Eugenia Martín y se había casado el 27 de agosto de 1831 con el general Duvergé a quien acompañó en los campos del sur, tanto en la guerra como curando heridos hasta que fué fusilado. Quedó sepultada en el olvido y el desencanto por espacio de cuarenta años. Y parece ser el sino trágico y destino final de las mujeres de la Independencia en Latinoamerica.
De sur a norte, la revolución fue creciendo, de la mano de mujeres, como Manuela Gorriti, Juana Azurduy, Manuelita Sáenz, Flora Tristán.
Un continente en llamas, fue parido, alentado, alimentado y protegido por mujeres como Rosa Montás. Las latitudes no cambiaron la esencia y la entrega de distintas mujeres. La canción boliviana, puede ser telón de fondo para las que aquí, también fueron amazonas de la libertad. Libertad que construyeron desde el fusil, el surco o la escuela.
Juan Azurduy
flor del Alto Perú
no hay otro capitán
más valiente que tú.
Suena el fusil,
más allá del Jujuy
es la Revolución,
viene oliendo a jazmín.
Amazona de la libertad,
coraje que se hace mujer,
¡ Soy mujer, y tendrán que pelear!.
Y si las barricadas olían a pólvora y a guerra, más adelante se perfumaron del olor a pupitre, escuela y pizarrón.
Las venas de América Latina son como vasos comunicantes. Hostos pudo junto a Domingo Faustino Sarmiento, en el profundo sur, perjeñar la revolución del saber y la educación. El puertorriqueño pudo con el corazón en su país y en Cuba, revolucionar y sembrar de escuelas normales la República Dominicana.
En ese magisterio, al calor de una siembra educativa que no volvería a producir una generacion tan rica y nutricia, nacerá y crecerá
Urania Montás.
Después la seguirán mujeres como: Esther Montás Valdés de Pérez, Victoria Bienvenida Montás Soto, Ilsa Brea Montás de Rodríguez y Milqueya Portes entre otras.
Urania era hija de Rafael Montás Franco y Ana Luisa Coen, quien sería el fundador y principal directivo de la sociedad El esfuerzo. Nació el 26 de septiembre de 1896, y fué una de las más importantes educadoras dominicanas.
Junto a su hermana Argentina, egresaron en 1912, del Instituto Salomé Ureña y realizan su investidura en la Escuela Normal como Institutrices Normales. En 1916 se gradúan de Licenciadas en Farmacia y Ciencias Químicas. En 1917 Urania Montás empieza a ejercer el magisterio, en la Escuela Graduada de Niñas.
Esther Montás Valdes, nació en San Cristóbal el 17 de septiembre de 1901. Egresada de la escuela Normal, fue maestra, ayudante de su hermano Gilberto en la Oficialía Civil de San Cristóbal, taquígrafa auxiliar del Senado por veintidós años, editora del boletín de ese cuerpo legislativo. A los cincuenta años, ingresa a la Universidad de Santo Domingo y cursa la carrera de filosofía, graduándose de Licenciada en Filosofía. Seis años después concluye su carrera de abogada y se dedica a ejercer la profesión. Junto a Amada Nivar de Pittaluga colabora en el Consejo Nacional de Mujeres, integra el Club Nosotras y es fundadora y principal impulsora de la Mesa Redonda Panamericana. Por años patrocinó e impulsó el rescate de la Zona histórica de Santo Domingo, patrocinó la fundación del Voluntariado de Las Casas Reales y el patronato Rector del Museo de las Casas Reales. Asesora de la Comisión Permanente para la celebración del Quinto Centenario del Descubrimiento y Evangelización de América, y asesora de la Asociación Nacional de Mujeres Empresarias y Profesionales.
Victoria Bienvenida Montás Soto nace en Higuey, el 18 de marzo de 1918, hija de Víctor Bienvenido Montás Martínez y de Asia Soto.
Desde que en 1946 egresa como bachiller en la Romana, dedica su vida a las cátedras y al aporte científico que como doctora en cirugía dental ejerció desde 1950 fecha en que egresa de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
Fundadora de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, profesora de las cátedras de psicología, fisiólogía, microbiología y otras materias básicas del ciclo elemental de ciencias de la salud.
Se ha dedicado por espacio de más de cuarenta años a la ensenãnza universitaria con vocación, espíritu de entrega y dedicación a la comunidad.
Ilsa Brea Montás, nacida en San Cristóbal en 1929, cursó los estudios en la Escuela Normal, egresó con estudios universitarios de la carrera de farmacia y ciencias químicas, pero se especializó en estadística realizando un largo periplo de aprendizaje y formación en España y Chile. Encargada de los censos de población, encargada del departamentro de estadística, profesora de estadística en la Universidad, en las escuelas de administración de Apec y en Corde.
Es la presidenta de la Fundación Montás. Con celo filial y rigurosidad matemática ha ido compendiando los distintos registros sentimentales, históricos, anecdóticos y familiares de una larga estirpe. Guarda viejas fotos, escribe los nombres de ancestros inciertos, fotos de amas de leche, mujeres de la casa de San Cristóbal que la cuidaron con celo maternal y que le han enseñado las estadísticas de la sangre y el orgullo.
Afincados en el este, los hermanos Salvador Montás Rodríguez y Carmen Montás Rodríguez de Portes descendían de Juanico Montás y Carmen Rodríguez y su ancestro directo era Hipólito Montás.
Carmen Montás Rodríguez de Portes alias Carmelita tuvo seis hijos.
Su hija Altagracia será la madre de Milqueya Portes que por vía materna lleva la sangre de los Montás.
Y como todas las mujeres de la estirpe, labran el porvenir desde el surco, la guerra, las leyes, la lucha de género y el campo científico.
La doctora Milqueya Portes, es una reconocida profesional egresada de la Universidad Nacional Autónoma de Santo Domingo con el título de Doctora en Farmacia y Ciencias Químicas. Con grandes reconocimientos por sus aporte nacionales e internacionales es una figura importante en el mundo de toxicología, los farmaceúticos y la salud pública a nivel continental, tanto como asesora, profesora y directiva.
Cien años despúes y al filo de otro siglo las palabras de Bernardo Montás y Miranda tienen el mismo acento de verdad sencilla.
A lo largo de cien años, las Montás han repetido el norte fijado por Rosa Montás Duvergé. Han hecho algo. Ese algo se traduce en dignidad de señora castellana, en valor espartano, en entrega amorosa y maternal a los hijos propios y ajenos.
Las Montás han construido, desde la entraña de la carne, la milpa o el aula. No necesitan bronce, monumento ni favor oficial para quedar impercederas como amazonas de la libertad del espíritu y la sangre. El acero en alto que la cubana Sofía llevaba en las calles de Madrid, para enfrentar al invasor francés, es en las manos de estas mujeres criollas el acero de la verdad, la nobleza y los principios.
Sumarios.
1-El 19 de octubre de 1895 moría Rosa Montás Duvergé en el anonimato y el olvido.
2-Un continente en llamas, fue parido, alentado, alimentado y protegido por mujeres como Rosa Montás.
3- Libertad que construyeron desde el fusil, el surco o la escuela.
4-El acero en alto que la cubana Sofía llevaba para combatir al invasor francés, es en manos de estas mujeres criollas el acero de la verdad, la nobleza y los princcipios.
Los Montás
El rojo y el negro
Historia de familia
Porque todo lo tienes de soldado,
cuando me das la mano, ya en los dedos
siento tu corazón uniformado
Compadre Mon deManuel del Cabral
Por Graciela Azcárate
La familia Montás, tan vasta y larga, ha recorrido la geografía del país y aunque su nudo fundador ha sido San Cristóbal se ha difundido por los cuatro costados de la isla. Ha cumplido con todos los roles, ha cubierto todos los estamentos sociales, sus mujeres y hombres han cumplido con los más diversos oficios. Han cumplido con la patria desde las humildes tareas de el ebanistero, el maestro, el escritor, sembrando el surco, peleando en la guerra de distintas épocas, han luchado desde la fe y la religión sembrando el sentimiento de la caridad cristiana , la piedad y el ejemplo.
Como El rojo y el negro de Stendhal, muchos de los hombres de la familia Montás pueden identificarse con el rojo de la lucha y el arrojo, el rojo de la sangre, la milicia, la pasión y la guerra al servicio de los más altos ideales de la patria y su soberanía o puede ser el negro emblemático de la sotana sacerdotal y de la fe en Cristo.
Los Montás tienen una larga lista de generales, coroneles, mayores que sirvieron las mejores causas del país, tiene guerrilleros y viejos luchadores de la democracia.
En la provincia de Higuey, se desarrollará una rama de los Montás que dará figuras cimeras como la del general Bernardo Montás, fundador de la familia en Higuey y su hijo Manuel Antonio Montás Miranda que llegaría a ser un sacerdote de alta valía y predicamento.
Bernardo Montás será una figura señera en el período republicano y miembro importante de las fuerzas dominicanas que lideró Pedro Santana en la batalla de Azua. En 1858 figura entre los firmantes de Higuey que se adhieren al manifiesto nacional del 27 de julio de 1858 en favor del general Pedro Santana, que le otorgaba amplios poderes para restaurar la Constitución de 1854 y desconocer la de Moca, del 19 de febrero de 1858.
En el período de 1861 a 1863, de anexión a España, el general Montás figura como segundo jefe de la Plana Mayor de Campaña y Guarnición del Presidente de la República, general Pedro Santana.
En 1869 es confirmado General de Brigada por el presidente de la República, Buenaventura Báez .
El presbítero Fernando Arturo de Meriño opina del general Bernardo Montás "que era un individuo que gozaba de reputación como hombre de orden y de buen sentido,( y que ) merecía también el aprecio y respeto del general Cesáreo..."
Para 1887 su hijo Manuel Antonio Montás y Miranda es ordenado sacerdote por el arzobispo Meriño en la catedral de Santo Domingo.
Sólo te pones blando y sólo fijo...
cuando tal vez para lavar tus manos
hablan tus dedos con el Crucifijo.
La guerra y la paz, el rojo y el negro, la espada y el crucifijo, la voz de la trinchera y el devenir de un estirpe en busca del ideal.
Para 1888, el Colegio electoral de la provincia del Seybo comunica a su hijo, Bernardo Montás, que en las elecciones realizadas había resultado electo, por mayoría de votos, suplente de diputados por la provincia del Seybo al Congreso Nacional que s e reuniría el 27 de febrero de 1889.
El 20 de junio de 1891 nace Ulises Montás y Taváres, poeta popular, cuyo seudónimo era El cantor del Duey. Era hijo del general Bernardo Montás y Trinidad Taváres. Desempeño funciones públicas en Higuey y en San Rafael del Yuma. Fue síndico, comisario municipal , varias veces regidor y oficial del Estado civil.
Fundó una extensa familia y procreó doce hijos. Su hijo Luis Bernardo Baéz es el padre de Luis Ulises Montás Rondón, Ramón Alejandro Montás Rondón, actual secretario general del Colegio Dominicano de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores y José Alfredo Montás V.
El sacerdote Manuel Antonio Montás y Miranda nacido en 1862 y muerto en 1928, ejerció la cura de almas en su pueblo natal en Salvaleón de Higuey, pero dejó la marca de su sacerdocio singular y carismático en Hato Mayor, Baní, Cotuí , San Francisco de Macorís y San Juan de la Maguana. El padre Billini y el Arzobispo Nouel admiraron en él, su dedicación a salvar almas y su ardiente celo por la feligresía.
Un mes antes de la muerte de éste sacerdote sensible y piadoso, el 9 de septiembre de 1928, nace en San Cristóbal, Juan Tomás Montás Uribe, hijo único de Julia Montás y de Tomas Valdéz Montás, hijo éste de Virginia Montás quien era hija de Agapita Gonzáles y de Clovis Montás Langomais.
Virginia Montás era hermana de Eugenio Montás, padre de Esther Montás de Perez. Nunca conoció a su padre pues éste murió antes de su nacimiento.
En la actualidad es la figura señera de los Montás y representa el puntal de tan larga familia y el patriarca por derecho propio.
La tradición oral de la familia cuenta que Carlos Guido Montás Valenzuela, hijo de Gilberto Montás Valdés y Virginia Valenzuela murió asesinado en Nagua, en una finca de arroz cercana a la Cumbre por los sicarios de Trujillo y sus restos no aparecieron jamás. Su primo Juan Tomás Montás Uribe, en un gesto sin precedentes, pues era empleado de la hacienda Fundación Trujillo, se trasladó a esa ciudad en un vehículo de la empresa y procuró todas sus pertenencias personales para entregarlas a su hermano Sócrates Danilo Montás.
Por más de dos siglos la saga de los Montás irrumpe en la vida de la isla de Santo Domingo. Han hecho todas las tareas, todos los oficios, todas las carreras, el aporte viene del lado femenino y del masculino. Pueden ser guerreros, sacerdotes, pueden dedicarse a la arquitectura como Eugenio Pérez Montás, pueden ser políticos, diplomáticos, comerciantes, médicos, investigadores, ingenieros, pueden participar en mil guerras , ser soldado de línea como el general Dorval Montás, Loweski Montás, Salvador Augusto Montás Guerrero, o como el coronel Benjamín Augusto Montás Uribe, Dr. Apolinar Alfredo Montás Guerrero, o guerrillero en el 1916 como Gilberto Montás Valdés, pueden sufrir cárcel y exilio y fundar familia en Bélgica como Eleazar Montás.
Pueden ser miembro del Comité Central del Movimiento Catorce de Junio y enfrentar cárcel y persecusión como Pin Montás. Como el furor del ciclón las mujeres y los hombres Montás arrasan como la bendición del agua y de la lluvia que purifica y fructifica
Saga familiar interminable, imposible de compendiar en las páginas de un diario, ritmo de mar, acompasada ola preñada de goletas, fiesta de la patria que se va en candela, los Montás como el viento huracanado soplan en esta pequeña isla, perdida en el Caribe, raíz del tiempo que en tierra feraz clava la espuela y por sus venas un viento criollo hecho de neblina, revólver y crucifijo que siembra de alondras el corazón de un pueblo.
Ellos han echo que la patria no quepa en la limosna que le ha dado el mapa y han contribuido a que esta isla se engrandeciera, con la sangre, el sacrificio, el amor y el ejemplo de una familia impar.
Los trozos de poesía que integran esta crónica pertenecen a Compadre Mon de Manuel del Cabral.
Sumarios
1-Como El rojo y el negro de Stendhal, los Montás pueden identificarse con el rojo de la lucha y el arrojo y con el negro emblemático de la sotana sacerdotal y de la fe en Cristo.
2-En la provincia de Higuey se desarrollará una rama de los Montás fundada por el general Bernardo Montás.
3-Dijo el Arzobispo Meriño del general Bernardo Montás que: era un individuo que gozaba de gran reputación como hombre de orden y buen sentido.
4-Saga familiar interminable, acompasada ola preñada de goletas, fiesta de la patria que se va en candela, los Montás como el viento huracacanado soplan en esta pequeña isla.
5-Ellos han hecho que la patria no quepa en la limosna que le ha dado el mapa y han contribuido a engrandecer la isla con la sangre, el sacrificio, el amor y el ejemplo de una familia impar.
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